Está claro que este artículo basta leer el título para saber qué dice: que en la universidad debe haber libertad, y no la hay.
Como ven, en 126 caracteres ya está dicho todo, quien tenga prisa no necesita más, pero voy a explicarme.
Autonomía Universitaria
El contradictorio artículo 27.10 de nuestra Constitución Española, dice lo siguiente:
"se reconoce la autonomía de las Universidades, en los términos que la ley establezca".
No voy a entrar en la contradicción porque el estatalismo es una enfermedad crónica muy extendida, pero yo lo hubiese redactado así:
"se reconoce la autonomía de las Universidades, en los términos que las universidades establezcan"
Porque no puede uno hablar de autonomía a la vez que de control, porque la universidad está llena de trabas para la libertad, y estas trabas vienen de una sospecha de inoperancia e incompetencia que pesa sobre el profesorado en general. Todas las administraciones entienden que el profesor universitario cuando puede no va. Y que cuando no está en clase está mirando las musarañas. Y esto lo dicen los políticos, que luego diseñan esos planes leninistas de control del profesorado.
Detrás de esta idea garantista lo que hay es un problema ideológico ancestral, algo así como una carrera por el control mental de los ciudadanos, inaugurada por los liberales de 1812, como un proceso de secularización de la universidad, pero aumentado por ideas socialistas en el siglo XIX y XX que pretenden controlar los medios de comunicación, la cultura y la educación.
La universidad recibe fondos del Estado, gasta más de lo que tiene y pide más. El Estado, a cambio, le exige que previamente le enseñe qué va a enseñar, y le pone el sello, o no. Y le permite enseñar. El Estado piensa que sabe más que los universitarios si se debe estudiar esto o lo otro, si se deben formar éste número de médicos o un número mayor, si deben enseñar éstos profesores o éstos otros.
Y la universidad, autónoma sólo de nombre, es una caricatura de lo que debe ser. La CRUE calla y come y asiente. Los profesores se van acreditando y con ello dejan de protestar. Ven cómo el Estado les dice a qué horas tienen que dar las clases, y qué libros deben usar, y cómo deben tratar a los alumnos, y generan normativas para que se lleven bien y no se peguen los profesores con los alumnos, como si fuesen dos grupos que necesitan al Estado para entenderse,
Libertad de cátedra
Recordemos primero que la Constitución Española dice en su artículo 25 que
se reconocen y protegen los derechos:
- A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
- A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
- A la libertad de cátedra.
- A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión.
Este no es contradictorio, sino redundante ¿por qué se remarca la libertad de cátedra? Porque en realidad está contenida en el 25.1. y en el 25.2.
Esto es cierto y tenemos todo el derecho a decir lo que queramos en nuestras clases y nadie puede decir nada. Pero también podemos aislar a un profesor y no dejarle participar en proyectos de investigación o no permitirle publicar, o actuar contra él en los tribunales, por ejemplo. Se puede despedir a un profesor por no pensar como la mayoría (y generar entonces una censura previa).
Tenemos derecho a poner a caldo en las redes sociales a quien no baile en la fiesta de la estupidez al ritmo que se debe bailar. Si no me gusta lo que dice el profesor, el político, el sacerdote o el empresario tengo todo el derecho del mundo a reírme de él, a marcarle, a insultarle.
O sea, que la Constitución manda que se respete la libertad y esto quiere decir que nadie, nadie puede decir que un profesor no puede decir algo que no gusta en su clase. Aunque eso que no gusta vaya contra la misma
Y lo más grave es cuando se ataca al 25.3 haciendo un mal uso del 25.4. Es decir, comunicando con engaños en determinados medios de comunicación...
En definitiva: que la universidad no es un espacio de libertad y que si no nos defendemos de las agresiones externas contra nuestra libertad cada día será menor, y que llegará un día en el que le tengamos que pasar la grabación de la clase, o conferencia, al Director General de Seguridad... llegará todo si no somos capaces de parar los pies a los totalitarios.
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