miércoles, 21 de mayo de 2014

Los obispos, la moral y las elecciones

La Nota de la Conferencia Episcopal Española sobre las elecciones europeas [1] me ha dejado perplejo. No entiendo nada y quiero compartirlo con uds. por si alguno de mis improbables lectores, más capaz que yo, le encuentra algo de sentido.
La nota está llena de curiosos llamamientos al voto, como si los Obispos tuviesen la obligación de colaborar con el poder civil en esta forma de elección que en nada favorece a la Iglesia. No quiero decir que la Iglesia sea, o deba ser, antidemócrata, pero tampoco puede ser demócrata: realmente la Iglesia no debe pronunciarse sobre si se debe votar o no, a no ser que se vote una ley que le afecte directamente. Si hay un 20% de votos o un 60% a la Iglesia le trae al pairo ¿o sacan algo los obispos?
La razón es muy sencilla, las cosas de Dios son las cosas de Dios, las de los eurodiputados no son de Dios (tampoco del diablo). Si los obispos deciden hoy que "es esencial que los ciudadanos de la UE participen en el proceso democrático emitiendo su voto en dicha jornada electoral", quizá mañana tenga que pedir la abstención, el voto en blanco o el voto a un partido y no a otro. Si se entra en el juego político, se juega, y no veo la necesidad de jugar a un juego que no es el suyo.
No imagino al Presidente del Gobierno exhortando a los cardenales a votar en la elección del papa, ni veo al alcalde del pueblo dando consejos sobre qué abad debe ser elegido en el monasterio de su término municipal. Y mucho menos reclamar que los cargos eclesiásticos electos sean de una determinada manera.
Los Obispos de la CEE nos enseñan que "a mayor participación, mayor fortaleza del nuevo Parlamento" y yo me pregunto ¿y qué les importa? ¿Por qué razón los señores obispos deciden que es bueno que el Parlamento Europeo sea fuerte? ¿Eso va a salvar más almas? ¿Van a cumplir mejor su misión apostólica con una eurocámara "fuerte" o será más o menos lo contrario?
No tengo ni idea, de verdad, porque que yo sepa estamos en un Estado no confesional (la aconfesionalidad del Estado siempre se usa para atentar contra la Iglesia, pero debería ser su fuerza, su independencia) y aún suponiendo que la CEE sea un órgano político y sirva a dos señores (o tres), cosa que podría ser, los obispos se sienten en el deber de dar "orientación al votante (...)  a través del prisma de la Doctrina Social Católica".
Pero antes de entrar en los temas estrella de la DSI, temas que los parlamentarios se los pasan democráticamente por el arco del triunfo, y legislan en sentido totalmente contrario, se les ocurre hacer unas "consideraciones generales" que, con todo el respeto, no son de recibo: "Votar es un derecho y un deber de todo ciudadano de la UE. (...) Instamos a nuestros jóvenes a hacer oír su voz participando en el debate político y, sobre todo, votando".
Pues bien, votar no es un deber. Es un deber participar en la vida pública, incendiar con ideas las calles, los colegios, las redes. Es un deber luchar contra la pobredumbre del parlamento europeo y contra el pacto tácito que ha hecho que todo el espectro parlamentario vaya directamente contra la dignidad de las personas, contra los derechos de la infancia o contra las raíces cristianas de Europa. Es un deber ir contracorriente, es un deber hacer el bien. Pero votar no lo es.
Ya que "como obispos" instan "a que se vote siguiendo los criterios de una conciencia informada", les informo:
  • Todos los partidos que pueden salir elegidos son abortistas
  • Todos los partidos que pueden salir elegidos tienen una idea de la familia equivocada
  • Todos los partidos que pueden salir elegidos están dispuestos a que los niños sean adoptados por parejas inmorales
  • Todos los partidos que pueden ser elegidos anteponen el dinero a las personas

