jueves, 16 de febrero de 2017

El discurso de la unidad


El discurso de la unidad puede esconder el deseo de imponer una sola forma de mirar el mundo. Cuando alguien habla de unidad para llegar al poder casi siempre está diciendo es que quiere acabar con “los otros”.

La unidad es algo que no se predica, de hecho no puede buscarse, solo puede buscarse lo que logra la unidad, esto es, un proyecto común y trascendente. Otra manera es buscando el pasado: puede plantearse que en un tiempo mejor estábamos juntos; hicimos cosas grandes… y entonces plantear el futuro… ¿No recuerdas lo bien que lo pasábamos en el 15M? ¿Recuerdas lo maravilloso que fue el noviazgo? 

Tiene razón Pablo Iglesias (sin que sirva de precedente) en el mantra que repite constantemente cuando le hablan de si está o no a favor de la independencia del País Vasco y Cataluña: “con un gobierno de Podemos no querrían irse”, es decir, si se quieren ir es porque aquí, en España, no hay un proyecto de país, son todos corruptos, etá todo muy mal, etc., etc.

Lo que descubre Pablo Iglesias (o el genio que ideó ese mantra), es que los catalanes y los vascos que hoy quieren independizarse –que no son muchos– no querrían hacerlo si en España las cosas funcionasen bien. Los románticos que son capaces de renunciar a todo por la patria chica son muy pocos; la mayoría queremos vivir en un país que crezca, que tenga una proyección en el mundo y del que podamos sentirnos orgullosos.  

No se puede pedir la unidad para nada, para seguir en la mediocridad o para mandar uno en vez del otro. La unidad se solicita cuando hay que hacer algo, se dice “vamos todos juntos a allá”, “vamos a trabajar en esto”, etc. No tiene sentido juntar a la gente para no hacer nada y cuando eso pasa (quizá un líder carismático pueda hacerlo) esa unidad falsa dura muy poco o nada.

Quienes tenían el discurso de la unidad bien aprendido eran los primeros falangistas, los que vivieron entre el 34 y el 37 del siglo pasado. En su juramento –esto tiene mucho que ver con Podemos–, se decía: “Juro mantener sobre todas la idea de unidad, Unidad entre las tierras de España. Unidad entre las clases de España. Unidad en el hombre y entre los hombres de España”. Se llamaba a la unidad no para estar, sino para cumplir una misión histórica de España: una unidad para crecer juntos y tener una preponderancia en el mundo. No era un discurso vacío, ni se pensaba en llegar al poder para aniquilar a los disidentes, sino para hacerlos participar en una tarea común.

El discurso de la unidad es vacío sin esa tarea. Conozco al menos tres asociaciones que llaman a la unidad cuando una facción quiere imponerse sobre las otras. Y curiosamente se oye el mismo discurso en todas las facciones. Y cumplen: cuando llegan con la unidad, depuran a los otros.

Si no hay algo trascendente que justifique esa unidad es (además de vacío) un discurso falso, puesto que lo único que busca es justamente lo contrario: expulsar del grupo a quienes no se alineen en la facción correcta. Y esto es lo que le ha pasado recientemente a Podemos, ambos bandos, los socialistas y los comunistas, llamaban a la unidad, pero sin hacer referencia a la causa común por la que luchaban. Y cuando se pierde la causa común trascendente solo queda el poder y lo mundano, las luchas internas, las rencillas, las manías y el mobbing.

Si además de vacío y falso el discurso de la unidad se quiere mantener, se convierte en un discurso violento. Es como el desengañado del amor que quiere estar con ella y ella nones; entonces lo que hace es acosarla hasta la saciedad. No es no, que dijo un gran perdedor. Y cuando alguien se empeña en lograr la unidad por deseo de una parte, ignorando a la otra, la cosa termina mal, como parece que puede pasar en Cataluña si se sigue apelando a la unidad sin darles la opción de participar en algún proyecto común ilusionante.


Así que, consejos gratis:
  •     Nunca apele a la unidad por las buenas, la unidad es siempre unidad-para
  •     Nunca se presente a su público sin un discurso de futuro
  •     Si le dicen que no y no tiene nada que ofrecer, nada que ilusione, abandone
  •     Si dirige un país con separatistas ofrezca desde el centro un discurso integrador hacia el futuro
  •     Si dirige un país con separatistas  y no funciona el discurso integrador hacia el futuro, enseñe historia


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