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jueves, 27 de septiembre de 2018

El Estado Cloaca



Hay dos relatos sobre la última historia de España, el oficial, que dice que Suárez fue un héroe de la transición y que luego le sucedieron democráticamente los demás, con algunos asuntillos sucios que ya se están dirimiendo en los tribunales y el otro relato, que cuento aquí y es un poco paranoico, pero van encajando demasiadas piezas.

El gran juego siempre deja cabos sueltos, alguno que se pasa de listo, otro que se queda sin escaño y arremete contra quienes le pusieron, algunos que se hinchan demasiado, y cuando esto pasa se inician luchas de poder que casi siempre terminan en 'filtraciones' y nos dejan ver alguna luz sobre lo que se llama periodísticamente “las cloacas del Estado”. A  mí me parece más que este Estado no tiene cloacas, que él es todo una cloaca enorme.

Para ver cómo funciona esto a mí particularmente me encantan las grabaciones de conversaciones privadas y transcripciones de las mismas. Disfruté con las conversaciones telefónicas de Púnica y Gürtel, cuando «el Bigotes» o Correa le contaba los regalos que traía a una mujer de imputado, y lo vuelvo a hacer con la cena de Viilarejo, Garzón y la ministra Delgado. Creo que en las grabaciones se ve cómo son las personas de verdad y cómo nos engañan de manera sistémica.

A grandes rasgos creo que la transición ha sido una gran trama de corrupción en la que periodistas, jueces, fiscales, diputados, senadores y empresarios se han repartido el poder con ayuda extranjera. 

¿Y la ideología? la ideología se murió en los campos de batalla de la guerra civil. Socialistas, populares, comunistas y nacionalistas han tenido una ideología única, si todavía cree que la derecha defiende unos valores diferentes a la izquierda... en fin. Solo hay una ideología: capitalismo siempre y cuando no se meta el empresario en el juego del poder, Ideología de género, cultura de la muerte, estructuralismo y funcionalismo en educación, laicismo y decritianización de la vida pública, etc., etc. No hay ninguna ley ideológica que el PP haya cambiado a su llegada alterna al poder, pero esto es otro tema. Volvamos.

Para mostrar esta idea de una trama corrupta amañada entre los poderes voy a mostrar varias escenas que creo que arrojan cierta luz de forma independiente y mucha reunidas.

Advierto que la percepción que tiene ud. de los casos que relato es precisamente la que los políticos y periodistas a sueldo han creado y por lo tanto les sonará extraño, pero lean hasta el final y si quieren ver vídeos mejor. Nombres como Jesús Gil, José María Ruiz Mateos o Mario Conde le suenan a estafadores -pero no lo eran- y otros nombres como Manuel Fraga, Felipe González o José María Aznar le suenan a respetables, patriotas o estadistas. 

Primera escena: 20 de diciembre de 1973

El asesinato de Carrero Blanco. Parece que el comando de ETA tuvo una ayuda inestimable de la embajada americana. Parece ser que a algunos 'demócratas' del régimen, al futuro rey y a los Estados Unidos le venía bien quitarse de en medio al Presidente del Gobierno, que mantendría el régimen como estaba tras la muerte de Franco. Interesaba interna y externamente una transición democrática y ETA ayudó en lo que pudo. Tras su muerte quedó claro que la transición democrática era un hecho y que la incorporación de España a la órbita americana era cada vez más real.

Segunda escena: el 23 de febrero de 1981

Seis años después Suárez había hecho el trabajo de la transición y ya sobraba. Pilar Urbano tiene una idea distinta a la oficial. Dice que Suárez no quería entrar en la OTAN y eso no podía ser. Resulta que el 23 de febrero y todo lo que nos contaron sobre el papel de algunos militares, el papel del rey, la participación de Armada y esas cosas no fueron realmente como dicen que fueron. 

La verdad que cuesta creer que don Juan Carlos no estuviese detrás. Los tres grandes beneficiarios del fallido 'golpe' fueron: el Rey, que por fin tuvo su papel en la trajicomedia, Felipe González, que entró en escena y Estados Unidos, que lograron meter a España en la OTAN y plantar aquí sus bases para controlar el Mediterráneo. Parece que el golpe se arregla desde dentro del parlamento y el resultado final es una clase política que controla la prensa, las grandes empresas, el poder judicial, el poder ejecutivo y legislativo y que además tiene todos las bendiciones de los países aliados. 

Después del 23 F la democracia se consolida y nacen las tramas como el GAL, los fondos reservados, el PSV y la corrupción generalizada en todo el gobierno socialista. De vez en cuando se ilumina la cloaca.

Tercera Escena: 23 de febrero de 1983

En pleno mangoneo del PSOE, cuando están formadas las nuevas estructuras de corrupción, llega la primera amenaza de la mano de un empresario de éxito que ha creado un holding en muy poco tiempo: José María Ruiz Mateos. Un espontáneo (y del Opus) pretende adquirir más poder del que se espera de alguien que no está dentro del aparato corrupto. Irónicamente eligen otro 23 de febrero para destruirle. Se le despoja de su dinero, se expropian sus empresas, se le persigue, se le mete en la cárcel y no paran hasta que cae: un baile perfecto de poderes todos contra un hombre que se defendió hábilmente hasta su muerte.

Los tribunales le dieron la razón, sus empresas fueron desmanteladas y los mismos ministros se aprovecharon de la venta de sus empresas. Todos tuvieron su parte.

Cuarta escena: 28 de diciembre de 1993

A la vez que caía Ruiz Mateos, otro empresario empieza a destacar: Mario Conde. Conde compra un banco, uno de los importantes, con su dinero, y a la vez intenta entrar en el oscuro mundo de la prensa y se arrima peligrosamente a la corona. Saltan todas las alarmas entre los políticos, que lo ven como una amenaza Aznar y González se lo meriendan sin piedad. De nuevo el Banco de España, los jueces, los fiscales, el Gobierno, la prensa. Todo un entramado que termina con un hombre inocente en la cárcel.

