martes, 29 de diciembre de 2015

Podemos al poder


Estoy admirado de lo bien que Pablo Iglesias juega sus cartas, en muy poco tiempo un grupito de antisistema están viendo la posibilidad de romper el sistema liberal desde dentro. Un sueño imposible hace bien poco. Lo que está pasando es que sus enemigos, es decir, los ciudadanos, en cada escalón que suben, les aúpan y con sus acciones les catapultan al siguiente. Es inconcebible porque realmente no es mérito de Pablo, es demérito de todos los demás.

Los medios, los partidos, los activistas esteparios: todos parecen haberse vuelto ciegos o, al menos, actúan como tales. ¿Es que nadie ve lo que está pasando? ¿Es que no saben cómo actuar? 

Yael Farache, una periodista española, judía de religión y acento venezolano, lo dice, con toda claridad en sus vídeos: Podemos sigue la estrategia de los populismos de ultramar. Si Yael Farache y muchos más se dan cuenta ¿cómo los periodistas, los partidos, los centros de poder no lo ven? ¡Pero si la estrategia comienza en 2012!

No entiendo a los políticos. Les pagamos para que gasten el dinero en lo que de verdad importa, tienen unos servicios de inteligencia que deberían funcionar para alertar y sin embargo ven el ascenso de este predictador y nadie hace nada antes de que adquiera más poder. 

Lo que pasa es que en vez de plantarle cara dejamos que ellos, los de Podemos, marquen el ritmo de la información y los tiempos de la democracia. Tanto en Cataluña como en el resto de España son los antisistema los que deciden cuándo y cómo habrá elecciones. Y el resto, los que han sacado el 80% de los votos válidos esperan a que los neocomunistas hablen para contestar airados. ¿No se dan cuenta de la polarización del discurso? ¿Es que nadie sabe lo que ha pasado en la historia reciente de Europa y América?

A los políticos les pagamos para que nos marquen el rumbo con ideales grandes. Porque para gobernar para el día a día, siguiendo el ritmo que marca Europa, vale cualquiera.

(Es una de las grandes enseñanzas del neocomunismo es que cualquiera vale para el gobierno: Maduro, conductor de autobús ahora conduce un país hacia la ruina; o los concejales del Ayuntamiento de Madrid, pasan del paro y de animar socioculturalmente a su distrito, a gobernar -cinco concejales nunca han trabajado y otros tantos que tienen un nivel de administrativo, con lo que se da la paradoja de que secretaria y conserjes del Ayuntamiento tienen más categoría y experiencia que los propios concejales. Por si alguien quiere echar un vistazo a sus curricula brevis puede ver la web del Ayuntamiento).

Lo difícil es adelantarse a los acontecimientos, prever el futuro, tomar medidas hoy para el día de mañana, aunque sean impopulares. Tener claro el proyecto de ciudad, de Comunidad, de Estado a cinco, diez y veinte años vista.

Para eso les pagamos, para que con su sabiduría (y la de sus asesores, subsecretarios, Directores Generales y demás) tengan claro no solo el gobierno actual, sino cosas como cómo pagaremos nuestras pensiones en 2040; o cómo vamos a beber agua y a regar en 2050 si el cambio climático se acentúa; o cómo vamos a cambiar el petróleo terrorista por otro tipo de energía más democrática.

Me hubiese gustado que en plena burbuja inmobiliaria, cuando éramos ricos, el Gobierno hubiese diseñado un plan de exportaciones o de industrialización adelantándose a la crisis. Pero no, el ministro Rodrigo Rato andaba en otras cosas y su jefe, Aznar, miraba para otro lado. Los servicios de inteligencia españoles no se enteraban de nada, los grandes economistas que cobraban 6000 al mes por asesorar a Rato tampoco lo veían….

¿Nadie podía haber calculado que la corrupción iba a estallar por todos los lados? ¿Ni siquiera ellos que estaban corruptos hasta las cejas?¿Nadie se enteró de la fortuna de los Pujol, de los Rato, de los Granados, de los Urdangarín? ¿Nadie sabía nada de nada?

Lo propio es que los políticos se pregunten cosas que no todos se preguntan, como por ejemplo ¿qué pasa si dejamos la educación en manos de los nacionalistas? ¿No tendremos un problema creciente de separatismo en diez años? O ¿Es de recibo que dejemos crecer a movimientos ultraizquieristas como Podemos que pueden acabar con nuestra democracia? Si siguen creciendo ¿No nos llevarán a un enfrentamiento cívico en un futuro? O si dejamos entrar a miles de musulmanes que además se reproducen el doble que nosotros ¿No tendremos un problema de identidad europeo en un futuro próximo?

Yo creo que un político debe pensar estas cosas y actuar en consecuencia, es decir, debe poner freno al nacionalismo, al islamismo y al neocomunismo independientemente de su posicionamiento a la izquierda o a la derecha, porque los valores que están en juego son –o deberían ser- transversales. 

Y por eso es necesario un recambio de toda la clase política, es necesario que se regenere la democracia por este lado, que impida que oportunistas como Aznar, González, Zapatero o Rajoy lleguen a ocupar cargos públicos. Porque no solo han gobernado de espaldas al pueblo, sino que además han causado los graves problemas que ahora sufrimos y no han previsto nada.

Pero parece que todo seguirá igual y Pablito seguirá jugando contra aficionados. 

Por si alguno de esos asesores que cobran 6000 euros por no hacer nada quiere unas ideas aquí van 10 consejos para aniquilar a Podemos:

  1. No contesten a sus provocaciones o “Carmenadas”. Ignórenles.
  2. Dejen de compartir en sus redes vídeos y memes con los malos que son los de Podemos y no hagan más columnas y entradas blogueras diciendo que son comunistas, que ya lo sabemos.
  3. Si tienen que hablar de ellos coloquen delante el adjetivo: el partido neocomunista Podemos; o el antisistema Pablo Iglesias.
  4. No les inviten a los debates, no representan a casi nadie, a un 20%, pero realmente a un 10% si sacamos las candidaturas conjuntas.
  5. No pacten con ellos, liberen –señores del PSOE- Madrid o de lo contrario se verán fagocitados por ellos (Bolcheviques que se comen a mencheviques, las SA y las SS ¿les suena?)
  6. Apoyen a Izquierda Unida y a los disidentes del soviet supremo. Entrevistas a Monedero y a los que fueron expulsados del partido, y a los auténticos 11M, primeras víctimas del afán devorador del antisistema Iglesias.
  7. No les copien, no jueguen los del sistema a ver quién es más antisistema. Pónganse corbata. Dejen de hablar de sueldos a los que no trabajan y de subsidios y hablen de trabajo e industria.
  8. Y hagan hincapié en lo que funciona: la noticia no es el desahucio, la noticia es que el sistema les da casa al día siguiente.
  9. Y monten un Podemos de derechas, tipo Le Pen, capaz de aunar el voto descontento desde el otro lado, pero que enfrente a un extremismo con el otro.
  10. Y, por último, ahonden en las noticias sobre Grecia y Venezuela.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Otra vez el Islam



Sobre el Islam y el terrorismo entramos en un diálogo en Facebook con personas que me constan bien informadas, racionales y con criterio, pero con una preferencia clara y definida por los musulmanes y, por ende, contra el sionismo, EEUU y Europa. 

