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martes, 12 de mayo de 2015

Texto sobre la muerte de san Agustín


La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado.

Yo soy yo, vosotros sois vosotros. Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo. Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho. No uséis un tono diferente. No toméis un aire solemne y triste. Seguid riendo de lo que nos hacía reír juntos. Rezad, sonreíd, pensad en mí.


Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra. La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado. ¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista?

Os espero; No estoy lejos, sólo al otro lado del camino. ¿Veis? Todo está bien.

No lloréis si me amabais. ¡Si conocierais el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudierais oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos ¡Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudierais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!

Creedme: Cuando la muerte venga a romper vuestras ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban y, cuando un día que Dios ha fijado y conoce, vuestra alma venga a este Cielo en el que os ha precedido la mía, ese día volveréis a ver a aquel que os amaba y que siempre os ama, y encontraréis su corazón con todas sus ternuras purificadas.


Volveréis a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con vosotros por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.


Santa Mónica / San Agustín

miércoles, 11 de marzo de 2015

La Ola, o el experimento de Werger


El profesor Reiner Werger experimenta con sus alumnos la seducción de las dictaduras. 

¿Podría usted ser nazi? ¿Eran los alemanes extraterrestres? ¿Cómo es posible que todos los alemanes se dispusiesen a apoyar al socialista Hitler? Había una gran crisis, Alemania había quedado muy malparada tras la primera guerra mundial, el paro era altísimo y había un señor, con bigote y no con coleta, que era capaz de atraer el voto y la voluntad de muchos con ideas nuevas que acabasen de una vez con la vieja política, con "la casta". ¿Pero cómo lograron que personas de bien, la mayoría cristianos, asimilasen tan rápido esa estética, ética y política socialista?  

El profesor Werger consigue con un experimento que los alumnos puedan contestar a esas preguntas solos. Aunque el experimento le costó el puesto.

[Aquí había un enlace a la película, que los sacrosantos derechos de autor impiden ver. Pues si la película no es de dominio público, no hay ni recomendación ni publicidad gratis]

¿Puede el vértigo ser social?

La Ola fue un estudio que se convirtió en novela, película y obra de teatro.

Visualiza o lee antes de contestar.






El experimento de Stanford


El Experimento de Stanford. Se analiza la capacidad de ser inmorales cuando las circunstancias lo favorecen.

¿Qué sucede cuando se pone a personas buenas en un sitio malo? ¿La humanidad gana al mal, o el mal triunfa? Éstas son algunas de las preguntas que nos planteamos en esta dramática simulación de la vida en la cárcel, realizada durante el verano de 1971 en la Universidad de Stanford.

El modo en que experimentamos estas cuestiones y lo que descubrimos tal vez os deje atónitos. Nuestra investigación de la psicología de la vida en la cárcel, planeada para dos semanas, tuvo que acabar prematuramente sólo seis días después de iniciarse a causa de cómo afectó la situación a los estudiantes universitarios que participaron en el experimento. Al cabo de pocos días, los guardas se volvieron sádicos y los reclusos depresivos, mostrando síntomas de estrés agudo. A continuación podéis seguir el itinerario de fotos y vídeos que describen este experimento, descubriendo lo que nos dice sobre la naturaleza de los seres humanos.





¿Hasta qué punto somos buenas personas?
¿Qué es el vértigo?




Zimbardo sigue viviendo del experimento que realizó en el 71: 
http://www.prisonexp.org/spanish


lunes, 29 de septiembre de 2014

Charlotte Kitley: "hay belleza en todo"

Charlotte Kitley comenzó su blog cuando le diagnosticaron cáncer de colon, en abril de 2012 Sin duda fue un acierto decidirse a escribir sobre la enfermedad en un blog (Live as a semi-colon, abajo está el enlace). Hay que tener una mezcla de valor y cierta falta de pudor para mostrar al mundo los sentimientos sobre la enfermedad y la muerte.

Por otro lado, el cáncer tiene todos los ingredientes para triunfar en Internet: dramatismo, inmediatez, actualidad, cercanía afectiva... Por ello poco a poco fue subiendo en visitas y convirtiéndose en una de las blogueras más leídas en el medio global Huffingtonpost, pero el éxito lo fue consiguiendo a costa de su vida. Su vivencia era como como un embarazo al revés. El desarrollo de unos acontecimientos que, molestos y felices, terminarán con su vida.

Desde 2012 escribió cosas que miles de personas leerían y compartían. Casada, con dos niños. Vivía lo que -impropiamente- llamamos felicidad. Sin problemas, en plena vida, en el auge de su carrera, en el floruit. Y le quedaban muchos años por vivir y mucho que hacer en la vida. Pero lo que tenía antes del cáncer no era el camino de la felicidad, lo comprendió tarde, y por eso se rebelaba. 

Ahora que Charlotte ha muerto ya, no hay nada que hacer. Ya está enterrada. Ahora va dejando como ella dice "un agujero injusto, cruel y sin sentido, no sólo en Halliford Road, sino en todas las casas, pensamientos y recuerdos de otros seres queridos, amigos y familias". 

Es cierto que los muertos dejan ese hueco del que habla Charlotte, aunque menos de lo que pensamos mientras vivimos, pero no puedo estar de acuerdo con Charlotte en eso de que ése hueco es un agujero "injusto, cruel y sin sentido".

La muerte es cosa extraña. Consiste simplemente en que una persona que habla, que piensa, que siente, que proyecta, y que se va desplegando en el tiempo, un día -así y por las buenas- deja de hacer todo eso y ya parece que no hace nada. 

Es efectivamente un misterio complicado, porque nosotros sabemos que las cosas no desaparecen, y menos las personas. Pero parece  que sí. Y sobre todo cuando estamos acostumbrados a una realidad y esa realidad deja de ser. Pero no es injusto, es simplemente lo que pasa por vivir en la naturaleza, la misma naturaleza que nos mantiene vivos nos mata. (Obvio, si no aquí no cabría nadie).

Para que algo sea "injusto" o "cruel" es necesario que haya un responsable. Es decir, Alguien (y no Algo) con capacidad para hacer o no hacer algo a su antojo, es decir, un sujeto libre que fuese repartiendo desgracias por todo el planeta. Si fuese así, ese ser sería claramente un ser cruel. 

