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martes, 3 de abril de 2018

Sentimiento y razón




Últimamente me encuentro con un recurrente argumento frente a mi defensa de la razón frente al sentimiento: el sentimiento -dicen- es la experiencia y es previa a la razón, por lo tanto debe ser predominante.

Los partidarios de la experiencia, del sentimentalismo, del desnudo de las emociones, me suelen mirar con pena, como diciendo “pobre, si supiese lo que se pierde al no expresar los sentimientos”. Creo que pensé en este artículo cuando un profesor budista me decía que él lloraba varias veces al día (o a la semana) y que había que “sacar” todos los sentimientos en todo momento, yo -la verdad- pensé que no debería llevar una vida buena para llorar tanto. Pero esto de "sacar" sentimientos es más que una moda. De hecho hay grupos de risoterapia, lloroterapia, teatralización, gritoterapia, cantoterapia (creo que no lo llaman así), etc. A algunos grupos de Iglesia les encantan las lágrimas grupales, las confesiones a la comunidad, los "testimonios" de personas que estaban en lo peor y que al conocer a Dios cambiaron radicalmente. En los debates sobre el nacionalismo, cuando les digo lo bien que viven los nacionalistas españoles en comparación con los países con los que les gusta compararse, me dicen que los sentimientos de los catalanes independentistas son muy importantes, casi tanto como el derecho o la economía. 

En fin, de nuevo otro fantasma recorre Europa: el del sentimentalismo, que ya pasó en el siglo XIX y dejó muy mal la cosa…

Mi tesis es que la experiencia sentimental ni es ni previa a la razón ni debe ser predominante. No es previa porque el ser humano no puede dejar la razón a un lado para tener experiencias y luego recogerla para analizarlas. La percepción no funciona así, la razón no está para analizar, quizá confunden el término razón con la ciencia, quizá, o quizá estemos estrenando un  tiempo de renacimiento del irracionalismo.

La razón es lo que nos permite ver el mundo como seres humanos, es decir, desligarnos del espacio y del tiempo y poder salirnos de lo cotidiano, de la percepción inmediata, del carpe diem y crear una realidad consistente e intersubjetiva. Los animales y los niños perciben así, sin razón: lo que hay es lo que ven, sin un posible análisis, y lo que ven es lo que su instinto -o su inteligencia- le permite ver. Pero nosotros, los humanos adultos,  no vemos lo que tenemos que ver, vemos lo que queremos ver, seleccionamos de toda la realidad lo que nos interesa por situación, por ideas preconcebidas o por historia personal. Por eso necesitamos un análisis de esta realidad, porque nosotros construimos la realidad y le damos sentido como sociedad.

Si después de percibir, de tener una experiencia sentimental, queremos salir de nuestro solipsismo y comunicarla a los demás, no nos vale con la experiencia nuda, necesitamos salirnos de lo inmediato, romperla, analizarla y descubrir la verdad objetiva que pueda haber en ella, porque sí, puede haber experiencias que no merecen ser tenidas en cuenta. 

Así podemos distinguir dos niveles de verdad: un primer nivel donde lo que se siente, lo que se percibe, no es discutible, es verdad el sentimiento (es verdad que sientes lo que sientes); y otro nivel superior donde esa verdad se pone a prueba con la realidad intersubjetiva y se integra en un proyecto de vida donde se ordena. No son dos actos, es un mismo acto con dos niveles o momentos. En el primer momento no hay discusión, lo que percibimos percibido queda y no hay forma de convencernos de que lo sentido es real o falso. Aquí no hay diálogo ni posibilidad de cambiar, solo hay tolerancia: tú con tu verdad, yo con la mía, nadie puede quitárnosla. Pertenece por lo tanto al mundo de la opinión, donde no podemos entrar más que a clasificar las opiniones y experiencias, todas al mismo nivel. Si uno siente la energía del Universo, el Amor de Dios, la humanidad de su perro, la opresión del Estado, la soledad o la tristeza nadie puede decirle nada, nadie puede quitarle esta idea previa, digamos que es su experiencia y por lo tanto es verdad para la persona que lo experimenta. Solo queda mirar al otro con pena, con alegría, abrazarlo o apalearlo.

Pero con estas experiencias y sentimientos no hacemos nada, no nos formamos como comunidad ni como sociedad, ni como personas. Como mucho podemos buscar quienes hayan tenido experiencias similares y por lo tanto la forma de unidad que genera este sentimentalismo es la de grupos de reafirmación del sentimiento: grupos religiosos que se esmeran en vivir las experiencias místicas (música, color, iluminación, cánticos), grupos de nacionalistas donde todos comparten el amor a la patria utópica basado en experiencias inmarcesibles: las montañas, la lengua, los ríos y las fuentes de Rosalía de Castro son compartidos por un pequeño grupo de experimentadores que excluyen por lógica a aquellos que no lo han vivido. La raza, la lengua, la patria chica, la pacha mama: abracémonos todos en la lucha…

Claro que del sentimiento espontáneo pasamos fácilmente a la manipulación: bien dirigidos, con un conductismo social, puede hacerse que un grupo grande de personas se enciendan con estas experiencias previas, personales, incomunicables; e incluso personas que no las vivieron originalmente vivan las experiencias al ver a los demás contarlas, al repetir esquemas, canciones, lemas, imágenes, relatos. Entramos en el resbaladizo terreno del populismo y de la postverdad.

Pero por encima de este sentimentalismo existe la razón que siente, la que aplica los criterios de verdad sobre la experiencia sensible. Vemos el mundo que queremos, pero ¿podemos ponernos en el lugar del otro para sentir lo mismo? Ciertamente en el primer nivel no, como mucho podemos reproducir la experiencia, pero en el segundo nivel podemos hacer abstracción y por medio de comparaciones comprender lo que no hemos experimentado o no experimentamos por nuestra perspectiva, podemos ir a la realidad a comprobar si ese sentimiento es adecuado. Lo que hacemos en este segundo momento es despegarnos de nuestra realidad y ponernos en el lugar del otro y por lo tanto podemos tener experiencias para compartir, para pensar en común. Aquí ya no está solo tu verdad y mi verdad, aquí entramos en una nueva realidad que no es ni tuya ni mía, una verdad que hay que buscar en común.

La razón es pues una especie de mediador entre nosotros, que tiende a unir experiencias para poder llegar a una verdad. Ya no es la tolerancia, virtud del relativista, la que prima por encima de la búsqueda en común de la verdad. Ahora es la veracidad la virtud que nos mueve. 

La razón hace que las experiencias vividas sean aprovechables y permitan la vida en común y el crecimiento personal. Podemos dialogar con Platón y con Nietzsche porque ambos usan la razón (y vean que pongo ejemplos de filósofos no racionalistas), y con Lao Tse o con Ana Catalina Emmerick no, solo su experiencia nos vale como punto de partida, pero no hay razones detrás, hay videncias, experiencias directas que solo pueden servir si se integran en un proyecto vital.