Mi tesis es que la religión musulmana genera el odio. Pero eso no supone para mi tomar partido por uno de los contendientes de la tercera guerra. No creo que sea una cuestión de buenos y malos. Tomar partido por unos o por otros no es mi tarea porque los valores de occidente son universales y por lo tanto no pueden ser propiedad de un bando. Lo que trajo el cristianismo al mundo fue precisamente esa llamada a la universalidad, a la unidad de todos y a la creencia en que hay una verdad, un bien y una belleza a la que todos (incluidos los terroristas, Putin, los americanos y Bin Landen) tendemos. Si en la guerra hay dos bandos (los del petroleo y los yijadistas) en el plano de las ideas solo hay razón y sinrazón. 

Pero no se asusten, no identifico la razón con Occidente y la sinrazón con Oriente. No. Identifico solo la idea generadora del cristianismo con la razón y la idea generadora del islamismo con la sinrazón. Esto, evidentemente no es afirmar que todos los musulmanes son unos descerebrados, no es así, los hay por millones buenos. No se trata tampoco de decir que en Occidente todos son racionales, no. Occidente creó el barroco y el fútbol. Los Derechos Humanos y las cámaras de gas. Los grandes santos que se fueron (y se van) por el mundo a predicar y los que matan por petróleo. Todo está mezclado, porque todo en cada ser humano está mezclado. 

Creo que la idea cristiana conviene al hombre, le hace mejor, le eleva, le hace artista y filósofo, le hace bueno. Y sin embargo creo que la antropología musulmana (si la hubiera) hace al hombre peor, mantiene la sociedad dividida y empobrecida, genera odio y luchas, impide el crecimiento y el desarrollo de los pueblos. 

Efectivamente si usted está contento de leer estas líneas o terriblemente enfadado es normal, estamos ante un tema donde los sentimientos priman sobre la razón. Pero lo que digo es verdad, así que si le irrita o le emociona es su problema. Porque si vemos el asunto desde el punto de vista sentimental no hay nada que hacer. Cualquier razón que se dé es siempre inferior a la experiencia previa, al prejuicio. Poco o nada se puede hacer desde el plano intelectual, porque si esas ideas son defendidas rápidamente se asocia a una enfermedad mental ("islamófobo"), a un problema de ignorancia y hasta me han llegado a decir que me pagan por defender estas ideas (cosa que -por otro lado- no estaría mal). 

Los temas sentimentales no se pueden solventar así por las buenas, entran a través de la experiencia y forman parte de la vida de las personas. Por eso es imposible acabar con el nacionalismo por muchos programas políticos que se impongan. La única manera es sembrar en la escuela sentimientos correctos de universalidad y esperar treinta años a que la educación dé sus frutos. En España, que somos más chulos que nadie permitimos que se cree ese sentimiento nacionalista desde el Estado, pero este es otro cantar. No hay palabra que pueda decir que cambie lo más mínimo lo que se piensa del Islam, del puesto de las mujeres en la sociedad o de la necesidad o no de un Estado de Israel. 

Tampoco se trata de débiles y fuertes. Los débiles están en todos los lados, son los que reciben las bombas terroristas y las bombas del ejército ruso. Los poderosos son los jequecillos e imanes y los políticos europeos.

Por otro lado, Internet no es lugar para el pensamiento racional. Es el reino de taifas del relativismo. Un reino (red) donde todo es posible. Para defender el buenismo del islam se pueden ver vídeos y webs en las que se dice que los americanos volaron las torres gemelas o cómo los americanos montaron el ISIS o los atentados de París. Facebook tampoco es lugar para debatir, les contesto a todos por aquí, dejando claro que es imposible el diálogo y por lo tanto no queda más que el monólogo a dos voces.

Volvamos a la tesis. Yo afirmo que el islam solo ha traído sangre, pobreza y división y que lo que tiene de bueno (esa moral hacia el grupo) es lo que pudo entender Mahoma del cristianismo que conoció a través de las conversaciones con un cristiano antes de comenzar todas sus aventuras como jefe militar.

Agrupo los argumentos en tres tipos:

1. Por un lado lo personal frente a lo científico: vivir con musulmanes, compartir su techo, disfrutar de su hospitalidad no aclara nada sobre un juicio al islam, al contrario, te llena de pre-juicios sobre la cultura. Creo que la ciencia no se puede hacer con estos presupuestos. A la experiencia de convivencia pacífica con musulmanes puede oponerse otra experiencia similar de otra convivencia con judíos, por ejemplo, que están todos los días sometidos al terrorismo de baja -o alta- intensidad; o con la experiencia de quienes sufren directamente el terrorismo islámico. No es argumento a favor del PP decir que uno conoce a políticos de éste partido honrados, ni ser del PP te da derecho a juzgarlo mejor, creo que lo ideal es no tomar partido para juzgarlo. Creo que si queremos hacernos un juicio de algo debemos hacer una epojé (ἐποχή) de las experiencias positivas y negativas y ver el cuadro en su conjunto. Pero el sentimiento no permite hacer este cuadro, el sentimiento no toma distancia de perspectiva y se empasta con la realidad que juzga.

Lo particular es justo lo contrario: hay que tomar distancia para hacer juicios: leer de todo, no solo lo que apoya nuestra idea y si se convive, con todos, no solo con una parte del conflicto.

He visto la película El fundamentalista reticente que me recomendaban en un debate para que "comprendiese" la realidad del Islam, como si los libros no bastasen. Y vuelvo a decir que eso no dice nada de la realidad del islam. Dice que personas particulares que inician una guerra política por la defensa de un país. En la película, es verdad, hay frases lapidarias, cuando el editor turco que ha hecho quebrar su editorial le compara con los jenífaros... "cuando decidas cuál es tu posición el color volverá a tu mundo". O "muchos musulmanes pueden participar de forma pasiva, pero un muyaidin actúa. "Nuestra única esperanza son las verdades fundamentales que nos dieron en el Corán"... Está claro: así se hace un terrorista. No quiere decir que el islam sea terrorista, pero sería imposible que miles de niños y adultos tirasen piedras y granadas contra Israel durante 50 años sin el componente político-religioso. El nacionalismo no da para tanto. 

