Llevaba ya tiempo sin escribir aquí, en parte por falta de tiempo, y en parte para evitar las críticas de los censores y los tragacionistas del único tema de toda la prensa. Hoy escribo para criticar un artículo del sr. Julio Tudela sobre la vacunación en niños, del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia.
Dice el sr. Tudela que "la vacunación contra la COVID-19 para los niños y adolescentes es totalmente recomendable", así, sin más, sin matices. No que la recomienda él, o su primo, o que se la recomendaría a sí mismo si fuese niño.
Yo no la recomendaría, yo no pondría en
riesgo la vida de mis hijos para ponerme a salvo yo, ni la de los tuyos, claro. Una sociedad que pone en riesgo a sus hijos para no tener un poco de fiebre anda muy mal. Ni aunque fuese para salvar a los adultos (realmente no podemos poner en riesgo la vida de nadie para nada, o principio de integridad)
Hay 71 casos por cada 100.000 de efectos secundarios adversos, esto en cifras oficiales que nos creemos porque debemos creer a quienes nos gobiernan, que nunca nos mienten. Evidentemente esta cifra es una media, aumentará en los más débiles, enfermos, niños y ancianos.
3.300.000 niños se van a
vacunar, por lo que 2.343 niños españoles se van a ver afectados ¿es necesario realmente poner en complicaciones médicas, algunas irreparables a 2.343 niños españoles? ¿Será tu hijo uno de los agraciados? ¿O te sentirás mejor si le cae al hijo de otro? Herodes ´quedaría como un aficionado si nos enfrentásemos a un virus realmente mortal, como el évola, fiebre hemorróica, hanta o dengue.
Este señor no sabe que no se debe intervenir a un paciente si es
solo la única manera de curarle y puesto que no hay nada que curar, no se debe
intervenir. Así de sencillo. Si los adultos tuviésemos un sistema inmune como
el de los niños habría habido eso, cero muertes, y hubiésemos pasado por la
enfermedad sin apenas síntomas. ¿Cómo
va a ser recomendable introducir en un cuerpo una sustancia no inocua que no
cura absolutamente nada ni le previene (al sujeto) de nada? Y eso sin contar los efectos a corto medio y largo. Aunque fuese gaseosa sería inmoral.
Pero sigamos con el magistral artículo [un artículo puede mandar al traste toda una carrera] A continuación nos habla de eficacia, lean el párrafo, que no
tiene desperdicio:
“En los estudios de que disponemos sobre eficacia y seguridad de
esta vacuna para este rango de edades, a partir de los 5 años hasta la edad
adulta, en dos franjas (de 5 a 11 y de
12 a 17 años), los resultados de seguridad, así como su eficacia, son
claramente favorables frente a un riesgo muy bajo de aparición de efectos secundarios indeseables. Ninguna vacuna está
exenta de riesgos, ninguna. Se trata de que el balance entre el beneficio que
esperamos lograr y los posibles riesgos de aparición de efectos indeseables,
sea claramente favorable”.
A no ser que esté hablando de beneficios empresariales (el que tenga una empresa de análisis clínicos ha hecho el agosto con la pandemia) es no entiendo
en qué le puede beneficiar a un niño y sabiendo que hay “un riesgo muy bajo”
estamos poniendo en riesgo innecesario a nuestros hijos.
Con otras vacunas está claro que sí, que si estamos previniendo
una enfermedad futura puede ser juicioso poner en mínimo riesgo hoy para que en
un futuro no desarrolle una enfermedad que le puede matar, pero con esta no,
porque como vengo diciendo, es una enfermedad que no afecta a los niños.
Dice que los beneficios son que:
1. “Reduce el número casos
graves, que también los hay” ¿los hay? El estudio más pesimista (puesto en
entredicho por la SEIP)
habla de 7 casos en todo el mundo, pero está revisándose, en todo caso esos niños
han muerto con Covid, pero no por Covid. Teniendo en cuenta de que la población
es de 1.897.944.193, 7 no parece un número muy elevado.
2. “Segundo, disminuye las
secuelas que la COVID-19 puede dejar en estos niños en el futuro” Secuelas que
no existen, porque no puede dejar secuelas una enfermedad que no se desarrolla.
3. “En las personas
vacunadas que se infectan se produce menos carga viral”, eso, en las personas adultas. Y es una gran mentira mediática. No se produce mayor ni menor contagio en las personas vacunadas, al menos no está probado. Luego los beneficios para el paciente son nulos, sí para los adultos.
“Por lo tanto, animamos desde este Observatorio de Bioética y
haciendo caso de las evidencias científicas disponibles, a vencer las
reticencias y a vacunar a los niños y adolescentes para mejorar nuestra
protección contra la COVID-19”.
O lo que es lo mismo, por asuntos extraños a la bioética recomienda el Observatorio saltarse todos los principios de la bioética para que por el miedo que tenemos a enfermarnos de algo que mata actualmente a 60 personas al día poner en riesgo la vida de inocentes sanos.
El Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia decreta:
- Ya nada de medicina personalizada (las vacunas sin receta y sin tener en cuenta la situación particular del paciente)
- Ya podemos usar a las personas de cobayas sin ningún protocolo médico: los niños y los ancianos primero, y luego ya veremos si es válida o no
- Ya no importa el diálogo científico: aquí una sola voz, la de la Ciencia endiosada que dice la Verdad, como aquella diosa Razón que se entronizó en Notre Dame
- Ya no le importa a la bioética que las vacunas fabricadas en serie estén hechas con células renales de embriones humanos, y mucho menos el uso de terapias génicas sin control.
O dicho de otro modo, hemos decidido poner en riesgo la salud de nuestros hijos para cuidar nuestra salud.
Bravo, sr. Tudela
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