El sentimentalismo de experiencia vital, alejado de la razón, nos inunda desde que Freud descubrió el inconsciente, Nietzsche y Schopenhauer las fuerzas ocultas de la vida y Marx las de la historia: como la razón nos lleva a un estado de cosas que no queremos tenemos que sacudirnos de la misma para progresar y entonces crear una realidad paralela donde la experiencia individual sea el centro de la vida. Muchas vidas se mueven, cada vez más, en esta irrealidad de lo sentimental, buscando acumular experiencias para sentir la vida, creando un mundo ficción solipsista o en grupo, donde las cosas suceden de acuerdo a estas experiencias. Y lo peor es que los medios de comunicación y audiovisuales con frecuencia apoyan esta ficción retroalimentando la experiencia previa. 

Si dejamos actuar al sentimiento, el amor se convierte en sensualismo, en seducción, en enamoramiento. Aunque el amor también es razón, propósito, promesa, de lo contrario ocurriría lo que suele ocurrir con demasiada frecuencia: que cuando el sentimiento se apaga o aparece otro sentimiento las relaciones se rompen. El amor no es enamoramiento.

En la lógica del sentimiento la realidad se convierte en la realidad experimentada y querida. Pero la realidad debe ser medida, articulada, probada, de lo contrario las convicciones de hoy mañana pueden ser desarticuladas sin prueba alguna, simplemente porque se me presenta con mayor atractivo la tesis contraria.

La religión tampoco puede reducirse a la experiencia religiosa. La religión, que puede comenzar por el sentimiento de unidad con Dios, por una experiencia, no es lo que debe primar, sino la racionalización de la misma y la integración en la vida, en toda la vida, como proyecto de salvación que haga más fecundo el diálogo con Dios y no se quede en pura experiencia.

Cada vez más el arte se quiere reducir a obras que dicen algo a alguien en un momento estético, el efecto Stendhal. El arte es sentimiento, sí, pero también trascendencia y canon, y forma, y sentido.

La nueva política quiere ser un juego de encandiladores atacando a los sentimientos más bajos del pueblo (el resentimiento ante la riqueza, el sentimiento nacional, el sentimiento de abandono, la desafección…). La política puede tener que ver con la psicología social, pero hay que tener claro el fin práctico de la misma: el bien común.

La educación se está convirtiendo en un juego para despertar las emociones del niño. La educación tiene mucho de encandilamiento, pero éste debe fluir hacia el conocimiento y hacia la formación de la persona completa, no solo de sus emociones.


La experiencia auténtica debemos integrarla en la vida sin darle más importancia que la que tiene, porque todos los sentimientos son iguales, pero algunos nos pueden llevar al error, en cambio la razón puede descubrir el error y permite el diálogo.

lunes, 9 de enero de 2017

La odiologías terroristas


Aquí propongo un tema que puede ser interesante para un trabajo de investigación. Se trata de calcular el número del caldo de cultivo del terrorista. para ello, por cercanía he tomado las dos ideologías que han generado más terroristas: el nacionalismo y el islamismo, dejando, por obsoletas el comunismo y el anarquismo, aunque también azotaron bien la Europa del XIX. En realidad son las dos caras de una misma moneda, como veremos.

Las "odiologías" (patento desde ahora el término) son ideologías que promueven el odio y generan terrorismo y estados totalitarios, porque son en su raíz y fundamento ideologías antipersona. Ser antipersona no quiere decir ser misántropo (es decir se puede ser buena persona dentro de un grupo antipersona) solo consiste en no aceptar al otro como es, sino como un ser que solo tiene importancia si es de determinada manera. De este modo se genera una especie de amor universal, similar al cristiano, pero reducido al universo en el que viven: la solidaridad, el amor, la caridad -entonces- se dan solo en el grupo y fuera el odio, la aversión y la discriminación.

El islam


El Islam desde su inicio se dedicó a extorsionar, robar y matar (no necesariamente por este orden) a todo aquél que no se hiciese musulmán. Eso le llevó a una rápida expansión, el ejército islámico creció asimilando a los acomodaticios árabes y demás pueblos de Oriente hasta que se encontró con una oposición armada lo suficientemente fuerte como para frenar la invasión. Y esto no es historia pasada, esto es la raíz del Islam actual, la verdadera esencia.

Que el Islam es una ideología de odio y guerra no es necesario justificarlo. Quien sepa leer que lea lo siguiente y luego vemos cómo encajar esto en una interpretación pacífica:


  • Corán 9: 38-39: ¡Creyentes! ¿Qué os pasa? ¿Por qué, cuando se os dice: "Id a la guerra por la causa de Alá" (...)
  • Corán 9:41: Id a la guerra, tanto si os es fácil como si os es difícil! Luchad por Alá con vuestra hacienda y vuestras personas! Es mejor para vosotros. Si supierais...
  • Corán 9:86: Creed en Alá y combatid junto a su enviado.
  • Corán 9:123: ¡Creyentes! ¡Combatid contra los infieles que tengáis cerca! Que os encuentren duros! ¡Sabed que Alá está con los que le temen!
  • Corán 17:16: Cuando queremos destruir una ciudad, ordenamos a sus ricos y ellos se entregan en ella a la iniquidad. Entonces, la sentencia contra ella se cumple y la aniquilamos.
  • Corán 8:39: Combatid contra ellos hasta que dejen de induciros a apostatar y se rinda todo el culto a Alá. Si cesan, Alá ve bien lo que hacen.
  • Corán 8:65: ¡Profeta! ¡Anima a los creyentes al combate! Si hay entre vosotros veinte hombres tenaces, vencerán a doscientos. Y si cien, vencerán a mil infieles, pues éstos son gente que no comprende(*).
  • Corán 9:5: Matad a los asociadores [los cristianos] dondequiera que les encontréis. ¡Capturadles! ¡Sitiadles! ¡Tendedles emboscadas por todas partes! Pero si se arrepienten, hacen la azalá y dan el azaque, entonces ¡dejadles en paz!
  • Corán 2:193: Combatid contra ellos hasta que dejen de induciros a apostatar y se rinda culto a Alá.
  • Corán 8:12: Cuando vuestro Señor inspiró a los ángeles: «Yo estoy con vosotros. ¡Confirmad, pues, a los que creen! Infundiré el terror en los corazones de quienes no crean. ¡Cortadles del cuello, pegadles en todos los dedos!»" 
  • Corán 5:33: Retribución de quienes hacen la guerra a Alá y a Su Enviado y se dan a corromper en la tierra: serán muertos sin piedad, o crucificados, o amputados de manos y pies opuestos, o desterrados del país. Sufrirán ignominia en la vida de acá y terrible castigo en la otra.
  • Corán 5:51: ¡Creyentes! No toméis como amigos a los judíos y a los cristianos! Son amigos unos de otros. Quien de vosotros trabe amistad con ellos, se hace uno de ellos. Alá no guía al pueblo impío.
(*) Estas estadísticas, dictadas por el Arcángel, no cuadran con las de la Interpol

Si piensan que estas frases están sacadas de contexto, vayan al Corán o lean una biografía de Mahoma. Esto es así. Podría ser de otro modo, pero es así. Si ud. es musulmán y no siente el odio al judío, al cristiano o al americano es mal musulmán, o un musulmán que se acerca a lo cristiano.