Otra idea previa precientífica es creer que demostrando el origen corrupto de algo se ataca a todos los miembros actuales. Por ejemplo, demostrando el origen antipersona del Islam no se dice nada de los musulmanes actuales; o demostrando el origen americano del ISIS tampoco se dice nada de su barbarie actual. O el origen franquista de nuestra democracia no dice nada de nuestras leyes. Pero creo que es correcto tenerlo presente para juzgar y cambiar algo, porque las instituciones crecen solo bebiendo de sus ideas originales. Es decir, es bueno conocer el origen de algo para juzgarlo, pero no es determinante.

2. Por otro lo político. Si enfrentamos a las ideas sobre la religión ideas políticas no podemos tampoco tener un diálogo fructífero. La política es como el fútbol: a unos le gusta un equipo y a otros otro, todo el mundo opina y nunca puede darse un cambio de posiciones. La política así entendida demoniza a una parte del mundo y diviniza a otra. En este caso si el islam es siempre bueno por definición, todo mal que hace el islam es bueno y si hacen algo malo es consecuencia directa de "Los Otros", los malos (los americanos, los occidentales, el petroleo, la industria armamentística, Israel, la Trilateral, los iluminati, por ejemplo). Tampoco tiene el islam la culpa de la miseria de los pueblos donde se instala, de las lapidaciones, de las ablaciones, de los homosexuales colgados en grúas, de los talibanes, el ISIS, las gargantas cortadas o de los atentados de Madrid, París o Nueva York. La política hace cerrar los ojos a estas realidades y buscar un responsable fuera.  Si Mahoma a priori era un santo de mofletes colorados, nada de esto tiene que ver con Mahoma, y resulta que quizá sean santos Almanzor Solimán, Bin Laden y Jomeini.

Yo creo que el que empuña un arma y se lanza contra sus hermanos a acribillarlos a tiros, el que recomienda cortar el cuello a los enemigos, el que pone una mochila llena de bombas en un tren, el que se lanza contra unas torres llenas de personas es un criminal y su causa queda criminalizada. Las causas de los conflictos hay que buscarlas en la historia de las ideas y no en sus antagonistas. 

Si tenemos la idea previa, el pre-juicio, de que el islam es paz y amor, por ejemplo, no hay posibilidad de pensamiento recto si los que matan en nombre del Islam resulta que no son más que "malos musulmanes", "armados por los servicios secretos de los países occidentales" , o simplemente agentes secretos disfrazados... mal andamos. La prueba de realidad que debe tener cualquier idea política es simple: si uno mata en nombre de una idea no pasa nada (puede ser un loco) pero si en todas las latitudes, en todos los momentos históricos en todas las clases sociales hay musulmanes que matan en nombre de Alá, y los que le rodean no le denuncian y anulan. Quizá -solo quizá- sea el islam favorable al crimen político / religioso. 

3. Por otro lado lo religioso. Se dice que todos los libros religiosos tienen incitación a la guerra y a la violencia. No es cierto. En el Nuevo Testamento no hay ninguna incitación al asesinato o a la violencia. En el Tao Te King tampoco. La religión cristiana se funda bajo el signo del amor. En los primeros años del cristianismo el número de mártires es directamente proporcional a su expansión por el mundo. No hubo batallas ni guerras ni violencias. El cristianismo avanzó y se hizo religión oficial del Estado. Entonces sí, cuando se mezcló lo político comienza el lado oscuro del cristianismo, que -por otro lado- no hacía más que defenderse para llegar al estadio actual en el que ningún cristiano querría matar por expandir el cristianismo, pero sí dar su vida; Cristo predicó justo lo contrario, por lo que es fácil inferir que el cristianismo que mata es una deformación del mismo. El cristianismo avanzó sobre territorio de barbarie, templando el espíritu y haciéndolo más refinado. Allá donde triunfó el progreso, la unidad y la paz se instauraron. Eso sí, esta unidad costó muchos años de sufrimiento y de guerra, sobre todo para frenar el avance de la barbarie en los primeros años y del Islam después.

Y está claro quién es el agresor y el agredido. Si el Islam se hubiese quedado en la Península Arábiga no habría habido ni reconquista ni cruzadas. Los cristianos salieron a defender lo suyo y las batallas siempre se dieron en casa, no en territorio árabe. Roma y Jerusalén fueron atacadas pero La Meca y Medina no.

Una persona poco ilustrada me decía en Facebook que "si identifico el cortar cuellos, hacer explotar personas o lapidar adúlteras como barbarie" luego (forzosamente) tengo que decir, que hay que aniquilarlos a todos. Pues no, lo que hay que hacer es civilizarlos. Como hicimos con los alemanes del norte a lo largo de 1000 años (es cierto que el espíritu de barbarie afloró con el nazismo, pero en todo caso ahora parece que ya están civilizados). Civilización y barbarie son dos vórtices de la acción humana que están en todos, dependiendo de qué alentemos tendremos una sociedad bárbara o una sociedad civilizada. La cultura es importantísima para crear sociedades respetuosas con el vecino. Mi crítica a la religión musulmana es que hace poco, muy poco, por aniquilar la barbarie. Que si hiciese más habría movimientos de masas contra el terrorismo en Siria, Gaza o Libia y realmente estos movimientos brillan por su ausencia. Cuando hay elecciones salen elegidos los partidos más radicales, cuando hay bombas contra Israel no hay ni un musulmán que lo denuncie. Por ejemplo, en la Mezquita de la M30 se recogían fondos para mandar a yijadistas a Siria ¿Cuántos musulmanes pacíficos lo denunciaron? ¿Imaginan la reacción de la Iglesia romana si un grupo terrorista se dedicase a cortar cuellos? ¿Creen que podría hacerse una colecta para comprar armas en una Iglesia? 

Los datos dicen que algunos de los musulmanes, muy pocos, son terroristas, un 4% los apoya moral o logísticamente y un 20% ve bien que se mate, aunque no harían nada por los terroristas. Si el 80% de los musulmanes quisiese acabar con la violencia acabarían en dos días. Lo que ocurre y esto es tesis y no dato, es que en la propia religión está la violencia. 

Y no es una cosa que me invente, es fruto del propio pensamiento de Mahoma y de lo supuestamente dictado. Me decía ese señor desleído que el Islam nació en un contexto de guerra. Pues no. Cuando nació el Islam no había guerra en Arabia, fue el islam el que empezó la guerra que casi dura hasta nuestros días. Que Mahoma organizó asesinatos políticos (¿Quien quiere desembarazarme de Kaab ibn ´Asraf?) no hay duda, que Mahoma inició guerras y persecuciones, tampoco, y que sus seguidores continuaron no es tampoco algo que haya que demostrar ¿Decir esto es incitar al odio? Pues yo creo que no, que el odio surge de la ignorancia ¿Qué tenemos que hacer? ¿Mirar para otro lado? ¿Saltarnos las suras que hablan de odio y hacer un cortapega de Islam moderado? ¿No quedamos en que el Corán es un libro dictado por el Arcángel? Entonces no hay interpretación. La cosa es si el arcángel manda matar cristianos o si no. 

