martes, 14 de diciembre de 2010

Alma vasca Unamuno

Alma vasca

Miguel de Unamuno

«Egi alde guztietan

Toki onak badira

Bañan biyotzak diyo

Zoaz Euskalerrirá[1].

Iparraguirre

No se conoce a uno sino por lo que dice y hace, y el alma de un pueblo sólo en su literatura y su historia cabe conocerla –tal es el común sentir. Es hacedero, sin embargo, conocer a un pueblo por debajo de la historia, en su obscura vida diaria, y por debajo de toda literatura, en sus conversaciones.

«Si los pueblos sin historia son felices, felicísimos han sido los vascos durante siglos y siglos», dijo de nosotros Cánovas del Castillo. De esta felicidad secular arranca nuestra juventud, una juventud amasada durante siglos. Pero ¿es que no hemos tenido historia? ¿Nos han faltado Aquiles u Homeros que los hayan cantado? «El pueblo inglés es un pueblo mudo; pueden cumplir grandes hazañas, pero no describirlas», dijo de su pueblo Carlyle, y con más razón que él del suyo puedo yo decirlo del mío. Y así como Carlyle añadía que su poema épico, el de los ingleses, está escrito en la superficie de la tierra, así añado yo que, más modestamente y más en silencio aún, ha escrito en la superficie de la tierra y en los caminos del mar su poema mi raza, un poema de trabajo paciente, en la América latina más que en otra parte alguna.

Durante siglos vivió mi raza en silencio histórico, en las profundidades de la vida, hablando su lengua milenaria, su eusquera; vivió en sus montañas de robles, hayas, olmos, fresnos y nogales, tapizadas de helecho, argoma y brezo, oyendo bramar al océano que contra ellas rompe, y viendo sonreír al sol tras de la lluvia terca y lenta, entre jirones de nubes. Las montañas verdes y el encrespado Cantábrico son los que nos han hecho.

Entramos tarde en la cultura, y entramos en ella con todo el vigor de la juventud y toda la cautela de una juventud elaborada tan lentamente, con timidez bajo la audacia misma. Porque el vasco, por arriesgado que sea ante la naturaleza, suele ser tímido ante los hombres, vergonzoso. El más valeroso marino vasco que haya afrontado el peligro supremo con serena calma, el más fuerte luchador contra los elementos que salga de mi raza, la de Elcano, el primero que dió vuelta al mundo, encuéntrase en sociedad cohibido. Mi paisano y entrañable amigo Juan Arzadun, en el hermosísimo relato la «Nochebuena del expósito», que figura en su precioso libro Poesía (tomo II de la «Biblioteca bascongada de Fermín Herrán», Bilbao 1897), habla del «tipo hermoso y tranquilizador del aldeano vasco» que «daba vueltas entre sus manos de gigante a la boina, lleno de insuperable timidez, y sonreía con vaguedad, fuerte y bonachón como un Hércules adolescente». La pintura es admirable; sobre todo lo de la timidez. Quien haya conocido en Universidades grupos de estudiantes vascongados, recordará dónde y cómo suelen reunirse, y cómo huyen de cierta sociedad. A ello ha contribuido no poco la natural torpeza para expresarse en lengua castellana, porque donde ha llegado a ser ésta, como en Bilbao, la nativa, las cosas varían.

Vizcaino es el hierro que os encargo;

corto en palabras, pero en obras largo.

concluye diciendo Don Diego de Haro en aquel magnífico final de la escena primera del primer acto de La prudencia en la mujer, en que Tirso de Molina dijo de nosotros en cuarenta versos lo que en cuarenta volúmenes no se ha dicho después. «Cortos en palabras, pero en obras largos.» Hasta nuestras palabras suelen ser acción -que lo diga, recientemente, el vasco Grandmontagne- y confío en Dios en que cuando se nos rompan por completo los labios y hagamos oír nuestra voz en la literatura española, será nuestro pensamiento corto en palabras y en obras largo.

Es, ante todo, un pueblo ágil y ágil más que maciza su activa y silenciosa inteligencia. Il saute comme un basque, se dice proverbialmente en Francia, y cuando nos metemos a escribir damos también saltos y cabriolas. Y la agilidad es la expansión más pura de la fuerza espontánea. Ved que nuestro juego típico es el de la pelota. De las ideas mismas hacemos pelotas en que adiestrar y robustecer nuestro espíritu. En los últimos disturbios de Bilbao, las ideas que unos y otros empendonaron eran, créanlo o no ellos, un pretexto para luchar.

La inteligencia de mi raza es activa, práctica y enérgica, con la energía de la taciturnidad. No ha dado hasta hoy grandes pensadores, que yo sepa, pero si grandes obradores, y obrar es un modo, el más completo, acaso, de pensar. El sentimiento del vasco es un sentimiento difuso que no se deja encerrar en imágenes definidas, savia que resiste la prisión de la célula, sentimiento, por decirlo así, protoplasmático. Estalla en la música, que es lo menos ligado a empobrecedoras concreciones. Coged las letras de Iparraguirre sin música, hacedlas traducir, y os resultará lo más vulgar y pedestre. Y, sin embargo, oíd cantar aquel «extiende y propaga tu fruto por el mundo mientras te adoramos, árbol santo», y como en un mar se brizará en sus notas robustas vuestro corazón, acordando a ellas sus latidos. Y es que letra y música se concibieron juntas, como formas de una misma substancia.