Pero no es así. No puede existir un ser libre que vaya haciendo el mal a la gente. Es contradictorio. El mal solo lo puede hacer alguien defectuoso, que no sabe lo que es el bien  y si lo sabe no es capaz de moverse por falta de voluntad. Nadie puede pensar que Dios es defectuoso o que no puede hacer el bien. 

Si pensamos que es cruel e injusto podemos pensar que a Charlotte el cáncer le ha sido entregado como un castigo... Es realmente un absurdo pensar así. El cáncer es un proceso de sus células. Nada más. No es ningún castigo ni ha sido enviado por nadie. Es simplemente como es un catarro o una rotura de un brazo. Es. 

Es porque estamos sujetos a las normas de la biología, que están perfectamente diseñadas para que esto ruede y funciones a las mil maravillas. Solo hay que mirar un poco a distancia y ver la maravilla de la vida trabajando: intercambios de materia y energía, vueltas y vueltas de las moléculas, de los átomos, de las partículas elementales: todo perfecto, todo en movimiento, e incluso lo que nos parecen defectos realmente son variedades necesarias para que todo funcione.


Hay una visión de la Providencia que se inmiscuye por la vida de todos y en todas las cosas, que le hace responsable a Dios de las desgracias y las gracias, como si Dios no tuviese otra cosa que hacer que andar apretando al hombre en su camino. O dando premios aquí y allá como el duende de la Lotería... Realmente no es así. Lo único que hay que ver es a la Providencia actuando en toda la realidad, pero con las leyes de la realidad,  y no rompiéndolas a cada rato. 



Parece que el bien o el mal no es cosa de la naturaleza, como no lo es la verdad o la belleza. Son cosas humanas. Y aquí es precisamente donde Charlotte tiene una intuición magnífica que le da sentido a todo, a su vida y a la de los demás, escuchen:
Así que, en mi ausencia, por favor, por favor, disfrutad de la vida. Cogedla con las dos manos, agarradla, agitadla y creed en ella cada instante. Adorad a vuestros hijos. No tenéis ni idea de lo privilegiados que sois por poder gritarles cada mañana para que se den prisa y se laven los dientes.
Abrazad a esa persona que queréis y si no os devuelve el abrazo, encontrad a alguien que sí lo haga. Todo el mundo se merece querer y ser querido. No aceptéis menos. Buscad un trabajo que os guste, pero no os hagáis esclavos de ello. Al final, en la lápida no pondrá "ojalá hubiera trabajado más". Bailad, reiros y comed con amigos. Las amistades verdaderas, fuertes y sinceras son un privilegio y una elección que tenemos que hacer, no como la lealtad que debemos mostrar por un vínculo sanguíneo. Elegid sabiamente a vuestros amigos y queredlos con todo vuestro amor. Rodeaos de cosas bonitas. En la vida hay muchas sombras y mucha tristeza; buscad ese arcoiris y enmarcadlo. Hay belleza en todo. A veces sólo hay que esforzarse un poco más para verlo.
Es decir, como esto que vivimos pasa y aunque a ella que se lo han negado (realmente se nos niega a todos, porque estos son dos días) afirma la vida en cuatro ideas:
1. Creed en la vida (o en Dios, que es la forma laica de decirlo) 
2. Amad verdaderamente 
3. No trabajéis demasiado 
4. Rodearos de Belleza
O como dice la periodista Pepa Echánove en El Imparcial: "Solamente el amor grande de los cuidadores, su valiente humanidad y su generosa dedicación perdura y traspasa todas las generaciones en todas las familias, más allá de las casas, las residencias, los hospitales, los cementerios y las ciudades"

La idea es la misma: traspasar, trascender, negarse a morir. 

Y eso se hace solo con lo Trascendente: hacer el Bien, rodearse de Belleza, buscar la Verdad y la Unidad... Y el resto es tontería. 


La carta en español, en inglés y en francés:


