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jueves, 23 de agosto de 2018

Memoria histórica: la batalla de El Mazuco





De vacaciones en Asturias pude ir a una presentación de un libro de Pablo González Pola sobre la transición, aunque no era el tema se habló –entre líneas- de la batalla del Mazuco y de la “heroica resistencia” de los asturianos. Aunque no conocía el tema especialmente, me resultó curiosa esa afirmación ya que asturianos y santanderinos están hechos de la misma pasta y en la toma de Santander y en el resto de Cantabria tengo entendido que la huida de los soldados republicanos al bando nacional era considerable. ¿Qué tendrían los asturianos para defender tan heroicamente a los verdugos republicanos? Esas gentes de pueblo, que ponen una ermita en cada ladera, celebran a sus santos y que celebran la propiedad privada de sus prados ¿qué tenían que ver con anarquistas y socialistas de las fábricas ý las minas? En las elecciones del 36 ganó la izquierda por poco, casi la mitad de los asturianos eran de derechas.

Como la conferencia era en Llanes al día siguiente fuimos de excursión al Mazuco, con el detector de metales en busca de restos bélicos, y pude ver las trincheras, las líneas defensivas y ofensivas y los vestigios de la guerra en los pueblos cercanos. Más claros que los vestigios de la guerra podía apreciarse el conflicto de la memoria histórica en el alto de la Tornería.



Había una cruz y un monumento a los dos alemanes que murieron en esa batalla que llevaban allí, olvidados, desde hace 70 años, las inclemencias del tiempo habían borrado casi todo, una piedra escrita en alemán con dos nombres. Nada más. Pero con la memoria histórica surge de nuevo el odio. Se pintó la piedra de los alemanes con los colores de la bandera republicana, se arrancó la cruz de la que queda solo la base y se puso una placa a los soldados republicanos. Es decir, se aplicó la ley tal y como se concibe: revancha de unos contra otros. Corría el año de la memoria histórica 2013. A los pocos meses ese monumento republicano fue destruido por gente del pueblo y la respuesta de la izquierda fue destruir totalmente el monumento a los alemanes y colocar otro monumento (sobre hormigón del bueno) a los caído de la República. Como era de esperar este Monumento está hoy también destrozado, puesto que allí murieron muchos españoles (y alemanes, ingleses, americanos…) y no solo murieron de un lado.


Entiendo perfectamente la reacción del pueblo. Si allí murieron sus abuelos lo propio es recordarlos a todos, no destruir el recuerdo de unos y elevar el de los otros. 

Hasta que no se pase esta ola de revancha histórica y no se ponga una placa conmemorando la batalla haciendo mención a los dos bandos, a los que cayeron por Dios, por España, por el tradicionalismo o el falangismo; y a los que lo hicieron por la República, el comunismo, el anarquismo; porque tanto en un bando como en otro los contendientes luchaban por distintas causas y lo que es más importante, la mayoría luchaban porque tocaba, porque les mandaban, porque era obligatorio.

Pero volvamos a los «heroicos defensores»: yo creo que si bien hubo resistencia fuerte no puede clasificarse de heroísmo porque era un sacrificio inútil de muchos españoles para servir a los intereses partidistas o personales de unos pocos. Si bien se puede hablar de heroísmo de los defensores con mucha más lógica se puede hablar de heroísmo de los tercios navarros conquistando peña a peña cada una de las posiciones marxistas.

La batalla se desarrolló entre el 5 y el 22 de septiembre de 1937. Santander acababa de caer y el ejército de Dávila avanzaba por la costa norte sin apenas resistencia. Por otro lado el General Aranda avanzaba por León y se habían ocupado casi todos los pueblos del otro lado de la sierra. El mar era claramente territorio nacional y Asturias era una isla a la que le quedaba solo rendirse. 30.000 hombres, aviación, marina, artillería… frente a 3.000 sin cobertura. No hace falta ser un estratega para saber que la batalla estaba perdida de antemano. De hecho un mes después el norte era nacional.

Quince días antes Asturias y León se habían declarado “Soberanas” y yo creo que este afán de poder de los nuevos jefecillos les llevaron a esta trágica decisión de defender el monte al alto precio de la vida de 5000 españoles. Su experiencia soberana les duró dos meses y diez mil muertos. Si esto es querer al pueblo… en fin.

Cada metro de monte fue tomado a bayoneta por españoles de Asturias, Navarra, Zamora, Palencia, Galicia, León, etc. Cada noche abandonaban sus puestos avanzados algunos combatientes y se pasaban al bando nacional (como suele ocurrir con el comunismo, nunca es en sentido contrario).