Quinta escena: 24 de abril de 2002

El 22 de diciembre de 1999 un juez (Manuel García Castellón, el mismo que instruyó el caso Banesto) cesó a Jesús Gil de la Presidencia del Atlético de Madrid, poco tiempo más tarde Gil fue rehabilitado y el juez fue premiado. Le ganó el pulso al Estado en muchas ocasiones, hasta que decidió él mismo retirarse y abandonar la política en 2002. Antes, evidentemente, le quitaron el dinero (las acciones del Atlético de Madrid y le pedían 95 millones por responsabilidad civil en Marbella, curiosa fecha, otro 23 de febrero, de 2004. Poco después fue absuelto de todos los delitos falsamente imputados. 

Otro tanto de lo mismo, un 'outsider' con la idea de hacer dinero y adquirir poder fuera del sistema. Éste sí entró en política y después de lograr varias mayorías absolutas y transformar Marbella y la Costa del Sol y Ceuta. El peligro era evidente y por eso los salvadores: jueces, fiscales, Gobierno y oposición se unieron contra el intruso y lo abatieron.

Mientras esto ocurría los partidos políticos montaban gigantescas tramas de corrupción que no solo les mantenían en el poder, sino que además les permitía lucrarse de manera desmesurada a unos pocos. 

Lo que realmente pasaba es que levantaban enormes barreras de entrada a quienes pretendiesen salirse del guion, es decir, una trama perfectamente cerrada y organizada donde todos vivían a cuerpo de rey hasta que llegó la crisis.

Sexta escena: 6 de febrero de 2009

Mientras el juez Garzón, el Ministro de Justicia del momento Bermejo, y la actual ministra de justicia Dolores Delgado, que entonces era Fiscal General, se van de caza a una finca de Toledo salta la trama Gürtel. La policía inicia las primeras detenciones en una causa que instruye Garzón, por orden de Bermejo y de Delgado.  

Ha empezado la guerra. La trama realmente era parte de la trama mayor, donde participan todos los partidos, pero esta vez ya no quieren repartirse el poder por temporadas, Zapatero optó por romper la baraja y ahora quiere acabar con su exsocio Mariano Rajoy y su entramado. Esto es la trama de El padrino. Ocurre un año después de que ambos hayan llegado a acumular casi todos los votos, el auge del bipartidismo. 

A partir de esa fecha se rompe el pacto y todo salta en pedazos. Es el momento que se acaba la transición. No por casualidad Zapatero había sacado su Ley de Memoria Histórica, con la que rompía directamente con los 'consensos' de controlarlo todo PP, PSOE, CiU y PNV y pretendía él solo administrarlo todo. Lo que no sabía es que el pueblo debe tener la sensación de tener el control, que no puedes hacer un partido único.

Epílogo


Y llega la crisis económica a salvar a Rajoy, pero el daño estaba hecho: se cuelan en el poder grupos emergentes como Podemos y Ciudadanos, los socios de Convergencia son eliminados (con los escándalos del 3%) y se convierten en independentistas (es decir, quieren ellos mantener solos su banda) porque han sido expulsados, todo el castillo se está viniendo abajo y ahora o lo recomponemos (la tesis de Rajoy) o nos unimos a los otros en una lucha fraticida: es decir, eliminamos totalmente al PP y nos repartimos la cosa entre las nuevas minorías.

Sánchez, continuador de Zapatero, se impone a su partido con esta nueva tesis y llega al poder por la sentencia de Gürtel, la misma que inició Garzón siendo fiscal y cazadora Dolores Delgado, sigue con la misma idea: ser él el amo y señor, y sigue los pasos de Zapatero, dándole otra vuelta a la memoria histórica, poniendo de ministra a Lola (¿cerveza o vino?) Delgado  y queriendo por fin recomponer un Estado Nuevo en el que Podemos, Bildu y el PdCat se unan al PSOE y se hagan con todo el negocio ¿Lo conseguirá? Nos ha prometido que estará hasta 2030.



El asesinato de Carrero Blanco
Sobre el Golpe de Tejero
Sobre Ruiz Mateos


Sobre Mario Conde

martes, 3 de octubre de 2017

Mensaje del Rey. Resumen


Sin Ley nada, todo lo puede la Ley... pero los nacionalistas que gobiernan Cataluña...


  1. Han incumplido la Constitución y su Estatuto de Autonomía.
  2. Han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente.
  3. Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho
  4. Han menospreciado los afectos y los sentimientos de solidaridad que han unido y unirán al conjunto de los españoles
  5. Se han apropiado de las instituciones históricas de Cataluña.
  6. Se han situado totalmente al margen del derecho y de la democracia.
  7. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común.


Por ello… ¡¡¡que vuelva todo a la normalidad!!!! ¡¡¡Por favor!!!


Mensajes sentimentales de autoayuda (la aportación de Letizia):


  1.       Si estás preocupado o inquieto… no estás solo
  2.       Si vives con desasosiego y tristeza… tranquilidad, confianza y esperanza.
  3.       Son momentos difíciles… pero lo superaremos.
  4.       Son momentos muy complejos…  pero saldremos adelante.



domingo, 20 de agosto de 2017

¿Qué pasaría si Cataluña se independizara?

Los Pujol en un paraíso natural... y fiscal
Sé que espera que le diga qué hacemos con el Barça o si permanecerían en la UE o no. Pero no va a ser así, si eso espera deje de leer, porque no va a encontrar un diagrama de consecuencias. 