Yo creo que si queremos pensar y desentrañar el problema tendremos que ir a la raíz, a la religión, y más en concreto al fundador. Hágase lo mismo con la religión cristiana, vayan al Fundador, vayan a Cristo.





viernes, 27 de noviembre de 2015

Europa, el cristianismo y Berdiaeff


La idea cristiana de la unidad ha presidido toda la historia de Occidente. Cualquiera de las facetas humanas de las que estamos más orgullosos es fruto de lo que el cristianismo ha realizado en el espíritu de barbarie. 

Los derechos humanos, la ciencia, la química, la física, la matemática, la biología, la tecnología, la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, la literatura, la democracia, el ecumenismo, la secularización, la libertad, la igualdad, la fraternidad, la caridad, la universalización, las universidades, la justicia, el comercio, etcétera, etcétera.

Basta ver los países islámicos, animistas o budistas cómo viven en un estado de letargo, de pobreza, de insalubridad y división. Y no es culpa de occidente, de la colonización y esas cosas. No, puesto que el cristianismo se extiende por países ricos y pobres, con riquezas naturales o sin ellas, con climas fríos y desérticos... y allí donde se implanta florece la medicina, el arte, la caridad. 

Berdiaeff lo vio claro: la religión auténtica es la que ha estado obrado en Europa a lo largo de los siglos en un doble movimiento: por un lado elimina paulatinamente la barbarie y la desigualdad social, por otro, actúa en cada hombre como una fuerza civilizadora interior. Al igual que el hombre de naturaleza recibe el espíritu y da comienzo al proceso de humanización desde dentro, el cristianismo actúa exactamente igual: desde dentro acaba con el hombre primitivo, tribal, nacionalista, y lo va convirtiendo, poco a poco, siglo a siglo, en un ser civilizado.

Pero vayamos al texto (¡escrito en 1924!): 

"A juzgar por numerosos síntomas, nos aproximamos a una nueva época histórica, a una época que se  parecería a la primera Edad Media, esa edad todavía oscura de los siglos VII, VIII Y IX que precedió el Renacimiento medieval. Y muchos de nosotros no pueden sino sentir afinidad con los últimos romanos. Es éste un noble sentimiento. ¿No se desperté algo semejante en la nueva alma cristiana de san Agustín cuando amenazaba a Roma el peligro de la irrupción del mundo bárbaro? Así, muchos de nosotros pueden considerarse a sí mismos como los últimos y fieles representantes de la vieja cultura cristiana de Europa, amenazada por muy grandes peligros exteriores e interiores. 

A lo largo de esta época de barbarie nueva, aunque civilizada, que nosotros presentimos, será urgente llevar la luz inextinguible como otrora fue llevada por la Iglesia cristiana. Sólo en el cristianismo se revela y se conserva la imagen dél hombre, el rostro del hombre. El cristianismo ha librado al hombre de los demonios de la naturaleza que lo desgarraban en el universo pagano; me refiero a la demonolatría. Sólo la Redención cristiana ha dado al hombre el poder para erguirse y, espiritualmente, mantenerse derecho; ella arrancó al hombre del imperio de las fuerzas elementales de la naturaleza bajo las cuales el hombre había caído, de las que se había hecho esclavo. El mundo antiguo elaboró la forma del hombre. En él apareció la energía creadora del hombre, pero la personalidad humana no se había liberado aún del dominio de las fuerzas elementales de la naturaleza; el hombre espiritual no había nacido aún.

El segundo nacimiento del hombre, que no es ya natural sino espiritual, tuvo lugar en el cristianismo. El propio humanismo recibe su verdadera humanidad de manos del cristianismo: la Antigüedad no era suficiente para dársela. Pero el humanismo, en el curso de su desarrollo, separó a la humanidad de sus fundamentos divinos y he aquí cómo el humanismo, cuando finalmente desgajó al hombre de la Divinidad, se volvió simultáneamente contra el hombre y se puso a destruir la imagen de éste, porque el hombre es la imagen y la semejanza de Dios. Cuando el hombre no quiso ser más que la imagen y la semejanza de la naturaleza, un hombre meramente natural, se sometió por ello mismo a fuerzas elementales interiores y alienó su imagen. El hombre vuelve a ser desplazado por los demonios, es impotente para resistirles y defenderse. El centro espiritual de la personalidad humana se ha perdido. La tragedia de los tiempos modernos comiste en que el humanismo se ha vuelto contra el hombre. Ésta es la causa de la derrota fatal del Renacimiento y de su ruina inevitable. La gente de nuestra época se complace en decir que el cristianismo no ha triunfado, que no ha cumplido sus promesas, y sacan de allí la conclusión de que es inverosímil y absurdo tornarse hacia él. Pero el hecho de que la humanidad europea no haya realizado el cristianismo, que lo haya desfigurado y traicionado, no podría constituir un argumento válido contra su verdad y autenticidad. Porque el Cristo no prometió la realización de su reino de aquí abajo; él decía que su reino no era de este mundo, predecía para el final el desnudamiento de fe y de amor. La no-verdad de la humanidad cristiana es una no-verdad humana, una traición y una caída humana, es una debilidad y una falta humana, no una no-verdad cristiana, no una no-verdad divina. Toda la indignación que suscitó el catolicismo no hubiera sido injusta si se hubiera dirigido contra la humanidad católica, pero no contra las cosas auténticamente santas de la Iglesia católica. Sólo el hombre, desde el comienzo, alteraba el cristianismo, lo desfiguraba mediante sus caídas. Finalmente, se levanta contra él y lo traiciona, responsabilizando a la vida cristiana de sus propios pecados y sus propias caídas"

Berdiaeff, N.: Una nueva Edad Media, Ediciones Carlos Lohlé,  
Buenos Aires 1979, pág. 47-49.
 (Traducción de la versión francesa de Un Nouveau Moyen  Âge por Ramón Alcalde)



¿Vamos a mejor? ¡Compruébelo ud. mismo!

viernes, 6 de noviembre de 2015

50 años de Gravíssimum Educationis

Han pasado ya 50 años de la Declaración Gravissimum Educationis, de Pablo VI, donde se puede leer, entre otras cosas lo siguiente:

Facultades y universidades católicas

10. La Iglesia tiene también sumo cuidado de las escuelas superiores, sobre todo de las universidades y facultades. E incluso en las que dependen de ella pretende sistemáticamente que cada disciplina se cultive según sus principios, sus métodos y la libertad propia de la investigación científica, de manera que cada día sea más profunda la comprensión de las mismas disciplinas, y considerando con toda atención los problemas y los hallazgos de los últimos tiempos se vea con más exactitud cómo la fe y la razón van armónicamente encaminadas a la verdad, que es una, siguiendo las enseñanzas de los doctores de la Iglesia, sobre todo de Santo Tomás de Aquino. De esta forma, ha de hacerse como pública, estable y universal la presencia del pensamiento cristiano en el empeño de promover la cultura superior y que los alumnos de estos institutos se formen hombres prestigiosos por su doctrina, preparados para el desempeño de las funciones más importantes en la sociedad y testigos de la fe en el mundo.