Todo llega a su fin
Siempre he planificado bien las cosas. Me gustan las listas y las planillas, las notas con lo que etngo que hacer y los objetivos. Soy muy buena emprendiendo, pero, sinceramente, también me aburro con facilidad y pierdo el interés cuando la emoción inicial se pasa.
No he tenido el privilegio de poder aburrirme del cáncer. No es algo que puedas dejar sin más si no te apetece ese día. No existe un botón que puedas apagar de un día para otro. Al menos, no para mí. Desde mi primer día como paciente de cáncer he asistido a todas las pruebas, citas y consultas. He probado todos los tratamientos posibles, desde las terapias médicas habituales hasta el requesón con aceite, la acupuntura y el zumo de col. El cáncer se ha convertido en nuestra vida. Vacaciones, cortes de pelo, clases de helicóptero... Todo ha estado planeado en torno a fines de semana buenos o malos por la quimioterapia. Danny y Lu, inocentes e inconscientes espectadores, han pasado su infancia protegidos, pero también dictados por mis diversos regímenes. Esto es lo único que han llegado a saber, pero espero que se las apañen para seguir siendo unos niños tan buenos, satisfechos y amados.
La inocencia de la que les hemos protegido se ha tenido que manifestar ahora. Después de mi cumpleaños, empecé a sentirme indispuesta. Fuimos al hospital que lleva mi seguimiento. Por desgracia, al hacerme un nuevo escáner, los resultados fueron devastadores. Ya no contábamos con el plan de acción mes a mes con un par de meses de regalo al final. Me dieron unos días de vida, con suerte un par de semanas. Se suponía que no podía irme del hospital, pero, de algún modo, me las arreglé para salir de ahí en el último momento y volver a casa a pasar el poco tiempo que me queda con mis queridos hijos y marido.
Mientras escribo esto, estoy sentada en el sofá, relativamente sin dolor, y ocupada con mis pequeños proyectos, arreglando el funeral y vendiendo mi coche. Cada mañana nos despertamos agradecidos porque puedo achuchar y besar a mis bebés.
Cuando leáis esto, yo ya no estaré aquí. Rich estará intentando mantenerse en pie, intentando comprender algún día en algún momento que yo no volveré a despertarme a su lado. Me verá en sueños, pero con la brutal luz de la mañana descubrirá que la cama está vacía. Sacará dos tazas del armario, pero se dará cuenta de que sólo tiene que preparar un café. Lucy pedirá que alguien le alcance la caja de los coleteros, pero no habrá nadie que le trence el pelo. Danny habrá perdido uno de sus policías Lego, pero nadie sabrá exactamente ni dónde está ni dónde buscarlo. Vosotros iréis a ver la última actualización del blog, pero no habrá ninguna más. Éste es el último capítulo.
De este modo, voy dejando un agujero injusto, cruel y sin sentido, no sólo en Halliford Road, sino en todas las casas, pensamientos y recuerdos de otros seres queridos, amigos y familias. Lo siento mucho. Me encantaría estar con vosotros, riendo, probando un nuevo alimento milagroso, diciendo tonterías de las mías. Tengo mucha vida por vivir, pero sé que no podré. Quiero estar presente para mis amigos y saber cómo les va la vida, quiero ver a mis hijos crecer, y quiero hacerme vieja y gruñona con Rich. Pero todas estas cosas se me niegan.
No obstante, a vosotros no os las están negando. Así que, en mi ausencia, por favor, por favor, disfrutad de la vida. Cogedla con las dos manos, agarradla, agitadla y creed en ella cada instante. Adorad a vuestros hijos. No tenéis ni idea de lo privilegiados que sois por poder gritarles cada mañana para que se den prisa y se laven los dientes.
Abrazad a esa persona que queréis y si no os devuelve el abrazo, encontrad a alguien que sí lo haga. Todo el mundo se merece querer y ser querido. No aceptéis menos. Buscad un trabajo que os guste, pero no os hagáis esclavos de ello. Al final, en la lápida no pondrá "ojalá hubiera trabajado más". Bailad, reíros y comed con amigos. Las amistades verdaderas, fuertes y sinceras son un privilegio y una elección que tenemos que hacer, no como la lealtad que debemos mostrar por un vínculo sanguíneo. Elegid sabiamente a vuestros amigos y queredlos con todo vuestro amor. Rodearos de cosas bonitas. En la vida hay muchas sombras y mucha tristeza; buscad ese arco iris y enmarcadlo. Hay belleza en todo. A veces sólo hay que esforzarse un poco más para verlo.
Esto es todo por mi parte. Muchas gracias por el amor y la simpatía que me habéis mostrado con pequeños gestos en los últimos 36 años. Desde las niñas que, con seis años, me empujaron a las ortigas, hasta los viudos que en la última semana me han contado lo que sus mujeres hicieron para preparar a sus hijos y a todo el mundo. Ellos, y todos vosotros, me habéis ayudado de alguna forma a convertirme en la persona que he sido.
Por favor, haced que todo este amor por mí pase ahora a Rich, a mis hijos, a mi familia y a mis amigos íntimos. Y cuando cerréis las cortinas esta noche, buscad una estrella: seré yo, mirando hacia abajo, con una piña colada y una caja de bombones (de los caros) en la mano.
Buenas noches. 
Se despide,


Charley xx

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En su versión original, o sea, en Inglés:


And so there must come an end


I've always been a good planner. I like lists and tick sheets, to-do notes and objectives. I'm very good at starting things, but honestly, I am also easily bored and quickly lose interest once the original excitement passes.
I haven't had the luxury of being allowed to be bored of having cancer. It isn't something you can just give up if you don't fancy doing it that day. There isn't a switch you can chose to turn off one day from the next. At least not for me. From my first day as a cancer patient, I have attended every test, scan and appointment. I have tried every treatment offered, from the standard medical therapies, to eating oiled cottage cheese, having acupuncture and juicing kale. Cancer has become our life. Holidays, haircuts and helicopter lessons have all been timed around good or bad chemo weekends. Danny and Lu, unwittingly as innocent by-standers have had their childhoods protected but also dictated by my various regimes. This is all they have ever known and, I hope, have still managed to turn out to be pretty good, well-rounded, loved and treasured children.
The innocence that we have protected them from has now had to be revealed. Following my birthday, I started to feel 'unwell'. We 'popped' to hospital where the usual set of tests were carried out. Unfortunately, when combined with a recent scan, the results were nothing short of devastating. We were no longer looking at a month by month action plan with a couple of months buffer at the end. I was given days, perhaps a couple of weeks to live. I wasn't expected to leave the hospital, but somehow, have managed to pull it out of the bag at the last moment and return home, to spend what little time I have with my darling children and loving husband.
As I write this, I am sat on the sofa, relatively pain-free and busy doing my little projects, sorting out the funeral and selling my car. We wake up every morning, grateful I can have a cuddle and kiss my babies.
As you read this, I will no longer be here. Rich will be trying to put one foot in front of the other, to get by, a day at a time, knowing I will no longer awake next to him. He will see me in the luxury of a dream, but in the harsh morning sun, the bed will be empty. He will get two cups from the cupboard, but realise there is only one coffee to make. Lucy will need someone to reach for her hairband box, but there won't be anyone to plait her hair. Danny will have lost one of his Lego policeman, but no one will know exactly which one it is or where to look. You will look for the latest update on the blog. There won't be one, this is the final chapter.
And so I leave a gaping, unjust, cruel and pointless hole, not just in Halliford Road, but in all the homes, thoughts and memories of other loved ones, friends and families. For that I am sorry. I would love to still be with you, laughing, eating my weird and latest miracle food, chatting rubbish 'Charleyisms'. I have so much life I still want to live, but know I won't have that. I want to be there for my friends as they move with their lives, see my children grow up and become old and grumpy with Rich. All these things are to be denied of me.
But, they are not to be denied of you. So, in my absence, please, please, enjoy life. Take it by both hands, grab it, shake it and believe in every second of it. Adore your children. You have literally no idea how blessed you are to shout at them in the morning to hurry up and clean their teeth.
Embrace your loved one and if they cannot embrace you back, find someone who will. Everyone deserves to love and be loved in return. Don't settle for less. Find a job you enjoy, but don't become a slave to it. You will not have 'I wish I'd worked more' on your headstone. Dance, laugh and eat with your friends. True, honest, strong friendships are an utter blessing and a choice we get to make, rather than have to share a loyalty with because there happens to be link through blood. Choose wisely then treasure them with all the love you can muster. Surround yourself with beautiful things. Life has a lot of grey and sadness - look for that rainbow and frame it. There is beauty in everything, sometimes you just have to look a little harder to see it.
So, that's it from me. Thank you so much for the love and kindness you've shown in your own little ways over the last 36 years. From the mean girls in the playing fields who pushed me into the stinging nettles aged six to the bereaved husbands who in the last week have told me what their wives did to help prepare their young children and everyone in between. They and you have all, in some small way helped me become the person I have been.
Please, now use that love for me and pass it to Rich, my children, family and close friends. And when you close your curtains tonight, look out for a star, it will be me, looking down, sipping a pina colada, enjoying a box of (very expensive) chocolates.
Good night, Good bye and God bless.
Charley xx