Mi tesis: la pregunta es improcedente porque “Cataluña” no es una entidad diferente de España, es esencialmente España. La pregunta es tan absurda que no puede contestarse ¿Qué pasaría si a Jordi le cortamos la cabeza? Evidentemente, la pregunta no tendría sentido porque ya no sería Jordi, estaría muerto. Pues eso mismo pasa con Cataluña.

No es que haya habido dos países, dos naciones,  que se han unido en algún momento de su historia, España es una unidad desde antes de formarse siquiera los términos 'Cataluña' y 'España'. Lo que lo correcto es decir que algunos (algunos catalanes, vascos, andaluces o castellanos) quieren destruir España, y la quieren destruir por una razón: el poder.

España, como toda nación, ha tenido sus enemigos y los tendrá siempre, porque una nación es una forma de poder frente al mundo, es una unidad de poder, una forma de ser natural que quiere seguir existiendo y como tal pueden salirle enemigos exteriores o interiores, como a todo organismo vivo. En un tiempo  pasado fue Inglaterra la que quería ver a España sumida en el desastre para apropiarse de sus territorios o mercados. En otro tiempo el mal estaba dentro y los reyezuelos de taifas o los señores feudales querían un Estado débil para hacerse con un poder absoluto en un territorio pequeño. En ambos casos es el ansia de arrebatar el poder  a la nación el que mueve al ataque contra la misma. Pero España siempre soluciona sus problemas temporales, porque es una unidad metafísica, va más allá de lo temporal y es superior a los elementos que la componen.

En Cataluña lo que ocurre es lo segundo: unos señores feudales se cansan de tener que someterse a la ley para hacer lo que quieran. Y lo hacen en dos movimientos que se superponen:

Por un lado se crea una casta de corruptos representados por CiU y el PSC que va acaparando poder a costa de la retirada progresiva del Estado Español. Más poder significa presupuestos más amplios, muchos más altos cargos, muchos más enchufes, más mordidas y demás… y sobre todo más impunidad, cada vez son más los catalanes que viven de una u otra forma de la Autonomía o del catalanismo.  

Por otro lado se difunde el sentimiento nacionalista que consiste en crear un país desde arriba. Normalmente los nacionalismos funcionan al revés: un pueblo con una identidad y una historia, sometido a otro pueblo, genera políticos que lo llevan a la independencia. En Cataluña, no hay ni historia diferente, ni dos pueblos, ni ningún sometimiento. No hay ninguna ley española, de ninguna época, que limite los derechos de los catalanes. No hay ningún hecho diferencial. Por eso el nacionalismo se organiza de arriba abajo: son los políticos los que crean la identidad y el problema. 

Decía Ortega, que el nacionalismo necesita además de un sentimiento, un territorio que reivindicar y un enemigo al que hacer frente, por eso en el diseño nacionalista se basa en crear artificialmente el sentimiento, organizar campañas de odio a lo español (que en este caso es un odio hacia sí mismo de carácter freudiano en el que no me puedo detener) y reivindicar territorios españoles.


Siendo así las cosas (como ante cualquier problema) tenemos tres opciones: dejar que el grupo de los corruptos y corruptores sigan creando desde arriba su estado catalán, creando una nación artificial para satisfacer sus deseos de poder; plantarles cara de forma contundente y definitiva; o aplazar el problema (que es lo que suelen hacer los gobiernos democráticos).

Evidentemente la primera opción no tiene ningún sentido: ¿les dejamos? ¿qué pasaría si les dejásemos? La respuesta es evidente. Esto no puede pasar, no se trata de que yo no quiera, sino que es imposible. No se puede romper una nación así con una ley, porque una nación es un intercambio constante de todo, de bienes, de servicios, de gentes, valores, esperanzas, historia y genes. Es muy difícil determinar qué es catalán y qué andaluz, qué castellano y qué catalán. 

En los momentos difíciles, como en los atentados terroristas, sentimos que somos una nación. No importa el lugar de la geografía en la que suceden los hechos, porque simplemente han atacado a españoles, a todos los españoles, en este caso es un ataque extranjero, pero si a cualquier español se le le ataca por el hecho de serlo, toda la nación se pone en guardia.

Cuando las naciones no estaban delimitadas ni territorialmente ni espiritualmente sí podían unidades destinadas a ser lo mismo romperse en dos, como ocurrió entre España y Portugal o entre Alemania y Austria. Pero el andar de los tiempos ya hace imposible la ruptura de unidades históricas naturales. Cuando Alemania fue partida en dos tras la Segunda Guerra Mundial, todo el mundo sabía que esa situación era momentánea.

Es cierto que la política a veces no corresponde con lo natural: irlandeses, serbios, estonios, saben perfectamente quiénes son, porque tienen una raza, una religión, una historia diferente, y han estado sometidos, pero en España no existe ningún tipo étnico o cultural puro, somos todos lo mismo, la misma historia, los mismos genes, el mismo futuro, el mismo sentir ante la adversidad.

Por esto, porque somos en realidad lo mismo, los políticos catalanes plantean el problema como algo sentimental, en tiempos de la postverdad la realidad importa poco, solo el sentimiento –el poder de la voluntad- de la gente: es catalán el que se siente catalán… pero claro el sentimiento es manipulable, si en el colegio, en la radio y en la televisión, si en el Ayuntamiento y en la calle solo se habla de Cataluña como nación, buscando hechos diferenciales e historias inventadas sobre un previo reino catalán independiente…

Somos una nación, en lo económico ¿Es la Caixa una empresa catalana?, ¿De dónde sacan las materias primas, la mano de obra o los clientes las empresas catalanas?, ¿De dónde sacan las materias primas, la mano de obra o los clientes las empresas de Zaragoza?, en la historia ¿No había catalanes en la corte de los Reyes Católicos? ¿No participamos juntos en la conquista de América? ¿No luchamos juntos por el catolicismo en Europa? ¿No tuvimos la misma invasión francesa y la misma reacción en 1812? ¿No tuvimos la misma guerra civil? ¿No trabajamos juntos por la reconstrucción tras la guerra? ¿No eran catalanes los 18 ministros catalanes de Franco?; en lo personal ¿los hijos de los andaluces que fueron después de la guerra son catalanes? ¿Son catalanes los Puig que llevan tres generaciones en Valladolid? ¿Son catalanes los que se fueron a América? ¿Son catalanes los zamoranos del Barça? ¿Y los inmigrantes africanos afincados en Cataluña? ¿son catalanes?; en los valores ¿No somos todos mediterráneos? ¿No tenemos una misma forma de rezar, de cuidar, de vivir?