Un carácter rudo y pacientemente impetuoso, por lo común autoritario. De la rudeza dan buena muestra las atrocidades que de los turbulentos banderizos de fines de nuestra Edad Media nos cuenta Lope García de Salazar en su Libro de las buenas andanzas e fortunas, aquellas sombrías luchas entre los de Butrón y Tamudio, los de Tamudio y los Leguizamón, los Leguizamón y los Tariaga y Maztiartu, narradas con fúnebre monotonía por el viejo cronista mientras estaba preso por sus hijos en la torre de Sant Martín de Mesñatones.

Y autoritarios, sí, autoritarios, a la vez que de espíritu independiente. Para mandar salvajes o para regir frailes, para colonizadores o para priores que ni hechos de encargo, pintiparados allí donde haga falta una energía un poco ruda y procedimientos rectilíneos, pero torpes para gobernar pueblos ya hechos, donde haya que concertar voluntades y templar gaitas, donde se requiera flexibilidad ante todo. Y cuando le toca ser subordinado el vasco, según la frase consagrada, obedece, pero no cumple; no dice que no, pero hace la suya.

Porque a tercos sí que no nos gana nadie. «Vizcaíno, burro», suele decirse aludiendo a nuestra testarudez, que acaso llegue a ser muchas veces en nosotros un vicio, pero que es, sin duda, de ordinario nuestra virtud capital. Si no entra de otro modo el clavo, lo meteremos a cabezadas. Pero nuestra terquedad es menos violenta que la del aragonés. Toda la afabilidad que se quiera, pero a hacer la suya el vasco. «Los vascongados -suele decirme un amigo- no atienden ustedes a más razones que a las suyas propias; si se arruinan, será solos, sin empacharse de consejos ajenos, pero sin culpar tampoco al prójimo por ello.» Por tercos, más que por otra cosa, hemos sostenido dos guerras civiles en el siglo pasado, porque nos parecía que marcha demasiado de prisa el progreso político, sin acomodarse al social; para ponerle a paso de buey, lento, sí, pero seguro.

Si hay algún hombre representativo de mi raza, es Iñigo de Loyola, el hidalgo guipuzcoano que fundó la Compañía de Jesús, el caballero andante de la Iglesia: el hijo de la tenacidad paciente. La Compañía, me decía una vez un famoso exjesuíta, no es castellana, como se ha dicho, ni española; es vascongada. Y vascongada hasta en sus defectos. Es vascongada en su terquedad pacienzuda, en su espíritu a la vez autoritario e independiente, en su horror a la ociosidad, en su pobreza de imaginación artística, en la fuerza para acomodarse a los más distintos ambientes, sin perder su individualidad propia. Y esto me lleva como de la mano a decir algo de lo que se ha llamado nuestro fanatismo.

Fue el pueblo vasco de los últimos en abrazar el cristianismo, pero lo abrazó con tanto ahínco como retardo. No es para nosotros la religión una especie de arte supremo en que busquemos tan sólo satisfacción a anhelos estéticos, sino que es algo muy hondo y muy serio. No es extraño encontrar en nuestras montañas quienes vivan hondamente preocupados del gran negocio de su salvación, en un estado de espíritu genuinamente puritánico. Nuestro sentimiento religioso, hondamente individualista, no se satisface con pompas litúrgicas en que resuenan ecos paganos. Es por dentro un espíritu nada romano; la de un alma que quiere relacionarse a solas y virilmente con su Dios, un Dios viril y austero. El calvinismo hugonote empezó a arraigar en el país vasco-francés; uno de los primeros libros impresos en vascuence -si no el primero, el segundo-, fue la traducción del Nuevo Testamento hecha en 1571 por Juan de Lizarraga, un hugonote vasco-francés, bajo los auspicios de Juana de Albret. En el fondo de la más rígida e incuestionable ortodoxia, se descubre pronto en la religiosidad de mi raza un germen antilatino, germen que espero dará frutos. La misma Compañía de Jesús que fundó mi paisano Loyola para atajar la marcha del protestantismo, ¿no nació, acaso, como todo movimiento que pretende oponerse a otro, en el seno mismo en que éste se agita, en relación de unidad profunda bajo su oposición superficial? Los Ejercicios espirituales, de Loyola, ¿no son acaso uno de los libros más gustados entre protestantes? Si persiste o no hoy el primitivo espíritu ignaciano en la Compañía, es ya otra cosa.

Se habla de nuestro espíritu reaccionario, cuando debía llamársele más bien conservador, en el mejor sentido. Queremos progresar al paso de la naturaleza, con calma, acomodando lo político a lo social. En el fondo del carlismo vascongado hubo siempre un soplo socialista; vislumbraba que se ha ahogado la libertad social bajo la política. Me decía una vez Pablo Iglesias que a nadie era más difícil de ganar al socialismo que al vascongado, pero que una vez dentro de él, era de los convencidos y de los sólidos, sin impaciencia ni desmayos.

Sobre esa base de austera y seria religiosidad, de activo recogimiento, se levanta la familia vasca, bajo la autoridad del eche co jauna, del amo de la casa. Y junto a él su mujer, que con él laya en la heredad, una mujer robusta. De soltera, con las trenzas tendidas sobre la espalda, lleva a la cabeza la herrada, suelta, ágil y fuerte, con la gracia reposada del vigor, «asentándose en el suelo como un roble, aunque ágil además como una cabra; con la elegancia del fresno, la solidez de la encina y la plenitud del castaño..., amasada con leche de robusta vaca y jugo de maíz soleado»..., permitidme que reproduzca estas palabras de mi Paz en la guerra. Y es ésta luego una mujer que la maternidad priva sobre la sexualidad. Me han confirmado sacerdotes de mi país, que por el confesionario lo saben, que los rarísimos casos de adulterio que en nuestras montañas ocurren, se deben en gran parte al ansia de las mujeres por tener hijos, cuando el marido no se los da. Los desea y los necesita.