jueves, 12 de diciembre de 2013

Texto de López Quintás y 9º Sinfonía

La música nos hace más inteligentes

Alfonso López Quintás 
Miembro de L´Académie Internationale de l´Art (Suiza) y de la Real Academia española de Ciencias Morales y Políticas

El Auditorio Nacional de Música de Madrid acaba de estallar de emoción al oír a la Orquesta Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar. Tal emoción se centuplica al saber que esta orquesta juvenil es fruto de un proyecto formativo iniciado por José Antonio Abreu en Venezuela hace unos treinta años, con el fin de introducir activamente en la mejor música a niños y jóvenes de todos los ámbitos de la nación, sobre todo los más necesitados. Hoy moviliza a unos 265.000 niños y jóvenes a través de un sistema de orquestas (más de 90 de niños, más de 130 de jóvenes, más de 30 de adultos). Según el maestro Abreu, “la música es prácticamente el único camino hacia la dignidad social para los niños con los que trabajamos. La pobreza significa soledad, tristeza, anonimato, y una orquesta significa alegría, motivación, trabajo en equipo, aspiración al éxito”.  

Al ver la máxima concentración de estos jóvenes al interpretar dos cumbres de la  música sinfónica y luego desbordar de alegría al regalarnos el Mambo de Leonard Berstein,  comprendí el entusiasmo de Claudio Abbado y Plácido Domingo ante este proyecto estético,  que constituye todo un fenómeno social digno de estudio. Como ejemplo de método educativo  se lo propuso Abbado recientemente al mismísimo Gobierno italiano.  

No me extraña este fulgurante éxito pedagógico, porque la música tiene un alcance  inmensamente mayor de lo que suele pensarse, incluso entre los mejores melómanos. Se cuenta  que el gran violoncelista, compositor y director de orquesta Pablo Casals indicó poco antes de  morir que “la Humanidad todavía no sabe lo que tiene al contar con ese don supremo que es la  música”. Durante años me ocupé de descifrar el sentido enigmático de tal afirmación. El fruto  de este esfuerzo es el reciente libro Estética musical. Su propósito es dejar patente que la  música, además de suscitar inmensas gratificaciones estéticas, es una fuente inagotable de  formación humana, equilibrio interior, modelación de los sentimientos... Quisiera, con cuatro  trazos, dejar vislumbrar la fecundidad de este arte inigualable.    

La música hace más inteligentes a quienes la viven de forma creativa, pues los insta constantemente a pasar más allá de las impresiones inmediatas, superando con ello la miopía  intelectual; percibir al mismo tiempo diversos contenidos, superando de este modo la  unilateralidad en el percibir y pensar; profundizar en el sentido de lo que se percibe a lo largo  y a lo ancho, superando de esta forma la superficialidad en el pensar. La música nos permite  desarrollar a la vez las siete capacidades de nuestra inteligencia (Howard Gardner).    



Al advertir cómo los estilos musicales, una vez logrado su pleno desarrollo, colaboran  eficazmente a crear nuevos estilos, aprendemos a “vivir históricamente”, es decir, a recibir  posibilidades creativas de nuestro pasado histórico, crear otras nuevas en el presente y  transmitirlas a las generaciones más jóvenes. La experiencia musical debe vincular entre sí los  siete niveles de realidad que implica cada obra valiosa. Con ello nos enseña el difícil y  necesario arte de integrar (unir fecundamente) los diversos aspectos de la vida: sentidos e  inteligencia, cuerpo y espíritu, elementos expresivos y elementos expresantes... 

A través de la actividad de interpretación –o de audición activa-, la música nos eleva al nivel de la creatividad, nos sumerge en la dinámica del juego artístico –que es un acontecimiento creador- y, de esta forma nos permite descubrir que la libertad y la obediencia a un cauce o norma no se oponen, contra lo que suele pensarse; se potencian y enriquecen mutuamente, haciéndonos así posible lograr una auténtica libertad creativa, que es la verdadera libertad humana. La experiencia del canto polifónico nos da ocasión de sentir, asimismo, que la independencia no es contraria a la solidaridad. Los cantores son del todo independientes y, a la vez, solidarios: prestan suma atención a los demás y atemperan el volumen de su voz, el tempo, el espíritu de la interpretación... 

 Al ser toda ella relación, la música nos hace tocar fondo –por así decir- en el enigma de la realidad, que se asienta toda ella en diversos tipos de relaciones, como nos revela hoy la Física de las partículas elementales. “La materia –escribe el físico canadiense Henri Prat- no es más que energía dotada de ´forma´, informada; es energía que ha adquirido una estructura”, y toda estructura es una interrelación. Todo el universo, en sus diversos estratos, se asienta en el poder de las relaciones, tanto en el mundo inanimado como en el animado: el vegetal, el animal, el humano. 

 El gran director de orquesta Leopoldo Stokowki indica que la música nos transporta a mundos de ensueño, desconectados de nuestra vida real. “Es imposible –escribe- describir esto con palabras; sin embargo, todos hemos sentido el haber sido llevados mediante el mágico poder de la música lejos de este mundo, hacia estados de emoción de irresistible poder y misterio, completamente desconectados de nuestra vida real, a veces temerosos, otras con una visión extática de la belleza, en una tierra de ensueño que jamás olvidaremos…”[1] Esto es cierto, en un aspecto, pero no lo es menos que la música nos ayuda a superar los estadios más banales de nuestra vida cotidiana y elevarnos con toda lucidez y precisión a niveles de realización personal muy lograda. La música nos ayuda a incrementar la madurez personal: la capacidad de pensar con amplitud y profundidad, ser creativos incluso en las actividades más sencillas, promover una auténtica “cultura del corazón”, ejercitar una forma de libertad creativa. Todo ello resalta al analizar las grandes obras musicales.

