viernes, 29 de abril de 2011

Dos biografías de Wittgenstein (I)

Biografía Proscrita (no leer si uno va a examinarse de selectividad)


Wittgenstein vivió una vida crítica y destructiva. Su personalidad era patológica. Su filosofía no es más que el síntoma de esa pésima instalación en la vida.


El suicidio de tres de sus (cuatro) hermanos varones quizá sea la causa de sus males. O el no haber aceptado los cambios que sufría su familia (judíos que se hacen cristianos, pobres que se hacen ricos...). Se mostraba especialmente violento, en especial con las niñas (dicen que tiraba del pelo con tal fuerza que arrancaba mechones enteros, daba palizas tales que dejaban inconscientes a sus compañeros). Durante su infancia fue partícipe de tres ataques muy violentos contra niños de su edad. Tan violentos fueron que dejaron honda huella entre sus convecinos y han podido, sesenta años después, ser relatados y pasar a las biografías.


Contaba como compañeros de juegos a un tal Adolf, de carácter similar, aunque éste último menos violento. De mayores casi destruyen la vieja Europa, uno en teoría y el otro en la práctica, porque la "filosofía" de Wittgenstein, es precisamente eso: un intento de demoler la filosofía, la ética y la cultura de Occidente, un conjunto de falacias al servicio de la irracionalidad.


Quizá las depresiones periódicas, su carácter violento, sus diferentes culturas no asimiladas, su desviación en la conducta o su genética (o una combinación de todo lo anterior) le llevaron a tener una tendencia suicida durante toda su vida y a un aislamiento cada vez más inhumano.


En su trato personal era un perfecto idiota, en vez de promocionar o intentar mejorar a sus estudiantes los machacaba, los humillaba, logrando que muchos abandonasen sus estudios y se dedicasen al trabajo manual. Con sus compañeros era igualmente implacable y maleducado, llenando las frías salas de Cambridge, donde reina el estudio y la humildad, de gritos y aspavientos. Pensaba que nadie estaba a su altura, que a un lado estaba el mundo y a otro él. Impregnado de ese hybris griego, esa soberbia del loco que piensa que su idea es la única aceptable.


Parte de su desprecio al género humano era su manera de escribir críptica y oscura, para que nadie lo entendiese (de hecho, en la correspondencia con Russell afirma que el Tractatus "nadie lo entenderá).


Su trabajo fue recibido como un texto sagrado en el Círculo de Viena, sus discusiones acaloradas (callaba a gritos a los eminentísimos profesores) hasta que logró enemistarse con todos, uno a uno (eso sí, después de haber logrado sus objetivos "filosóficos", es decir, que sea tomado en cuenta...). En su ataque a todo el mundo llega incluso a enemistarse con él mismo, puesto que a partir de una crisis y un intento de suicidio se desdice de todo lo dicho, por eso sus adeptos filósofos distinguen entre dos Wittgenstein: el primero y el segundo.



[Lo realmente patético es que este autor forme parte de la selección de los 12 autores más importantes de la Historia de la filosofía para las universidades de Madrid, cuando NINGÚN historiador de la filosofía le da ese carácter de gran filósofo, más bien es siempre tratado como una anécdota, un intento fallido más de destruir la metafísica. Lo realmente importante es que a pesar de Winttgenstein y de los demás enterradores de la filosofía, ésta sigue viva]

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