Si su aspereza tosca no cultiva

aranzadas a Baco, hazas a Céres,

es porque Venus huya, que, lasciva,

hipoteca en sus frutos sus placeres.

Aquí observo bien dos hechos el travieso mercenario, aunque no acertó a relacionarlos. En el país vasco ni la extrema pobreza y desolada aridez que sume a los pueblos en incurable tristeza, ni la exuberancia y facilidad que los hunde en modorra e indolencia. Ahora que con las minas y las industrias ha empezado a acumularse una gran riqueza, ahora es cuando empieza a notarse algún cambio en el espíritu. Emprendedor y activo, sí, pero se ha hecho insoportable el bilbaíno por lo pagado de si mismo y de su riqueza y su convencimiento de pertenecer a cierta raza superior. Mira con cierta petulancia al resto de los españoles, a los no vascongados, si son pobres, llamándolos despreciativamente maquetos.

Es antigua en el pueblo vasco la pretensión de nobleza, originada del aislamiento en que vivió. Para el aldeano vasco no hay más que una distinción entre las gentes; euscaldunac los que hablan euscara o eusquera como él, y erdaldunac los demás, los bárbaros, los que hablan cualquier erdara o erdera, nombre en que se incluyen todas las hablas que no sean vascuence. Y respecto a pretensiones de hidalguía, basta leer lo que a Don Quijote dijo Sancho de Aspeitia. Cuéntase también que diciendo un Montmorency, creo, delante de un vasco, que ellos, los Montmorency databan no sé si del siglo VIII o IX, contestó el otro: pues nosotros, los vascos, no datamos. Y Tirso de Molina hizo decir a don Diego de Haro que

Un nieto de Noé les dió nobleza

que su hidalguía no es de ejecutoria.

Estos humos han producido ahora, a favor de la riqueza, una atmósfera irrespirable, pero es de esperar que digieran mis paisanos su riqueza y surja allí la cultura que canta sobre las chimeneas de las fábricas, como diría otro vasco, Maeztu, la que brota de expansión de vida.

Se ha dicho alguna vez que el vasco es triste, y triste habría que creerle, a juzgar por los relatos de Baroja. Yo no lo siento así, sino que aspiro en mi país, y entre los míos, una alegría casera y recogida, y no pocas veces el estallido de gozo de la vida que desborda.

Para alegría, la de mi país; una alegría como la del sol que sonríe entre jirones de nubes, sobre las montañas verdes, al través de la lluvia no pocas veces; una alegría agridulce, como la del chacolí o la sidra. Suele ser la alegría de dentro, no la que el sol os impone, sino la que brota del estómago saciado; no del cielo, sino del suelo. Suele ser la alegría a la holandesa que irradia de los cuadros de Teniers, la de sobremesa, tras pantagruélicas comilonas, no la que se nutre de manzanilla, aceitunas y cantos morunos. Hay que ver en la romería de la Albóniga, sobre Bermeo, cómo los intrépidos pescadores se desentumecen los miembros dando saltos y cabriolas, con una encantadora tosquedad, con la torpeza de gaviotas o alabancos que se pusieran a bailar.

¡Y si viérais una vuelta de romería, allá, al derretirse de la tarde, en los repliegues del sendero, entre las fuertes hayas cuyo follaje susurra extraños rezos! Vuelven cantando y saltando, cogida la moza no pocas veces por el robusto brazo de layador del mozo, riendo cualquier bobada, porque es la risa la que busca el chiste y no éste el que la provoca, abriendo la espita al chorro de vitalidad que desborda como de henchida cuba. De cuando en cuando arranca de un gaznate fresco un sanso o irrintzi, un relinchido, y sube como alondra, esparciéndose por el valle mezclado al rumor del follaje de los robles, y callan los pájaros, y vibra el cielo y se derriba al fin en el ámbito saturado de la santa alegría que del descanso del trabajo brota, aquel latido de un alma sencilla, que vive sin segunda intención y que sólo sabe expresarse así, inarticuladamente, en robusta oración al dios de la alegría y del trabajo, de la alegría seria y del trabajo serio.

No; mi pueblo no es triste; y no lo es, porque no toma el mundo no más que en espectáculo, sino que lo toma en serio; no lo es, porque estará a punto de caer en cualquier dolencia colectiva, menos en esteticismo. El día en que pierda la timidez, cobre entera conciencia de sí y aprenda a hablar en un idioma de cultura, os aseguro que tendréis que oírle, sobre todo si descubre su hondo sentimiento de la vida: su religión propia.

Miguel de Unamuno



[1] En todas partes hay buenos lugares, pero el corazón dice: vete al país vasco

Gallardón y los nuevos ricos

Gallardón discutía con el Presidente Rodríguez en público durante el desfile del 12 de octubre. Zp no le quería dar más dinero para su proyecto de ciudad de nuevos ricos en la que se está convirtiendo Madrid: todo nuevo.

El lema del socialista Gallardón es efectivamente "Por el cambio", por el cambio de farolas, de aceras, de bancos, de glorietas. Ahora Colón en el centro, mañana a su sitio, ahora quiero un río, mañana la playa. Todo puede hacerse, desde el obelisco masónico de Plaza de Castilla hasta los bancos de diseño de Serrano. Túneles de quilómetros... Todo de lujo, ¡que nos lo merecemos!.