Siendo lo mismo, el Estado debe mantener su integridad y lo debe hacer no solo por no abandonar a la mayoría de los catalanes que sufren constantemente los envites del nacionalismo, sino por preservar el poder nacional, exactamente igual que si España sufriese una invasión, debería reaccionar con todo su poderío, político y militar, si amenaza una división debe reaccionar.

Urgentemente hay que cambiar la Constitución y crear eso que Rosa Díez llamaba el techo competencial, es decir, blindar las competencias autonómicas para todos, sin excepciones, y evitar de una vez por todas este sistema de representación que permite negociar la gobernabilidad de España a cambio de pérdida de soberanía o transferencias de poder a las autonomías, que como decimos son trocitos de poder que se reparten unos pocos.

Urge retirar las competencias en Educación y Sanidad, y garantizar los derechos de los españoles en Cataluña, es decir, de los catalanes. Y por supuesto evitar las duplicidades, por ejemplo, las policías locales, autonómicas, Guardia Civil y Nacional no tiene ningún sentido. 

Una Constitución que garantice el bilingüismo, único hecho diferencial catalán, pero que en caso de conflicto prevalezca el idioma común, pues es el único que garantiza la igualdad de oportunidades y la movilidad nacional e internacional. Que cada uno utilice el idioma que quiera, claro está, en cualquier parte de España, pero que a la hora de elegir u obligar solo sea el castellano el idioma de todos.

Una nueva Constitución que garantice la movilidad interna en la nación, que permita a los funcionarios pasar de una comunidad a otra sin problemas, que cualquier funcionario pueda usar la lengua que le apetezca en cada momento, sin que sea un derecho el ser atendido en una o en otra, y en todo caso la primacía del castellano, que es idioma común y que todos tenemos el deber de conocer.

Una nueva Constitución que llame como llame a las regiones, deje claro que la sedición o el intento de ruptura de la nación es delito y debe ser castigado de la misma manera que lo sería la invasión de un país extranjero. La apología del separatismo debería estar tipificada en el código penal equiparándola a la conspiración golpista.


Entonces queda contestada la pregunta: ¿qué pasaría si un grupo de corruptos quiere romper España? Que tendríamos que reformular las reglas del juego para que la pregunta sea impensable.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Diez razones para ser separatista


Ser nacionalista, separatista o independentista que viene a ser lo mismo, es siempre rentable, igual que es rentable ser un niñato maleducado. Es cierto que ambas cosas fastidian a los que están alrededor, que tiene que tragar y tragar y aguantarse resignadamente. Pero al nacionalista, como al hijo único los otros le trae al pairo. Es por eso por lo que se dice que el nacionalismo un egoísmo social, etc. En todo caso yo solo quiero destacar diez razones por las que conviene ser nacionalista. 

1. Vives en una Nación histórica que le ha costado sangre, sudor y lágrimas llegar a ser lo que es. (No es lo mismo ser luxemburgués, por ejemplo, que español, francés o inglés. Faltaría más). Los beneficios de pertenecer a una nación grande e histórica son muchos: 

  • Tienes una lengua de cultura, que puede hablarse en todo el planeta. 
  • Tienes un mercado amplio, un gran número de gente dispuesta a vender y a comprar tus productos
  • Tienes acuerdos internacionales que te benefician siempre
  • Todo el mundo conoce tu terruño
  • Puedes trabajar en todo el territorio nacional 
  • Puedes viajar sin se molestado

2. Pero eso lo tenemos todos, si eres nacionalista a la vez y sin renunciar a nada vives como si tu pueblo fuese un Estado-nacional-de-verdad:

  • Solo atiendes a las leyes locales (da igual lo que diga España sobre banderas, educación, igualdad de lenguajes en las administraciones, etc. etc.)
  • No necesitas ir a la capital a nada, tienes todo: educación, comercio, policía, bomberos, sanidad, calles, alumbrado, comercio, todo en tu comunidad
  • Como tienes una fabla popular arcaica puedes presentarte solo a las oposiciones de tu administración y tú puedes hacer oposiciones en toda la nación
  • Lo mismo con los trabajos cara al público, tú puedes, yo no. Pero en Madrid y en Cuenca estamos en igualdad de condiciones

3. Ser separatista te da un halo de oprimido de esos que quedan de maravilla en el extranjero. 

4. Eres representante de un pueblo milenario (como si los otros hubiésemos nacido ayer) o que ha sabido mantener su cultura frente a la opresión, etc. 

5. Tienes derecho a prohibir a tus vecinos cualquier manifestación cultural que no te guste. No se trata de que tú no vayas a los toros o a un baile de jotas de Álava, o que no vayas al cine en castellano. Puedes decidir que el otro no vaya.

6. Puedes jugar con el Estado de tú a tú al conflicto, a la amenaza de guerra, a la ruptura. Y el Estado tiene que callar y no entrar a saco ¿Y qué harás si no cumplo la Ley? ¿eh? 