El nacionalismo


Por otro lado, el nacionalismo, la otra "odiologia", surge en el siglo XIX para afirmar una raza, una lengua, una cultura o un mero "hecho diferencial" frente a los otros. Los 'Otros' (gentiles, charnegos, maketos, infieles...) son el mal del pueblo o de la raza y y el pueblo está oprimido desde tiempo inmemorial, desean por tanto librarse de su yugo opresor. Los políticos nacionalistas engañan al pueblo haciéndoles creer que sus males lo son por los otros y no por ellos mismos y creen que con la liberación se creará un paraíso en la tierra: un paraíso nazi, vasco, catalán, judío o gallego. 

Con estos presupuestos es lógico que una parte de la población, la más briosa, se dedique a combatir para la liberación, como esa misma parte del pueblo musulmán combate por el nacionalismo mahometano, un nacionalismo del siglo VII basado en el hecho diferencial de la religión y no en la raza o en la lengua (realmente un "avance" para la época).

Y lo mismo, si es usted nacionalista periférico y no siente odio a España, a la Guardia Civil o a la bandera, quizá se le haya pasado ya el virus. 

Pero vayamos a los datos...

Datos

1. En Francia hay 66.000.000 personas, de las cuales 4.710.000 son musulmanes, un 9%
2. Un 4% de la población musulmana ve adecuada la violencia terrorista, es decir, 240.000.
3. El número de islamistas detenidos sospechosos de terrorismo es de 1.190, un 0,02%, es decir,  en Francia para lograr un terrorista se necesitan 1.100 musulmanes. Y solo 240 radicales para lograr un activista.

1. En España hay 40.000.000 de personas, 980.000 musulmanes, un 2,1% de la población
2. Un 4% de la población musulmana ve adecuada la violencia terrorista, es decir, 72.000
3. El número de islamistas radicales detenidos, un 0,06%, en España para lograr un terrorista hacen falta solo 540 musulmanes. O de cada 70 radicales sale un terrorista.


Esto no quiere decir que haya una correlación entre terrorismo e Islam, puesto que hay muchos más datos que me dejo fuera, tales como la pobreza, la falta de educación, la cultura, etc. Pero si quiere decir que hay una relación directa entre odio e islam.

Otro dato significativo es que ocho de cada diez terroristas en el mundo son musulmanes y que en ninguna ideología (porque el islam es una ideología) se ha dado un porcentaje tan alto de terroristas por creyente.

Como Ejercicio comparen estos dos mapas y saquen sus conclusiones:




Sobre el nacionalismo valdría el irlandés, el judío o el español, vamos al español. En España hay 2.189.000 vascos, de los cuales el 46% se declara nacionalista (1.006.940). Hay condenadas 10.000 personas por terrorismo en 40 años (si extrapolamos a los últimos cinco, (que es la horquilla de fechas que manejamos para el terrorismo islamista) tenemos que han sido condenados 250, un 0.02%, es decir, para crear un terrorista necesitan unos 4.000 nacionalistas. 

Vayamos a mi conclusión aproximada y sin garantías de verdad: las ideologías que generan odio al vecino, que alientan la exclusión social tales como el islamismo, el nacionalismo generan cerca de un 4% de partidarios de la violencia y éstos a su vez traen un terrorista por cada 4.800 pacíficos creyentes.




De este modo sería una estupenda investigación hacer estos cálculos en todo el mundo y descubrir si hay una constante en este dato y ver cómo se desvía una sociedad determinada de dicha constante y por qué causas. Conociendo las causas quizá se evite el cultivo de terroristas...

Evidentemente lo que digo aquí no va contra el islam, sino contra la ideología que saca terroristas, sea cual sea. Si seguimos el modelo de integración y disgregación de las comunidades musulmanas, como hacen en los países nórdicos, iremos mejor que si les ponemos mezquitas donde se enseña árabe mezclado con antisemitismo, por ejemplo.


lunes, 20 de abril de 2015

Las mezquindades de la política


El padre Ángel Ayala avisó de los peligros que podían acechar a la Asociación que él mismo había fundado junto con Ángel Herrera.

Estos peligros valen para cualquier empresa espiritual y son de plena actualidad en cualquier ámbito; la solución pasa por volver a la idea que la puso en marcha. 

El Peligro: 

 “...se pueden despertar dentro de la Asociación pasiones que pueden hacer que el espíritu sobrenatural que debe reinar dentro de la Asociación vaya decayendo, y "en el momento en que vosotros os dejéis llevar de las pasiones y de las mezquindades que lleva consigo la política", desde ese momento estáis perdidos."

Y la solución: 

"Por eso no hay más remedio a cada paso que renovar el espíritu, teniendo en cuenta que el espíritu sobrenatural ha de manifestarse en intenciones sobrenaturales;  de manera que debéis trabajar por la gloria de Dios y nada más

Boletín de la ACdP nº 555, de enero del año 55
02/12/34, en la conmemoración del 25 aniversario de la fundación de la ACNdP


miércoles, 14 de enero de 2015

El Islam es peor que el cristianismo


Después de los atentados recientes contra la revista blasfema francesa Charlie Hebdo, en plenos debates sobre el "derecho a la blasfemia" y el mantra sobre la naturaleza benévola del islam, me vienen a la cabeza reflexiones antiguas sobre el papel de las religión y su naturaleza dinamizadora de la vida social y personal. 

Quiero en este espacio pensar en vos alta sobre si realmente podemos hablar de religiones mejores y peores o si todas son iguales. Aunque, leyendo el título, más bien la reflexión es sobre por qué la religión cristiana es superior a la mahometana. Si todas fuesen iguales, como claman los antirreligiosos, la diferencia sería meramente cultural, si son diferentes podemos hacer un listado jerárquico, un ranking, que se dice en inglés.  

Antes que nada tenemos que saber qué es religión. La palabra religión viene del latín re-ligare, volver a unir, al hombre con Dios, es decir, es un medio para acercar al hombre con Dios, un medio que presupone fe en tres cosas:
1. El hombre y Dios son dos seres, existentes y distintos
2. El hombre y Dios han estado unidos en un tiempo pasado

3. El hombre y Dios pueden (deben) volver a unirse
Que nos llevan directamente a otras dos ideas de fe compartidas por todos los creyentes:

1. Se reconoce que  Dios puede actuar en el mundo2. Se reconoce que el hombre puede salvarse3. El hombre puede hacer ciertas cosas para salvarse
Todo creyente tiene que aceptar estos los tres puntos primeros y los segundos, los primeros de carácter metafísico, los segundos más bien éticos. 

La religión es un camino para acercarse a Dios. Religión por tanto no es creer en Dios, eso es una condición, si creemos en un Dios tan alejado del mundo que no podemos saber nada de Él, y que no nos ob-liga a nada, no estaríamos en terreno religioso.  

La religión además tiene que permitir la unidad con Dios. Es un camino posibilitante de tal encuentro que además es comunitario e histórico. La religión es por tanto un camino de acercamiento a Dios vivido históricamente por una comunidad.

Por ello no podemos hablar de millones de religiones, tantas como seres humanos que quieren acercarse a Dios, porque las dimensiones comunitarias e históricas son constitutivas de la religión, es decir, sin ellas no puede haber religión. El propio Mahoma nos cuenta que conoció a un hombre que tenía una religión propia, con un solo creyente. Esta era religión -según el profeta- porque, en teoría, acercaba a este hombre a Dios. Dejando a un lado el desconocimiento sobre la naturaleza de la religión que muestra el profeta con esta afirmación, podríamos decir que sería buena "religión-de-un solo-hombre" si lograse su fin de llevar a ese hombre hacia la salvación, es decir, hacia su cumplimiento total, hacia su felicidad completa, a su relación con Dios. 

Pero podría suceder al revés, es decir, podría ser que esa "religión-de-un solo-hombre" fuese además perjudicial, es decir, causase daño y desolación a él y a todos los que le rodean, y -por tanto- al alejamiento definitivo de Dios a ese hombre. Entonces diríamos que es una religión reprobable (respetando, claro está al hombre que, equivocadamente, cree que su religión le acerca a Dios).

Pero en las religiones mayoritarias no es así, está claro que todas son históricas y comunitarias, es decir, que todas forman parte de la cultura y una tradición y por eso son todas respetables y por eso en la Declaración Universal de Derechos Humanos se protege la "libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia" (Art. 18). 

Pero en la tercera característica, primera por orden de importancia, está la diferencia: en su capacidad por acercar a la gente a Dios, es decir, por hacerles mejores, más personas, más felices, más respetuosos, etc.

Esta capacidad de religación colectiva podemos tomarla en dos sentidos 
1. La calidad de ese acercamiento (porque todo lo que hacemos que no es contrario a la naturaleza de algún modo nos acerca a Dios), pero hay expresiones del espíritu que nos unen directamente a Dios y  
2. La cantidad, es decir, si la religión logra acercar a muchas personas a Dios; es decir si la influencia en de la religión sobre su gente es positiva y hace que las personas que viven en una religión  (incluso las ateas) se unan más, odien más la guerra, la explotación, la división, los ataques a la naturaleza humana, respeten a las familias, etc.  

El influjo de toda religión sobre su pueblo lo hace mejor o peor. Aunque una religión no se practique por una gran mayoría, influye y modifica la conducta de la comunidad completa, porque la religión tiene una dimensión estética, política y ética que afecta a todos. Es una visión sobre la realidad. Incluso los que parece que no reciben el influjo de la religión, por estar en los antípodas ideológicos, resulta que sus pretensiones de "lo bueno" suelen cuadrar con la religión dominante. Todos los miembros de una sociedad participan de la religión o religiones mayoritarias a través del contacto con los demás, el arte, la literatura o la ciencia. Realmente no hay ateos, sino ateos musulmanes, ateos cristianos, ateos budistas, etc. Porque todos buscan el bien, la verdad y la belleza tal y como la percibieron de sus mayores, es decir, todos buscan a Dios (si alguien lograse ser ateo verdadero, es decir, contrario al Todo, sería nihilista y se suicidaría inmediatamente).

Hemos dicho que la religión es igual en lo inmanente, pero en lo trascendente, tiene que haber clases, religiones falsas y verdaderas. Falsa aquí es la que tiene apariencia de religión y no lo es, es decir, la que no logra conectar al hombre con Dios y le acerca a sí mismo, o le enfrenta con el otro.

Falsa es la que no logra conectar a través del arte, la que genera unas obras chapuceras, toscas, alejadas del ámbito del pulchrum. Falsa es la religión que mantiene la separación y subyugación de hombres contra hombres. Falsa, por último es la religión que quien la profesa padece el odio, es decir, el único sentimiento que cierra la puerta  a la trascendencia.

Siendo justos todas las religiones tienen miembros capaces de odiar, de separar, de despreciar lo bueno, etc. Y de lo contrario. Pero no queremos ver el caso particular ni la generalización grosera. Queremos ver el influjo de las religiones en su conjunto, lo que ejercen en el espíritu de los pueblos, de las comunidades, donde habitan las religiones a través del tiempo. Es decir, si eliminan al bárbaro que llevamos dentro y dejan aflorar al espíritu refinado. Si después de los siglos podemos exclamar: ¡ojalá que tal religión nunca hubiese llegado a esta tierra!

Por ejemplo, aquí y ahora (lo que medimos es el efecto en la sociedad mundana, temporal y espacial) ¿en qué contribuye la religión para el respeto de los derechos humanos? ¿Qué relación hay entre pobreza y religión? ¿Entre guerra y religión? ¿favorece o entorpece la cultura? ¿Qué hay de la igualdad de trato y derechos entre hombres y mujeres? ¿La religión hace respetar y respeta la naturaleza humana en materia de reproducción y familia? ¿Genera terrorismo?

Si ponemos en una tabla estos datos y los valoramos de uno a diez tendríamos un bonito estudio cualitativo sobre los efectos de las religiones. Como entretenimiento pueden hacer el gráfico, pero no lo publiquen, porque si así lo hacen entrarían en el peligroso mundo de lo políticamente incorrecto. Es mejor dejar apuntada la cosa. ¿Qué saldrá? ¿Que los países mahometanos son los que más y mejor se respetan los derechos humanos, la dignidad de las personas, etc. ? Quizá. No sé. 

Pero hay otras formas de medir, por ejemplo, superponiendo mapas como estos dos, que muestran dos cosas: el mudo de mayoría islámica, primero, y los conflictos armados de las últimas décadas: 


Y podríamos cotejarlos con otros muchos, tales como desigualdades entre hombres y mujeres, derechos individuales de las personas, libertad religiosa, de prensa, elecciones libres, renta per cápita, PIB, trabajo infantil, mutilaciones genitales, etc. Pero mejor no hagamos el ejercicio. 

No quiero aventurar el resultado, es un estudio que debe hacerse sin llegar a conclusiones precipitadas. Quizá sea una casualidad que allá donde hay musulmanes haya conflictos armados, violación sistemática de derechos humanos y/o pobreza. Quizá influyan otros factores.

Hay algunos países, por ejemplo, que tienen alianzas con Occidente y no son lugares peligrosos, pese a ser mayoritaria la religión musulmana. Me refiero a países musulmanes tales como Marruecos, Arabia Saudí, Turquía, Kazajistán o Indonesia. Aunque su característica principal es que tienen gobernantes que saben frenar el islamismo.

Por lo general los países musulmanes no están asociados a espacios de paz y prosperidad. No salen en las noticias como ejemplos de organización ni por sus descubrimientos científicos o sus logros en los deportes. Son países que han tenido historias diferentes, regímenes políticos totalmente distintos y hasta religiones históricas distintas... pero ahora tienen una religión mayoritaria en común. 

Efectivamente, como claman por las calles de Madrid, no todos los musulmanes son terroristas, pero ocho de cada diez terroristas es musulmán. Aunque pocos en comparación con la población total, tienen una gran masa de personas que los apoyan. Tantos como el 50% en las zonas de conflicto y hasta un un 4% de los musulmanes asentados en España

Claro que un 4% es poco (¿es poco?) Pero es suficiente como para generar unos cinco terroristas al año. El terrorismo necesita un caldo de cultivo amplio (incluso se puede ver la ratio necesaria para generar un terrorista, ese es otro estudio interesante "la ecuación del terrorista"). 

