lunes, 23 de febrero de 2015

La Responsabilidad

¿Yo? ¡Yo no tengo nada que ver!
Recordemos que estamos con la serie de las superideas corporativas. Queremos (¿quien no?) "un entorno que fomente la excelenciael liderazgoel respeto por la personala transparenciala meritocracia, la objetividad, la responsabilidad, la innovación y el impacto en la sociedad". 

Pues bien, de todas ellas es la responsabilidad que más me gusta. Hace tiempo la serie de artículos sobre la Responsabilidad me trajo algún quebradero de cabeza, simplemente por decir que el ser responsable significa asumir las propias acciones, ser dueño de las mismas (y no descargar culpas en los políticos o en los demás).

La polémica de antaño vino porque la palabra responsabilidad se ha estropeado (la han estropeado, como tantas otras) los políticos y leguleyos metidos a política, convirtiéndola en una especie de culpa pública, política o judicial. Pero no es eso. 

Tampoco es asumir culpas personales y fustigarse sin motivo.  Vivimos en una sociedad un poco traumatizada con aquello de cargar con la culpa como si fuese una losa. Quizá sea Freud quien nos ha inculcado que ese miedo a las culpas, porque el sentimiento de culpa del psicoanálisis es producto de alguna cosa negra de nuestro inconsciente y no de hacer las cosas mal. 

Puede ser también (aunque pueden ser ambas cosas a la vez) que no se sepa pedir perdón adecuadamente y por lo tanto la culpa nos acompaña siempre impidiéndonos avanzar. No lo sé. Pero en todo caso asumir responsabilidades no es ni dimitir ni asumir las culpas, ni pedir perdón estúpidamente como el rey ("no lo volveré a hacer"). Asumir responsabilidades es precisamente lo contrario, no ponerte en situación de que te saquen los colores. 

La responsabilidad tiene que ver con la persona íntegra, que es la que asume sus decisiones y puede dar cuenta de ellas. De todas las decisiones, en todo momento, ante cualquiera. Hay quien se escuda en instituciones, tradiciones, imágenes corporativas y demás para ocultar sus malas acciones con el próximo. Hay quien elude la responsabilidad escudándose en los demás, en terceros, en circunstancias. Y luego viene el coaching a explicar que lo importante son los objetivos de la empresa y los tuyos propios y que no debes preocuparte si causas daño, que lo importante es avanzar y sentirte bien, etc. etc. 

Daría un consejo así general: menos coaching, mindfudness y demás chorradas (perdonen la expresión, es que no tengo término en español) y más ser una persona íntegra, como Dios manda, sin doble cara, sin la cara dura como para esconderte de lo que sabes que está mal.  

Estas son las ocho características de la persona responsable.


  1. Responsabilidad supone aceptar tus propias acciones, porque están motivadas por razones perfectamente comprensibles y claras y no por intereses ocultos, servidumbres inconfesables o voluntades mantequillosas. 
  2. Ser responsable es ser racional: ratio y pondere son la misma cosa, dar razón, ponderar. Es no dejarse llevar por el sentimiento.
  3. Ser responsable supone mostrarse públicamente. La persona responsable no se escuda en una institución, ni en una jerarquía, ni en una ley o en una excusa barata. Ni manda a su segundo o a su tercero a dar las noticias que debería dar él. Cuando tiene algo con alguien coge el teléfono y llama. 
  4. Ser responsable es no tener miedo al ridículo. La persona responsable no tiene que mentir, ni disimular y por lo tanto es libre y tiene la conciencia tranquila.
  5. La persona responsable es la que asume las cosas que hace. El que puede decir: "sí, estaba allí porque quise"; "Sí, he hecho esto por esta razón", "sí, soy yo quien tomó la decisión". Para bien o para mal.
  6. Ser responsable significa ser valiente, ser capaz de asumir las cosas que uno hace, ser capaz de decirle al jefe que no, si hace falta poner el puesto a disposición. 
  7. Ser responsable es cumplir con la palabra dada, porque la palabra es una declaración libremente asumida, algo que tiene un valor en sí. 
  8. Ser responsable es, por último, ser coherente. No se puede ser responsable siendo masón y obispo, por ejemplo. 


Se me ocurren unos cuantos ejemplos más, pero los dejaremos para próximas entregas, pues falta aún el impacto en la sociedad, que esa sí tiene su miga.