7. Siempre tienes a alguien al que culpar de cualquier mal, a España, y -sin embargo- los aciertos son tuyos.

8. Tienes un gobierno dispuesto a subvencionar cualquier cosa que sea de la tierra, comida, animales, bailes,  lenguas.... 

9. Puedes convocar elecciones para proclamar el Estado Independiente, pero al final no lo haces porque si no se te acaba el chollo. Alguna razón imprevista, desbarata el "proceso" y el baile continua

10. Las bufonadas en busca de prensa actualidad en los mercados, sentimientos nacionales calientes, que hacen olvidar las malas gestiones, los robos y las debilidades, etc. salen gratis.

lunes, 14 de octubre de 2013

Guardia civil: vuelven los bandoleros


La Guardia Civil, la benemérita, esa que tiene "el Honor es mi divisa" en su lema, la que ponía paz en los caminos, y nos defendía de cualquier amenaza, nacional o extranjera; la que en su himno dice eso de "viva el orden y la Ley"... sale cada mañana a los caminos y carreteras a atracar de mala manera a los ciudadanos. Ahora el "todo por la patria" suena de otro modo, suena a corrupción. En todo caso no suena a militar, suena a policía a las órdenes del político corrupto de turno.

Hace tiempo que es un tentáculo más de la corrupción española. Desde tiempos de Roldán son colaboradores necesarios del programa de esquilmado de la clase media, que a base de multas equilibra los presupuestos del Estado. Ya ha dejado de servir al ciudadano, de jugarse la vida por mantener el orden, por ayudar en cualquier circunstancia. Ahora son los recaudadores. Ya no salen a cuidar las carreteras, a ayudar en los accidentes, a controlar el tráfico o los caminos, o los mares: salen a recaudar. 

¡Mírenlos!, convertidos en funcionarios de Hacienda quienes estaban destinados a morir por España. Ahora salen y paran, a uno, a dos, a tres, a cuatro, ¡a la vez! La cuestión es "pillar" algo... y entonces, ya contentos, con la presa en la boca inician los "procedimientos". A este por la ITV, al otro por el cinturón, al otro porque le falta una luz, o porque no tiene chaleco. Les he visto en la entrada a la ITV parando a los coches que entraban para saber si la habían pasado; o en una rotonda con siete parados a la vez, y esto una pareja, poniendo multas a diestro y siniestro. Cada cinco minutos 500 euros ¿hay cuerpo más rentable? 

Y no lo hacen "por nuestra seguridad", como les gusta decir. Por nuestra seguridad deberían parar a quienes nos adelantan a 200 o a los que se cruzan tres carriles en zig zag, o a los que dan serias señales de estar haciendo algo mal. Pero no. La seguridad les importa un pimiento y sí el complemento de las multas. Porque si no tienen complemento no es creíble que una pareja pare a siete, o que sus órdenes diarias sean, en toda España parar aleatoriamente a los conductores. 

Deshonran a sus muertos, a nuestros muertos. Deshonran a quienes murieron por proteger a los españoles, de los bandoleros andaluces del XVIII o de los últimos criminales de ETA, pasando por los de África, los de las revoluciones del 34 y el 36, y los que murieron en manos del maquis, etc., etc.  Porque es cierto que a veces es necesario poner multas, pero las multas no son un fin, son un medio para proteger. La Guardia civil debería deslindarse del plan de Hacienda para lograr aumentar cada año un 15% la recaudación por multas de tráfico. Es maquiavélico y en todo caso inmoral.




lunes, 17 de diciembre de 2012

Belén Reciclado



El portal de belén es una representación del mundo, del mundo actual. Actual desde el siglo XVIII. Cada época tiene su belén, que es la mejor representación del mundo para meter en él, ni más ni menos, a Dios hecho niño. Meterlo en el belén y el belén en cada casa, en espacio reservado...

Épocas de belleza barroca hicieron belenes perfectos, tallados, llenos de color. Otros tiempos, más secos trajeron belenes puros, simples, incluso ya sin pastores y demás.

En los tiempos de bonanza belenes muy ricos, con fuentes y luces en los pueblos o en las hogueras de los pastores. Las constelaciones que aparecían cada año por Navidad eran de sobra conocidas por los niños: el ángel anunciando a los pastores, las distintas profesiones del campo, el molino, el río, los reyes a lo lejos, Herodes, los soldados romanos, etc. Toda una riqueza cultural. 

Nuestra época tiene su propio belén: el belén de la basura reciclada, y para más inri, falsa, porque ni siquiera es basura auténtica, sino mero consumismo con apariencia ecológica.

Se trata de ir a un bazar, regentado por un chino, y comprar un paquete de quesitos, una cartulina de 70x50, unos "gomets", pegamento, una tabla, palillos chinos, papel de seda, papel de regalo, "celofán", purpurina, etc. Todo para hacer 30 belenes iguales en una clase que terminarán en 30 basuras iguales.

Cosas de nuestra época.

martes, 13 de marzo de 2012

Periódicos


Estoy leyendo dos libros. Uno sobre la caída del imperio romano, de esos historiadores del XIX que sólo citan fuentes latinas. Y otro de la edad media española.

No puede ser que haya tantas coincidencias entre estas épocas y la nuestra y que sea por casualidad. Sobre el paralelismo entre la caída de Roma y nuestra degeneración hay muchísimo escrito. No tanto sobre el paralelismo entre la Edad Media y nuestra época.

En la Edad Media se da el mismo esquema de auge-degeneración en las dos zonas que combatían en la península: en la zona mahometana tras la cruel dictadura de Almanzor (y su hijo Al Malik) todo lo construido se perdió en taifas (comunidades autónomas); y en el lado español desde la muerte de Alfonso VIII y hasta la llegada de los Reyes Católicos ocurrió otro tanto.