En las universidades católicas en que no exista ninguna Facultad de Sagrada Teología, haya un instituto o cátedra de la misma en que se explique convenientemente, incluso a los alumnos seglares. Puesto que las ciencias avanzan, sobre todo, por las investigaciones especializadas de más alto nivel científico, ha de fomentarse ésta en las universidades y facultades católicas por los institutos que se dediquen principalmente a la investigación científica.

El Santo Concilio recomienda con interés que se promuevan universidades y facultades católicas convenientemente distribuidas en todas las partes de la tierra, de suerte, sin embargo, que no sobresalgan por su número, sino por el prestigio de la ciencia, y que su acceso esté abierto a los alumnos que ofrezcan mayores esperanzas, aunque de escasa fortuna, sobre todo a los que vienen de naciones recién formadas.

Puesto que la suerte de la sociedad y de la misma Iglesia está íntimamente unida con el progreso de los jóvenes dedicados a estudios superiores, los pastores de la Iglesia no sólo han de tener sumo cuidado de la vida espiritual de los alumnos que frecuentan las universidades católicas, sino que, solícitos de la formación espiritual de todos sus hijos, consultando oportunamente con otros obispos, procuren que también en las universidades no católicas existan residencias y centros universitarios católicos, en que sacerdotes, religiosos y seglares, bien preparados y convenientemente elegidos, presten una ayuda permanente espiritual e intelectual a la juventud universitaria. A los jóvenes de mayor ingenio, tanto de las universidades católicas como de las otras, que ofrezcan aptitudes para la enseñanza y para la investigación, hay que prepararlos cuidadosamente e incorporarlos al ejercicio de la enseñanza.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

Despidos


Seguimos con el curso gratuito de dirección moral de empresas. Hoy hablamos de los despidos, que parece que era cosa del pasado y que ahora estábamos en recuperación, en contrataciones, etc.,  pero se sigue despidiendo y se seguirá.

El problema no son los despidos, claro, el problema es el modo. No voy a hacer un discurso tipo sindicalista de defensa de los puestos de trabajo por encima de los intereses de la empresa. Creo que los empresarios están en su derecho de despedir a la gente siempre y cuando tenga un motivo suficiente. Creo que también los empresarios pueden despedir si simplemente le cogen manía a un trabajador o deciden contratar a un sobrino suyo. Pueden hacerlo, pero debe hacerlo bien.

Bien aquí no significa con buena técnica, sino que tiene un significado ético. El empresario (o el directivo) tiene una obligación moral con el que trabaja en tanto que persona con la que convive, en tanto que prójimo. Pero también tiene obligación moral en tanto que forma parte de una institución jerárquica, donde el que despide está por encima del despedido y por tanto tiene la obligación moral añadida de cuidar y promocionar a los subordinados. Solo con estas dos obligaciones ya tenemos cómo debe un empresario tratar a sus trabajadores, en todo momento y también en el momento del despido. Y esto vale para cualquier institución o empresa, con ánimo de lucro o sin él, estatal o privada, etc.

Es cierto que hay situaciones donde la obligación moral de cuidado se duplica, me refiero a casos como mujeres embarazadas, personas con cargas familiares, con problemas de salud o con edades que dificultan o impiden la reinserción laboral. En general la norma es la misma pero a estas personas se le añade una obligación moral mayor. También aumenta la responsabilidad si la titularidad de la empresa es pública o si se trata de una asociación sin ánimo de lucro, una fundación o una obra de la Iglesia. Entonces se debe cuidar mucho más la forma del despido. 

Esto de las obligaciones éticas no se debe estudiar en ningún sitio, y eso explica que en Recursos Humanos (o "Área de personas", como quiera llamarse*) no tengan ni idea de esto. Creo sinceramente que si lo hacen mal es porque no saben o creen que no forma parte de sus competencias. Hay gente que cree que eso de ser buena persona o ser un buen cristiano es algo que se hace fuera del horario laboral, que forma parte del ocio o de la vida "personal" enfrentada a la laboral, donde los criterios no son éticos sino prácticos. 

Pero si no lo saben es por tres motivos no excluyentes: 1. Porque en la Universidad que estudiaron no se lo enseñaron, cosa que me lo creo porque me consta que en las universidades españolas se prima lo práctico antes que lo ético, y en algunas universidades españolas los alumnos no tienen ninguna asignatura de antropología y/o ética. 2. Porque en las escuelas de negocios no se enseñan estas cosas, pero sí las técnicas y las formas de control y de dirección de los empleados basada en el miedo y en la arbitrariedad del directivo, haciendo plegar a los trabajadores al "plan estratégico" y tratándolos como meros ejecutores de dicho plan y no al revés, es decir, colocando a los trabajadores en el punto central y el plan estratégico en sus manos. 3. Porque en su vida laboral no hayan topado con personas que les hayan parado los pies ante el atropello, la arbitrariedad y la prepotencia, y sin embargo hayan aprendido porque en su vida laboral han sido premiados por ello.


