miércoles, 22 de abril de 2015

Brotes verdes psicopatológicos

El protagonista


Nos conmociona que en cualquier momento nuestra tranquilidad y falsa seguridad que nos brinda papá Estado pueda ser rota de golpe por un loco o un terrorista. Eso nos conmueve y nos lleva a consumir telediarios y noticias de Internet, algunos compulsivamente, hasta que dan con una explicación lógica y podemos exclamar: "era mahometano", "iba a dejar de volar", "le desahuciaban", "veía videojuegos"... cualquier cosa será válida (siempre y cuando sea políticamente correcta, claro, y no asocie la orientación sexual, nacionalidad, raza, por ejemplo, del asesino, con la matanza). Y entonces, ya tranquilos, la noticia pasa a un segundo plano y podemos seguir viviendo.

Hay ya un género de cine americano que va de eso: de una familia feliz de contribuyentes americanos que convierten sus vacaciones en un infierno al ser atacados por uno o varios locos que aparentan inicialmente ser una buenas personas.  El resto es sencillo: un camping, las montañas de Alaska, un bosque o el mar. Cualquier sitio donde la civilización no llegue inmediatamente. En este género, como en el televisivo, el loco siempre tiene un motivo (quizá Funny Games sea una excepción). Sangre y muertos por una causa del pasado, una mala acción, un descuido que "hundió" la vida del que se vuelve loco. Al fin y al cabo, el final de la película es encontrar una lógica a la barbarie.

Claro que hay excepciones: si el agresor es un hombre y la víctima una mujer, entonces resulta que es un criminal producido por no sé qué historia ancestral que lleva a los hombres a ser machistas y por tanto asesinos en potencia; entonces no importa nada de la vida del criminal, nadie quiere saber si ha sido un brote psicótico o si fue abandonado de pequeño. Si es un piloto alemán, entonces es que trabajaba mucho y tenía el síndrome del burn off. Pero si es el chaval no ha cumplido los 16 entonces no, entonces la culpa es de todos (profesores, compañeros...) menos del chico y los padres. 

A nadie le gusta hablar de responsabilidad del alumno. Los periodistas están tan judicializados que no entienden la diferencia entre responsabilidad penal y moral. Un joven de 13 años es capaz de distinguir el bien del mal y por ello responsable moral. Y el culpable es él (y sus circunstancias). Otra cosa es que la causa de su incapacidad moral la coloquemos en la sociedad, en los profesores, en los compañeros o en los padres (en orden inverso), pero el chico que no tiene ningún problema más que su propia estupidez y su vida anodina, es responsable de sí mismo, para lo bueno y lo malo. Si en vez de un "brote psicótico" tuviese un alarde de heroísmo y se jugase la vida por rescatar a un gatito en apuros, todos lo aplaudiríamos y nadie diría que no tiene ningún valor, porque es menor.

Esto de las responsabilidades no caen de golpe con los 16 años, está claro que es un proceso de maduración lento, que ya está bastante avanzado a los 13 años. A esa edad muchos jóvenes deciden qué estudiar o a qué se van a dedicar. Otros están descubriendo su sexualidad y matando marcianitos. 

En segundo lugar son responsables los padres que no supieron educar correctamente. Porque evidentemente hay negligencia en la educación del chico, esto no le pasa a cualquiera, por mucho que se diga. Es un asunto muy grave abandonar a los niños y dejar que los cuide y eduque La Tele. (Sí, ya sé que la vida moderna es eso, que hay que trabajar, bla, bla, bla. La mayoría de los padres pasan olímpicamente de sus hijos cuando toman decisiones como divorciarse o liarse de nuevo, o salir de cenitas un día sí y otro también y sobre todo, cuando están en casa, idiotizados por La Tele, no les hacen ni caso).

En tercer lugar los profesores (no el muerto, que el pobre era un interino que acababa de llegar) me refiero a los profesores que le despreciaron y no le atendieron lo suficiente porque con los recortes habían quitado al de prácticas, o los que no les importaba para nada el chico en cuestión. Esos de la camiseta verde que solo quieren más dinero y menos trabajo porque han perdido la vocación. 

En cuarto lugar sus compañeros, porque algo tienen que decir el abandono o el trato humano y de amistad creativa que se debe tener a esos años.

En quinto lugar está la sociedad, los políticos que pagan a los que diseñan esa cantidad de basura que los niños compran o ven en La Tele con los euros de los papis y bajo la mirada cómplice de los profesores.

En definitiva, otra vez más una muestra de un fracaso social: no pasó nada del otro mundo ni ocurrió algo extraño, lo que hizo este chico fue lo normal. Cuando se cierran las puertas a lo grande entran por la ventana las quimeras. Ocurren estas cosas porque a gran parte de la juventud se le esconde la verdad y se les dice que todo es relativo, que lo importante es estar a gusto con uno mismo. Cuando se les dice que la vida humana es limitada y que no tiene más valor que la de los gibones...

Es cierto que fue un brote psicótico, fue un brote verde, en forma psicótica, de una sociedad corrupta donde los perversores de la juventud están al mando de las instituciones que deberían protegerlos.



El artículo de ABC, firmado por J. Guil, es de lo más divertido: arsenal de escopetas de juguete, dos libros que son "pruebas", por ejemplo, Manual de supervivencia Zoombie ¿?

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