¡Qué más da la crisis! aquí a gastar, que eso es lo que da votos.

Pues sr. Gallardón ha perdido ya uno, el mío, porque cuando los ayuntamientos no pueden sacar el dinero del Estado ni del suelo convertido en oro, ni de las Cajas... lo saca de los ciudadanos

Les cuento dos situaciones:

1. En el Colegio del CEU de Sanchinarro hay un paso de cebra que ya ha ocasionado dos accidentes porque ciertamente el paso está mal puesto (una carretera que enlaza la M30 con la M40, con cinco carriles por sentido, a hora punta... la velocidad media es de 90 km /h cuando debe ser de 50) y por ahí cruzan madres con sus hijos para dos colegios.

Ante esta situación ¿qué hace Gallardón?:

A) Poner un policía que pare los coches a la hora de entrada y de salida del colegio. No.
B) ¿Un semáforo? No.
C) ¿Un cartel de peligro, colegio? No.
D) ¿Bandas que limiten la velocidad? Tampoco.

Todo eso cuesta, es mejor que sigan atropellando a la gente, que muera algún niño quizá, antes que hacer nada de esto. El dinero para poner mármol en Serrano...

Solución: poner un coche camuflado que pone multas sin que nadie se entere: maquiavélico los dos accidentes (atropeyo de una señora y tres niñas) sirven para hacer ingresar dinero para farolas y demás nuevarricadas.

Pues le va a votar su padre.

2. En la calle Orense doce de la noche. Cuatro coches de policía, sirenas, tráfico cortado ¿a quién persiguen?

A) A un terrorista
B) A un atracador
C) A una banda de delincuentes del Este
D) A un concejal

¡No! a los ciudadanos. ¡Diez agentes dispuestos a hacer caja con todos los ciudadanos que encontraban!. Miré. A uno por no llevar la ITV, a otro por el cinturón, a otro por un faro, este se ha tomado una caña. Todo el que paraba se llevaba el recibo del Ayuntamiento para las nuevas farolas de Serrano.

viernes, 29 de octubre de 2010

El éxito del final de la tortura será vasco - GARA

El éxito del final de la tortura será vasco - GARA:

"Será Euskal Herria quien patrimonializará el éxito del fin de la tortura, que ha de llegar más pronto que tarde en el nuevo escenario que se abre. Ésta será una victoria de los torturados que no callaron, de los colectivos que los respaldaron, de quienes asumieron este compromiso en el Acuerdo de Gernika o de quienes se echarán a las calles de Donostia mañana mismo."

Curiosa la argumentación

Mato, secuestro, extorsiono, torturo. La policía me coge. Me encierran. Me juzgan. Me vuelven a encerrar. Salgo (¡Por fin libre!). Mato, secuestro, extorsiono, torturo. La policía me coge. Me encierran. Me juzgan. Me vuelven a encerrar. Salgo (¡Por fin libre!). Mato, secuestro, extorsiono, torturo. La policía me coge. Me encierran. Me juzgan. Me vuelven a encerrar. Salgo (¡Por fin libre!). Mato, secuestro, extorsiono, torturo. La policía me coge. Me encierran. Me juzgan. Me vuelven a encerrar. Salgo (¡Por fin libre!). etc.

Soy una víctima: me cogen. Me encierran. Me juzgan. Me vuelven a encerrar. Realmente hay que ser malo para hacerme todo esto...

Me lo estoy pensando.

Quizá deje de matar, torturar y secuestrar. Incluso puede que deje de extorsionar.

El éxito mío. Patrimonializaré (¡qué palabro! ¿cómo se dirá esto en vascuence?) el fin de la violencia.

¡Qué éxito!

viernes, 3 de septiembre de 2010

Hawking no existe





1º Nunca lo he visto
2º Mi mundo lo puedo explicar sin él
3º Las imágenes, panfletos, libros y extravagancias de este señor pueden estar causadas por casualidad o por una gran conspiración judeomasónica
4º Es del todo innecesario

Pobrecillo, cada día está peor. Hace unos meses con los extraterrestres, ahora con Dios...

Periodistas que siguen la corriente... Una pena

viernes, 13 de agosto de 2010

Garantía dos años

- Hola. Vengo a reparar mi móvil, que se le ha caído un botón
- Debe llamar al teléfono xxx para sabaer si está en garantía
(Media hora después, tras tres llamadas y peticiones absurdas de datos)
- Sí, está en garantía
- En ese caso me debe dejar el teléfono para que el servicio técnico lo repare
- ¿Y qué hago yo?
- Pues se queda sin teléfono hasta que lo reparen, no se preocupe, en treinta días tendrá el aparato de nuevo
- ¿Y quieren que esté treinta días sin teléfono?
- Así es. También puede cambiar de móvil, tenemos ofertas...

Conclusión: garantía falsa. Orange no repara mi teléfono, me quiere vender otro, con los puntos y otro año de permanencia.

martes, 27 de julio de 2010

¿Orange, se hunde?

¿Orange, se hunde? por anaranjo

Parece ser, que Orange está siendo la compañía más perjudicada por la nueva competencia que llega en forma de OMV, de hecho desde hace ya varios meses consecutivos, el tercer operador del país, que cuenta con 11 millones de clientes, va perdiendo usuarios, Igual que Vodafone.