Pero vayamos a los siete consejos:

1. La regla de oro de la ética, que es muy anterior a Kant, dice que "no hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti". Así de sencillo. El directivo debe preguntarse ¿Cómo me gustaría que me despidieran (a mi o a una persona querida) si estuviese en su situación? 
2. Cara a cara, sin miedo, que no pasa nada: el que toma la decisión debe decírselo al interesado; de todo lo que hace en su día a día es lo más importante, porque el paro es un problema muy serio para una familia, y en muchos casos es un daño irreparable a la autoestima. Hay que hablar y contárselo directamente, por ejemplo: "mira, Fulanita, te voy a despedir porque la hija de mi vecina se ha quedado en paro y va a trabajar con nosotros" ¿Que no lo entenderá? Por lo menos nunca pensará que es un problema suyo... ¿que pensará que eres un desgraciado? Si, pero lo eres.
3. Es muy importante dar tiempo al trabajador para que se haga la idea, busque trabajo o se organice su vida. No se puede despedir de la noche a la mañana, hay que hacer un plan con él. Incluso negociar, se pude despedir con a un año vista, para que termine estudios o se presente a oposiciones. Lo que nunca debe pasar es que el empresario pase del empleado como si su vida no le interesase y se planteen despidos en trabajos estacionales justo al iniciarse la temporada. O que simplemente un día cualquiera uno llegue a casa con la carta de despido en la mano ¿Pero no entienden que las personas tienen proyectos?
4. No amenazar con el despido. Si se tiene que hacer, se hace, sin vuelta atrás, si no se deja en paz al trabajador. Las personas no pueden funcionar adecuadamente en un sitio que saben que no les acepta. No puede haber trabajadores en la cuerda floja, deben conocer siempre su futuro, incluso las posibilidades de que el proyecto caiga y que tengan que ser despedidos. Nunca deben funcionar los rumores.
5. Pagar lo que se debe. Sin regatear. Es la única partida de la empresa que no puede ser escatimada. ¿Por qué? Primero porque está en su derecho. Segundo porque si no lo haces toda la empresa se entera y generas muy mal ambiente. Tercero porque los de fuera (los "stakeholders") se entran al ver que los trabajadores denuncian a la empresa. 
6. Explicar al resto de los trabajadores las causas objetivas del despido de alguien. Y a ser posible con él delante. O por medio de un escrito pactado. Es decir, transparencia en su máxima expresión. No se debe ocultar nada, no debe uno esconderse en la burocracia. No pueden desaparecer compañeros y que reine el silencio institucional.
7. Agradecer. El mayor error del directivo de Recursos Humanos es pensar que la empresa la hace un favor al trabajador por contratarlo. No es así. Las empresas tienen la suerte de contar con personas que son excepcionales que se dejan su vida por cumplir los objetivos y enriquecer a sus dueños o directivos. Si por alguna razón dejan de hacerlo hay que dar las gracias por ello, por el tiempo en el que sí formaban parte del proyecto. 



* Eso de jugar con las palabras y no con los hechos es una cosa que siempre me sorprende. ¿No será mejor llamar al departamento "Recursos humanos" y tratar a los trabajadores como se merecen que llamarlo "Área de personas" y desentenderse de ellos?

jueves, 9 de julio de 2015

"Es muy buen director pero no sabe comunicar..."


Últimamente he oído esto de tres personas distintas. Y no estoy de acuerdo: si no sabes comunicar no eres buen director, es más, si parece que no sabes comunicar y eres director, eres un trepa. Lo justifico enseguida.

Primero vamos al retrato, en diez características, para saber de quién estamos hablando:

1. Estos personajes parecen no tener eso que llaman "don de gentes"2. Tienen manías y obsesiones3. Generan a su alrededor falta de confianza. 4. Creen que lo personal no tiene que ver con su trabajo e intentan actuar como si no trabajasen con personas sino con currículos, resultados o reportes.5. Son gente muy meticulosa, capaces de estar horas y horas estudiando tablas con los datos que les interesan. 6. Son desconfiados.7. Les encanta la burocracia. Son capaces de pedirte por escrito, con sello y firma, que cierres la puerta.8. Saben pregonar sus éxitos y tapar sus errores. 9. Distinguen claramente la jerarquía: saben a quién adular y a quién pisar.10. Les gusta el poder 

Si se fijan hay una contradicción, puesto que nadie llega a director de nada si no tiene eso que se llama "don de gentes" con quien quienes tienen que auparles. Es decir, son seres que su "virtud" está en haber generado una especie de fobia a lo inferior y filia al poderoso. 

Quizá por un complejo de inferioridad mal curado o por una falta de autoestima general se comporten así, en busca de un reconocimiento falso a pesar de (y contra) la mayoría. 

Este tipo de personas son perfectos segundos y malos primeros, pero no se conforman con ser segundos... siempre hay alguien que cae en sus redes y acepta la amistad falsa a cambio de esas adulaciones (punto 9) y lo promociona, lo coloca de primero de algo. 

Consejo (gratis) para la dirección adecuada: encuentre al trepa de su organización y degrádelo un poquito (y verá entonces su ira contra usted). 
Pregunte de vez en cuando a sus subordinados y verá... 

lunes, 15 de junio de 2015

Aceituneros marxistas


¿Es que nadie tiene conciencia para ver las manipulaciones? ¿Cómo pueden poner a niños de primaria de colegio católico a cantar barbaridades marxistas? No entiendo ese empeño de dar cancha al marxismo más sectario y criminal.  

O los directores no se enteran de nada y creen que eso es la realidad (que los olivos son de los que los trabajan) o no tienen eso que la LOGSE llamaba "espíritu crítico" y por lo tanto no están capacitados para el puesto que ocupan. 

No entiendo que se les enseñe a los niños este himno lleno de mentiras y de mala baba: "andaluces de Jaén", que fue sectariamente elevado a la oficialidad por el socialista Francisco Reyes... 

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

-¿Quién, quién levantó los olivos?
- Pues depende por qué preguntes, si el Quién lo dices con mayúscula, es verdad que los olivos, como toda la creación viene de Dios; si no, si es con minúscula, los olivos los mandó levantar el propietario del terreno, compró las plantas y lo mandó plantar. Los levantó él, igual que tú levantaste tu casa o ¿quién levantó tu casa tú o los obreros que trabajaron en ella? Dime ¿de quién es tu ordenador, tu coche o tu casa? ¿Del chino que lo montó? ¡Anda demagogo! Las cosas son de quien paga por ellas. Y punto. Sin el dinero del señor, ni su tierra, no habría olivos ni aceitunas ni trabajo, ni sudor. 

(...)
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma ¿quién
quién amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.


No, Miguel Hernández. No, director. No hay explotadores y explotados, no, y aquí el único que pisa la frente de los niños es un director de colegio católico que se empeña en meter marxismo entre col y col. El director que reduce la cabeza de los niños con materialismos histéricos del siglo pasado en vez de entusiasmarles con la poesía verdadera, es decir, de la poesía que promete un nuevo hombre, educativa, noble, generosa. virtuosa..., 

(...)

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

-Eran de su legítimo dueño. Hasta que una panda de desalmados republicanos lo asesinaron, junto con su familia y ya no hubo ni olivos, ni olivares, ni terratenientes hasta que esa tierra fue liberada de sus asesinos.

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.

La libertad, sí, la que le llegó a Jaén después de la barbarie comunista. 

En definitiva. Un consejo gratis para dirigir centros católicos:  elimina del currículo y de los espectáculos públicos los autores que hicieron apología de los asesinos de los mártires a los que veneran los propietarios de tu colegio.