 El Don Giovanni y La flauta mágica de Mozart son bellísimos, nos distraen y confortan inmensamente. Pero no se reducen a eso: nos transmiten el mensaje de que el amor humano auténtico se destruye si lo entendemos como una forma de dominio sobre los demás y, en cambio, logra todo su poder constructivo y conmovedor si lo sometemos a un período de purificación. Las famosas pruebas a que son sometidos los jóvenes Tamino y Pamina no persiguen, en el fondo, sino dar el salto esforzado del nivel 1 al nivel 2, el nivel de la creatividad y del encuentro, posibles sólo a quien adopta ante los demás una actitud de generosidad, confianza, fidelidad, comunicación veraz y afectuosa, cordialidad, participación en actividades bondadosas... Esto explica el entusiasmo de quienes han analizado esas obras. Recordemos un texto del gran Peter Ilich Tchaikowski: “A Mozart no sólo le quiero; lo adoro. Para mí, el ´Don Giovanni´ es la ópera más fantástica que hay... Oiga las óperas de Mozart, dos o tres de sus sinfonías, el Requiem, los seis cuartetos dedicados a Haydn y el Quinteto de cuerdas en sol menor. ¿No siente usted el hechizo? Su música de cámara encanta por su pureza y la gracia de la forma, así como por la asombrosa y rara belleza de las voces; pero de vez en cuando se encuentran pasajes que hacen derramar lágrimas. Sólo quisiera aludir al Adagio del Quinteto en sol menor. Todavía nadie ha sabido expresar en música tan bellamente el dolor humilde y desvalido” [2]

La Novena Sinfonía de Beethoven nos eleva a una cota de sublimidad estética, pero, al mismo tiempo, nos hace sentir la emoción sobrecogedora que suscita en nosotros la experiencia de la solidaridad de los hombres entre sí y de todos con el Creador, “el Padre amoroso que habita por encima de la bóveda celeste”, como dice la Oda de Friedrich Schiller. Por eso las tres obras citadas constituyen un bien de la Humanidad. 

Se comprende la honda satisfacción del maestro Abreu –músico, economista y ex ministro de Cultura- al contemplar ahora su gran obra y exclamar con la mayor convicción: “Estamos ante una revolución triple: pedagógica, social y artística, porque este proyecto ha logrado trascender las barreras sociales. Con la música, los niños aprenden solidaridad”. 


Notas
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[1] Música para todos nosotros, Espasa-Calpe, Madrid 1954, p. 234. 
[2] Cf. Ena von Baer (ed.): Teuere Freudin, Werner Dausien, Hanau 1964, p. 155.


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Y dicho esto, les dejo la banda sonora de la globalización católica. 

Oh freunde nicht diese töne! 





O Freunde, nicht diese Töne!
Sondern laßt uns angenehmere anstimmen,
und freudenvollere.
Freude! Freude!
¡Oh amigos, no estas notas!
entonemos otras más agradables
y llenas de alegría
¡Alegría! Alegría!
Freude, schöner Götterfunken
Tochter aus Elysium,
Wir betreten feuertrunken,
Himmlische, dein Heiligtum.
Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng geteilt;
Alle Menschen werden Brüder,
Wo dein sanfter Flügel weilt.
Alegría, bella chispa divina,
Hija del Elíseo,
penetramos ardientes de embriaguez,
¡Oh celeste! en tu santuario
Tus encantos atan los lazos
que la rígida moda rompiera;
Y Todos los hombres serán hermanos,
bajo tus alas bienhechoras.
Wem der große Wurf gelungen,
Eines Freundes Freund zu sein;
Wer ein holdes Weib errungen,
Mische seinen Jubel ein!
Ja, wer auch nur eine Seele
Sein nennt auf dem Erdenrund!
Und wer's nie gekonnt, der stehle
Weinend sich aus diesem Bund!
Quién logro el golpe de suerte
De ser el amigo de un amigo;
Quién ha conquistado una noble mujer,
Que una su júbilo al nuestro!
¡Sí, que venga aquel que en la tierra
pueda llamar suya siquiera un alma!
Y quien jamás lo ha podido,
¡Que se aparte llorando de nuestro grupo!.
Freude trinken alle Wesen
An den Brüsten der Natur;
Alle Guten, alle Bösen
Folgen ihrer Rosenspur.
Küße gab sie uns und Reben,
Einen Freund, geprüft im Tod;
Wollust ward dem Wurm gegeben,
Und der Cherub steht vor Gott.
Vor Gott!
Se derrama la Alegría para los seres
por todos los senos de la Naturaleza;
Todos los buenos, todos los malos,
Siguen su camino de rosas.
Ella nos dio los besos y la vid,
Y un amigo, probado hasta en la muerte;
Al gusanillo fue dada la voluptuosidad,
Y el querubín está ante Dios.
Ante dios!
Froh, wie seine Sonnen fliegen
Durch des Himmels prächt'gen Plan,
Laufet, Brüder, eure Bahn,
Freudig, wie ein Held zum Siegen.
Alegres, como vuelan Sus soles
A través de la espléndida bóveda celeste,
Corred, hermanos, seguid vuestra ruta,
Alegres, como el héroe hacia la victoria.
Seid umschlungen, Millionen!
Diesen Kuß der ganzen Welt!
Brüder, über'm Sternenzelt
Muss ein lieber Vater wohnen.
Ihr stürzt nieder, Millionen?
Ahnest du den Schöpfer, Welt?
Such' ihn über'm Sternenzelt!
Über Sternen muss er wohnen.
¡Abrazaos, Millones de seres!.
Este beso para el Mundo entero!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
Habita un Padre Amante.
¿Os prosternaís, Millones de seres?
¡Mundo, presientes al Creador?
Búscalo por encima de las Estrellas!
Allí debe estar su Morada!.