La explicación que da un árabe del siglo XI no anda mal: los pueblos del desierto son fuertes, cohesionados y morales. En el desierto prima la "moral de frontera", donde cualquier descuido es pagado con la muerte propia o la de toda la tribu. La libertad sólo se entiende si no pone a la tribu en peligro. 

Sin embargo en las cuidades hay conciencia de que haga uno lo que haga nunca pasa nada, el ejército nos cuida. La moral se relaja, la moneda y el vino corren... Y corre también el desprecio por lo que hace posible la vida regalada: por lo militar (que guarda al ciudadano), lo agrario (que le da de comer) y lo sagrado (que le eleva). Se pierde el hombre en lujos, y no digamos la mujer.

La corrupción de las almas hace que caiga la ciudad y entre el campo, la gente del desierto, hasta que éstos se vuelven ciudadanos y vuelta a empezar.

Sólo me pregunto qué pasa ahora que ya no hay gente del desierto ni campo ¿de dónde vendrá la regeneración?

jueves, 15 de septiembre de 2011

Por el desmantelamiento de la Enseñanza Pública



La enseñanza, hasta el siglo XIX (hubo en el siglo XVIII una Real Cédula de Carlos III que predicaba la enseñanza para todos, pero no llegó a darse hasta 1900) era cuestión privada: la familia que no quería, podía o sabía enseñar a sus hijos -y tenía recursos- se los encomendaba a la Iglesia o a algún maestro que daba clases particulares a dos, tres, cuatro o diez niños. Los que no tenían dinero, directamente, no estudiaban.
 
 
Desde 1900 hasta 1937 la enseñanza en España fue un caos monumental, no llegaron a escolarizar ni al 40% de la población, aunque se formó la estructura de la instrucción tal y como la conocemos. Mucho tenía que invertir el Estado para lograr el mentado Derecho a la Instrucción pública, pero las crisis, la revoluciones, los cambios de gobierno, las guerras, etc. no dejaron asentar la educación como un derecho.

Con la dictadura de Franco, con perdón, entramos en el periodo más fructífero de la instrucción pública, que pasa a llamarse Educación del Estado y que logra por primera vez en la historia la universalidad, la gratuidad y la plena escolarización no sólo de la primaria, sino también de la secundaria y del bachillerato, dejando la puerta abierta a la supermasificación de la Universidad, que vendrá al desaparecer el régimen.

Muchas de las familias que al terminar la guerra no eran más que obreros analfabetos -hijos, nietos y bisnietos de obreros analfabetos- lograron que sus hijos estudiasen en las escuelas estatales, y éstos consiguieron a su vez que sus hijos hiciesen carreras universitarias.

Lo siento por la izquierda a la que tanto le gusta la educación pública de calidad, pero ésta es fruto del totalitarismo franquista (junto con la sanidad pública y la Seguridad Social). Lo que llaman hoy Estado de bienestar es la herencia de aquella dictadura, que para lograr la paz tuvo que arreglar el “problema social”. (Aunque lo saben muy bien, porque sus padres estudiaron gracias a Franco y sus abuelos no).

Allí donde no hay dictadura florece la privada, que es lo que todo el mundo apetece en su sano juicio. Y la democracia, como no podía ser de otro modo, se caracteriza por el auge de la enseñanza privada, que en libre concurrencia hace que las escuelas se afanen por encontrar los mejores maestros y que los maestros se afanen por ser los mejores. Y se sujeta a los mejores pagándoles más, etc. 

Y en el pasado queda la dictatorial educación pública, llena de funcionarios grises que están dispuestos por cuatro perras a educar "cívicamente" a las nuevas generaciones en lo que el sacrosanto Ministerio sea capaz de idear.

Por todo esto lo verdaderamente democrático es la eliminación total de la educación pública y la liberalización de la educación.

El Estado sólo debe vigilar la adecuada calidad de la educación (como lo hace con los demás servicios básicos) por medio de inspectores y exámenes de Estado para garantizar el derecho a la educación.

Pero, para que sea real, la educación debe ser gratuita, por lo que se impone el cheque escolar: que el Estado de a cada familia una cantidad, la que sea necesaria, que garantice la educación de los hijos y que sean empresas privadas las que se encarguen de la educación.
Yo mandaría a los profesores funcionarios a la calle por decreto, y que monten escuelas y que trabajen como todo el mundo. Y que los que no valgan para este oficio valdrán para otro.

Y si no pueden hacer otra cosa prefiero pensionarles y alejarles de los alumnos. A la larga ahorraríamos mucho dinero. Porque no hay cosa peor para la economía y para la vida de las naciones que una mala educación.

viernes, 11 de marzo de 2011

El fraude de la sociedad del conocimiento: ¿De verdad necesitamos a los consultores?

@Esteban Hernández.- 10/03/2011 (06:00h) El Confidencial:

Un alto directivo del sector financiero confesaba hace poco que las posibilidades de reorganización productiva de España en torno al conocimiento eran pura ilusión. “Puedes intentar ser como Finlandia, y formar a muchísimas personas para que hablen perfectamente inglés, tengan grandes conocimientos de matemáticas y se licencien en ingeniería. Pero eso llevaría treinta años, y nosotros necesitamos hacer cosas antes”.

Con esta descripción, pretendía subrayar hasta qué punto lo perentorio era hacer reformas y no perder el tiempo pensando en que el conocimiento nos iba a ayudar a salir de esta situación. Sin embargo, esa no es la creencia que impera socialmente: en nuestro tiempo, y más aún tras la crisis, el conocimiento parece la mejor posibilidad que tenemos de contar con una vida laboralmente digna. En este sentido, nuestras sociedades y sus integrantes están obligadas, si no quieren ir a parar a la tercera fila, a formarse y prepararse adecuadamente, lo que les permitiría ocupar un buen lugar en este nuevo tipo de economía que está fraguándose.