Luego es inmoral votar a un partido con posibilidades de salir elegido, aquí les dejo la lista de los partidos a los que es moral votar, puesto que no van a salir ni con milagro, y votarles a ellos produce los mismos efectos que tocarse la nariz o lanzar una gorra al aire.
Cualquier elección a esta lista de partidos, así como no votar o hacerlo en blanco es moral. Es inmoral votar a los que faltan:
  1. Iniciativa Feminista (I.FEM)
  2. Partido Animalista contra el Maltrato Animal (PACMA)
  3. Impulso Social (IMPULSOCIAL)
  4. Agrupación de Electores Recortes Cero (RECORTES CERO)
  5. Primavera Europea (Compromís, Equo y Chunta Aragonesista)
  6. Extremadura Unida
  7. Partido Humanista (PH)
  8. Vox
  9. Partido de la Libertad Individual (P-LIB)
  10. Falange Española de las J.O.N.S. (Fe de la Jons)
  11. Partido Comunista de los Pueblos de España (PCPE)
  12. Partido X, Partido del Futuro (Partido X)
  13. Agrupación de Electores D.E.R. (Discapacitados y Enfermedades Raras)
  14. Salamanca-Zamora-León Prepal (PREPAL)
  15. Extremeños por Europa (IPEX-PREX-CREX)
  16. Partido Andalucista (PA)
  17. Movimiento Corriente Roja (MCR)
  18. Escaños en Blanco (EB)
  19. Por la República, Por la Ruptura con la Unión Europea (RRUE)
  20. Alternativa Republicana (ALTER)
  21. Partido da Terra (PT)
  22. Solidaridad y Autogestión Internacionalista (SAIN)
  23. La España en Marcha (LEM)
  24. Confederación Piratas (Piratas)
  25. Democracia Nacional (DN)
  26. Proyete Europa/ Proyecto Europa (ANV-BAR-PRAO-REPO-UNIO)
  27. Movimiento de Renovación Democrática (Movimiento Red)
  28. Movimiento Social Republicano (MSR)
  29. Ciudadanos Libres Unidos (CILUS)
  30. Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario (MPUC)
  31. Los Verdes-Ecopacifistas (Centro Moderado)





[1] Nota de la Comisión Permanente de  la Conferencia Episcopal Española  ante las elecciones Europeas. de 11 de abril de 2014.ver


martes, 20 de mayo de 2014

El Fútbol y la Universidad


Quizá jugar al fútbol pueda ser una buena vía de escape tras largas horas de estudio. Quizá el fútbol practicado sea lo más adecuado para un joven si la otra opción es la borrachera, y quizá por eso en el mundo anglosajón el fútbol y la universidad conviven de manera más o menos digna, y hasta armoniosa. Quizá el deporte pueda ser sano para un organismo en crecimiento y haya valores como la camaradería, la superación, etc. 

Pero en todo caso entendido como un deporte comunitario de competición, como lo era en sus inicios. Esto significa que el fútbol servía para unir comunidad, para fortalecer a la naturaleza, para eliminar el estrés, etc. Y si además le acompañaban estas animadoras de la foto mejor que mejor.

Pero el Fútbol de La Tele es otra cosa: 

1. En primer lugar ya no es un deporte. Los futbolistas son lo de menos en todo el negocio del fútbol. Importan las primas, los contratos, la publicidad, las retransmisiones y las retribuciones. 

2. En segundo lugar ver el fútbol es una pérdida de tiempo que genera personas menos inteligentes que no se preguntan cosas complejas o de respuesta incómoda. Por lo tanto no puede ser para universitarios que necesitan ese tiempo para pensar. 

(Aunque respeto profundamente a los que han decidido renunciar a pensar y a vivir a lo grande, a los que quieren no crecer y prefieren encender La Tele a diario para ver el Fútbol antes que conversar, leer o salir a dar una vuelta. Están en su libertad y creo que son necesarios, que son los "silencios en la sinfonía de la vida", Nietzsche dixit, necesarios, sí, pero sin gracia).

3. El Fútbol es, en tercer lugar, el escenario de las peores pasiones, donde aflora el nacionalismo más bajo, el espíritu tribal y violento, el patrioterismo de pandereta. Por ello en el escudo de la FIFA se puede leer, el que sepa, aquello de "No rebuznaron en balde / el uno y el otro alcalde".

Efectivamente el fútbol no encaja en la Universidad de ninguna de las maneras: la Universidad es el espacio donde se enseña la más alta cultura, elaborada a lo largo de unos 6000 años, donde se transmite, se experimenta y se descubre poco a poco la verdad. 

Efectivamente la Universidad debe vibrar con el descubrimiento de una verdad y debe entusiasmarse al ver a sus egresados alcanzar las más altas cotas de humanidad, debe sentirse satisfecha al ver cómo sus alumnos ascienden por el camino del conocimiento, convertidos en ciudadanos ejemplares y mejores cristianos, etc. 


En definitiva, el Fútbol y Universidad, como el aceite y el agua, no pueden ni deben mezclarse 


jueves, 1 de mayo de 2014

El proyecto, no la persona.

Los valores solo valen en la jerarquía adecuada
1. 
La vida humana tiene una estructura narrativa: una acción lleva inevitablemente a otra, el pasado condiciona el futuro imprimiéndole una dirección. Ser libre consiste en ir guiando nuestras vidas a pesar de los impulsos del pasado, sin dejarnos avasallar.

El ser humano es un ser proyectivo, su ser está en el futuro, descansa en el futuro más que en el presente o en el pasado. Realmente lo pasado no tiene consistencia ni importancia, solo la tiene si modifica el presente, si nos a-porta algo en el presente. El pasado no existe como tal, existe solo como recuerdo y dirección. Como recuerdo es un renovarse constante, volver a hacer pasar por nuestra vida lo que ya ha sucedido, para re-crearlo. Como dirección es codeterminante, pero -como decimos- no debe impedir la libertad. No eres lo que has sido, sino lo que quieres ser, por mucho que pese el pasado siempre hay posibilidad de conversión, de refundación.

