martes, 19 de febrero de 2019

El doctor en fraudes



El 18 de marzo de 2005 se homenajeaba en una cena a Santiago Carrillo. A las dos y cuarenta de la mañana, sin orden judicial, sin un proyecto de obras, sin las perceptivas órdenes de impacto ambiental y toda esa burocracia que hay que hacer para mover un solo banco de la vía pública, con nocturnidad y alevosía, José Luis Rodríguez Zapatero regaló a Santiago Carrillo, por su noventa cumpleaños, después de una larga cena y algunas copas, la visión de ver a Franco caído. 

Al día siguiente nadie lo denunció, nadie dijo nada, todos aceptaron la acción ilegal porque nadie podía hablar a favor de Franco, aunque denunciar ese atropello era cumplir la ley.... Retirar una estatua como regalo de cumpleaños, hacer desviar a un coche oficial hasta una plaza de Madrid para agradar a un viejo criminal de guerra era propia de una dictadura bananera, pero... 

Pero eso es agua pasada, ahora se trata de otra retirada y esta más seria. Espero equivocarme y tener que borrar esta entrada del blog el día 28 de abril (no querría menoscabar mi fama de profeta) pero quince años después de aquella aventura nocturna el objetivo ahora son los restos mortales de Franco. Y mi profecía es que van a ser retirados antes de las elecciones. Me explico:

Los asesores de Pedro Sánchez son maestros de la comunicación publicitaria, del relato. Son capaces de inventar relatos sobre lo que pasa que calan en un tipo de electores sin criterio propio, que de esos hay muchos en los dos grandes partidos. El elector fiel del PP y del PSOE lo perdona todo de los suyos porque son los suyos. Si votan a otro están deseando que el partido padre les dé una razón para volver a votarlo. Casado y Sánchez, que en el fondo son lo mismo, quieren dar esas razones para que el votante idiotizado por el bipartidismo fraticida les vuelvan a votar.

Pedro Sánchez por otro lado, no tiene vergüenza para mentir, y conste que esto no es ningún insulto es una constatación. En campaña se inventaron una joven que estaba parada y no llegaba a fin de mes, y en cada mitin Pedro Sánchez hablaba de ella como si realmente existiese, como si hubiese hablado realmente con ella... pero le pillaron porque se inventaba el nombre en cada ciudad y lo contaba como un actor de comedia. 




Ya de Presidente no le importó usar a su hija para tapar el asunto de Carmen Montón, no le importó mostrar a una niña la Moncloa para dar esa imagen de sobrado Presidente que se preocupa por la infancia y el futuro de las mujeres, justo cuando saltaba el escándalo de las escuchas de Villarejo.


Plagió su tesis (de eso no cabe la menor duda) y no le importó que toda España lo supiese, que supiesen que era un mentiroso y que además estaba trabajando, antes de ser Presidente, en una categoría que no le correspondía. El truco de Sánchez es el relato, el relato de su tesis, que resulta que es una maniobra de la derecha para acabar con el "Gobierno de progreso" (y por lo tanto todo el que hable de la tesis es de la derecha). El relato de que Villarejo está con el PP y por lo tanto si la ministra llama maricón al ministro es una maniobra de la derecha, etc., etc. 

Una persona que es capaz de todo por lograr sus objetivos, es decir, que se pasa la norma y la mínima dignidad por el arco del triunfo, es capaz de todo siempre y cuando el objetivo sea logrado. 


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