viernes, 27 de abril de 2018

"Para que todo el mundo sepa quién es esta escoria humana"

La Manada

Por un lado todo el mundo clama por la independencia de los jueces pero cuando juzgan y aplican la ley y la sentencia no coincide con la opinión de la chusma, azuzada por políticos y periodistas, entonces hay que ir a por el juez, o a por toda la justicia. Como si los jueces tuviesen la culpa de hacer su trabajo, que consiste en aplicar la ley sin dejarse llevar por nada que no sean los hechos probados, la ley vigente y la jurisprudencia. 

Hoy he recibido una foto del juez que ha condenado a los degenerados de San Fermín con la leyenda "Os invito a difundir su cara para que todo el mundo sepa quién es esta escoria humana"

Parece que a un sector de la sociedad tuitera le hubiese gustado una condena más fuerte, o incluso la pena de muerte, la castración o el linchamiento público y posterior hoguera y entonces arremeten contra el juez... pero ¿qué tiene este caso que tanto interés público suscita? ¿Qué tiene esta chica, este caso, esos energúmenos? 

Me sorprende el revuelo porque hay mil casos similares a "la manada". Apuesto a que vd. no sabía de estas tres noticias recientes: 

1. "Tres detenidos por violar a una mujer en un piso de Alicante", de 17 de abril de 2018, y los acusados están en libertad (pero eran argelinos). 

2. "Diez detenidos por violar repetidamente a tres chicas fugadas de un centro de menores", de 22 de marzo de 2018 (vaya, también argelinos)

3. "Cuatro encapuchados violan a una mujer tras robar en su chalé", de 2 de abril de 2018 (esta vez gente del Este)

Estos tres casos, decenas si nos remontamos a los sucesos de San Fermín de 2016, no interesan, y quizá sea porque las chicas no se liaron con nadie ni quisieron sexo de ningún tipo, simplemente estaban en el lugar equivocado a la hora equivocada. 

Lo que ha dado alas mediáticas a este hecho es que surge en un contexto de degeneración moral que se quiere aceptar como normal. No es machismo relacionar las conductas previas de las mujeres con las agresiones. Una agresión machista es una agresión contra una mujer por el hecho de serlo, no una agresión a cualquier mujer en cualquier circunstancia. No todas las mujeres se ponen en esas situaciones de degeneración ética y estética. Yo creo que si alguien provoca una actitud en las personas, por muy reprobable que sea esa actitud, debe evitarla. Y esto no es "criminalizar" a la pobre chica, es resaltar que en un ambiente de relajación moral suceden estas cosas. Si yo insulto a la gente por la calle, en un barrio conflictivo, es muy probable que me agredan. Y la agresión física está muy mal, nadie debe ejercer la violencia contra nadie, pero el juez no puede condenar igual a uno que agrede sin mediar provocación que a otro que provoca la agresión. Lo que no puede pasar es que la sociedad critique los efectos y no las causas. Y tampoco que se quiera ver lo inmoral como normal. El discurso feminista, a mi juicio, está equivocado, creen que solo hay una causa de todas las agresiones a mujeres (el machismo ancestral heteropatriarcal), y realmente hay muchas causas, tantas como agresiones. En concreto, el consumo de pornografía, la sexualización del ocio, la relativización del sexo, el consumo de estupefacientes y alcohol en exceso, el efecto de la masa, etc.

Y este es el quid de la cuestión: que la sociedad se empeña en normalizar lo que va contra la naturaleza humana, lo que no puede ser aceptado como normal es que una chica de 17 años ande sola, borracha, en un ambiente donde todos van con las facultades mentales y morales alteradas, y que en ese estado busque sexo en un portal un desconocido. El discurso imperante políticamente correcto dice que ella puede hacer lo que quiera, pero en esos estados, en esos momentos, es evidente que los límites morales se deshacen.  

Nos guste o no, la justicia tiene que valorar las situaciones, y el pueblo debe callar para que hablen los expertos, que para eso les pagamos, y ese feminismo sensibilero debe dejarse a un lado: cuando una mujer dice no, es no, de acuerdo, pero si una mujer o un hombre se pone en situación de riesgo manifiesto debe conocer las consecuencias. 

Y, por último, una nota para evitar mi linchamiento, si todavía es posible: creo que cualquier hombre (y cualquier mujer) debe respetar a cualquier mujer (y a cualquier hombre) en cualquier circunstancia y creo que el respeto a las mujeres va más allá de la ley o de las violaciones: aunque quiera, aunque ella hubiese accedido a ello desde el principio hasta el final, sería igualmente asqueroso que cinco hombres tuviesen sexo con una chica en un portal. En cuestiones morales poco importa el deseo o la apetencia, lo que está mal, está mal, por mucho que se quiera hacer coincidir el sentimiento con la moral.  

lunes, 16 de abril de 2018

Discurso del papa Francisco a los miembros de la Universidad de Villanova




Queridos amigos, me complace dar la bienvenida al Padre Presidente, al Consejo y a los Directores de la Universidad de Villanova con la ocasión de su reunión en Roma. Rezo para que su estancia en la Ciudad Eterna sea una ocasión de renovación espiritual para cada uno de ustedes.

Como herederos de gran “escuela” agustina, inspirada en la búsqueda de la sabiduría, vuestra Universidad fue fundada para preservar y transmitir la riqueza de la tradición católica a las nuevas generaciones de estudiantes, que, como el joven Agustín, están en búsqueda del verdadero significado y del valor de la vida. En fidelidad a esta visión, la Universidad, como comunidad de investigación y estudio, también debe lidiar con los complejos desafíos éticos y culturales que surgen en los cambios de época y que afectan a nuestro mundo de hoy. Espero que, en cada aspecto de su vida y misión, la Universidad de Villanova perseverará en su compromiso de comunicar los valores, intelectuales, espirituales y morales que puedan preparar a los jóvenes para participar con sabiduría y responsabilidad, en los grandes debates que construyen el futuro de la sociedad.

Un aspecto urgente de la tarea educativa es el desarrollo de una visión universal, “católica”, de la unidad de la familia humana y de un compromiso en la eficacia de la solidaridad necesaria para combatir las graves desigualdades e injusticias que marcan el mundo actual. Las Universidades, por su naturaleza, están llamadas a ser laboratorios de diálogo y de encuentro al servicio de la verdad, de la justicia y de la defensa de la dignidad humana a todos los niveles. Esto es particularmente válido para una institución católica como la vuestra, que contribuye en la misión de la Iglesia de promover el crecimiento auténtico e integral de la familia humana hacia su definitiva plenitud en Dios (véase Const. Ap. Veritatis gaudium, 1).

Nadie mejor que San Agustín ha conocido la inquietud del corazón humano hasta que encuentra descanso en Dios, en Jesucristo, que nos revela la verdad más profunda sobre nuestra vida y nuestro destino final. Que estos días de reflexión, discusión y encuentro os confirmen en vuestro compromiso con la misión de la Universidad al servicio de la verdad que nos hace libres (Jn. 8, 32).

Con afecto os encomiendo a vosotros y a vuestras familias, y a toda la comunidad de la Universidad de Villanova a las oraciones de San Agustín y Santa Mónica, y a todos imparto mi Bendición Apostólica como prenda de alegría y paz en el Señor Jesús resucitado.


domingo, 8 de abril de 2018

Conspiranoicos


Los conspiraniocos crecen de manera desmesurada gracias a Internet, a la rebelión de las masas y a la conjura de los necios. La cibersociedad, al dar cabida a todos sin excepción no es espacio de racionalidad, es espacio de la opinión infundada, manipulada en muchos casos, y en casi todos no pasada por el filtro de la razón. Cualquier idiota puede ser youtuber y en cualquier foro un estudiante de bachillerato puede discutir con un catedrático sobre su materia. 

Sin duda estamos ante una crisis de credibilidad, que es aprovechada por profesionales del fake, de la mentira, de la mentira que vende y esto hace que cualquier teoría, por absurda que parezca, pueda ser vox pópuli o trending topic.

En la red la opinión es defendida como si fuese una verdad absoluta, la opinión, que por su propia naturaleza debería ser cambiante y depurada por la realidad y la razón, para dar nacimiento a una creencia, en Internet se convierte en una especie de cosa sagrada, por encima de cualquier otra idea o pensamiento. Siendo sagrada la opinión, todo vale para defenderla y ponerla en valor: la repetición de los mismos mensajes, la unanimidad pretendida, la presión contra el disidente, el insulto, el uso de falacias, la saturación del medio, etc, hacen de una opinión una verdad compartida. Y de esta forma la opinión se enquista, se convierte en una idea única, verdad-verdadera antes de toda experiencia, y lo que es peor, a pesar de toda experiencia. 

Pero esto es lo que pasa visiblemente, vamos al tipo humano, al personaje que está detrás de los ataques, el que repite hasta la saciedad una "verdad" y no admite réplica. Este tipo de persona, a mi juicio, padece un vértigo, es decir, una pasión desordenada y destructiva, en este caso puede terminar en un fanatismo exacerbado.

Surge el conspiranoico de una idea, la que sea, que se repite como un lema. "España nos roba", "la tierra es plana", "el cáncer es producto de experiencias infantiles negativas", "el agua de Valencia está contaminada", "el azúcar es un veneno", "Bildelber domina el mundo" etc., etc. Una idea aislada se comporta como un virus y va generando todo un estado mental de alerta que se retroalimenta en comunidades de Internet y de la realidad exterior y crea un cuadro completo obsesivo. Hay gente, créanme, que empieza por dejar de tomar azúcar (un veneno) y termina defensor de la libertad de las gallinas de granja. Hay quien parte de una conspiración masónica del siglo XIX y termina pensando que en su ordenador han instalado un software espía los Iluminatis.

El conspiranoico es un fanático. Un fanático es, etimológicamente,  quien se coloca fuera del templo. Ojo, no dentro del templo, el fanático está a las puertas de la religión, de la iglesia, de la política o de la ciencia y gritan a través de las redes sociales avisando a la gente de grandes peligros.

Pero hay algo de verdad en las conspiraciones. Espero no parecer conspiranoico si digo que hay un interés político y social porque crezcan los conspiranoicos, o dicho de una manera más racional: hay un grupo de personas que se aprovechan de los conspiranoicos para lanzar sus mensajes. Por ejemplo, corren imágenes de esqueletos de gigantes encontrados en algún lugar de áfrica, un burdo montaje, claro. No hay gigantes. Y es que el Corán habla de gigantes y algunos musulmanes necesitan pruebas de que es verdad. Lo mismo ocurre con la “teoría” de la Tierra plana, una tesis doctoral no aceptada que responde también a una historia coránica. También Rusia se ha sumado a la creación en serie de fakes o noticias falsas, a veces increíbles, pero esto no quita para que los conspiranoicos crezcan de manera desmesurada.

Sin ánimo de ser exhaustivo, podemos plantear ocho tipos de conspiranoicos, aunque en muchos casos se entrecruzan.

1. Conspiranoico religioso: si la religión busca la salvación de las almas y la unión con Dios, los conspiranoicos religiosos buscan conspiraciones satánicas, mensajes ocultos en la Biblia, profecías terribles, mensajes en clave de los santos, mensajes de la Virgen comentando la actualidad. Amantes del agua bendita viven obsesionados por el diablo, el pecado y la herejía. Su religión es hamártica y el género humano está condenado a priori y debe sanarse constantemente por medio de acciones humanas para acceder a una salvación segura. "Si repites tres veces x obtendrás y".

El conspiranoico religioso se olvida de la verdadera fe y cree que está cerca el juicio final, el milenio o la apostasía general. Incluso hay católicos que afirman que Francisco es el Anticristo y tras él vendrá de nuevo Pedro. Ven masones en el Vaticano, asesinatos oscuros, poderes ocultos de Satanás que hace que la gente se aleje de las buenas costumbres. 

2. Conspiranoico finmileniarista. Muy ligado al anterior. Buscan mensajes de iluminados, de apariciones, de la biblia o de profetas clásicos como Nostradamus o san Malaquías. No paran con anuncios de la catástrofe que ponen en boca de la virgen o de los santos. Se caracterizan por las "señales" que ven en el cielo en la naturaleza o en la sociedad humana. Guerras, hambrunas, pestes, persecuciones, martirios, escándalos, odios, discordias, falsos profetas o engaños. Fieles a las noticias, ven estas señales (¿cuándo el mundo ha estado en paz, sin martirios, ni falsos profetas?) y las comparten en las redes sociales. Algunos no son ni religiosos, afirman la llegada de extraterrestres, desastres naturales, meteoritos, etc. Tienen en común el miedo al final. Pero no llega nunca. El Apophis siempre pasa justo rozando. Cuando llegó el año 2000 muchos pensaban que tocaba ya, pero pasó y no pasó nada. Pero da igual, cualquier día de estos, cuando se alineen ciertos planetas...  

3. Conspiranoico político. Nada es lo que parece, grupos de oscuros seres grises manipulan toda la información en todo momento. Oligarquías internacionales lo controlan todo. Desde la ONU hasta Bildelberg controlan los gobiernos y las oposiciones. Todo el poder del mundo lo controlan ellos. Nuestros ordenadores y nuestras vidas están en sus manos, cualquier líder mundial es o un miembro oculto de la masonería y todas las leyes, las cosas que pasan se mueven desde despachos grises, fumando habanos y bebiendo bourbon. Hoy hacen una revolución en África y mañana una guerra en Asia, montan y desmontan grupos terroristas, etc.

 
Dentro de estos conspiranoicos hay unos muy graciosos que afirman que los atentados que hace el Islam en todo el mundo son atentados "de falsa bandera", es decir, que son los malos, grises del Club de Roma o de Bildelberg que hacen el atentado para culpar a los pacíficos seguidores de Mahoma. Sí, esos que ponen vídeos de las torres gemelas que afirman que fueron los judíos.

4. Conspiranoico macrobiótico. Nada de lo que comemos es sano, el cáncer, las enfermedades degenerativas y casi todas las enfermedades son producto de venenos que nos dan para controlar a la población y ganar dinero. El agua está envenenada. Nos fumigan desde el cielo creando infertilidad y cáncer. Los transgénicos, los conservantes y producción industrial crean veneno.

Pero no todo es malo. A pesar de que los grandes laboratorios quieren ocultarlo, la Curcumina, la Espelta, el Kalanchoe, la Equinácea o el Jenjibre se puede curar el cáncer, el alzheimer, los tumores cerebrales y cualquier cosa que el paciente decida. 

5. Conspiranoico informático. La CIA y agencias secretas controlan todos los ordenadores, todos los mensajes, todos los teléfonos. Imponen su ley y no dejan el software libre. Algunas empresas implantan michrochips a sus empleados, en el futuro los tendremos todos. Cualquier persona es escuchada a través del móvil y nos espían hasta en la ducha. 

6. Conspiranoico social. Hay una conspiración también en Bildelberg y los iluminati que diseña la sociedad desde arriba. Aborto, matrimonio gay, divorcio, etc. se reúnen y buscan a dónde va la sociedad. Nada tienen que ver los ciudadanos con sus votos, con sus libros, con sus ideas, es todo de arriba a abajo.

7. Conspiranoico interestelar. Reptilianos, rahelianos, teorías de la evolución o de una especie de matrix o show de Truman dominado por extraterrestres. Los grandes poderes ocultos realmente son reptiles disfrazados, Obama es reptiliano.

8. Conspiranoicos científicos. Teoría de la Tierra plana, homeópatas, curanderos del cáncer basándose en experiencias de la infancia y regresiones, la medicina alemana.  
La teoría de la conspiración se alimenta desde posiciones interesadas, pero caerían en saco roto sin conspiranoicos.

En definitiva, creo que la razón debe abrirse paso entre tanta conspiración y que sin duda el gran motor oculto de la historia es la estupidez, la dejadez de los buenos y la pérdida de valores. 

martes, 3 de abril de 2018

Sentimiento y razón




Últimamente me encuentro con un recurrente argumento frente a mi defensa de la razón frente al sentimiento: el sentimiento -dicen- es la experiencia y es previa a la razón, por lo tanto debe ser predominante.

Los partidarios de la experiencia, del sentimentalismo, del desnudo de las emociones, me suelen mirar con pena, como diciendo “pobre, si supiese lo que se pierde al no expresar los sentimientos”. Creo que pensé en este artículo cuando un profesor budista me decía que él lloraba varias veces al día (o a la semana) y que había que “sacar” todos los sentimientos en todo momento, yo -la verdad- pensé que no debería llevar una vida buena para llorar tanto. Pero esto de "sacar" sentimientos es más que una moda. De hecho hay grupos de risoterapia, lloroterapia, teatralización, gritoterapia, cantoterapia (creo que no lo llaman así), etc. A algunos grupos de Iglesia les encantan las lágrimas grupales, las confesiones a la comunidad, los "testimonios" de personas que estaban en lo peor y que al conocer a Dios cambiaron radicalmente. En los debates sobre el nacionalismo, cuando les digo lo bien que viven los nacionalistas españoles en comparación con los países con los que les gusta compararse, me dicen que los sentimientos de los catalanes independentistas son muy importantes, casi tanto como el derecho o la economía. 

En fin, de nuevo otro fantasma recorre Europa: el del sentimentalismo, que ya pasó en el siglo XIX y dejó muy mal la cosa…

Mi tesis es que la experiencia sentimental ni es ni previa a la razón ni debe ser predominante. No es previa porque el ser humano no puede dejar la razón a un lado para tener experiencias y luego recogerla para analizarlas. La percepción no funciona así, la razón no está para analizar, quizá confunden el término razón con la ciencia, quizá, o quizá estemos estrenando un  tiempo de renacimiento del irracionalismo.

La razón es lo que nos permite ver el mundo como seres humanos, es decir, desligarnos del espacio y del tiempo y poder salirnos de lo cotidiano, de la percepción inmediata, del carpe diem y crear una realidad consistente e intersubjetiva. Los animales y los niños perciben así, sin razón: lo que hay es lo que ven, sin un posible análisis, y lo que ven es lo que su instinto -o su inteligencia- le permite ver. Pero nosotros, los humanos adultos,  no vemos lo que tenemos que ver, vemos lo que queremos ver, seleccionamos de toda la realidad lo que nos interesa por situación, por ideas preconcebidas o por historia personal. Por eso necesitamos un análisis de esta realidad, porque nosotros construimos la realidad y le damos sentido como sociedad.

Si después de percibir, de tener una experiencia sentimental, queremos salir de nuestro solipsismo y comunicarla a los demás, no nos vale con la experiencia nuda, necesitamos salirnos de lo inmediato, romperla, analizarla y descubrir la verdad objetiva que pueda haber en ella, porque sí, puede haber experiencias que no merecen ser tenidas en cuenta. 

Así podemos distinguir dos niveles de verdad: un primer nivel donde lo que se siente, lo que se percibe, no es discutible, es verdad el sentimiento (es verdad que sientes lo que sientes); y otro nivel superior donde esa verdad se pone a prueba con la realidad intersubjetiva y se integra en un proyecto de vida donde se ordena. No son dos actos, es un mismo acto con dos niveles o momentos. En el primer momento no hay discusión, lo que percibimos percibido queda y no hay forma de convencernos de que lo sentido es real o falso. Aquí no hay diálogo ni posibilidad de cambiar, solo hay tolerancia: tú con tu verdad, yo con la mía, nadie puede quitárnosla. Pertenece por lo tanto al mundo de la opinión, donde no podemos entrar más que a clasificar las opiniones y experiencias, todas al mismo nivel. Si uno siente la energía del Universo, el Amor de Dios, la humanidad de su perro, la opresión del Estado, la soledad o la tristeza nadie puede decirle nada, nadie puede quitarle esta idea previa, digamos que es su experiencia y por lo tanto es verdad para la persona que lo experimenta. Solo queda mirar al otro con pena, con alegría, abrazarlo o apalearlo.

Pero con estas experiencias y sentimientos no hacemos nada, no nos formamos como comunidad ni como sociedad, ni como personas. Como mucho podemos buscar quienes hayan tenido experiencias similares y por lo tanto la forma de unidad que genera este sentimentalismo es la de grupos de reafirmación del sentimiento: grupos religiosos que se esmeran en vivir las experiencias místicas (música, color, iluminación, cánticos), grupos de nacionalistas donde todos comparten el amor a la patria utópica basado en experiencias inmarcesibles: las montañas, la lengua, los ríos y las fuentes de Rosalía de Castro son compartidos por un pequeño grupo de experimentadores que excluyen por lógica a aquellos que no lo han vivido. La raza, la lengua, la patria chica, la pacha mama: abracémonos todos en la lucha…

Claro que del sentimiento espontáneo pasamos fácilmente a la manipulación: bien dirigidos, con un conductismo social, puede hacerse que un grupo grande de personas se enciendan con estas experiencias previas, personales, incomunicables; e incluso personas que no las vivieron originalmente vivan las experiencias al ver a los demás contarlas, al repetir esquemas, canciones, lemas, imágenes, relatos. Entramos en el resbaladizo terreno del populismo y de la postverdad.

Pero por encima de este sentimentalismo existe la razón que siente, la que aplica los criterios de verdad sobre la experiencia sensible. Vemos el mundo que queremos, pero ¿podemos ponernos en el lugar del otro para sentir lo mismo? Ciertamente en el primer nivel no, como mucho podemos reproducir la experiencia, pero en el segundo nivel podemos hacer abstracción y por medio de comparaciones comprender lo que no hemos experimentado o no experimentamos por nuestra perspectiva, podemos ir a la realidad a comprobar si ese sentimiento es adecuado. Lo que hacemos en este segundo momento es despegarnos de nuestra realidad y ponernos en el lugar del otro y por lo tanto podemos tener experiencias para compartir, para pensar en común. Aquí ya no está solo tu verdad y mi verdad, aquí entramos en una nueva realidad que no es ni tuya ni mía, una verdad que hay que buscar en común.

La razón es pues una especie de mediador entre nosotros, que tiende a unir experiencias para poder llegar a una verdad. Ya no es la tolerancia, virtud del relativista, la que prima por encima de la búsqueda en común de la verdad. Ahora es la veracidad la virtud que nos mueve. 

La razón hace que las experiencias vividas sean aprovechables y permitan la vida en común y el crecimiento personal. Podemos dialogar con Platón y con Nietzsche porque ambos usan la razón (y vean que pongo ejemplos de filósofos no racionalistas), y con Lao Tse o con Ana Catalina Emmerick no, solo su experiencia nos vale como punto de partida, pero no hay razones detrás, hay videncias, experiencias directas que solo pueden servir si se integran en un proyecto vital.

El sentimentalismo de experiencia vital, alejado de la razón, nos inunda desde que Freud descubrió el inconsciente, Nietzsche y Schopenhauer las fuerzas ocultas de la vida y Marx las de la historia: como la razón nos lleva a un estado de cosas que no queremos tenemos que sacudirnos de la misma para progresar y entonces crear una realidad paralela donde la experiencia individual sea el centro de la vida. Muchas vidas se mueven, cada vez más, en esta irrealidad de lo sentimental, buscando acumular experiencias para sentir la vida, creando un mundo ficción solipsista o en grupo, donde las cosas suceden de acuerdo a estas experiencias. Y lo peor es que los medios de comunicación y audiovisuales con frecuencia apoyan esta ficción retroalimentando la experiencia previa. 

Si dejamos actuar al sentimiento, el amor se convierte en sensualismo, en seducción, en enamoramiento. Aunque el amor también es razón, propósito, promesa, de lo contrario ocurriría lo que suele ocurrir con demasiada frecuencia: que cuando el sentimiento se apaga o aparece otro sentimiento las relaciones se rompen. El amor no es enamoramiento.

En la lógica del sentimiento la realidad se convierte en la realidad experimentada y querida. Pero la realidad debe ser medida, articulada, probada, de lo contrario las convicciones de hoy mañana pueden ser desarticuladas sin prueba alguna, simplemente porque se me presenta con mayor atractivo la tesis contraria.

La religión tampoco puede reducirse a la experiencia religiosa. La religión, que puede comenzar por el sentimiento de unidad con Dios, por una experiencia, no es lo que debe primar, sino la racionalización de la misma y la integración en la vida, en toda la vida, como proyecto de salvación que haga más fecundo el diálogo con Dios y no se quede en pura experiencia.

Cada vez más el arte se quiere reducir a obras que dicen algo a alguien en un momento estético, el efecto Stendhal. El arte es sentimiento, sí, pero también trascendencia y canon, y forma, y sentido.

La nueva política quiere ser un juego de encandiladores atacando a los sentimientos más bajos del pueblo (el resentimiento ante la riqueza, el sentimiento nacional, el sentimiento de abandono, la desafección…). La política puede tener que ver con la psicología social, pero hay que tener claro el fin práctico de la misma: el bien común.

La educación se está convirtiendo en un juego para despertar las emociones del niño. La educación tiene mucho de encandilamiento, pero éste debe fluir hacia el conocimiento y hacia la formación de la persona completa, no solo de sus emociones.


La experiencia auténtica debemos integrarla en la vida sin darle más importancia que la que tiene, porque todos los sentimientos son iguales, pero algunos nos pueden llevar al error, en cambio la razón puede descubrir el error y permite el diálogo.