lunes, 27 de junio de 2016

Querido Mariano

Querido Mariano:

Te escribo desde la Ética. Es decir, espero que se me haga poco caso, porque la Economía parece que manda. Te escribo ahora que has sacado 500.000 votos de más y estás muy contento (aunque desde 2011 has perdido 3 millones de votantes). No está mal. Ahora analizarás el resultado y te preguntarás de dónde han salido los de propina... Te doy dos pistas. 

La razón general es que te han votado para que no salgan los comunistas (yo creo que hasta aquí todos estamos de acuerdo), y medio millón, por lo menos, de habitantes de la ética lo han hecho con la nariz tapada, siguiendo el principio del mal menor. Pero debes saber que esos votos forzados no son tuyos y se te van a ir si no reaccionas, porque el mal menor no es un principio aplicable en todo momento, es excepcional y sobre todo solo se puede aplicar cuando no hay otra opción. 

Bueno, decía que hay dos motivos y los dos tienen que ver con la ética:

Primero porque traicionaste tus ideas. Al menos un millón te ha dejado de votar por ese motivo. Sí, además de la economía la gente es decente y quiere que no se altere el orden natural de las cosas, te pongo unos ejemplos: 

  1. La Ley del matrimonio homosexual, la que llevaste al Tribunal Constitucional cuando la sacó el PSOE no la quitaste cuando llegaste al Gobierno. 
  2. La reforma de la Ley del aborto que quiso sacar Gallardón (que era tan abortista como la de Zapatero, pero mantenía el delito despenalizado) la metiste en un armario y no la cambiaste, cuando estaba ya preparada. 
  3. La Ley de Memoria Histórica, que es Ley injusta y plenamente revanchista, tampoco la derogaste y creo que también llevaste a los tribunales.
Te pongo estos tres ejemplos porque tú te opusiste a los tres y, sin embargo, no hiciste nada para solucionarlo cuando pudiste.

Otro puñado de electores, quizá otro millón, no te vota por la gestión de la corrupción en tu partido, por ejemplo, en el asunto Barberá que la mantienes con su presunción. Y por tus casos de corrupción, que son tuyos, tu ministro de Economía, Rato, tu Tesorero, tus presidentes autonómicos, etc. Que piden a gritos que asumas responsabilidades. No pasa nada por irse ahora, por la puerta grande, y refundar el partido con gente absolutamente limpia, que no tengan ni medio caso de corrupción propio o de subordinados directos.


Ahora hay que mover ficha: o refundas el partido desde la ética y te ganas buena parte de esos tres millones que te faltan o los volverás a perder (ahora viene el miedo) y volverán los de Podemos y esta vez no podrás contar ni con el millón de votos que te ha rescatado in extremis. 

Ya sé que piensas que si baja el paro y tal lograrás esos votos, pero no todo es economía



Atentamente
Javier Borrego
Desde la ética

martes, 21 de junio de 2016

El miedo a Podemos


Hace unos meses estábamos en 1934 y ahora ya estamos en el 36. En enero todavía. Las épocas son diferentes, los problemas también. El Frente Popular ya está en marcha, pero ahora es más sutil y más ñoño. Ya no hay desfiles ni vivas a Rusia (ni a Venezuela), ahora se ataca al corazón: una retrasada que lloraba con Espinete, la sonrisa, corazoncitos, mariposas, la capacidad de defender una cosa y su contraria en el mismo día, las sensaciones, los besos, los abrazos, las lágrimas en el escenario, etc. es decir, la infantilización total del electorado.

Hay que felicitar a los publicitarios, la campaña es excepcional, sensual y tiene una lógica sencilla, que apunta directamente al corazón pero que a la vez está dirigida a muchos públicos, cosa que es siempre muy difícil:

  1. La generación de los “millennials”, mantequillosa y ligth a la vez: Esos que dicen que son la "generación más preparada de la historia" y han crecido con mucha técnica y muy poco espíritu crítico, sin capacidad de reacción ante el pensamiento, pero muy preparados para la acción. A esos hay que hablarles al corazón, con cosas “molonas”, como el catálogo de Ikea, que no se lo van a leer, pero les da igual, con memes y vídeos cortos, ideas sueltas de amor a lo que ellos aman: la vaciedad, el flirteo, el flash ingenioso. 
  2. Niños de papá de todas las clases sociales que han visto reducido su nivel de consumo con La Crisis, esos que el 15M pedían casa, coche y curro a Papá Estado, porque sus padres ya no podían pagarles… y wi-fi gratis. Niños de papá que por definición están insatisfechos y que por lo tanto son consumidores de cualquier discurso que les lleve a romper con algo (con la rutina, la/el novia/o, los padres, el trabajo). Estos no necesitan un mensaje especial, solo les vale que Podemos no es "lo de siempre".
  3. Los viejos socialistas, ya apartados de la vida activa, aquellos que lucharon -desde su sillón- contra el régimen de Franco, y pasaron miedo el 23 F. A esos Podemos intenta convencerles de que son el PSOE con su disfraz más izquierdoso, es decir, cuando llegó Felipe González (y no cuando se fue, gordo y millonario). El Zapatero del matrimonio Gay y el de los acontecimientos planetarios (no el de la reforma laboral ni el de los ERES).
  4. Los parados de la clase media, esos que pueden mantenerse porque tenían dinero ahorrado, los que llevaban un tren de vida enorme y regalado, aquellos que se conocen medio mundo y compraron varios pisos en plena burbuja inmobiliaria y hoy están entre arrepentidos y desganados. A esos hay que decirles que con Podemos podemos volver a tener veranos en Mauricio.

Todos quieren cambiar su triste realidad, todos quieren ilusión y Podemos les vende eso mismo: “Por el cambio” de Felipe, y por la ilusión.

Ahora bien, cambio e ilusión no es un programa de gobierno, es simplemente una estrategias para llegar al poder.¿Pero qué va a cambiar si Podemos se hace con el Poder, con la ayuda de los dos tontos útiles del PSOE e IU?:

Lo primero es que la sociedad se va a dividir en dos, las famosas dos españas azuzadas desde el Estado (sí, el Estado, Podemos no llega al Gobierno, llega al Estado): los patriotas de podemos a un lado y -al otro- los antidemócratas, los fachas. El objetivo de la propaganda -una vez en el poder- será convencer a La Gente de que “Democracia” es Podemos, o sea, La gente. Y nada más. Todos los anteriores no serán demócratas. Ninguno de la transición, solo los viejos socialistas de la República. No será democrático, por ejemplo, que haya prensa contraria, ya que Podemos encarna la Democracia, todo el que diga lo contrario es antidemócrata. Ni colegios religiosos, ni partidos políticos. Como en toda dictadura habrá un partido único y “la oposición”.

Lo segundo es una medida de control que ya se ha probado con éxito en Madrid y en Venezuela: la “participación ciudadana”. Votos y más votos de los ciudadanos sobre las propuestas municipales. ¿No ven nada malo? No, ¿verdad? Nadie lo ve, de ahí el éxito. De este modo el Estado sabe quién piensa qué. Cada voto se ejerce con nombres y apellidos, sin protección de datos. El voto deja de ser secreto, pasa a ser un dato del Estado y esos datos pueden ser usados para cualquier cosa, por ejemplo, para filtrar los candidatos óptimos para oposiciones o subvenciones.

Lo tercero será el ataque a los dos centros de contracultura: la educación concertada religiosa y la Iglesia. Con el objetivo de dotar a la pública de recursos (cosa que todo el mundo está de acuerdo) se retirarán -paulatinamente- las subvenciones a la concertada, o se hará un sistema para que muchos centros tengan que cerrar o hacerse públicos (quizá haciendo funcionarios a sus profesores). El objetivo será que con el tiempo solo haya enseñanza pública. Y la Iglesia será atacada por lo económico: se le retirarán las partidas destinadas a la Iglesia vía IRPF, se le hará pagar el IBI (lo que no deja de ser otra desamortización encubierta) y por lo social, minimizando su presencia en la calle y fomentando otras religiones.

Lo cuarto será cumplir la amenaza de subir los impuestos a las grandes empresas (cosa que todo el mundo está a favor, claro) pero eso no quedará en una subida aislada, se irá incrementando y las empresas tendrán que sufragar todos los gastos del Estado con sus beneficios (lo cual no deja de ser una expropiación). Cuando no puedan pagar comenzarán las expropiaciones y el corralito para evitar la fuga de capitales. Muchas empresas cerrarán y otras se irán, dejando más paro que hará subir las ayudas y –por lo tanto- los impuestos. Y se retroalimentará el ciclo. Y crecerán los funcionarios, y el gasto estatal para garantizar los servicios básicos. Y entonces se subirán los impuestos a las clases medias y bajas.

Las leyes contra la vida, la familia y el orden natural seguirán en su camino ascendente, porque eso ya empezó hace décadas, pero ahora sin el freno de la Iglesia será todo más fácil.


En definitiva, si gana Podemos (que representa realmente a un 10% de los españoles), el 26 de junio será el inicio de una revolución social y cultural que no culminará hasta ahogar a la oposición (es decir, a usted y a mi) se ejercerá una presión intolerable contra todos hasta lograr un apoyo incondicional a su nuevo Estado: federal, republicano y socialista. Un buen número de españoles ya apoyan con su voto, sin saber muy bien las consecuencias de lo que hacen, pero más de la mitad de los españoles serán considerados malos españoles y serán atacados (como está ocurriendo en Cataluña, que un 20% de independentistas radicales han controlado todo).

¿Que cuáles son los principios de esa revolución?:No están en el catálogo de IKEA, están en un libro más viejo llamado Manifiesto Comunista y versan así (p.76):

1. Expropiación de la propiedad inmueble y aplicación de la renta del suelo a los gastos públicos.
2. Fuerte impuesto progresivo.
3. Abolición del derecho de herencia.
4. Confiscación de la fortuna de los emigrados y rebeldes.
5. Centralización del crédito en el Estado por medio de un Banco nacional con capital del Estado y régimen de monopolio.
6. Nacionalización de los transportes.
7. Multiplicación de las fábricas nacionales y de los medios de producción, roturación y mejora de terrenos con arreglo a un plan colectivo.
8. Proclamación del deber general de trabajar; creación de ejércitos industriales, principalmente en el campo.
9. Articulación de las explotaciones agrícolas e industriales; tendencia a ir borrando gradualmente las diferencias entre el campo y la ciudad.
10. Educación pública y gratuita de todos los niños. Prohibición del trabajo infantil en las fábricas bajo su forma actual.Régimen combinado de la educación con la producción material, etc.


Y termina... (lo digo por si a alguno le suena...):

"Podemos no tiene por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declara que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de un cambio. La gente, con el cambio, no tiene nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar" 

O.c., p. 93

(El subrayado es mío)

Más: 

miércoles, 15 de junio de 2016

Estupidófobos


He de reconocer que soy un estupidófobo. Tengo un odio irracional hacia los estúpidos y no lo puedo evitar. Sé que esto me va a causar ataques furibundos, porque los estúpidos abundan por Internet (y en el mundo real) y son los peores a la hora de insultar y desprestigiar a cualquiera que ataque sus tesis, de hecho la estupidez no tiene que defenderse, basta con argumentar contra una estupidez asentada y te llueven insultos y piedras. 

No es racional. Lo que tengo es una fobia y no una creencia racional, por eso seguiré siendo estupidofóbico aunque me insulten. Me da igual. No me queda otra que odiar la estupidez en silencio, en privado y no hacer chistes de estúpidos. Yo era -lo confieso- de esos que hacían chistes de Morán. Pero ya no se puede. Ahora meterse con un estúpido o contra la estupidez en general, te convierte en un enfermo, en un estúpidófobo. Y no digamos si decimos que la estupidez se puede curar. Entonces te llueven palos, "¿es entonces una enfermedad?", "¡la estupidofobia es una enfermedad!". Y si argumentas que con un tratamiento adecuado puede minimizarse o que no sea la nota característica de la persona entera... entonces estás atacando a sus derechos fundamentales, porque el derecho del estúpido a la visibilidad y a tomar decisiones estúpidas sin que por ello nadie tenga que mirarle mal es un derecho humano. 

El lobby estupidofílico nos gobierna y se ha hecho transversal, tanto la fragmentada oposición como el partido del gobierno y se plantean cada día más seriamente luchar contra la estupidofobia. La "estupidofobia mata" -dicen- y piensan en hacer leyes que limiten las críticas o los comentarios estupidófobos. Miles de víctimas de la estupidofobia, que son criticados a diario por sus estúpidos actos reclaman un puesto visible en la sociedad. Estúpidos que nadie pensaba que lo eran, pero un día salen del armario con una frase, o una decisión que solo un estúpido puede tomar, son atacados sin piedad, y "así no se puede vivir" -dicen. "Basta ya -contaba uno en un programa de La Tele- llevaba años siendo estúpido sin que lo notase nadie, y por fin me he liberado, ahora soy yo mismo y no me importan las críticas". 

Lo peor de este clima estupidofílico es que personas que no son estúpidas en absoluto terminan defendiendo estupideces y el derecho a que los estúpidos sean aceptados como tales en la sociedad de una manera cada vez más contumaz: en los partidos políticos, los medios de comunicación, las universidades y la Iglesia; ninguna institución se libra. 

El imperio de la estupidez avanza y desde Bildelberg se ha programado un plan quinquenal para que la estupidez sea enseñada en las escuelas en forma de talleres y dinámicas enriquecedoras para el facilitador o la facilitadora y los alumnos y alumnas. 

En la Universidad ya hay grupos de investigación y de prevención de la estupidofobia e incluso se va a crear en la universidad pública la figura del Defensor del estúpid@, así, con la arroba, para no dejar fuera a las estúpidas, que son el 50% de la población. De este modo no se podrá suspender a un alumno que diga o escriba estupideces. Y mucho menos afearle la conducta en público, la misión de la Universidad es crear técnicos capaces de insertarse laboralmente.

Mientras... el Estado Islámico es derrotado por los tanques de Putin y en Occidente se le ponen flores a las víctimas de Orlando en ceremonias muy cursis (porque la estupidez va asociada a la horterada, pero ese es otro cantar). 

Pronto el Allegro ma non troppo  va a ser el libro manifiesto de obligada lectura en todos los colegios. La nueva era estupidofílica ha comenzado.

martes, 14 de junio de 2016

Ser, estar, parecer... y hacer


Hay una corriente de pensamiento que se filtra por todos los rincones de Occidente que hace primar al hacer frente al ser. Si lo piensan un poco es una idea injustificada e incluso irracional, porque las cosas son y por ser de una manera determinada, por tener tales características, actúan en el mundo real. El ser es siempre previo, aunque lógicamente solo vemos el ser por el hacer, es decir, si algo no hace nada, si no afecta siquiera a nuestros instrumentos de medida ni a nuestros sentidos... entonces no es nada para nosotros. Aunque podría ser, de alguna manera, para sí mismo, para un observador ideal o para Dios. En este caso diríamos que es un ser al que, con la ciencia positiva (que es un juego que nos traemos los humanos en el que solo participan las cosas observables), o para la ciencia positiva, no existe. Pero las cosas que existen hacen porque son y nada puede hacer si previamente no es.

En todo caso el primado del hacer frente al ser no es una teoría filosófica, es una actitud ante la vida, fruto de una decisión epistemológica o existencial, pero al fin y al cabo una actitud. Una actitud que toma por sentimiento, sin utilizar la razón y quizá por ello está muy extendida en nuestro mundo. Pero a pesar de ser irracional tiene tres raíces, dos filosóficas y una pragmática o económica. La primera raíz filosófica nos viene de la filosofía positivista del siglo XIX, aunque desarrollada en el XX como punto de partida de toda otra filosofía, que hace primar el dato, la experiencia sensible “nuda” o el hecho frente a la realidad de las cosas, que es siempre mucho más amplia y viene acompañada de causas (1). Ante un suceso determinado el positivista se plantea "qué ha pasado”, con independencia de las causas, las motivaciones, las circunstancias del hecho, etc. solo importa lo observable, lo medible, lo cuantificable. 

La segunda raíz filosófica es el existencialismo, que planteaba la primacía del existir frente al ser. J.P. Sartre, (que es uno de esos filósofos malpensantes que su pensamiento ha entrado, como un virus, en casi todos los pensamientos de los bienpensantes europeos) decía en El existencialismo es un humanismo que el hombre “empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya hecho”(3). La existencia es una forma de hacer, puesto que solo existe lo que hace algo. Si algo no hace nada, no es nada.

Para Sartre el hombre es pues nada, pero nada que quiere (voluntad nietzscheana) hacer cosas pero en definitiva no es nada. Si esto fuese así el ser humano sería una especie de ser ridículo, un animal engreído, que quiere salir de su nada haciendo cosas, pero que está condenado a volver a la nada. Tiene que hacer cosas, para no decaer en la nada, como decía Unamuno: “insistir para existir”.