Són los datos de la CMT (Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones), sobre las portabilidades realizadas en febrero, según este organismo, Orange y Vodafone són las compañías que pierden más clientes y ganan menos. En otras palabras si ganasen 5.000 en Abril perderían 7.000.

Yoigo es la que más clientes gana, unos 27.000, frente a Movistar, que ganó unos 9.000 aprox.
Parece ser que el cerazo no les ha pasado factura.

El caso de Orange está empezando a sonar, desde el estreno de "fusión". Orange, está incentivando a sus clientes ha tener permanencia, así cómo nuevas promociones, como la de los 40 principales, un pack "fusión" que se vende como de si otra compañía se tratase, Aunque con la firma de la operadora.



Actualmente Orange ha cambiado la forma en la que distribuir su saldo de Bienvenida, Repartiendo parte de ese saldo (82 €) fraccionado en 4 meses, para evitar que el cliente se vaya una vez agotado el saldo y/o adquirido el móvil.

De ahí mi pregunta, ¿Orange, se hunde?, un poco apocaliptico o subjetivo, pero creo que a Orange le hace falta un gran boom para poder resistir a lo que se avecina.

Àlex Naranjo.

¿cuáles son nuestros valores?

• Cercanía: Dedicamos tiempo a escuchar ["si es cliente diga o pulse uno" "por favor teclee su número de teléfono", " si es correcto..." ¿esto es escuchar?]. Tratamos a cada persona de forma diferente [ni de coña, en Orange no hay clientes, hay una masa de pagadores]. Disfrutamos al trabajar y tener éxito juntos [40 suicidios nos avalan].
• Creatividad: Somos valientes. Nos atrevemos a hacer las cosas de forma diferente, para encontrar un método mejor [sí, se ve que tiene un modus operandi distinto a Telefónica]. Añadimos color a todo lo que hacemos.
• Honestidad: Somos abiertos. Decimos lo que hacemos y hacemos lo que decimos [nooo, hacemos lo que marca el contrato y decimos lo que sea para firmarlo] . Estamos encantados de compartir [Beneficios].
• Dinamismo: Somos apasionados, seguros de nosotros mismos y orientados al futuro [De ahí los compromisos de permanencia de hasta tres años] . Ampliamos los límites impuestos. Cambiamos la vida de la gente [sin comentarios].
• Sencillez: Somos directos y fáciles de entender. Mantenemos la sencillez. Nos centramos únicamente en lo importante [es decir en facturar].

martes, 20 de julio de 2010

Carta desde Bolonia

Hay que distinguir lo que se ha llamado “El plan Bolonia”, Bolonia, para los amigos, y las estrategias de los Gobiernos y de las Universidades europeas para “modernizar” la Universidad. El plan Bolonia sólo venía a instaurar por un acuerdo lo que parece evidente: que en un mercado único con una política única los títulos deben ser reconocidos por todos y la movilidad de alumnos y profesores debe ser posible.

Para ello se acordó que lo que ya teníamos, (titulaciones superiores y de postgrado) se reconociesen entre todos mediante un sistema de créditos común a todos, como si a la hora de docencia o de trabajo de los alumnos se le asignase un valor único como el euro, de tal manera que pudiésemos intercambiarlos mejor. Nada más.

Pero con Bolonia vinieron otras muchas cosas que cambian profundamente la Universidad en su esencia, por eso digo que la Universidad nace en Bolonia en el 1088y muere en Bolonia en 1999. Para ser estrictos no nace en Bolonia exactamente ni muere en Bolonia del todo, sino que en uno y otro caso se transforma algo que existía.

Antes del 1088 había ya escuelas con caracteres universitarios, pero no lo eran del todo, les faltaba algo: el paso de estudios meramente técnicos al desarrollo de estudios referentes a humanidades, la conservación del saber clásico, la visión del mundo de forma universal y total.

Esta visión universal surge de la búsqueda de la verdad, del encuentro experiencial con la verdad que es lo que hace la universidad auténtica y verdadera. Aunque esa verdad que se encuentre, se experimente y se deguste en común entre profesores y alumnos no sea precisamente la verdad más cómoda, la más actual, la más nueva. Aunque esa verdad no sea justamente la verdad que se puede convertir en I+D.

Lo que verdaderamente ocurre con Bolonia es que la Universidad se ve como una manera de fomentar la investigación para el desarrollo, y esto no es Universidad. El único desarrollo que debe fomentar la Universidad es el desarrollo de la verdad y el desarrollo humano de alumnos y profesores en esa búsqueda.

La Universidad no está diseñada para el desarrollo de la industria ni para el incremento del PIB, la Universidad conserva, ordena y degusta el conocimiento y a veces, sólo a veces, el conocimiento genera beneficios.

La Universidad tiene vida propia, pero no puede estar aislada y separada del mundo empresarial, lo que tiene que ocurrir es que el mundo empresarial debe impregnarse de espíritu universitario, para que cada empresa fomente la verdad y propicie el desarrollo humano.

Orange te recibe en Argentina

Este Post, que reproducimos, indica porqué los seres humanos que pone Orange para atender al cliente no tienen ni idea de lo que están haciendo, no saben nada de nada, no solucionan nada...

Mi nombre es Leandro Binetti, soy un ciudadano argentino, estudiante, tengo 23 años y vivo en Buenos Aires. Queria contar mi experiencia acerca de un trabajo que le ofrecieron a mi novia y a una amiga, el cual se publica en varios portales de empleo, diaros y demas medios, para atencion al cliente por via telefonica en una empresa de telefonia celular.