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martes, 12 de noviembre de 2013

Little Red Riding Hood / Caperucita Roja /Little Red Cap / Le Petit Chaperon rouge


Once upon a time there lived in a certain village a little country girl, the prettiest creature who was ever seen. Her mother was excessively fond of her; and her grandmother doted on her still more. This good woman had a little red riding hood made for her. It suited the girl so extremely well that everybody called her Little Red Riding Hood.

One day her mother, having made some cakes, said to her, "Go, my dear, and see how your grandmother is doing, for I hear she has been very ill. Take her a cake, and this little pot of butter."

Little Red Riding Hood set out immediately to go to her grandmother, who lived in another village.

As she was going through the wood, she met with a wolf, who had a very great mind to eat her up, but he dared not, because of some woodcutters working nearby in the forest. He asked her where she was going. The poor child, who did not know that it was dangerous to stay and talk to a wolf, said to him, "I am going to see my grandmother and carry her a cake and a little pot of butter from my mother."

"Does she live far off?" said the wolf

"Oh I say," answered Little Red Riding Hood; "it is beyond that mill you see there, at the first house in the village."

"Well," said the wolf, "and I'll go and see her too. I'll go this way and go you that, and we shall see who will be there first."

The wolf ran as fast as he could, taking the shortest path, and the little girl took a roundabout way, entertaining herself by gathering nuts, running after butterflies, and gathering bouquets of little flowers. It was not long before the wolf arrived at the old woman's house. He knocked at the door: tap, tap.

"Who's there?"

"Your grandchild, Little Red Riding Hood," replied the wolf, counterfeiting her voice; "who has brought you a cake and a little pot of butter sent you by mother."

The good grandmother, who was in bed, because she was somewhat ill, cried out, "Pull the bobbin, and the latch will go up."

The wolf pulled the bobbin, and the door opened, and then he immediately fell upon the good woman and ate her up in a moment, for it been more than three days since he had eaten. He then shut the door and got into the grandmother's bed, expecting Little Red Riding Hood, who came some time afterwards and knocked at the door: tap, tap.

"Who's there?"

Little Red Riding Hood, hearing the big voice of the wolf, was at first afraid; but believing her grandmother had a cold and was hoarse, answered, "It is your grandchild Little Red Riding Hood, who has brought you a cake and a little pot of butter mother sends you."
The wolf cried out to her, softening his voice as much as he could, "Pull the bobbin, and the latch will go up."

Little Red Riding Hood pulled the bobbin, and the door opened.

The wolf, seeing her come in, said to her, hiding himself under the bedclothes, "Put the cake and the little pot of butter upon the stool, and come get into bed with me."

Little Red Riding Hood took off her clothes and got into bed. She was greatly amazed to see how her grandmother looked in her nightclothes, and said to her, "Grandmother, what big arms you have!"

"All the better to hug you with, my dear."

"Grandmother, what big legs you have!"

"All the better to run with, my child."

"Grandmother, what big ears you have!"

"All the better to hear with, my child."

"Grandmother, what big eyes you have!"

"All the better to see with, my child."

"Grandmother, what big teeth you have got!"

"All the better to eat you up with."

And, saying these words, this wicked wolf fell upon Little Red Riding Hood, and ate her all up.

Moral: Children, especially attractive, well bred young ladies, should never talk to strangers, for if they should do so, they may well provide dinner for a wolf. I say "wolf," but there are various kinds of wolves. There are also those who are charming, quiet, polite, unassuming, complacent, and sweet, who pursue young women at home and in the streets. And unfortunately, it is these gentle wolves who are the most dangerous ones of all.


Esta es una de las primeras traducciones de Perrault, sacada de: Andrew Lang, The Blue Fairy Book, 5th edition (London: Longmans, Green, and Company, 1891), pp. 51-53 

En el original francés viene a decir:

Le Petit Chaperon rouge

Il était une fois une petite fille de Village, la plus jolie qu’on eût su voir ; sa mère en était folle, et sa mère-grand plus folle encore. Cette bonne femme lui fit faire un petit chaperon rouge, qui lui seyait si bien, que partout on l’appelait le Petit Chaperon rouge.

Un jour, sa mère, ayant cuit et fait des galettes, lui dit : Va voir comme se porte ta mère-grand, car on m’a dit qu’elle était malade. Porte-lui une galette et ce petit pot de beurre. Le Petit Chaperon rouge partit aussitôt pour aller chez sa mère-grand, qui demeurait dans un autre Village. En passant dans un bois elle rencontra compère le Loup, qui eut bien envie de la manger ; mais il n’osa, à cause de quelques Bûcherons qui étaient dans la Forêt. Il lui demanda où elle allait ; la pauvre enfant, qui ne savait pas qu’il est dangereux de s’arrêter à écouter un Loup, lui dit : Je vais voir ma Mère-grand, et lui porter une galette, avec un petit pot de beurre, que ma Mère lui envoie. Demeure-t-elle bien loin ? lui dit le Loup.

Oh ! oui, dit le Petit Chaperon rouge, c’est par-delà le moulin que vous voyez tout là-bas, à la première maison du Village. Eh bien, dit le Loup, je veux l’aller voir aussi ; je m’y en vais par ce chemin-ci, et toi par ce chemin-là, et nous verrons qui plus tôt y sera. Le loup se mit à courir de toute sa force par le chemin qui était le plus court, et la petite fille s’en alla par le chemin le plus long, s’amusant à cueillir des noisettes, à courir après des papillons, et à faire des bouquets des petites fleurs qu’elle rencontrait.

Le loup ne fut pas longtemps à arriver à la maison de la Mère-grand ; il heurte : Toc, toc. Qui est là ? C’est votre fille le Petit Chaperon rouge (dit le Loup, en contrefaisant sa voix) qui vous apporte une galette et un petit pot de beurre que ma Mère vous envoie. La bonne Mère-grand, qui était dans son lit à cause qu’elle se trouvait un peu mal, lui cria : Tire la chevillette, la bobinette cherra. Le Loup tira la chevillette et la porte s’ouvrit. Il se jeta sur la bonne femme, et la dévora en moins de rien ; car il y avait plus de trois jours qu’il n’avait mangé. Ensuite il ferma la porte, et s’alla coucher dans le lit de la Mère-grand, en attendant le Petit Chaperon rouge, qui quelque temps après vint heurter à la porte. Toc, toc.