Por eso todo el mundo tiene un proyecto, implícito o explícito. Es más si no lo tuviésemos desapareceríamos, pues la falta absoluta de proyecto es el suicidio. Pero no, en condiciones de salud todo el mundo tiene proyectos vitales que le mantienen vivo. Hasta los "ninis" y "perroflautas" tienen proyecto, malo pero proyecto. 

Los niños se hacen proyectos cada día, proyectos que olvidan y vuelven a crearlos; los jóvenes proyectos poco fundados en la realidad, que luego pueden convertirse en verdaderos proyectos vitales.... Pero los proyectos de verdad son de las personas adultas: los proyectos que se llevan a la práctica. Un síntoma del envejecimiento es precisamente la desgana ante los proyectos nuevos y el amor desmesurado por los antiguos. 

2. 
Cuando salimos de lo personal y entramos en lo comunitario debemos explicitar los proyectos, por ejemplo, en una empresa si se quiere hacer un proyecto grande, por ejemplo, la internacionalización, debe explicitarse por escrito, hacer un plan, asignar recursos, repartir trabajo, etc. De lo contrario será el proyecto del jefe y no de la empresa. El proyecto escrito, transformado en plan, entonces compromete a varios y puede comprometer a toda la organización. Comprometer es precisamente proyectar (cum pro mitto, es decir, hacia adelante con una misión que cumplir viene a ser lo mismo que pro iectum, esto es, llevar algo hacia adelante). Comprometer consiste en hacerse responsable, consiste en ser parte de ello.  

El proyecto compromete voluntades, hace que un proyecto personal ("quiero lograr esto en mi vida, en mi empresa") se convierta en un proyecto colectivo ("quiero que los que las personas se comprometan con el proyecto que presento, y no conmigo"). El proyecto es un documento de ideas generales que tiene unos valores detrás. Los valores se concretan en la realidad a través de ideas que generan proyectos que ponen en marcha planes de acción. 

Está claro que a vec es no salen las cosas como se proyectan, por eso se escribe, para volver sobre él: el proyecto es la hoja de ruta y los valores la reserva de energía para lograrlo. 


La fuerza de un proyecto está en que siempre puede sumar a gente, mientras que las personas solas restan e impiden el diálogo. Al proyecto, a las ideas, se adhiere uno, y entonces puede haber debate sobre el mismo, porque se pone en común la manera de llevarlas a la práctica. 

2.1.
Hay dos maneras de manipular, es decir, de lograr adhesiones falsas: 

A. Pedir la adhesión por arriba, a una nube de valores. Es manipulación porque los valores (unidad, caridad, religiosidad, rigor, excelencia...) son siempre queridos, siempre compartidos en mayor o menor medida (¿hay alguien contra la unidad, el amor, o la excelencia?). Precisamente lo que tienen los valores es que valen. Pero valen para todo. Solo cobran sentido cuando se concretan en ideales, entonces se jerarquizan, se convierten en una escala de valores. 

B. Pedir la adhesión por abajo, por el plan que pone en marcha una persona, hurtándonos las verdaderas ideas que le mueven. Si se pide adhesión a una persona, y no a un proyecto, no hay posibilidad de diálogo, porque todo dependerá del criterio (cambiante) de la persona en cuestión. 

2.2.
Sin embargo si se pide adhesión a las ideas concretadas en un proyecto, en un programa, podemos pedir explicaciones. Por ejemplo, si la persona que quiere ser presidente de una asociación tendrá que llevar un proyecto que ponga en marcha los valores de la asociación transformados en ideas. Si por lo que sea hace cosas contrarias al proyecto, puede demandarse. La persona que está al mando lo está para llevar el proyecto a término, su función es de servicio y no de poder. Por eso no es traumático que se le releve cuando no es capaz por lo que sea (por motivos externos, internos, de liderazgo, de complejidad de la tarea, etc.), es más lo pide él renunciando antes de tiempo, como hizo Benedicto XVI, pues sabía que el proyecto era mayor que él. 

De esta manera los que nos adherimos a un proyecto no lo hacemos a un señor distinto al que ya servimos, no se puede servir a dos señores, lo hacemos a un proyecto que pone en práctica los valores trascendentes. 

De esta manera la lucha no es personal, es una lucha de proyectos, de maneras de traer las ideas al mundo. Cuando queremos que gobierne uno y no otro, no lo hacemos por él ni contra los otros; esto permite que se respete a las personas que llevan una proyecto equivocado, y permite también tender la mano y ponerlos a trabajar en otro proyecto más adecuado a los valores que nos unen.


(-¿Y si no nos unen los mismos valores? 
-Eso lo dejamos para otro momento...)