Y ese caldo de cultivo (es decir, el islam que está en contra de la violencia) tiene que:
- Ver normal que unos imanes condenen a muerte a personas por escribir cosas como esta, por pintar al profeta, por abandonar la religión o por lo que sea. Si una persona ve que un imán puede sentenciar a muerte y hace bien, la vida de los demás está en manos del imán y no de Dios
- Creer que el idiota que se llena de bombas y se lanza contra las personas con la intención de matar va a ir al cielo y no al infierno. 
- Creer que si su país tiene x males, es culpa de Occidente (o del otro, en caso del nacionalismo) y no de ellos mismos, de sus dictadores y de su pueblo.
- Creer que los buenos musulmanes no hacen esas cosas y que por lo tanto (lógica) los peores atentados los realizan americanos o judíos, para dejar mal a los buenos musulmanes- Creer que por el hecho de ser hombre o mujer el valor de las personas es distinto.
- Creer que los creyentes debe tener un trato especial a los no creyentes.
Ojalá la mayoría de los musulmanes pensase esto, ojalá se vea a todos los imanes decir que no hay cielo para los suicidas. Ni para los que matan por su religión. Que se puede abandonar el islam y que nadie tiene derecho a hacer daño a los apóstatas. Pero no. El islam es ahora mismo más ideología del siglo XIX que religión, porque a muy buena parte de la humanidad la aleja de Dios, pues -como dice el papa Francisco- "antes de descartar a los seres humanos perpetrado horribles matanzas, rechaza a Dios mismo, relegándolo a una mera excusa ideológica" 

¿Pero es este Islam entonces una deformación del islam verdadero, el de Mahoma, y esto tiene arreglo? ¿Es buen musulmán el que está dispuesto a matar por defender a Alá o a su profeta? No contesto. Quien quiera contestar que vaya a la vida del profeta y al Corán.

Vayamos a lo nuestro: sigamos, con la capacidad que deben tener las religiones para despertar el deseo de unidad del hombre con Dios. Evidentemente ninguna religión cumple esto con todos sus creyentes, porque la religión propone y el hombre es libre y puede decir que no, que no le interesa, que pese a ofrecerle las mil maravillas aquí y en la otra vida prefiere perderse en naderías. 

Pero que no haya religión que perfeccione a todos no quiere decir que todas las religiones sean iguales en este aspecto, creo que hay muchas religiones que dificultan realmente el contacto con Dios y otras que lo propician. Hay religiones que hacen mejores a los hombres. El Islam, por ejemplo, genera la idea de que haciendo cinco cosas sencillas, uno se "salva", pese a ser un desgraciado que se acuesta con niñas de diez años, pese a tener esclavos (y acostarse con las esclavas) y muchas mujeres, pese a propiciar la guerra y cobrar botines de guerra y extorsiones. Solo con proclamar que Alá es tal cosa y cumplir una serie de preceptos pasan directamente al paraíso donde le esperan las 70 huríes rojas, amarillas, verdes... siempre vírgenes, y el vino que no deja resaca.  

El Musulmán no tiene delante un camino de perfeccionamiento, no tiene que saber nada, los caminos del conocimiento llevan a la perdición,  no necesita comprender su naturaleza ni arrepentirse de sus faltas, solo vive y vive sin más, en un presente en el que solo importa acallar la conciencia. No necesita ir a la realidad, lo que importa es un vivir anulándose, como si la vida no importase. Cumpliendo los cinco preceptos, y la guerra santa... porque la otra vida es la buena.

Es cierto que este sin-vivir, vivir fuera del tiempo sin metas, sin proyectos, es paralizante y poco ilusionante. No hay proyecto, no hay idea de progreso. Por eso la eterna edad media. No porque la edad media sea época de barbarie, que no lo es, sino porque da la casualidad que el Profeta nació en esa época. 

Éticamente, por tanto, el islam es un vivir esperando la muerte y no un camino de perfeccionamiento, la felicidad no es posible de un modo completo, porque la persona aparece recortada, imposibilitada hacia el futuro, lastrada en su relación con los demás. Políticamente genera Estados teocráticos, donde muchas libertades no tiene cabida, en especial las libertades que atentan contra la unidad de la comunidad de creyentes, por ejemplo, las que hacen referencia al artículo 18 de la DUDH. Estéticamente el Islam al negarse a representar lo divino ataca toda forma de arte. Allá donde hay islam hay conservación y repetición de lo medieval, sin acercarse al principio generador de la belleza. 

lunes, 4 de agosto de 2014

Fiat voluntas tua

Choléramorbus
Dios que es suma bondad
Y aquí bebiendo nos tiene
¡Será porque nos conviene!
¡Hágase su voluntad!

Es curioso que muchas personas religiosas estén convencidas de que lo que Dios quiere y les pide hacer es precisamente lo que ellos quieren y ya están haciendo... Encuentro al menos tres razones que explican la coincidencia entre la voluntad del Todopoderoso y del Todovolente humano:

1. Esos hombres que descubren que Dios les pide hacer lo que ellos ya querían hacer, tienen una mente perfecta y con clarividencia infinita, y -como es lógico- coincide siempre su idea con la de Dios.
2. Los que en un momento dado dicen hacer la voluntad de Dios hacen en realidad lo que quieren, actúan y luego se dan razones teológicas si sale bien y, si no, callan y olvidan.
3. Los hombres que creen así, cuando dicen "dios" no hablan de Dios, sino de un δαίμων, un dios de andar por casa, un ser creado a imagen y semejanza del hombre, que cree y piensa lo que él cree y piensa.

Me consta que al menos algunos de los que creen hacer la voluntad de Dios no son precisamente de una clarividencia infinita y también puedo constatar que lo que se dice que Dios quiere está alejadísimo de lo que es lo bueno, por lo que debemos descartar la primera razón por razones circunstanciales, sin entrar en la esencia de Dios y del hombre ni dada de nada.

La segunda, la idea del apriorismo, puede ser considerada desde la psicología: olvidamos con facilidad las cosas negativas y las que no nos sirven para actuar, por lo que es más fácil que se nos olviden las falsas intuiciones y las falsas claridades que tuvimos para optar por los fracasos. Es más fácil que nos hagamos una idea de lo que tenemos es lo que Dios quiso para nosotros y que creamos recordar que "lo vimos claro". Sobre esta peculiaridad es habitual achacar a Dios los triunfos y los fracasos a los hombres (al menos en público). En todo caso no vale para todos los casos y necesitamos la tercera razón, porque esto no es más que una fenomenología de la creencia.

La tercera es la más compleja, aunque creo que es la más correcta: los humanos nos creamos un dios particular, un dios que es mediador entre el mundo real de lo trascendente y nuestro mundo. El dios-particular-personal tiene la primera característica en que no es capaz de llevar la contraria al dueño. Porque aquí el dueño es el hombre, el que tiene primacía ontológica. 

En la religión vulgar (muy respetable, pero vulgar) se confunde este dios con Dios (y también el dios de cada nación, el dios cultural, pero eso lo dejamos para otro momento) y se pasa de uno a otro sin demasiado complejo. Por eso es compatible el Dios-de-la-Justicia absoluta con el dios-que-te-ayuda-a-aparcar-un-sábado en el centro de Madrid. O el dios al que no le importa en absoluto tus faltas, pero castiga a los demás; o el dios que por unas cuántas avemarías te aprueba una asignatura de 6 ECTS, o hace que tu jefe se vaya a otra empresa. Un dios aliado de tus debilidades, que quiere a quien quieres y cuando dejas de quererlo también lo abandona. 