Los que quedaban no eran heroicos defensores, la mayoría estaban obligados, muchos cuando podían se escapaban y tuvieron que fusilar a más de 100 oficiales y tropa por perder posiciones. Hubo motines que terminaron con fusilamientos. Se publicó la orden en todos los periódicos: “Al militar que abandone el puesto no hay que darle tiempo a explicar por qué lo abandonó. Se le fusila antes, sin que explique nada. No se puede perder tiempo en excusas de cobardes“. Nota que reproducida en todos los periódicos dejaba claro que muchos abandonaban las filas republicanas, de lo contrario no sería algo publicable.

Tampoco eran defensores de la libertad ni de la democracia republicana, los que mandaban eran comunistas mandados por asesores soviéticos que habían instaurado una república independiente, el Consejo Soberano de Asturias y León el 24 de agosto de 1937 presidido por un nefasto Belarmino Tomás, el mismo que firmó la rendición tras la revolución de Asturias de 1934. El jefe de una dictadura que luchó contra la República y que duró dos meses de asesinatos y persecuciones, en la que murieron 1500 asturianos. Tres años después se repitió lo mismo: asesinatos, violaciones, eliminación de todo el clero. Muchos de ellos fusilados y arrojados al mar desde el barco prisión «Luis Caso de los Cobos», donde se seguía una macabra costumbre: en cada bombardeo de la aviación alemana sobre Gijón se sacaban a más de cien prisioneros y se les daba muerte.

La orden primera del Consejo Soberano fue que no saliese nadie de la Asturias roja, condenando a los asturianos a sufrir los horrores de la guerra, el hambre, el frío y el miedo, cuando las posiciones estaban perdidas y cualquier persona con una ética mínima habría firmado una rendición, evacuando previamente a quien quisiese a zona republicana más segura. Esta cerrazón no impidió que, una vez perdido todo, los dirigentes socialistas y anarquistas y los “asesores” soviéticos saliesen de la zona.

La toma del Mazuco y la siguiente conquista de Gijón supuso una liberación para la población asturiana, que logró vivir en paz desde entonces hasta hoy 81 años después.

lunes, 28 de febrero de 2011

Texto de Marx: crítica a Feuerbach

XI tesis sobre Feuerbach: Crítica del materialismo teórico de Feuerbach


1)

La falla fundamental de todo el materialismo precedente (incluyendo el de Feuerbach) reside en que sólo capta la cosa (Gegestand), la realidad, lo sensible, bajo la forma de objeto (Objekt) o de la contemplación (Anschauung), no como actividad humana sensorial, como práctica; no de un modo subjetivo. De ahí que el lado activo fuese desarrollado de un modo abstracto, en contraposición al materialismo por el idealismo, el cual, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, en cuanto tal. Feuerbach aspira a objetos sensibles, realmente distintos de los objetos conceptuales, pero no concibe la actividad humana misma como una actividad objetiva. Por eso en La esencia del cristianismo sólo se considera como auténticamente humano el comportamiento teórico, y en cambio la práctica sólo se capta y se plasma bajo su
sucia forma judía de manifestarse. De ahí que Feuerbach no comprenda la importancia de la actividad "revolucionaria", de la actividad "crítico-práctica".


2)

El problema de si puede atribuirse al pensamiento humano una verdad objetiva no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre debe demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poder, la terrenalidad de su pensamiento. La disputa en torno a la realidad o irrealidad del pensamiento -aislado de la práctica- es un problema puramente escolástico.

3)

La teoría materialista del cambio de las circunstancias y de la educación olvida que las circunstancias las hacen cambiar los hombres y que el educador necesita, a su vez, ser educado. Tiene, pues, que distinguir en la sociedad dos partes, una de las cuales se halla colocada por encima de ella. La coincidencia del cambio de las circunstancias con el de la actividad humana o cambio de los hombres mismos sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria.


4)

Feuerbach parte del hecho de la autoenajenación religiosa, del desdoblamiento del mundo en un mundo religioso y otro terrenal. Su labor consiste en reducir el mundo religioso a su fundamento terrenal. Pero el hecho de que el fundamento terrenal se separe de sí mismo para plasmarse como un reino independiente que flota en las nubes es algo que sólo puede explicarse por el propio desgarramiento y la contradicción de este fundamento terrenal consigo mismo. Por ende, es necesario tanto comprenderlo en su propia contradicción como revolucionarlo prácticamente eliminando la contradicción. Así, pues, por ejemplo, después de descubrir la familia terrenal como el secreto de la familia sagrada, hay que aniquilar teórica y prácticamente la primera.


5)


Feuerbach no se da por satisfecho con el pensamiento abstracto y recurre a la contemplación (Anschauung); pero no concibe lo sensorial como actividad sensorial humana práctica.


6)

Feuerbach resuelve la esencia religiosa en la esencia humana. Pero la esencia humana no es algo abstracto e inmanente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales. Feuerbach, que no entra en la crítica de esta esencia real, se ve, por tanto, obligado:

1.º A prescindir del proceso histórico, enfocando para sí el sentimiento religioso y presuponiendo un individuo humano abstracto, aislado.