El hombre para el existencialismo es un náufrago después del hundimiento del Titanic (el Titanic es la civilización técnica). Flotando en el mar, sin poder más que nadar, moverse incesantemente, para no congelarse y ser tragado por el océano, por la nada. Su única misión consiste en patalear, aún sabiendo que va a ser engullido por la nada.

Claro que si el hombre no es más que nada-nadando-en-la-nada, solo asido a la realidad por su propio esfuerzo (como en la historia del Barón de Munchausen), hay que repensar todos los grandes conceptos, que nos hacen seres dignos, importantes, trascendentes y que no vemos: Dios no sería más que un ser creado por el hombre para justificar su nada; el mundo no tendría existencia propia (Markus Gabriel) y sería un concepto creado para no tomar conciencia de nuestra nada, y -por supuesto- el alma y la libertad serían meras ilusiones de un ser que quiere ser cuando realmente no es. Es decir, el programa postmoderno no consiste más que en destruir todo lo que el hombre es por naturaleza para dejarlo 'libre de ataduras', flotando en un mundo donde la voluntad de poder es la única verdad, donde cada uno es lo que quiere ser y al resto solo le queda aceptarlo en su voluntad, por absurda que esta sea.

Este cambio cosmovisional, que ya casi ha penetrado por completo en el pensamiento occidental, consiste en aceptar la acción observable como la única verdad. No importa que el ser quiera o diga, no importa su proyecto, ni su pasado. Ya no importa qué haya “dentro” solo el resultado de la acción. No importan, por ejemplo, las ilusiones, las pasiones, las ideas, importan solo los resultados, los objetivos logrados, los éxitos materiales. 

Y aquí tenemos la tercera raíz, la económica: "eres lo que ganas", eres lo que haces en el trabajo, lo que vendes, lo que "mueves". Miles de libros para emprendedores, miles de programas de autoayuda, y ese "rehacer" la vida constante, reinventarse, innovar constante (como si lo nuevo fuese un valor en sí), nos llevan por el camino del hacer sin pensar. Los políticos, que ahora están en berrea, nos dicen lo mismo: lo importante es la economía, no las virtudes para crear estructuras adecuadas o para mantener la fortuna, no. Tampoco la pregunta sobre para qué sirve el dinero. Solo crecer, sin dirección; solo crear riqueza, sin el para qué de tal riqueza, solo emprender. Nadie se pregunta realmente si lo que da dinero es importante o no, si merece la pena hacerse o si merece realmente la pena dar la vida por ello. Solo hacer. No parece importar la dignidad de los pueblos, las misiones históricas o la salvaguarda de las cosas por las que merece la pena vivir, no. Solo la economía.



Este hacer por hacer, gratuito, es el principio de todo degenerar humano y divino. Puesto olvidados del ser se produce la transvaloración de los grandes valores hacia los instrumentales: el dinero y el poder. Si el hombre no es nada, y es solo lo que hace, aquél que adquiera dinero o poder, aunque realmente sea un pobre hombre digno de lástima, se convierte en el único ser auténtico. No por casualidad en los grupos que tradicionalmente buscan el poder para destruir toda espiritualidad desde el liberalismo se buscan las obras más que los pensamientos, por ejemplo, «en la iniciación en el primer grado o de aprendiz masónico se pregunta al candidato: "¿Sois masón?" y él responde: "Por mis obras me tienen por tal"»(3), porque no importa qué sea uno, sino que se comporte como tal. O desde el comunismo se preocupan por la praxis antes que por el pensamiento de sus militantes. Y desde el capitalismo algo similar: trabajo, prácticas, saber hacer, etc. 

Y esto trae sus consecuencias (cualquiera que haya leído Un mundo feliz lo sabe). Por ejemplo, en bioética si uno es lo que hace y llega un momento en el que no puede hacer nada lo correcto es aplicarle una inyección letal y terminar con el absurdo de una vida-sin-hacer, es decir, una no-vida. Si los embriones no hacen nada, no son nada; si los ancianos no hacen nada, no son nada; si los enfermos mentales, los comatosos, los niños nacidos con serios problemas vitales no hacen nada… no son dignos, no tienen vidas para vivir "con dignidad". Por otro lado, el animalismo postmoderno tiene algo también de práxis: los animales da la impresión de que siempre hacen cosas (es una deformación producto de ver los animales por La Tele, puesto que en realidad no hacen casi nada). En todo caso si nuestra diferencia esencial está en lo interior, lo que no se ve (la percepción de realidad y en nuestro espíritu atemporal, en la capacidad estética, etc.), fijándonos solo en el exterior tendremos un parecido mayor con los animales, o mejor: éstos con nosotros.