Una vez entregado el curriculum vitae y ser convocados a varias entrevistas, pasan a explicarte que la atención al cliente es para la empresa Orange y sus clientes empresariales españoles. Esta de más decir que tanto en la capacitacion como una vez empezado a trabajar, la condicion nº1 es NO decir que estas en Argentina a los clientes. Asi tambien, los problemas se van sumando notablemnete, cuando se empiezan a manipular los horarios, los dias de descanzo (usualmente entre miercoles y viernes), por lo tanto, trabajar sabado, domingos y feriados al mismo precio que dias habiles y con horarios muchas veces complicados, como por ejemplo el ingreso del grueso del personal entre las 5 y 7 am. Esto va de la mano con sueldos que no llegan a los 300 €, trabajando 5 dias por semana, 9 hs c/u.

Tambien vale la pena recordar que todas las llamadas son via internet, por lo tanto, el costo de la compania se reduce notablemnete, no solo por la digitalizacion de sus comunicaciones, sino tambien, por la explotacion desmesurada de empleados, en su mayoria estudiantes, de paises subdesarrollados como podria ser el mio.

Sobre los 23 suicidios de France Telecom

En los últimos 18 meses, en France Telecom se han producido 23 suicidios y hasta 13 tentativas más. Eduardo Collado también lo comenta en su blog (por cierto, es como se hubieran allí todos los distribuidores enfadados por el estilo de trabajo de esta compañía). La situación ha llegado a ser tan escandalosa que el gobierno francés, con su elefantiásica manía de meterse en todo, ha decidido tomar cartas en el asunto. No obstante, la tasa de suicidio en la compañía lleva así desde que se privatizó:

La empresa insiste en que las cifras no son muy distintas de las que se registraron en la empresa en el año 2000, cuando hubo 28 casos, o en 2002 con 29 casos. Aunque hasta ahora hbían tratado de echar balones fuera, por fin han decidido tomar cartes en el asunto: la dirección ha prometido suspender la reestructuración interna hasta fin de octubre y contratar a 100 empleados más de recursos humanos. Se instruirá además a 20.000 directivos para “detectar señales de debilidad psicológica”.

36 tentativas de suicidio (23 de ellas con “éxito”) en apenas 18 meses son demasiadas. E, independientemente de la exageración de algunos medios, la empresa hace bien contratando más gente para el Departamento de Recursos Humanos. Es una mera cuestión de funcionamiento del mercado: Se ha aireado que la tasa de suicidios en la empresa es elevada (cuestión al margen es que sea cierto o no, habría que comparar con la tasa del resto de empresas francesas y europeas) con lo que habrá menos trabajadores dispuestos a trabajar en ese “matadero”, de modo que la empresa ha de hacer un esfuerzo significativo para cambiar esa imagen.

Por suerte para el tema, no soy un experto. Supongo que para que alguien se suicide hay muchas variables a tener en cuenta. Depresión, una vida personal complicada, tener un problema para el que no se encuentra ninguna solución. Sin embargo, el caso de France Telecom obliga a una reflexión. Al menos, para la empresa. Las rajadas contra élla han llegado hasta el The Guardian, y en España todos los que hemos sido clientes sabemos lo “bien” que funciona su filial Orange.

En España tuvimos el caso Sintel, y con esa experiencia seguimos con los valores equivocados. Más de 10 muertos después (unos por suicidio, otros por infarto debido al estrés provocado por aquella ciudad improvisada construida en el centro de Madrid), seguimos pensando que podemos estar con trabajos estables para el resto de nuestra vida, sin miedo a ser despedidos. Además, mientras los trabajadores piensan que las empresas grandes se comen a las pequeñas, resulta que son las empresas rápidas (las que más velozmente se adaptan a las demandas del mercado) las que se comen a las lentas. Y nuestra legislación laboral no ayuda en absoluto.

La pregunta que todo el mundo se hace es: ¿Hace bien la empresa presionando a sus trabajadores y distribuidores? En mi opinión, sí. Más allá de que siempre hay maneras y maneras de hacer las cosas y de que el trato pueda ser mejorable, si se presiona tanto es porque la empresa lo necesita. Reducir los beneficios un 35% en dos años es para preocuparse, y se estaba preparando una nueva reducción de plantilla cuando ha saltado este escándalo (¿casualidad?). El trabajador tiene una solución: buscar otro trabajo. El hecho de que se haya endeudado hasta el punto de que no pueda encontrar otro trabajo que le permita salir de esa situación no limita su libertad de elegir, y el que la gente llegue a creer que puede vivir en una burbuja y que la cruda realidad aparece en el peor de los momentos no deja de ser una descripción. Y aún cuando estableciendo una relación causal directa (y sin fundamento) entre la política de empresa y la tasa de suicidio los datos sean un desastre (nada de lo dicho anteriormente resta un ápice al drama de los trabajadores, familias, amigos y compañeros), tendríamos que ver cuántos despidos tendría la empresa si los beneficios se redujeran un 60% o incluso llegara a tener pérdidas. Sería mucho peor para los trabajadores si la empresa se encontrara en esta hipotética situación.

Me pregunto si algún día los psicólogos estudiarán la posible relación entre el cambio de vivir en una burbuja a encontrarte de pronto con la cruda realidad y el suicidio. Más aún: me pregunto si algún día los psicólogos estudiarán la posible relación entre los valores políticos y económicos en los que somos educados y el suicidio. Y no, no valen los estudios correlacionales.