2.º La esencia sólo puede concebirse, por tanto, de un modo "genérico", como una generalidad interna, muda, que une de un modo natural a los muchos individuos.


7)

Feuerbach no ve, por tanto, que el "sentimiento religioso" es a su vez un producto social y que el individuo abstracto que él analiza pertenece a una determinada forma de sociedad.


8)

Toda vida social es esencialmente práctica. Todos los misterios que inducen a la teoría, al misticismo, encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de esta práctica.


9)

Lo más a que puede llegar el materialismo contemplativo, es decir, el que no concibe lo sensorial como una actividad práctica, es a contemplar a los diversos individuos sueltos y a la sociedad civil.


10)

El punto de vista del materialismo antiguo es la sociedad civil; el del materialismo moderno, la sociedad humana o la humanidad social.


11)

Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Una "anécdota" sobre la vida de Carlos Marx


Los biógrafos marxistas que escriben sobre Marx tienen la poco profesional y para nada ética costumbre de “obviar” los detalles de su vida privada, no porque estos sean irrelevantes sino porque son tan macabros y desagradables que escribiendo sobre ellos temen herir su ideología. Sabido es el maltrato que Marx propinó a sus tres hijas, de hecho se negó a pagarles los estudios y llevó a que dos de éstas se quitaron la vida tras años de soportar reiterados abusos potenciados por el alcoholismo de su padre. Tristemente, de los abusos sufridos por Helene Demuth su “secretaria” poco se sabe popularmente.

Definitivamente si nos enteramos que un hombre el cual se llenó la boca hablando de expropiaciones y explotación capitalista tuvo una sirvienta a la cual nunca le pagó un solo suelo, y que tras embarazarla cobardemente hizo pasar por padre de la criatura a un amigo, en la cabeza nos repicará con un tintineo aguijoneante la palabra hipócrita. No estaríamos equivocados, ya que lamentablemente la vida de Helene fue muy triste.


Freddy Demuth, el hijo bastardo de Marx con Helene


Nacida en una familia de Saarland un 31 de Diciembre de 1820 de jovencita comenzó a trabajar como criada de varias familias hasta llegar a la casa de los Marx, con los cuales posteriormente se mudó a Londres. La situación social de Helene no era muy buena, de hecho sus servicios no se pagaban con dinero sino que, por órdenes del padre del comunismo, se le daba solo lo indispensable y un techo… ciertamente Helene vivía en una situación servil comparable a la de un sirviente liberto romano. Para el año 1851 -no se sabe si a partir de una relación consensuada o de una violación- Helene da a luz un niño, Frederick Demuth. Ante la sospechosa “casualidad” que naciera un niño a una mujer que prácticamente no tenía vida social todas las miradas cayeron sobre Marx, quien en vez de hacerse cargo obligó a su ricachón amigo, Engels, el mismo que pagaba sus vicios, a reconocer al niño como propio.

Poco se sabe de la relación entre ambos ya que Marx siempre negó la paternidad. De todas maneras, gracias a una carta escrita por Louise Freyberger a August Bebel fechada en el año 1898, sabemos que Marx no solo no reconoció al joven, sino que además lo despreció y constantemente basureó.


Semejante secreto carcomería la conciencia de Engels, quien en su lecho de muerte, ya sin casi poder hablar, confesaría a Eleanor, la hija menor de Marx, la verdad sobre el origen bastardo de Frederick Demuth.


¿Qué es lo irónico de esto? Marx siempre deseó hijos varones, de hecho son sabidos los desprecios que propinó a su mujer durante el mismo parto al enterarse el sexo de sus hijas, llegando a decir en el nacimiento de la primera “Mi esposa dio a luz un bebé; desgraciadamente ésta es una niña y no un niño”..

El texto es de http://www.anfrix.com/2007/04/helene-demuth-la-esclava-de-marx/

No es para hacer una biografía, pero da que pensar sobre el igualitarismo feminista...

También vale el artículo de Carey Roberts sobre el tema, donde se puede leer:

Karl Marx also viewed women as effective agitators to overthrow capitalism. As he admitted in a 1868 letter, "major social transformations are impossible without ferment among the women."

But if there are any lingering doubts about Karl Marx's real attitudes towards women, just examine his personal life.

According to Joshua Muravchik's brilliant book, Heaven on Earth, Marx disdained the responsibilities of a husband and father of three girls. He was inept in managing the household finances. He never even tried to get a job. Instead, he lived off of his inheritance and a monthly stipend from Engels.

Nonetheless, Marx did indulge in the bourgeoisie custom of hiring a household maid. Her name was Helene Demuth.

In 1851, Demuth bore an illegitimate son, Henry. Federick Engels soon admitted his paternity.

Lying on his deathbed in 1895, no longer able to speak, Engels took a chalk and slate in hand to reveal a well-guarded secret. The father of the bastard-son was Karl Marx himself.

Fuente original, el libro de Muravchik: