En la Parábola de los talentos (Mateo 25:14-30) se plantean tres formas de actuar con el dinero que administras. Las dos primeras posibilidades son similares: invertir y sacar beneficio. No es que haya que ser un capitalista redomado para afirmar que lo que hay que hacer con cualquier cosa es que crezca, que dé fruto. Los dos primeros hiciero bien.
Pero el tercero de los siervos lo enterró y se lo devolvió al amo "intacto"... Cosa que en esa mente que quiere que todo mejore y dé fruto no es aceptable, al menos se debe dejar en un banco para sacar un poco de interés.
No cabe la posibilidad de que los siervos gasten su dinero y tres veces más, y encima al volver el señor le pidan más dinero, porque si no, afirman, te denunciarán... y tendrás que pagar más.
A los políticos les confiamos nuestro dinero, nuestras pensiones y nuestra Seguridad Social y se montaron una serie de organizaciopnes, ideas, bancas, préstamos, deuda, etc. que les permitió gastar y gastar...
Y cuando se destapa el pastel, los mismos que lo han robado nos piden recortes.
Pues bien, que se recorte.
- En políticos: que sean embargados todos los bienes de todos los implicados en administraciones deficitarias, desde el primer ayuntamiento, el de Madrid, hasta el último
- En los ministerios. Cierre y subasta de los bienes de Cultura, Educación y Presidencia
- En los medios de comunicación públicos: venta directa de todos los medios de difusión públicos distintos al BOE y a las páginas web de los ministerios
- En la Publicidad: prohibida tajantemente toda publicidad institucional, desde las campañas de concienciación hasta las de información y autobombo. Si el ciudadano no va a la información es que no le interesa.
- En los sindicatos, patronales, fundaciones, asociaciones, entidades semipúblicas, consejos de la juventud, ateneos, entidades deportivas, etc.
- En la formación no obligatoria, desde la Universidad hasta los cursos a funcionarios, a trabajadores, a parados, a jubilados, etc.
- En los partidos políticos y las campañas electorales. Pero no un 10% sino un 100%. Quien quiera partidos, que los pague
En definitiva, recórtese por la línea de puntos primero.
Luego déjese de comer el tarro al ciudadano con su dinero.
Y finalice el asunto eliminando los centros de reunión de vagos y ladillas sociales.
Y que nadie confunda el Estado de bienestar, con las maniobras de ingeniería social e ideológica que hemos venido sufriendo.
Y que nadie confunda el Estado de bienestar, con las maniobras de ingeniería social e ideológica que hemos venido sufriendo.
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