Esa teoría, además, admite pocas disensiones. Lo sabe bien Mats Alvesson, profesor de la Universidad de Lund, y autor de Knowledge Work and Knowledge-Intensive Firms (Oxford University Press), quien fue públicamente reprendido por el Ministro de Educación sueco cuando, a principios del siglo XXI, envió una carta a un diario escandinavo en la que se hacía eco de previsiones estadounidenses que apuntaban al preeminente crecimiento de los empleos del sector servicios. La respuesta del ministro fue asegurar que las tesis de Alvesson pertenecían al “basurero ideológico”.

Y era lo esperable, toda vez que hablamos de una idea, la sociedad del conocimiento, que, asegura Alvesson, “parece muy atractiva, pero en la que hay una notable dosis de fantasía y de voluntarismo. Sin duda, es un concepto muy seductor y suena muy bien. ¿Cómo vas a estar en contra del conocimiento? Pero el concepto tiene que ver con que a las sociedades y a sus élites les gusta percibirse y ofrecer una imagen de sí que cause admiración mucho más con la descripción de una realidad”.
Parece claro, además, que la brillante visión del futuro que nos ofrece la sociedad del conocimiento no va a ser la que impere en próximos tiempos. La crisis no nos va a dirigir hacia un entorno laboral mayoritariamente compuesto por universitarios de alta cualificación. Así lo afirma Alvesson, quien cree que “las cosas no van a cambiar mucho. Por supuesto, algunos sectores del conocimiento como la alta tecnología, las biociencias, la salud y la consultoría probablemente crecerán en muchos países, pero los servicios de baja cualificación asociados con el turismo, la restauración, los hoteles, los viajes, la seguridad, la limpieza y el cuidado de personas mayores crecerán aún más”.
Por eso, para Alvesson, la Knowledge Society está rodeada de mucha exageración. En buena medida, porque no podemos delimitar claramente qué es el conocimiento, y en qué ocasiones lo valoramos especialmente, ya que “casi todas las tareas, desde las relaciones públicas hasta la agricultura, precisan del aprendizaje de ideas y conceptos”. Además, porque tampoco el sello Sociedad del conocimiento nos sirve como orientación para entender el trabajo real. “Tomando el ejemplo de Suecia, vemos que cuenta con mucha más actividad en sectores como las telecomunicaciones, la alta tecnología o la industria farmacéutica que otros países. Sin embargo, la mayor parte de actividad económica sueca nada tiene que ver con colectivos intelectualmente muy preparados que operan con asuntos complejos”.
A pesar de ello, seguimos confiando plenamente en que el conocimiento será la solución a nuestros problemas, lo que nos ha llevado a prestar excesiva atención al peso de la educación formal. “En la mayoría de los países hay una fuerte divergencia entre los titulados universitarios, que han experimentado un fuerte crecimiento, y las demandas del mercado de trabajo. Además, la idea de que necesitamos mucha gente con formación universitaria está conduciendo a un tremendo problema de calidad en esos estratos educativos. La sobreeducación formal y la limitada cualificación sustantiva están creando muchos problemas”.
Títulos llamativos de escasa utilidad
Además, señala Alvesson, “estamos demandando gente para nuevas áreas de conocimiento, que entendemos que proporcionarán legitimidad y trabajos, pero que en muchos casos, como la consultoría y el coaching son de valor cuestionable”. Al final, pues, estamos preparando a la gente para que obtenga títulos llamativos pero de escasa aplicación práctica.
Para Javier Borrego, profesor de profesor antropología de la Universidad CEU San Pablo, el caso educativo español es todavía más grave, ya que “hemos optado por unos planes de estudio que privilegian la especialización, y hemos acabado por formar a personas que sólo saben de una cosa. Es gente que te puede hablar de marketing, de inteligencia emocional o de coaching, pero que sólo conocen los últimos libros de ese tema. Te pueden hablar de valores y virtudes pero desconocen quién era Aristóteles”.

Además, señala Borrego, nuestra orientación universitaria, al ser menos del conocimiento y más de la innovación, nos lleva hacia un tipo de saber más práctico e inmediato, menos general, que hace que la gente carezca de una perspectiva de conjunto. “Antes, el sistema educativo te preparaba para pensar, lo que te permitía adaptarte a cualquier situación. Ahora se les enseña una técnica rápida, con lo que conseguimos gente preparada para cosas determinadas y no para un trabajo no cualificado. Son personas sin mecanismos de adaptación”.

Este conjunto de situaciones lleva a que la sociedad de la información genere un mundo de dos velocidades, en el que unos titulados están en paro o cobran sueldos bajos (de no más allá de 800 euros), “mientras otros ganan bastante más ya que son especialistas en un terreno muy concreto, sean o no licenciados universitarios”. Según Borrego, “lo que el mercado quiere es gente que sepa lo que hay que saber en el momento en que hay que saberlo. Como generamos miles de licenciados y hay pocos puestos, nos vemos obligados a cobrar menos. Hace 30 años, iban cuatro a la universidad, y los que tenían un título conseguían un trabajo muy bien remunerado. Hoy ya no es así”.

La solución a este problema, no obstante, está cerca. Para Borrego, el cambio de planes de estudio va a provocar notables efectos, ya que “los cuatro años del grado se van a convertir en un bachillerato especializado y luego tendremos dos años de posgrado, más uno de inglés o de especialización. Así, quienes quieran trabajar en puestos directivos tendrán que estar formándose más tiempo, alrededor de siete u ocho años, aumentándose la edad no productiva en tres o cuatro años, mientras que a quienes no aspiren a esas metras les bastará con la titulación de grado”.