Otra consecuencia es el sensualismo. Si un ser humano se siente mujer, independientemente de lo que sea, y se comporta como tal... es mujer; si se siente vasco es vasco, aunque su familia provenga de Sevilla o de Argentina. Ser es cuestión de sentir, porque el sentir lleva a la acción: si uno se comporta (se viste, piensa, habla) como equis, es equis. 



Aplicado al mundo de la empresa al que no hace cosas visibles y palpables se le excluye y se premia a quien logra beneficios o resultados palpables. Hace tiempo (no encuentro dónde) leí a uno de estos gurús empresariales que aplicaba la matriz del Boston Consulting Group para la toma decisión sobre la vida de los productos en función de lo que dan o podían dar a la empresa, a las distintas áreas o departamentos. Ahí se decía que había departamentos a los que se denominaban “estrellas” o -creo recordar- "cerdos", que daban una buena rentabilidad y que debían cobrar por objetivos (planificación estratégica, por ejemplo), puesto que ellos hacían el beneficio a largo plazo; otros podían ser tildados de "vacas", ya que daban todos los días beneficios (ventas, marketing); hay también departamentos “Incógnita” que podían a largo plazo dar beneficios, pero que no los daban en realidad... pero había también departamentos “perros”, que solo gastaban y no aportaban nada al beneficio...


Dejando a un lado la indignidad que es llamar a los trabajadores 'perros' o 'cerdos', siguiendo esta lógica del hacer, a los perros y a las incógnitas hay que bajarles el sueldo y retirarles los recursos, para destinarlos sobre todo a los que hacen, es decir, a los que traen clientes, a los que diseñan la producción. Sobre todo si los directivos están de paso y poco les importan los resultados a largo plazo.

Evidentemente las empresas tienen que dar beneficio, pero no todo en una empresa es beneficio económico. Es hacer que la productividad no sea frenada, e incluso en las empresas meramente mercantiles los "perros" juegan un papel determinante a la hora de afianzar la empresa y la marca, ya que en ellos está la responsabilidad social, la relación con los stakeholders, la dimensión ecológica o las políticas adecuadas de Recursos Humanos. Y en muchos casos están en ellos la misión de la empresa. Reducir una empresa al beneficio es lo mismo que reducir una persona a su patrimonio.


Por último, si seguimos y aplicamos estos criterios del hacer frente al ser a instituciones de espíritu (universidad, educación, Iglesia, arte o política) el resultado es siempre los mismo: eliminación de ideas, reducción de las instituciones a su dimensión instrumental y no a su función social, perder la idea fundacional y trascendente de la educación, la iglesia, etc. y quedarse solo con el poder, el dinero, las estructuras, etc. 

Hay quien cree que la escuela consiste en crear buenos ciudadanos, que la Iglesia está para ordenar la vida de la gente, casar, bautizar y enterrar. Hay quien cree que la política consiste en dar trabajo a "la gente"; el arte para deleite de los sentidos y la Universidad para crear técnicos capaces de operar en el mundo empresarial sin que se les note que son humo. 

Pero esos son los del tener, los del hacer, los que solo les conoces por el resultado de sus obras. Las obras buenas, es cierto, muestran a las personas buenas, pero de ahí no se sigue la reducción de la persona a sus obras. 

(1)  "Nuestras investigaciones positivas deben deducirse esencialmente, en todos los géneros, a la apreciación sistemática de lo que es, renunciando a descubrir su primer origen y su destino final" Comte, A.: Discurso sobre el espíritu positivo§ 13 (Ed. y trad. de Julián Marías), Alianza Editorial, 2000.
(2) Sartre, J.P.: El existencialismo es un humanismo, Ediciones del 80, Barcelona
(3) Guerra, M. Masonería religión y política. Sekotia, Madrid 2012, p.197