Hay una tendencia peligrosa hacia la censura en las redes sociales que hay que controlar, si no queremos que las redes se conviertan en una dictadura de facto.
En Twitter los usuarios juegan todos los días con algunas palabras #cosasquesiemprequisedecir, #mimejorrecuerdo... cada uno escribe lo que quiere, ingenioso, obsceno, político... cada loco con su tema.
Pero viene siendo habitual que el TT (el tema del momento) tenga que ver con algún personaje público. Entonces el juego comunitario consiste en ser muy ofensivo a la vez que irónico, ofensivo y gracioso u ofensivo a secas. Si sólo es eso, un juego de insultos debería quedar ahí... pero no... aquí sólo pueden insultar unos, y otros no. Si lo hacen....
Pero a veces, sólo a veces, el TT consiste en hacer daño a alguna persona por unas palabras prohibidas, unas "declaraciones", o para "destapar" alguna conducta que los tuitteros españoles han decidido que debe ser perseguida. Aquí el juego cambia. Ya no es comunitario, ni es un juego, ahora el supuesto juego consiste en tomarse la justicia por su mano. Un grupo organizado de twitteros deciden lo que se puede decir en público o en privado. Exigir rectificación, dimisión o destitución, entramos en terrenos antilibertad que a mi me dan mucho asco.
Pongamos por caso a Pedro Duarte, un buen directivo del deporte (conste que no tengo el gusto de conocerlo) que hace un uso privado de su Twitter y escribe a sus amigos ironías, cosas personales. También participa en el juego de la huelga general: con el TT a favor y en contra y cosas que no tienen ningún sentido fuera del contexto privado en el que fueron escritas.
Claro, que se me puede objetar que la red es un espacio público también. Digamos que es público para aquellos que tienen una vida pública (en el caso del Real Madrid los jugadores y técnicos) y privada para quienes no son figuras públicas. Es el uso el que marca lo privado y lo público, Una cosa es que sea accesible, otra que sea pública.
El primero que apuntó con el dedo en su blog a este señor fue un estudiante cordobés, de Cabra (¿cual es el gentilicio de los de Cabra?), para más datos. Pero el que de verdad tiene delito fue el periodista que publicó esa "noticia" de los supuestos twitts "ofensivos".
Este periodismo del falso escándalo y de las declaraciones que ofenden a "colectivos" es de lo más amarillo que puede uno comprender: "¿Y usted cree que x debe dimitir por las declaraciones que hizo? ¿o cree que con otras declaraciones vale?"... Y a todos los que twittearon, incluídas la UGT y las CCOO, con toda la mala leche del mundo para hacer daño a este señor.
No es de justicia, porque en democracia cada uno dice lo que le apetece en privado, y en público otro tanto.
Pedro Duarte no debería haber presentado ninguna dimisión, porque su trabajo, que yo sepa, lo hace bien y en sus ratos libres puede soñar con fusilar uno a uno a los sindicalistas y comentarlo con sus amigos.
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