El dios particular se usa muy a menudo para atacar al contrario en ambientes religiosos. "Mi facción (grupo, secta, casta, clase) es la que Dios prefiere"; "si Dios con nosotros ¿Quién contra nosotros?"; "somos el pueblo elegido"; "Gott mit uns", "¡Que sea la voluntad de Dios!" (es decir, ¡que ganemos!). 

Este dios particular de cada uno puede ser muy peligroso si no se sabe tratar, pues es el que justifica la traición, el robo, o incluso el odio entre cristianos. Y está muy ligado a la intolerancia religiosa, pues si confundimos a Dios con nuestra idea de Dios, cualquiera que la ponga en duda pasa a ser un hereje. 

Esta confusión nos lleva muchas veces a errores teológicos graves, porque si achacas a la ayuda de Dios la batalla ganada, la perdida la debes achacar también a Él, y se daría la paradoja de que Dios quiere o permite el mal, cosa que es contradictoria o, peor aún, que Dios no pudiese hacer nada por solucionar tu problema. La tradición popular ya cantaba en la guerra de la Independencia eso de: 
Vinieron los sarracenos
Y nos molieron a palos
Que Dios ayuda a los malos
Cuando son más que los buenos
Este falso dios, es el objeto del chantaje emocional (voy de rodillas a Lourdes si me curas, si no que vaya otro), o como la rabieta: si Dios me ha hecho este daño ya no es mi dios, etc. etc.

Y además entraríamos en cuestiones prácticas de difícil solución: si hacemos la voluntad de Dios y perdemos es que no era la voluntad de Dios (con lo que no hay responsabilidad).

Aunque me tengo que meter un poco a teólogo no quiero ni mucho menos sentar cátedra,  y renuncio de antemano a cualquier idea expuesta si es contraria a algún dogma, solo aplicar un poco la racionalidad a algo tan simple y claro que genera demasiadas confusiones en personas de bien. Y crisis de conciencia:

1. La voluntad de Dios no es cognoscible
  • Nadie sabe para qué fue creado y qué le espera. Y no solo hablo de "vocaciones".
  • Ya que la voluntad de Dios es incognoscible, aquí solo podemos aspirar a la rectitud de espíritu
  • Hacer la voluntad de Dios, salvo excepciones, consiste en hacer lo que uno tiene encomendado de la mejor de las maneras.
2. Hay, al menos, dos planos que distinguir
  • Un plano de "lo trascendente" y otro de "lo práctico"
  • De Dios son las cosas trascendentes (unidad, bien, verdad, belleza), no las inmanentes, por dar una pista, las cosas trascendentales no se pueden explicar con palabras ni se les aplica relaciones causales. 
  • Las cosas trascendentes tienen sus leyes de comportamiento, no muy lógicas, pero leyes
  • Las cosas del mundo tienen también sus leyes causales y lógicas. No conviene mezclarlas.

3. Las cuestiones prácticas dependen de nuestras fuerzas
  • Las cuestiones prácticas no dependen primeramente de Dios, no forman parte de su "negociado" (1)
  • En el plano práctico podemos hacer las cosas bien o mal. Si las hacemos bien y controlamos todas las variables, por lo general, salen; si no no salen. Eso explica que tengan más o menos el mismo éxito en las cosas prácticas los creyentes que los no creyentes.  
  • Confiar en las fuerzas del hombre, en las capacidades, tratar al ser humano como una criatura digna que tiene su pequeña parcela de decisión, de poder, en la realidad es la pura realidad. Somos seres absolutos y relativos. Absolutos porque somos capaces de vivir, en cosas prácticas, como si Dios no existiese y relativos porque esa visión es pura fantasía: debemos nuestro ser a Dios. Fantasía o no, poder delegado o no, el hecho es que tenemos poder para actuar en el plano práctico y debemos ser juzgados por ello. 
4. Las cuestiones trascendentales dependen de Dios
  • La opción fundamental de nuestra vida depende de Dios 
  • Los proyectos que traen Unidad al mundo
  • La unidad, por ejemplo, de una asociación depende de Dios, pero si cumple o no con los fines depende de la capacidad de sus miembros para el éxito.
  • El traer ideas transformadoras al mundo depende de Dios
  • El arte, la creación, el amor, la genialidad... depende de Dios.
  • Solo dependen de Dios las cosas que no podemos transmitir, las que no sabemos explicar. 
5. Hay espacios donde se mezcla lo trascendente y lo inmanente

Espacios donde la administración está, por ejemplo al servicio de la Iglesia, la Iglesia misma tiene que dar de comer a sus sacerdotes, un museo o una institución de justicia tienen planos superiores e inferiores. En estos casos lo trascendente prevalece, pero lo práctico sigue actuando y debe hacerlo de forma independiente. 

La corrupción es cuando en estos espacios dedicados a servir a los trascendente lo práctico se hace primero, se convierte en rector, y no se pone al servicio de lo verdaderamente importante.



(1)  Sí, ya sé que todo depende de Dios, etc. pero al igual que no decimos que el electrón está unido al protón por la gracia de Dios, las cuestiones prácticas dependen de nosotros. Si no estudio suspendo, y si se me para el corazón me muero. Si llega la ambulancia a tiempo y me salva pues perfecto, ya moriré más tarde. Dios modifica las percepciones, pero los hechos, creados por él, son cosa nuestra. Por ejemplo, ante la muerte o ante la vida tomamos distintas actitudes los creyentes que los no creyentes, pero todos nos accidentamos y nos morimos.

jueves, 3 de abril de 2014

Educación Católica


Para que una Institución educativa pueda tener el adjetivo especificativo católico tiene que cuidar ciertos aspectos elementales. Un colegio, un instituto, un centro de formación profesional o una universidad católica es un tipo de institución distinta a un centro estatal o privado laico, y como tal responde a unas características esenciales que lo diferencian del resto. 

No basta con tener un nombre de santo ni con pasear un capellán de vez en cuando, tampoco vale con tener misa semanal, ni con sumar el logotipo con una cruz al marketing.  No es una cuestión de imagen ni superficial; ni tampoco es algo tangencial: es una cuestión esencial, constitutiva. Tanto es así que si a un colegio católico le faltase algún día la catolicidad poco a poco iría perdiéndose y dejaría de ser, desaparecería, como les ocurre a muchos colegios decadentes, en los que nadie ya cree más que en sí mismo. (Evidentemente, un centro educativo que ya nace con vocación de ganar dinero, o de educar en valores ecológicos, liberales o masónicos, por ejemplo, puede tener el éxito garantizado, lo que el mercado no admite son las medias tintas ni las imitaciones).

Pero no se entienda mal: aquí católico no significa integrista, cerrado o tradicionalista. Católico no es ni más ni menos que perteneciente a la Iglesia romana. Pero para estar unido espiritualmente (porque no se trata de colegios cuya titularidad la tiene la Iglesia) a Roma uno tiene que asumir y transmitir la visión cristiana de la realidad (GS) y por lo tanto una transmisión ética, estética y social de la perspectiva cristiana.