Mientras tanto, no nos sorprendamos si la tasa de suicidio se dispara en España.

lunes, 31 de mayo de 2010

Unamuno y las lenguas. 1931

¡Qué pena! 80 años después y seguimos con los mismos problemas y un problema más:

La pérdida de calidad, de nivel, de cultura general de nuestros representantes.

Compárese el discurso de Unamuno con el vídeo del enlace de la Sra. Pajín diciendo lugarescomunes en varias lenguas.

Habla Unamuno:


Señores diputados, el texto del proyecto de Constitución hecho por la Comisión dice: «El castellano es el idioma oficial de la República, sin perjuicio de los derechos que las leyes del Estado reconocen a las diferentes provincias o regiones.»
Yo debo confesar que no me di cuenta de qué perjuicio podía haber en que fuera el castellano el idioma oficial de la República (acaso esto es traducción del alemán), e hice una primitiva enmienda, que no era exactamente la que después, al acomodarme al juicio de otros, he firmado. En mi primitiva enmienda decía: «El castellano es el idioma oficial de la República. Todo ciudadano español tendrá el derecho y el deber de conocerlo, sin que se le pueda imponer ni prohibir el uso de ningún otro.» Pero por una porción de razones vinimos a convenir en la redacción que últimamente se dio a la enmienda, y que es ésta: «El español es el idioma oficial de la República. Todo ciudadano español tiene el deber de saberlo y el derecho de hablarlo. En cada región se podrá declarar cooficial la lengua de la mayoría de sus habitantes. A nadie se podrá imponer, sin embargo, el uso de ninguna lengua regional.»

Entre estas dos cosas puede haber en la práctica alguna contradicción. Yo confieso que no veo muy claro lo de la cooficialidad, pero hay que transigir. Cooficialidad es tan complejo como cosoberanía; hay «cos» de éstos que son muy peligrosos. Pero al decir «A nadie se podrá imponer, sin embargo, el uso de ninguna lengua regional», se modifica el texto oficial, porque eso quiere decir que ninguna región podrá imponer, no a los de otras regiones, sino a los mismos de ella, el uso de aquella misma lengua. Mejor dicho, que si se encuentra un paisano mío, un gallego o un catalán que no quiera que se le imponga el uso de su propia lengua, tiene derecho a que no se les imponga. (Un señor diputado: ¿Y a los notarios?) Dejémonos de eso. Tiene derecho a que no se le imponga. Claro que hay una cosa de convivencia -esto es natural- y de conveniencia; pero esto es distinto; una cosa de imposición. Pero como a ello hemos de ir, vamos a pasar adelante. Estamos indudablemente en el corazón de la unidad nacional y es lo que en el fondo más mueve los sentimientos: hasta aquellos a quienes se les acusa de no querer más que vender o mercar sus productos -yo digo que no es verdad-, en un momento estarían dispuestos hasta a arruinarse por defender su espíritu. No hay que achicar las cosas. No quiero decir en nombre de quién hablo; podría parecer una petulancia si dijera que hablo en nombre de España. Sé que se toca aquí en lo más sensible, a veces en la carne viva del espíritu; pero yo creo que hay que herir sentimientos y resentimientos para despenar sentido, porque toca en lo vivo. Se ha creído que hay regiones más vivas que otras y esto no suele ser verdad. Las que se dice que están dormidas, están tan despiertas como las otras; sueñan de otra manera y tienen su viveza en otro sitio.
[Muy bien]