Y, para terminar, una visión bien distinta de los olivos, esta sí, apta para niños y sin ideología de odio, y de Pemán (miembro de la ACNdP y compañero de tantos mártires a manos de aceituneros altivos llenos de odio a España y a la religión):


Este olivo que en este triste día
en que está el cielo gris y blanco el suelo,
calienta en el hogar mi casa fría,
era ayer el encanto y la ufanía
de mi olivar, bajo el azul del cielo.

Era aquel viejo olivo castellano
tan erguido y valiente. En el verano
sus nudosos ramajes ofrecieron
grata sombra a las gentes campesinas
y a sus hojas pacíficas vinieron
huyendo del calor, las golondrinas

Y, al fin, cayó... sus ramas retorcidas,
pródigas hasta el fin, ennegrecidas
entre un montón de leñas y de abrojos,
aun dan en este hogar, luz a mis ojos
y calor a mis manos ateridas;
como ayer en las faldas de la sierra
dieron junto al pacífico arroyuelo
sombra a los caminantes de la tierra
y cobijo los pájaros del cielo.

Y así quiero yo ser, como este olivo,
pródigo hasta morir...

Por eso escribo
en mis pobres cantares cuanto hiere
mi ser con alegrías o dolores
para dejar así en ellos resplandores
de esto que hay en mi ser que nunca muere,
y dar así en herencia a mis hermanos
-¡oh olivo de mis campos castellanos!-
lo que hoy me han dado tus destellos rojos:
un poco de luz para los ojos

y un poco de calor para las manos.

jueves, 4 de junio de 2015

La Universidad que yo quiero


1. La Universidad produce y vende conocimiento. No vende libros especializados, ni de divulgación científica, ni investigación, ni profesores modernos, ni catedráticos de élite, ni patentes, ni títulos, ni instalaciones, ni informática, ni idiomas, ni estancias en el extranjero, ni convenios, ni startups. 

La universidad es un institución que conserva el conocimiento y lo trasmite. En lenguaje de mercado se puede decir que vende conocimiento, no productos relacionados con la información (hay que saber que el conocimiento no es su soporte) .

El conocimiento, a diferencia de la información, está alojado en personas y se transmite de persona a persona por medio del diálogo.  

Por eso, la Universidad que yo quiero cuida a sus profesores: les ofrece prestaciones, les garantiza un futuro, les cuida, les distingue, les eleva, les proporciona lo que necesiten para investigar, trabajar, vivir, etc. 

2. La Universidad tiene por cliente a la sociedad, no a los alumnos ni a sus padres. A veces se cree que la Universidad es una empresa y se analiza mal el producto y el público objetivo. Se cree que el producto es el título y el cliente el alumno y esto es una simplificación lamentable que termina con cualquier universidad. Si el cliente es el que paga y el título lo que se compra... estamos ante la mayor reducción de la realidad universitaria con la que hemos podido topar, la madre de todos los males de la Universidad. 

Realmente el cliente, el beneficiario, el "consumidor" de la transmisión del conocimiento no es el alumno, es la sociedad en la que vive. Si el cliente fuese el alumno estaríamos perdidos, tendríamos que darles lo que piden: un aprobado, un profesor más fácil, una Universidad con ideas más liberales, etc. 

Si entendemos que el alumno es el cliente, ante un conflicto prevalecería la voz del alumno antes que la del profesor, que no sería más que un caro aparato reproductor de contenido técnico, un facilitador del proceso de enseñanza. Si el alumno no quisiese aprender algo, el profesor no debería intentarlo; si el alumno no entendiese, por ejemplo, la razón de las asignaturas humanísticas, habría que ir poco a poco retirándolas. Entonces las clases deberían ser amenas y divertidas, como el club de la comedia, con Power Point y películas, con juegos y sobre todo, habría que hacer una encuesta de satisfacción acompañada de un libro de reclamaciones (anónimo, por supuesto), donde el alumno pudiese decidir si hay que cambiar al profesor porque no es lo suficientemente entretenido, alegre o divertido.

Por eso la Universidad que yo quiero exige a los alumnos mucho más de lo que están dispuestos a dar, saca lo mejor de ellos, se queda con los mejores y a los otros les hace sudar tinta.  

3. La Universidad es una comunidad de alumnos y profesores en una tarea común. No es una empresa que vende un producto, no es una sociedad anónima. Es una comunidad de estudiosos. Esta comunidad se ve por dos cosas: porque los "directivos", decanos, rectores, directores, secretarios, gerentes y demás son siempre universitarios del más alto rango. Nada hay en la Universidad superior al doctor, un licenciado, aunque sea el dueño de la Universidad, está por debajo de un doctor, y un doctor de un catedrático.

Esta jerarquía no es la jerarquía militar. Es una ordenación que parte de la unidad de las ciencias y de la manera de lograrla, a través del diálogo y la interdisciplinareidad. Por eso en la Universidad hay distintos saberes comunicados.

Por eso en la Universidad que yo quiero el trato entre profesores, alumnos y pseudodirectivos académicos es siempre excelente. No es la Universidad una empresa donde hay asuntos de poder y estratégicos priman, a veces, sobre la producción. Aquí nada hay por encima de la producción, es decir, sobre el profesorado, y el orden jerárquico es entre iguales. 

4. La Universidad tiene sus plazos: el mundo empresarial tiene sus plazos basados en un beneficio anual. Las previsiones se hacen a cinco años, después de la crisis casi nada se proyecta a más de cinco años. Sin embargo la Universidad tiene otros tiempos: el corto a veinte años vista, el medio puede ser el medio siglo y el largo plazo a quinientos. Por eso casi todo lo que se hace en la Universidad es continuado por las generaciones siguientes, excepto las tonterías, los congresos caprichosos, los homenajes y los actos de aniversarios. Tampoco se programan a veinte años las modas pasajeras del mundo de las empresas. La Universidad -decíamos arriba- tiene por cliente a la sociedad, le da el servicio que le presta, la hace mejor y esta tarea tarda en dar sus frutos unos diez años.

Los plazos de la universidad hacen que sea antiuniversitario el cambiar constantemente, querer ponerlo todo patas arriba, querer que en cuatro años todo se dé la vuelta.

Por eso la Universidad que yo quiero no cambia cada dos años de planes de estudio, carreras y profesores. Es por el contrario una estructura estable donde desarrollar carreras.

5. La Universidad se dedica a cosas serias. Investiga y enseña cosas que aporten algo a la sociedad a la que se debe. Es contradictorio con la Universidad ofrecer grados que no tienen recorrido, que se organizan sobre una moda pasajera y tienen momentáneamente "demanda". 

Es poco universitario también ofrecer grados "manuales", es decir, que en la universidad se enseñe a hacer  cosas que se hacen con las manos.