Podríamos preguntarnos, pues, si esto es la sociedad del conocimiento, si al final del camino encontramos una titulación masiva poco efectiva y el establecimiento de una doble velocidad ligada al tiempo de formación y a la inversión realizada. Para Alvesson, más allá de los efectos reales, el sello Sociedad del conocimiento incluye una suerte de orgullo al que no se quiere renunciar, y que es ampliamente divulgado por los más diversos estratos sociales. “Individuos, organizaciones, profesionales y políticos utilizan el vocabulario del conocimiento para crear un sentido positivo de la identidad, apelando tanto a los aspectos individuales (“soy un trabajador del conocimiento”), como a los colectivos, (“somos una sociedad del conocimiento”)”. Frente a ese entusiasmo, señala Alvesson, más vale ser escépticos…

viernes, 11 de febrero de 2011

10 estrategias de manipulación docente (3)

3. La estrategia de la gradualidad

Desde los años setenta se ha ido imponiendo, poco a poco, suavecito, una pedagogía que su principal virtud es generar ciudadanos incompletos, castrati espirituales que cantan las maravillas de la igualdad, la libertad y la fraternidad.
El fin de la educación (la formación de personas íntegras, plenas, libres y responsables) se sustituye por la producción de ciudadanos manipulables. Esto, no puede ser impuesto más que gradualmente, como se hizo.
El sistema educativo genera ahora nuevos castrati que son profundamente inmorales pero que cumplen con las obligaciones estatales: ciudadanos que pagan sus impuestos, que votan a uno de los dos partidos, feroces consumistas (y por lo tanto hacedores de riqueza) y con un "almagrama" plano en cuestiones morales. Pero a nadie le importa ya.
El sistema elegido fue ciertamente gradual. Pues la sociedad, el pueblo, la ciudadanía, jamás hubiese aceptado un cambio así. Pero el pueblo poco importa.
En cada Ley educativa, siguiendo un tempo de cinco años, se introdujo una novedad que trastocaba todo el sistema.

Primero (1970, LE). Cambios formales. Empezaron con la democracia interna en los centros. Por más vueltas que le doy no veo la razón por la que los profesores deban elegir al director. Quizá los catedráticos tengan algo que decir, pero no me imagino una empresa en la que los empleados elijan al director, al jefe de personal, etc. ¿Imaginan a los funcionarios de un misisterio eligiendo a su ministro? Esto favorece que los directores sean blandengues con los profesores, simplemente porque se juegan el complemento si exigen demasiado.

Segundo (1985, LODE). Cambios materiales. El Estado se impone sobre los colegios y las universidades privadas imponiendo las características que deben tener. No importa la educación, el resultado. Se cierran cientos de colegios. No pasa nada.

Tercero (1990, LOGSE). Cambios metodológicos. Aquí el Estado impone una pedagogía. Habiendo tragado la píldora de lo formal y material, ya acostumbrados a que el Estado se meta en clase, se acaba la improvisación, la docencia personalizada, el "librillo"... el profesor aplica lo que le dicen, debe programar "hasta el
minuto" de la "práctica educativa"... programaciones de aula, de área, de todo. El profesor es un programador que aplica lo que le dicen. Un ser intercambiable. Ya dice lo que le dicen como se lo dicen y a la hora que lo dicen. Y él calla.

Cuarto (1994, Transversalidad). Cambios profundos en la mente de los profesores. En toda la práctica educativa. Ideología hasta en el comedor. El profesor se convierte en un trasmisor de la ideología dominante. Y calla.

Quinto (1995, LOPEG). Más cambios formales en le gobierno de los centros, ya funcionalizados los profesores, ninguneados, avanzan en la dirección efectiva de sus mentes

Sexto (2006, LOE). Asentamiento y dirección total. Ciudadanía, sexualidad, se reduce la filosofía a la filosofía práctica, la historia de la filosofía ya no estudia filósofos, la filosofía es ética, la ética política, etc. No hay historia a penas, hay conocimiento del medio y science.

Como ven, planes quinquenales ocultos. Si la revolución ya no entra de golpe, poco a poco, suavecito, nos tragamos la píldora envenenada del estructuralismo.

jueves, 27 de enero de 2011

La cultura no es un derecho

Que no, que no, que la cultura no es un derecho.

Yo tengo derecho a la propiedad y a la libertad, y a decir lo que quiera en clase o fuera de ella.

No tengo derecho a tener cultura, tendré que ocupar mi tiempo en adquirirla, si me da la gana, claro. Si en vez de ver la tele, de jugar al fútbol y estar por ahí viéndolas venir un señor, o una señora, deciden abrir un libro pues bien para ellos, pero no ejercen un derecho, sino que usan su libertad y cumplen más con su deber que aquellos que tiran su tiempo.

No hay que confundir el derecho a la educación de los niños. Que es un derecho porque no pueden elegir por sí mismos, y si les dejamos sin escuela les cerramos la puerta a ejercer muchos otros derechos, decidimos por ellos lo mejor. Pero ya talluditos no tienen derecho a la educación, tienen el deber de educarse, los niñitos que se adulteran (es decir, que se hacen adultos) y los adultos.

Estoy un tanto cansado de oir hablar del "derecho a la cultura", de "la importancia de los creadores", de "salvar la cultura española", etc. a personas que jamás abrieron un libro.

En España, y en el resto de Europa, para publicar un tratado de historia, filosofía o arte, por ejemplo, un tratado serio, riguroso y trabajado, por ejemplo, hay que pagar a la editorial.

Y llaman promoción cultural a vivir toda la vida de una pelicula de cine que no va nadie a ver. Y no la van a ver porque es pésima, rastrera, ideológica, hortera, ñoña y chapucera.

Para salvar la cultura hay que cerrar el Ministerio de Cultura, la SGAE, las Fundaciones y chiringuitos de afines, la televisión pública, y poner un impuesto especial a la compra de televisiones. Y con el dinero que nos ahorramos podríamos pagar una educación de verdad.