Se trata por tanto de una forma de mirar, donde lo material (el poder, el dinero, la rentabilidad, las altanerías, los desprecios, las chulerías, los miedos, etc., etc.) cede el puesto a lo espiritual. 

Esta cosmovisión, a contracorriente hoy, se muestra en las dos dimensiones de un centro de enseñanza: (1) como empresa y (2) como empresa-educativa


La Empresa Católica

1. Como cualquier otra empresa tiene que cumplir con unas normas básicas de Responsabilidad Social Corporativa o Empresarial, pero en el caso de la empresa católica, esas normas son mucho más exigentes. La empresa católica tiene una misión y una visión trascendentes y por lo tanto actúa en el mundo movida por valores eternos, pero sin desvincularse del mundo de las cosas. 

Esto no es una idealización de la empresa, es decir, se puede y se debe actuar así, movidos por valores imperecederos, y se puede obtener beneficio de esta manera. El beneficio no está garantizado, claro, pero tampoco lo tienen garantizado los tiburones. 

Por  poner un ejemplo, una familia católica debe tener sus metas en lo trascendente, de lo contrario el adjetivo no sería más que un barniz. Es decir, pueden ganar dinero y trabajar, pero el trabajo y el dinero están en función de lo espiritual. Y esto, para las familias, al final es rentable: es decir, se logra más unidad, tienen más hijos, son más felices, duran más, etc. 

Una familia mundana puede romperse si alguno de los fundadores no encuentra la felicidad junto al otro; a pesar de los adornos sentimentales, está sujeta a la ley de la oferta y la demanda, de tal manera que si un miembro encuentra algo mejor tiene la posibilidad (y el deber) de irse sin perder tiempo, en busca de una felicidad entendida como "más". A este abandono se le llama "rehacer la vida". Por esta posibilidad de abandono el nivel de exigencia superficial es mayor: más gimnasio, más cosmética, más adelgazamiento, más tinte... y más ocio consistente en salir: de casa, de vacaciones o de cena.

En el ámbito empresarial ser católico significa tener claro que el objetivo último de la empresa no es algo material sino crear lazos humanos fuertes, dar trabajo, ofrecer un buen producto a la sociedad, ayudar a familias, etc. Es decir, lo que estaba en el plan de empresa, y no donde el mercado te ha llevado. Por eso una empresa católica debe aplicar la DSI en el ámbito empresarial, creando una organización que sepa ser respetuosa con todo lo que le rodea: los trabajadores, clientes, espacios, proveedores, medio ambiente, etc.  

Por iniciar algunas líneas maestras, podríamos adelantar que se trata de una empresa católica si:

  • Los trabajadores son tratados con la dignidad propia que la filosofía cristiana presupone en las personas. Nunca son números o instrumentos. Se les entiende como sujetos que piensan, hablan, tienen familia, que se mueven en el mundo, que necesitan descansar para trabajar y que piensan de forma autónoma y creativa.
  • Los trabajadores no están enfrentados a nadie, los directivos tampoco, en una empresa católica no hay lucha de clases ni defensores del trabajador o de la propiedad: todos trabajan por lo mismo, todos están en el mismo barco y los de arriba cuidan a los de abajo, entendiendo arriba y abajo como términos que hacen referencia a quién marca el rumbo y decide qué hay que hacer.
  • La empresa católica detecta el talento responsable y promueve a directivos a aquellos que son valores seguros: los que adquieren estilos de vida sostenibles.
  • La empresa católica hace especial hincapié en cuidar a la maternidad y en ayudar al desarrollo de las personas en los ámbitos familiares. En consecuencia no puede permitirse un salario precario, un horario abusivo o un maltrato psicológico a una mujer embarazada. Es más, se debe perseguir de manera efectiva y eficiente toda discriminación o mobbing maternal, y todo comentario discriminatorio contra las familias.
  • La empresa católica favorece la caridad entre sus trabajadores y sirve de canalización para que el ocio sea solidario, dona al menos el 10% de beneficios y muestra una apertura al patrocinio y al mecenazgo de iniciativas solidarias.
  • La empresa católica, además respeta las fiestas religiosas y los días de descanso, no organiza nada, salvo necesidad imperante, los fines de semana y permite y piensa en las vacaciones de los empleados.
  • La empresa católica reconoce el trabajo realizado y sabe ser agradecida a las personas que trabajan en ella, dedicando parte de los beneficios a cuidar la fidelidad de los propios trabajadores, incluso después de la jubilación. 
  • Resumiendo, el empresario católico sabe dos cosas: que este lo que hay en este mundo es perecedero y que la verdadera riqueza está en las personas.

La empresa educativa católica

2. Por otro lado, la empresa educativa católica es primero empresa católica y parte de una visión trascendente de la vida. 

  • Los profesores y directivos de una obra católica deben pensar sentir y obrar como se hace en Roma. Y los demás miembros de la comunidad, incluidos los padres, no deben interferir en este pensamiento, que es el que imprime la dirección a la obra entera.
  • Una institución que enseña en católico debe estar permanentemente abierta a otros grupos de la Iglesia y a otros grupos en general, cerrarse sobre uno es propio de paganos. La endogamia no produce enfermedades congénitas, pero potencia las que hay.
  • Centra su trabajo y misión en el alma de los niños y de los jóvenes, pero en especial en el papel que tiene encomendado por los padres y por la sociedad: en lograr un desarrollo completo del intelecto.
  • Centra su misión en el bien común y en la caridad por lo que las becas deben ser tantas que impidan que nadie se aleje de ella por cuestiones económicas.
  • Se organiza alrededor de la Doctrina Social de la Iglesia y por lo tanto nunca discrimina a nadie por religión, raza, sexo o maternidad, de tal manera que acoge en su seno a personas de diferentes culturas y realidades
  • Los centros católicos apoyan y atraen hacia sí especialmente a las familias numerosas, a las familias de tradición católica y a las personas de vida ejemplar. Porque éstas son el verdadero ejemplo vivo de las enseñanzas de la iglesia.
  • La escuela católica enseña desde una visión amplia y humanista, alejada del error materialista que plantea la realidad del niño como un ser autónomo que aprende por sí solo y para sí mismo.
  • Enseña desde la figura central e insustituible del profesor o del maestro, sabiendo que todo gira en torno al mismo y nunca en torno al niño, a los clientes o a los directivos o personal no docente. Es el profesor quien tiene encomendada la educación y todos los demás están para ayudarle.
  • La escuela y la universidad católicas enseñan desde una perspectiva amplia, que rompe con la especialización impuesta por el Estado y busca la formación completa y total de la persona en lo trascendente, lo natural, lo histórico y lo presente, de manera que integre todo saber en una dirección histórica determinada que tiene su origen y fundamento en Cristo.
  • Las escuelas y universidades católicas creen en la verdad y la defienden contra toda forma de relativismo. No enseñan en el debate y la confrontación, sino en el diálogo sincero en busca de la verdad.
  • Las escuelas y universidades católicas generan un clima de libertad necesario para el diálogo racional.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Las sectas y los pesados

La foto, de Estrella Digital, muestra a una sectaria guapa, rara avis, para atraer la vista del lector

Siempre he pensado que las sectas y los grupitos sectarios son un buen invento, de lo contrario sufriríamos un enjambre de pesados sin rumbo y sin tino. Al menos así canalizan la energía (¡ohh! ¡la energía!) e imprimen una dirección en sus vidas.... y así les vemos venir, y nos apartamos.