Qui est là ? Le Petit Chaperon rouge, qui entendit la grosse voix du Loup eut peur d’abord, mais croyant que sa Mère-grand était enrhumée, répondit : C’est votre fille le Petit Chaperon rouge, qui vous apporte une galette et un petit pot de beurre que ma Mère vous envoie. Le Loup lui cria en adoucissant un peu sa voix : Tire la chevillette, la bobinette cherra. Le Petit Chaperon rouge tira la chevillette, et la porte s’ouvrit.

Le Loup, la voyant entrer, lui dit en se cachant dans le lit sous la couverture : Mets la galette et le petit pot de beurre sur la huche, et viens te coucher avec moi. Le Petit Chaperon rouge se déshabille, et va se mettre dans le lit, où elle fut bien étonnée de voir comment sa Mère-grand était faite en son déshabillé. Elle lui dit : Ma mère-grand, que vous avez de grands bras ? C’est pour mieux t’embrasser, ma fille.

Ma mère-grand, que vous avez de grandes jambes ? C’est pour mieux courir, mon enfant. Ma mère-grand, que vous avez de grandes oreilles ? C’est pour mieux écouter, mon enfant. Ma mère-grand, que vous avez de grands yeux ? C’est pour mieux voir, mon enfant. Ma mère-grand, que vous avez de grandes dents. C’est pour te manger. Et en disant ces mots, ce méchant Loup se jeta sur le Petit Chaperon rouge, et la mangea.

MORALITÉ

On voit ici que de jeunes enfants,
Surtout de jeunes filles
Belles, bien faites, et gentilles,
Font très mal d’écouter toute sorte de gens,
Et que ce n’est pas chose étrange,
S’il en est tant que le Loup mange.
Je dis le Loup, car tous les Loups
Ne sont pas de la même sorte ;
Il en est d’une humeur accorte,
Sans bruit, sans fiel et sans courroux,
Qui privés, complaisants et doux,
Suivent les jeunes Demoiselles
Jusque dans les maisons, jusque dans les ruelles ;
Mais hélas ! qui ne sait que ces Loups doucereux,
De tous les Loups sont les plus dangereux.




Lo que quiere decir, más o menos (traduzco del inglés, no del francés):

Había una vez una niña pequeña, que vivía en una pequeña aldea de un pequeño país, era sin duda la más bonita criatura que jamás fue vista. Su madre estaba superencariñada con ella, y su abuela la quería aún más. 

Un día, esta buena mujer le hizo a su nieta una caperucita roja con capa. Y como le sentaba tan bien y estaba tan guapa con ella todo el mundo la llamaba Caperucita Roja.

Un día su madre, después de haber hecho unos bollos al horno, le dijo: "Ve, hija mía, a ver cómo está tu abuela, que me han dicho que está muy enferma, y de paso llévale este bollo y este tarrito de mantequilla."

Caperucita Roja se levantó al momento para ir a ver a su abuela, que vivía en otro pueblo.
Pero a poco que se adentró en el bosque, se encontró con un lobo, que tenía unas ganas enormes de comérsela, aunque en ese momento no se atrevió porque  había unos leñadores que trabajaban cerca. Entonces le preguntó a dónde iba. La pobre niña, que no sabía que era peligroso quedarse y hablar con un lobo, le dijo: "Voy a ver a mi abuela y a llevarle este bollo y esta tarrito de mantequilla que me ha dado mi madre."

"¿Vive muy lejos?" dijo el lobo

"Oh, no -respondió Caperucita Roja- está más allá del molino que ves allí, en la primera casa en el pueblo."

"Bueno", dijo el lobo, "yo voy a ir también. Voy a ir por este camino, veremos quién llega antes."

El lobo corrió tan rápido como pudo, y por el camino más corto. Mientras la niña se entretenía recogiendo nueces y flores, y persiguiendo mariposas. 

Como era de esperar, el lobo llegó antes a la casa de la anciana y llamó a la puerta: toc, toc.

"¿Quién anda ahí?"

"Tu nieta, Caperucita Roja," contestó el lobo, con voz de falsete, "Te he traído un bollo y un tarrito de mantequilla de mi madre."

La buena abuela, que estaba en la cama, porque estaba un poco enferma, exclamó: "Entra, está abierta."

El lobo abrió la puerta, e inmediatamente cayó sobre la buena mujer y se la comió de un bocado, porque llevaba más de tres días sin comer. Luego cerró la puerta y se metió en la cama de la abuela, a la espera de Caperucita Roja, que llegó más tarde y llamó a la puerta: toc, toc.

"¿Quién anda ahí?"

Caperucita roja, al oir la voz ronca del lobo sintió miedo, pero pensó que su abuela tenía un resfriado y estaba ronca, respondió: "Soy tu nieta Caperucita Roja, que te he traído un bollo y un tarrito de mantequila de parte de mi madre."

El lobo, suavizando la voz tanto como pudo, dijo: "Entra, está abierto"

Caperucita Roja abrió la puerta, y el lobo, al verla entrar, le dijo, ocultándose debajo de las sábanas, "Pon el bollo y el tarrito de mantequilla en el taburete, y ven a la cama conmigo."

Caperucita Roja se desnudó y se metió en la cama. Se sorprendió al ver cómo su abuela se embozaba en su ropa de cama, y le dijo: "Abuela, ¡qué brazos tan grandes tienes!"

"Son para abrazarte con cariño mejor".

"Abuela, ¡qué piernas tan grandes tienes!"

"Son para correr mejor, hija mía."

"Abuela, ¡qué orejas tan grandes tienes!"

"Son para escucharte mejor, mi niña."

"Abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!"

"Son para verte mejor, hija mía."

"Abuela, ¡qué dientes tan grandes tienes!"

"¡Son para comerte mejor!"

Y diciendo estas palabras, el malvado lobo cayó sobre Caperucita Roja, y se la comió toda.