Por eso la Universidad que yo quiero está enfocada a lo especulativo y lo práctico solo se enseña después de lo especulativo.

6. La Universidad es cosa de élites. La Universidad no puede admitir a pobres de espíritu, por mucho dinero que tengan. Ni puede ni debe, es complicado dónde poner el límite, pero en todo caso no debe haber ningún alumno en las aulas universitarias que tenga una voluntad clara por lo especulativo.

Claro, que si el cliente es el alumno y la universidad es una empresa, pública o privada, lo óptimo es llegar a un gran público (vender muchas matrículas) y mantenerlo a toda costa (fidelización), haciendo campañas de marketing enfocadas a un publico general en espera de que siga habiendo matrículas que den los esperados beneficios. 

La Universidad que yo quiero tiene un potente filtro de entrada que le permita dar un buen producto al cliente verdadero: la sociedad. Este filtro solo puede estar basado en tener unas capacidades cognitivas adecuadas y dos actitudes: la actitud positiva ante el conocimiento y la actitud positiva ante lo trascendente.

7. La Universidad es espacio de transparencia. Ahora de moda, pero siempre ha sido una virtud de la Universidad. Como comunidad en búsqueda de la verdad siempre y en todo momento se permite en este ambiente hablar sin tapujos, sin miedo a la reacción popular que tiende al escándalo y a la persecución de ideas. 

En la Universidad, en teoría, no hay nada prohibido. A un profesor no se le puede exigir que comulgue con las ideas del ambiente a pesar de que éstas sean irracionales o vulgares. Por otro lado, en la Universidad no debe haber rumores, ni anónimos, ni secretos. Se trata de una comunidad, y como tal la sinceridad y la verdad deben estar al día. In veritate libertas. Y en la ocultación de información, el anónimo, el rumor, la esclavitud. Porque en un ambiente donde las cartas no están sobre la mesa cualquiera puede guardarse una en la manga. 

En la Universidad que yo quiero se dicen las cosas directamente. Es falta de profesionalidad, por ejemplo, no hablarles a los alumnos de la verdad, de la salvación, de la virtud por miedo a herir sensibilidades.  

martes, 26 de mayo de 2015

La III República. La II Guerra Civil


Los problemas que tenía España en el año 36 eran los mismos que ahora, esto no significa que no hayamos avanzado, lo hemos hecho y mucho, pero quizá indique caracteres perennes del español, pues es significativo que duren 80 años. 

Si no lo cree puede leer directamente el artículo de José Antonio Primo de Rivera ante las últimas elecciones de la República, y sin necesidad de ir a un intérprete reconocerá los mismos caracteres del clima actual: 
  • Miedo de la derecha a los movimientos revolucionarios
  • Alianzas de toda la izquierda para aislar a la derecha
  • Separatismo institucional en Cataluña y País Vasco
  • Corrupción política y empresarial
  • Limitación de las libertades
  • Falta general de concordia... 
Hemos avanzado. Llevamos casi 80 años de paz, los primeros 80 años de paz de la historia. Y no vamos a entrar en ninguna guerra ni por Podemos ni por nada. No vamos a entrar en ninguna guerra entre españoles, pero sí es posible iniciar un periodo de retroceso que deje a España en la pobreza, como ha ocurrido sistemáticamente en los países que han tenido la desgracia de caer en el comunismo. Piense en pobres y verá búlgaros, rumanos, cubanos, dominicanos, venezolanos, etc., es decir, pobres ciudadanos a los que el comunismo hundió sus países.


Hoy es 16 de abril de 1931. Podemos volver a repetir la historia del fracaso o podemos rehacerla. De nosotros  depende que estos problemas sean reconducidos o se hagan con el poder para terminar con todo. Tenemos a un partido que ha ganado sin programa y sin proyecto, sin gente, pero que aspira a coparlo todo. Como los primeros partidos comunistas o los partidos fascistas.

Efectivamente ni la gente que votó a la coalición de partidos republicanos en las municipales eran republicanos, ni los que han votado ayer a Podemos y a los separatistas del CUP o de Amaiur lo son en su gran mayoría. Yo diría que ni un 10% de sus votantes lo son, y eso lo sabe muy bien Pablo Iglesias y su grupo, su estrategia consiste en contarles a la gente lo que quiere oír para después comunistear libremente. Es una estrategia de engaño a gran escala, perfectamente orquestada, perfectamente puesta en marcha en el momento en el que ha sido posible. Una estrategia que claramente va contra el sistema.

La gente no quiere revoluciones, ni exclusiones, ni imposiciones. La gente quiere vivir, y quiere que le dejen en paz, quiere cambios pero progresivos, que se robe, peor poco. Por eso los rupturistas, los vulcanianos, son siempre minoría y solo llegarán a la mayoría cuando consigan hacer creer que "España", "el Rey", "los Ricos" o "la Casta", son los culpables de todos sus males.


Entonces aparecen como los salvadores y por lo tanto como un mal menor. Y colocan a la sociedad en una grave tesitura: lo viejo que no funciona o lo nuevo, que supone un gasto. La lógica lleva a lo nuevo, a la renovación, y caemos entonces en la trampa, porque no se da tal renovación, sino el final de la libertad.

Están dispuestos a acabar con las libertades en aras de otros valores que consideran superiores, tales como la defensa de la clase trabajadora o la fundación de un Estado distinto al español. Y esto no es el miedo: así han funcionado siempre. No hay un Estado nacional nuevo, creado tras años de nacionalismo que admita en su constitución el "derecho a decidir". No hay un régimen socialista que permita la libertad de prensa, las elecciones libres o el derecho a manifestación. Digan lo que digan quieren hacer un dictadura muy parecida a la de Franco.


Pero aún estamos en 1931, podemos aún optar por la disgregación o la concordia. La disgregación es seguir el camino que siguió España: reformas y no hacer nada, esperar que por si solos salgamos del problema y que la gente se olvide de las minorías liberticidas... En la actualidad sería que el voto del miedo a la izquierda se movilizara de tal manera que diese otra mayoría absoluta a Rajoy. Entonces sí, en 4 años podemos tener un clima de guerra,


Recordemos que la guerra no solo apareció por el comunismo, sino también por el separatismo, en ambos casos quieren llegar al poder para alterar las reglas de juego, las reglas y la democracia (incluso los votantes) son medios para el único fin pensable: el poder absoluto en el caso de Podemos y la independencia en el caso de los separatistas. 



Les digo la hoja de ruta: dos años de medidas descabelladas por parte de Podemos y los nacionalistas. Elecciones generales: triunfo del PP: dos años de reformas chapuceras, de concesiones a los partidos "emergentes". Otros dos años de sálvese quien pueda y después... los generales.