Es bueno que existan, alguien tiene que canalizar las teorías conspiratorias, y explicarnos que los hombres no llegaron a la luna, que las Torres Gemelas las tiraron los judíos y que a Kenedy lo mataron los de la CIA. Una legión de ufólogos, astrólogos, numerólogos y demás conocedores de naderías son necesarios para una sociedad que no quiere saber nada; y necesita de naturópatas, homeópatas, patólogos de gente sana. 

Pero no voy a entrar en esas estupideces (me perdonarán los estúpidos). Quiero escribir sobre algo más complejo y serio, sobre la pérdida de realidad que producen las sectas. Digo pérdida de realidad porque el ser humano es capaz de renunciar a crear su realidad para percibir una realidad creada por otro ser humano, lo cual, pese a estar muy acostumbrados es una aberración.

La secta actúa de manera totalitaria y convierte a la persona en un ser que solo ve con claridad "La Idea" central de la secta, convirtiéndose ésta en el centro de su vida, de sus pensamientos. Realmente es una manía obsesivo compulsiva comunitaria que anula a la persona y la destruye por completo aunque algunas sectas contemporáneas han logrado simular la personalidad en sus miembros, con relativo éxito y lograr el deseo de todo sectario: pasar por normal, hacer creer que las ideas de la secta son propias, etc.

Realmente es como un enamoramiento, es decir, con este trastorno obsesivo, que en circunstancias normales pasa pronto, pero que en casos extremos o patológicos puede durar algunos meses e incluso años. No es casual que muchas, por no decir todas, sectas usan esta edad del enamoramiento y esta capacidad del ser humano para "caer" en el amor, para colocar a La idea en el centro de la vida de los incautos jóvenes. En todo caso hay que distinguir el enamoramiento, ese estado de enajenación mental pasajero, del amor, que es otra cosa. 

Pero no nos desviemos del tema ¿Cómo sucede esto? Es decir ¿Qué mecanismos hacen que una persona inteligente renuncie a pensar, proyectar y querer autónomamente para hacerlo como un grupo? Yo diría que no quiere, que es seducido a ello. De hecho se inicia con una acción deliberada de proselitismo, veamos las fases:

  • Primero aparece La Idea en su cabeza (en realidad no "aparece", es inducida por la Secta, pero da la impresión de que ha aparecido sola o que es una "vocación"). 
  • Después La Idea empieza a tomar forma, a crecer, a ocupar progresivamente espacio en su mente, parece que cobra vida sola y se inicia una lucha contra el propio yo, que tiene gustos, ideas, formas de ver la realidad propias, y las tiene que abandonar para encontrarse con gustos, ideas y formas de ver la realidad propios de la Secta.
  • Una vez vencido el "hombre viejo" comienza la incursión en La Secta, es decir,la parte positiva, que consiste en reelaborar todas las categorías nuevamente hasta dar con el ser nuevo, el "hombre nuevo". 
  • Entonces ya todo es un vivir así, un reafirmarse, La Secta le da todo lo que necesita (para vivir, excepto un "yo", que pertenece al "hombre viejo") y con su yo comunitario, lo pasa en grande, sin pensar más en él mismo, con mil actividades para no pensar, con una familia grande, con miles de amigos nuevos y una tarea, dirección, destino.


Y es aquí donde quería llegar ¿cómo es que las personas que buscan la Verdad, a la Salud, a la Justicia, a la Naturaleza, etc. se dejen embaucar en sectas que colocan estos grandes conceptos en el centro?

La respuesta no es fácil: realmente lo que han hecho con su vida es colocar en el centro a algo que no lo es, que no lo puede ser. Por ejemplo, la salud. La salud no está mal, está bien, es necesaria, pero la salud es necesaria solo para hacer el Bien. Es un medio. Y no siempre es bueno estar saludable. Si enfocamos nuestra vida a la salud sin más, enfermamos.

O la figura y la dieta y el peso ideal; estar gordo puede ser un impedimento para muchas cosas (para muchas otras no), pero no es la clave de la vida. No se está delgado porque sí, sino para algo: para subir a las montañas, para no cansarse, para no ser "el gordo" del grupo, por ejemplo. Pero gordura y delgadez son términos relativos y no mejores necesariamente uno que otro (es decir, que en ocasiones es bueno estar gordo). En todo caso es bueno estar gordo o delgado si ello nos lleva al bien.

La religión a veces es también objeto de sectarismo (incluso la verdadera religión se falsifica) cuando cosifica a Dios. Por ejemplo cuando uno se olvida que lo importante de la religión no está en este mundo, que la religión es un medio para la salvación y no un fin en sí misma. 

Hay mucho ateo rezador que enfoca su vida a estar cerca de las iglesias y los curas y que dan un sentido sociopolítico a la religión y, a la hora de la verdad, Dios ni les afecta, porque no les mejora nada de nada y son exactamente lo mismo que los que no se pegan tanto a las iglesias. Es esto ateísmo práctico, porque cantan en el coro pero no cantan a Dios.

Algo estarán haciendo mal si después de tanto tiempo invertido en estar cerca del Bien siguen siendo "ingratos, volubles, disimulados, huidores de peligros y ansiosos de ganancias" y traidores. Y lo que pasa es que no están cerca de Dios, sino de La Idea de La Secta en cuestión, que no tiene por qué tener nombre y fundador, puede ser simplemente una Secta Doméstica.

Esta Idea falsa de Dios es la que se puede dominar con la que se pueden hacer tratos de tú a tú y hace milagros increíbles -como encontrar sitio para aparcar en el centro de Madrid en plena Navidad, eso sí, a cambio de dos avemarías-. Y además una gran corte celestial compuesta de santos ad hoc, ayuda a Dios en la tarea de hacer mejor la vida a la persona que pide un aprobado, un gol de su equipo o que le den un cargo.

La religión verdadera, es decir, la Católica cuando se toma en serio, es una manera de acercarse al Bien, no es una manera de dejar(se) vivir por un bien particular, por La Idea de Dios que haya tenido algún iluminado creador de sectas de éxito (por sus frutos los conoceréis, mostrando los miles de seguidores). La verdadera religión no cree en los objetos numinosos ni cree que pueda uno con sus hazañas doblegar la voluntad de Dios. 

Y si esto lo hace la religión verdadera, no digamos lo que pasa en el ámbito enrarecido de las religiones falsas (que las hay, aunque el clima de relativismo nos impida decir estas cosas), esas religiones que nacen de la iluminación de un profeta en alguna parte del globo y que son interpretadas por cualquiera que pasa por ahí. 

Esas religiones que si colocan su sede o templo en una calle, barrio o país ya ningún "pagano" puede estar en paz, tranquilo, a lo suyo, sin que se encuentre con algún miembro de La Secta que le quiera matar, vender algo, o contar sé qué historia basada en no sé qué libro que no sé qué profeta oyó... 

En definitiva, el gran problema de estos tiempos: tomar los medios como fines. Instrumentalizar los fines y creer que las cosas se consiguen sin implicación, con recetas.

Y un consejo gratis: vigilar si el estar pegado a las cosas grandes nos hace grandes o no.