Moraleja: Las niñas guapas y bien educadas nunca deben hablar con extraños, ya que si lo hacen bien puede ser la cena de un lobo. Digo "lobo", pero hay varios tipos de lobos. También están aquellos que son encantadores, tranquilos, amables, complacientes y sin pretensiones, y dulces, que persiguen a las mujeres jóvenes en el hogar y en las calles. Y, por desgracia, son estos lobos suaves que son los más peligrosos de todos. 

La versión de los hermanos Grimm (Kinder  und Hausmärchen, 1st ed. (Berlin, 1812), v. 1, no. 26. Translated by D. L. Ashliman) es más o menos... aunque en ella aparece el cazador y el final feliz, pero en esencia es lo mismo:



Once upon a time there was a sweet little girl. Everyone who saw her liked her, but most of all her grandmother, who did not know what to give the child next. Once she gave her a little cap made of red velvet. Because it suited her so well, and she wanted to wear it all the time, she came to be known as Little Red Cap. 

One day her mother said to her, "Come Little Red Cap. Here is a piece of cake and a bottle of wine. Take them to your grandmother. She is sick and weak, and they will do her well. Mind your manners and give her my greetings. Behave yourself on the way, and do not leave the path, or you might fall down and break the glass, and then there will be nothing for your sick grandmother." 

Little Red Cap promised to obey her mother. The grandmother lived out in the woods, a half hour from the village. When Little Red Cap entered the woods a wolf came up to her. She did not know what a wicked animal he was, and was not afraid of him. 

"Good day to you, Little Red Cap." 

"Thank you, wolf." 

"Where are you going so early, Little Red Cap?" 

"To grandmother's." 

"And what are you carrying under your apron?" 

"Grandmother is sick and weak, and I am taking her some cake and wine. We baked yesterday, and they should give her strength." 

"Little Red Cap, just where does your grandmother live?" 

"Her house is a good quarter hour from here in the woods, under the three large oak trees. There's a hedge of hazel bushes there. You must know the place," said Little Red Cap. 
The wolf thought to himself, "Now there is a tasty bite for me. Just how are you going to catch her?" Then he said, "Listen, Little Red Cap, haven't you seen the beautiful flowers that are blossoming in the woods? Why don't you go and take a look? And I don't believe you can hear how beautifully the birds are singing. You are walking along as though you were on your way to school in the village. It is very beautiful in the woods." 

Little Red Cap opened her eyes and saw the sunlight breaking through the trees and how the ground was covered with beautiful flowers. She thought, "If a take a bouquet to grandmother, she will be very pleased. Anyway, it is still early, and I'll be home on time." And she ran off into the woods looking for flowers. Each time she picked one she thought that she could see an even more beautiful one a little way off, and she ran after it, going further and further into the woods. But the wolf ran straight to the grandmother's house and knocked on the door. 

"Who's there?" 

"Little Red Cap. I'm bringing you some cake and wine. Open the door for me." 

"Just press the latch," called out the grandmother. "I'm too weak to get up." 

The wolf pressed the latch, and the door opened. He stepped inside, went straight to the grandmother's bed, and ate her up. Then he took her clothes, put them on, and put her cap on his head. He got into her bed and pulled the curtains shut. 

Little Red Cap had run after flowers, and did not continue on her way to grandmother's until she had gathered all that she could carry. When she arrived, she found, to her surprise, that the door was open. She walked into the parlor, and everything looked so strange that she thought, "Oh, my God, why am I so afraid? I usually like it at grandmother's." Then she went to the bed and pulled back the curtains. Grandmother was lying there with her cap pulled down over her face and looking very strange. 

"Oh, grandmother, what big ears you have!" 

"All the better to hear you with." 

"Oh, grandmother, what big eyes you have!" 

"All the better to see you with." 

"Oh, grandmother, what big hands you have!" 

"All the better to grab you with!" 

"Oh, grandmother, what a horribly big mouth you have!" 

"All the better to eat you with!" And with that he jumped out of bed, jumped on top of poor Little Red Cap, and ate her up. As soon as the wolf had finished this tasty bite, he climbed back into bed, fell asleep, and began to snore very loudly. 

A huntsman was just passing by. He thought it strange that the old woman was snoring so loudly, so he decided to take a look. He stepped inside, and in the bed there lay the wolf that he had been hunting for such a long time. "He has eaten the grandmother, but perhaps she still can be saved. I won't shoot him," thought the huntsman. So he took a pair of scissors and cut open his belly. 

He had cut only a few strokes when he saw the red cap shining through. He cut a little more, and the girl jumped out and cried, "Oh, I was so frightened! It was so dark inside the wolf's body!" 

And then the grandmother came out alive as well. Then Little Red Cap fetched some large heavy stones. They filled the wolf's body with them, and when he woke up and tried to run away, the stones were so heavy that he fell down dead. 

The three of them were happy. The huntsman took the wolf's pelt. The grandmother ate the cake and drank the wine that Little Red Cap had brought. And Little Red Cap thought to herself, "As long as I live, I will never leave the path and run off into the woods by myself if mother tells me not to." 

They also tell how Little Red Cap was taking some baked things to her grandmother another time, when another wolf spoke to her and wanted her to leave the path. But Little Red Cap took care and went straight to grandmother's. She told her that she had seen the wolf, and that he had wished her a good day, but had stared at her in a wicked manner. "If we hadn't been on a public road, he would have eaten me up," she said. 

"Come," said the grandmother. "Let's lock the door, so he can't get in." 

Soon afterward the wolf knocked on the door and called out, "Open up, grandmother. It's Little Red Cap, and I'm bringing you some baked things." 

They remained silent, and did not open the door. The wicked one walked around the house several times, and finally jumped onto the roof. He wanted to wait until Little Red Cap went home that evening, then follow her and eat her up in the darkness. But the grandmother saw what he was up to. There was a large stone trough in front of the house. 

"Fetch a bucket, Little Red Cap," she said. "Yesterday I cooked some sausage. Carry the water that I boiled them with to the trough." Little Red Cap carried water until the large, large trough was clear full. The smell of sausage arose into the wolf's nose. He sniffed and looked down, stretching his neck so long that he could no longer hold himself, and he began to slide. He slid off the roof, fell into the trough, and drowned. And Little Red Cap returned home happily and safely.