lunes, 24 de junio de 2013

La educación en la nube ¿o en las nubes?


Las buenas herramientas, como las buenas estructuras, las leyes, o las condiciones socioeconómicas ayudan a la buena calidad de la educación pero en ningún caso son la clave de la buena educación.

Un método de enseñanza basado en herramientas es un suicidio educativo y medir la calidad de un colegio por el conocimiento del inglés o la informática, supone un suicidio colectivo, que sólo puede generar una sociedad más dominadora, menos humana y menos crítica.

"Acceso a la información"

La educación es comunicación y la informática es una herramienta para el manejo de la información. Son cosas distintas, y esta distinción es el punto central del pensamiento que nos domina en pedagogía, del cual conocemos muy bien sus desastrosos efectos en la sociedad.

La información (in-formare) es “infringir formas”, letras sobre cera inicialmente, ahora sobre fotones en pantallas, negro sobre blanco, imágenes pixeladas… es simplemente grabar algo que contiene elementos que hablan de datos, datos que luego sirven para comunicar o para modificar el mundo. La información se puede medir en bits, y se puede copiar y transmitir, puede compartirse en una red interna, “colgarse” en Internet para uso público o para uso privado en una “nube”.

La comunicación es -sin embargo- una cosa humana: comunicar es verter(se) en el otro, entregarse, darse. Es transmitir lo que somos, con nuestros valores y nuestra manera de estar en el mundo. No es mensurable, no es fácil de explicar, no es homogénea, ni puede colgarse en ninguna nube, ni puede colocarse sobre ella ningún logotipo en inglés. La comunicación tiene que ver con muchas facetas humanas inmarcesibles: compartir, charlar, reír, jugar, trabajar, pensar, sufrir, etc. Comunicar con los alumnos es ayudar a crecer, ayudar a descubrir, vigilar las caídas, acompañar y ponerles en comunicación con todo un mundo de sabiduría heredada.

La principal tarea de la educación es comunicar para llegar a sacar lo mejor de la infancia. Por jugar un poco con las palabras, la educación forma, no informa. El colegio no tiene la tarea de facilitar el acceso a la información a los chicos; ni tiene que informar a los padres de la marcha de sus hijos, tiene que comunicar-se con ellos, conocer-los, tratar-los, etc.  

Por eso la educación es algo tan complicado y tan alejado del Estado y de las grandes corporaciones empresariales que no saben ni tiene que saber medir el amor que ponen los miembros de una comunidad en hacer su trabajo y –sobre todo- en valorar el “producto” final esperado, es decir, el joven que tras pasar por todo un sistema educativo puede desenvolverse con soltura en espacios humanos.

La educación es comunicación y el inglés y la informática son medios de acceso a la información. Pero ese acceso a la información es necesario sólo cuando el alumno ya está motivado, ya quiere aprender y esto raramente ocurre de forma natural.

"Aprender jugando"

Decía Aristóteles que “todos los hombres desean saber”. Los pedagogos de biblioteca también descubren en el niño cualidades que a los padres y a los maestros nos cuesta encontrar: la curiosidad natural, el espíritu pacífico y colaborativo, la bondad innata…. Y parece que es querer poco a los niños no considerarles angélicos por naturaleza.

Pero hay que distinguir entre lo que el niño es capaz de hacer que lo que el niño hace naturalmente. El niño es capaz de esa curiosidad y bondad, es capaz de ser adulto, pero es la escuela la que debe favorecer que emerjan esas cualidades (y no las cualidades las que hagan emerger a la escuela).

Los niños sólo quieren saber lo inmediato, lo fácil, lo inútil. Y si en la escuela nos dedicamos a observarles por si se les ocurre aprender algo importante, perderemos el tiempo y haremos al niño menos capaz de aprender, menos inteligente, más manipulable.

Al niño hay que forzarle. Eso de “aprender jugando” es una buena cosa a ratos, como aquellos vídeos que vendían a los padres bajo el pufo del “Efecto Mozart” y hacía que los padres pudiesen ver el partido sin remordimientos, porque sus hijos estaban convirtiéndose en genios pegados a la Tele (esto fue en 1993... hagan cálculos).

El niño tiene que saber que hay un tiempo para todo, que hay un momento en el que no debe hacer su voluntad y sí la de los profesores/padres, porque hay motivos mejores que los suyos para dejar de jugar o ver la tele y pasar a una actividad formativa; y esta actividad contra su voluntad, o sea, frustrante, es buena y debe incrementarse hasta lograr descubrir placer en la búsqueda de conocimiento cada día más elevado.

Asambleas

Una pedagogía basada en este error garrafal de que el niño aprende solo, convirtió las clases en asambleas, donde los niños trabajan en grupos de seis para que aprendan de los otros. Como el niño aprende en cualquier  momento (por acumulación) se colocaron murales cubriendo todas las paredes, de modo que pudiese aprender cosas mientras se distrae. Pero como no podían ni poner una pizarra en cada mesa (cosa que lo permite fácilmente la tecnología) ni contratar a profesores enanos que pudiesen sentarse con los niños, las clases quedaron convertidas en un híbrido entre un aula colaborativo-marxista y una jerárquica-fascista, con su pizarra, su tarima y la mesa del profesor con su sillón y los cuadros del rey y del prohibido fumar o el crucifijo (dependiendo si el colegio es de religión estatal o privada), por un lado, y, por otro, las paredes llenas de proclamas, grafitis, y fotografías impactantes y las sillas formando hexágonos que permiten la comunicación horizontal (eso sí “dinámicas” y “modulares”).

Claro que con las clases que fomentan la comunicación horizontal y el profesor convertido junto con el ordenador en un mero transmisor de la información, la educación se convierte en un gran recreo donde los niños aprenden a participar en los juegos de rol a los que luego, tras su etapa de colegio, se incorporarán en la vida adulta.

Resultado

Así no importará qué tipo de personas hayamos educado (eso dependerá, en último extremo de los padres) sino que importará que los nuevos ciudadanos sepan comprender las órdenes en inglés y el manejo de sistemas informáticos desde donde dominar el mundo sin hacerse preguntas.

Y este es el resultado de no aplicar la lógica y el sentido común. La educación es una tarea sencilla que exige su tiempo y su componente humano. La educación tiene por objeto lograr personas íntegras, responsables, valiosas, comprometidas, fiables... y eso no lo da ni la informática, ni el inglés ni las asambleas. 


Consejo gratis para padres en busca de colegios de calidad: 
1. Quien habla de inglés e informática como principal elemento de calidad lo que realmente quiere es formar televidentes.2. Si ve usted una clase llena de carteles y distracciones... si ve sillas y mesas en círculos, si ve que el profesor pone vídeos y películas... vaya al colegio más cercano.

martes, 11 de junio de 2013

Educación y Estado Totalitario de Bienestar


En tiempos de crisis todos quieren cambiarlo todo pero nadie cambia nada. En estos tiempos se dice que nos sobran políticos, que el Estado de las Comunidades Autónomas es caro e ineficiente, que sobran asesores, etc. También se dice que hay demasiado control del Estado, que se mete en todos los aspectos de la vida. Y entonces da la impresión de que las mayorías quieren a) que haya manos funcionarios y políticos y  b) que el Estado se limite a administrar lo público.

Pero no. Ni una cosa ni la otra. En el fondo la grana masa quiere (a) que haya muchos funcionarios (a todo español alguna vez se le pasó por la cabeza ser funcionario) y la crítica a las macroadministraciones esconde la envidia a la vida cómoda y tranquila de quien, pase lo que pase, se va a casa a las cinco y cobra el día 30. Y (b) también les parece bien que el Estado les regule su vida privada, que esté ahí como una ética externa, que haya tanta policía como sea necesaria para mantener el orden. 

A la gran mayoría le parece bien que el Estado y  una masa ingente de funcionarios (un 11% de la población activa) controle todos nuestros movimientos y gracias a ellos fumemos menos, nos pongamos más el cinturón, usemos preservativos y comamos menos grasas. Así, dándonos agua cuando tenemos sed, dándonos pan cuando tenemos hambre y salud cuando estamos enfermos, y refugio..., el Estado nos salva y Él sabe mejor que nosotros qué es lo que necesitamos. 

La omnipresente Tele, el Ente público,  se enciende para lanzarnos ideas sobre los vicios permitidos y las virtudes sociales. Y nos propone que junto con la escuela y la Universidad sean motor de cambio, eufemismo que viene a ser algo así como que nuestro papel es el ser los grandes manipuladores de las conciencias, es decir  ser la voz del Gran Hermano. 

Nuestra educación está tan intervenida por el Estado que nadie en España puede crear centros educativos o enseñar lo que quiera a sus hijos. Si quieres crear un centro privado el Estado te dice todo lo que tienes que hacer desde que abres por la mañana hasta que cierras ¿Por qué razón tengo que enseñar a mis hijos flauta, aritmética o las tonterías que se enseñan en Conocimiento del medio y no latín, griego, arameo, cosmología, astronomía, horticultura, psicología, piano, por ejemplo? ¿Por qué tengo que estabular a los niños junto con otros cinco horas al día? ¿Y si prefiero que estén en casa? 
El Estado regula qué cuándo, a qué edad, en qué tiempos, quiénes, dónde, qué y para qué se estudia... 

Sé que piensan que está bien, que es necesaria una educación así, etc. etc. porque los padres somos menores de edad y no sabemos qué es lo mejor para nuestros hijos. Pero eso lo piensa porque le han impedido pensar libremente, responsablemente. 

No es necesaria la manipulación general de las conciencias de nuestros hijos, no: lo único necesario es la libertad, la educación es tarea de los padres. El Estado no debe meterse en ello para nada (sólo en caso de violación de derechos humanos puede ser garante de  los derechos de los niños a la educación, pero nada más) ¿Es que alguien piensa que el Estado quiere la mejor educación para mis hijos?

Recordemos que el Estado lo forman las instituciones democráticas que controlan los partidos políticos nacionales y los autonómicos, partidos que cobran comisiones a todos los que hacen gasto al Estado, que se enriquecen vulgarmente y que han ido demostrando a lo largo de 40 años de democracia que son unos inmorales. 

Recientemente hemos podido ver en el caso de los ERES de Andalucía, los Gürtel de Madrid, de Valencia y de las dos Castillas y el tres por ciento de Convergencia, los negocios de Puyol, el Palau, los chanchullos con el dinero del parlamento vasco para pagar homenajes a criminales, a un diputado canario en un club de alterne de Madrid, o esos Consejeros en un club de Rusia; los chanchullos de Pepe Blanco con las concesiones, los escándalos de los aviones militares para llevar a gente de compritas a Londres, los asuntos muy muy turbios de las Cajas de Ahorros, que repartían dinero a los partidos y ellos mismos se colaban por leyes autonómicas en los Consejos de Administración, cobrando lo indecible, llevándose comisión y además favoreciendo al partido o al sindicato dándole préstamos a fondo perdido, hemos visto a jueces untados por banqueros, a jueces vendidos a los partidos que son capaces de lo que sea para pagar los favores a los políticos, hemos visto también en el pasado cómo el Ministro del Interior, y el Director General de la Guardia Civil, se llevaban el dinero de la Seguridad del Estado a su casa, y cómo el Vicepresidente y su hermano saqueaban Andalucía, hemos visto a sindicalistas que robaban el dinero de las casas de protección oficial del Plan Socialista de Vivienda, a sindicalistas que lucían Rolex y vivían en casas de Protección Oficial. Y por último estamos viendo los trapos sucios de la Familia Real: al rey de golfillas por África y a su hija y a su yerno robando a dos manos con o sin consentimiento pero no sin conocimiento del monarca, abortos en la futura reina, divorcios, drogas, etc. etc.. 

Y eso que mi memoria es muy mala y no tengo televisión, pero en todo caso son datos suficientes como para saber que el Estado no está capacitado para velar por la educación moral de mis hijos, y en cuanto menos entidad tenga, dada la corrupción que genera, mejor para todos. 



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