Curiosas las reacciones de la prensa, en especial de El Mundo con la polémica artificial sobre si la polícía cargó más de la cuenta en la manifestación anticatólica.
Es el mundo alrevés: los agredidos no son los ciudadanos de todas las nacionalidades que fueron insultados en Madrid. Los agredidos no son los policías que recibieron piedras e insultos. Los agredidos no son los ciudadanos de Madrid que no pueden pasear por la calle. No. Ahora los agredidos son los intransigentes los que organizan una manifestación ilegal, los que se dedican a insultar a las personas por sus creencias religiosas y a insultar a las fuerzas del orden por cumplir su trabajo, los que desafían a la autoridad democrática y se pasan los derechos humanos por el arco del triunfo (hay que recordar que la libertad religiosa está recogida en la Declaración de Derechos).
¡Pobres víctimas los periodistas que no ven las cosas claras!
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