Aquí se ha dicho otra cosa. Se está hablando siempre de nuestras diferencias interiores. Eso es cosa de gente que, o no viaja, o no se entera de lo que ve. En el aspecto lingüístico, cualquier nación de Europa, Francia, Italia, tienen muchas más diferencias que España; porque en Italia no sólo hay una multitud de dialectos de origen románico, sino que se habla alemán en el alto Adigio, esloveno en el Friul, albanés en ciertos pueblos del Adriático, griego en algunas islas. Y en Francia pasa lo mismo. Además de los dialectos de las lenguas latinas, tienen el bretón y el vasco. La lengua, después de todo, es poesía, y así no os extrañe si alguna vez caigo aquí, en medio de ciertas anécdotas, en algo de lirismo. Pero si un código pueden hacerlo sólo juristas, que suelen ser, por lo común, doctores de la letra muerta, creo que para hacer una Constitución, que es algo más que un código, hace falta el concurso de los líricos, que somos los de la palabra viva.
[Muy bien]
Y ahora me vais a permitir, los que no los entienden, que alguna vez yo traiga aquí acentos de las lenguas de la Península. Primero tengo que ir a mi tierra vasca, a la que constantemente acudo. Allí no hay este problema tan vivo, porque hoy el vascuence en el país vasconavarro no es la lengua de la mayoría, seguramente que no llegan a una cuarta parte los que lo hablan y los que lo han aprendido de mayores, acaso una estadística demostrara que no es su lengua verdadera, su lengua materna; tan no es su verdadera lengua materna, que aquel ingenuo, aquel hombre abnegado llegó a decir en un momento: «Si un maqueto está ahogándose y te pide ayuda, contéstale: «eztakit erderaz», «no sé castellano». Y él apenas sabía otra cosa, porque su lengua materna, lo que aprendió de su madre, era el castellano.
Yo vuelvo constantemente a mi nativa tierra. Cuando era un joven aprendí aquello de «egialde guztietan toki onak badira bañan biyotzak diyo: zoaz Euskalerrira», «en todas partes hay buenos lugares, pero el corazón dice: vete al país vasco». Y hace cosa de treinta años, allí, en mi nativa tierra, pronuncié un discurso que produjo una gran conmoción, un discurso en el que les dije a mis paisanos que el vascuence estaba agonizando, que no nos quedaba más que recogerlo y enterrarlo con piedad filial, embalsamado en ciencia. Provocó aquello una gran conmoción, una mala alegría fuera de mi tierra, porque no es lo mismo hablar en la mesa a los hermanos que hablar a los otros: creyeron que puse en aquello un sentido que no puse. Hoy continúa eso, sigue esa agonía; es cosa triste, pero el hecho es un hecho, y así como me parecería una verdadera impiedad el que se pretendiera despenar a alguien que está muriendo, a la madre moribunda, me parece tan impío inocularle drogas para alargarle una vida ficticia, porque drogas son los trabajos que hoy se realizan para hacer una Lengua culta y una Lengua que, en el sentido que se da ordinariamente a esta palabra, no puede llegar a serlo.
El vascuence, hay que decirlo, como unidad no existe, es un conglomerado de dialectos en que no se entienden a las veces los unos con los otros. Mis cuatro abuelos eran, como mis padres, vascos; dos de ellos no podían entenderse entre sí en vascuence, porque eran de distintas regiones: uno de Vizcaya y el otro de Guipúzcoa. ¿Y en qué viene a parar el vascuence? En una cosa, naturalmente, tocada por completo de castellano, en aquel canto que todos los vascos no hemos oído nunca sin emoción, en el Guernica Arbola, cuando dice que tiene que extender su fruto por el mundo, claro que no en vascuence. «Eman ta zabalzazu munduan frutua adoratzen raitugu, arbola santua», «da y extiende tu fruto por el mundo mientras te adoramos, árbol santo». Santo, sin duda; santo para todos los vascos y más santo para mí, que a su pie tomé a la madre de mis hijos. Pero así no puede ser, y recuerdo que cantando esta agonía un poeta vasco, en un último adiós a la madre Euskera, invocaba el mar, y decía: «Lurtu, ichasoa», «conviértete en tierra, mar»; pero el mar sigue siendo mar.
Y ¿qué ha ocurrido? Ha ocurrido que por querer hacer una Lengua artificial, como la que ahora están queriendo fabricar los irlandeses; por querer hacer una Lengua artificial, se ha hecho una especie de «volapuk» perfectamente incomprensible. Porque el vascuence no tiene palabras genéricas, ni abstractas, y todos los nombres espirituales son de origen latino, ya que los latinos fueron los que nos civilizaron y los que nos cristianaron también.
[Un señor diputado de la minoría vasconavarra: Y «gogua» ¿es latino?]
Ahí voy yo. Tan es latino, que cuando han querido introducir la palabra «espíritu», que se dice «izpiritué», han introducido ese gogo, una palabra que significa como en alemán «stimmung», o como en castellano «talante» es estado de ánimo, y al mismo tiempo igual que en catalán «talent», apetito. «Eztankat gogorik» es «no tengo ganas de comer, no tengo apetito».
[Un señor diputado interrumpe, sin que se perciban sus palabras.- Varios señores diputados: ¡Callen, callen!]
Me alegro de eso, porque contaré más. Estaba yo en un pueblecito de mi tierra, donde un cura había sustituido -y esto es una cosa que no es cómica- el catecismo que todos habían aprendido, por uno de estos catecismos renovados, y resultaba que como toda aquella gente había aprendido a santiguarse diciendo: «aitiaren eta semiaren eta izpirituaren izenian», «en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo», se les hacia decir: «aitiaren eta semiaren eta Crogo dontsuaren izenian», que es: «en el nombre del Padre, del Hijo y del santo apetito»
[Risas]
No; la cosa no es cómica, la cosa es muy seria, porque la Iglesia, que se ha fundado para salvar las almas, tiene que explicar al pueblo en la lengua que el pueblo habla, sea la que fuere, esté como esté; y así como hubiera sido un atropello pretender, como en un tiempo pretendió Romero Robledo, que se predicara en castellano en pueblos donde el castellano no se hablaba, es tan absurdo predicar en esas lenguas.
Esto me recuerda algo que no olvido nunca y que pasó en América: que una Orden religiosa dio a los indios guaraníes un catecismo queriendo traducir al guaraní los conceptos más complicados de la teología, y, naturalmente, fueron acusados por otra Orden de que les estaban enseñando herejías; y es que no se puede poner el catecismo en guaraní ni azteca sin que inmediatamente resulte una herejía.
[Risas]

Y después de todo, lo hondo, lo ínfimo de nuestro espíritu vasco, ¿en qué lo hemos vertido?
El hombre más grande que ha tenido nuestra raza ha sido Iñigo de Loyola y sus Ejercicios no se escribieron en vascuence. No hay un alto espíritu vasco, ni en España ni en Francia, que no se haya expresado o en castellano o en francés. El primero que empezó a escribir en vascuence fue un protestante, y luego los jesuitas. Es muy natural que nos halague mucho tener unos señores alemanes que andan por ahí buscando conejillos de Indias para sus estudios etnográficos y nos declaren el primer pueblo del mundo. Aquí se ha dicho eso de los vascos.
En una ocasión contaba Michelet que discutía un vasco con un montmorency, y que al decir el montmorency: «¿Nosotros los montmorency datamos del siglo.., tal», el vasco contestó: «Pues nosotros, los vascos, no datamos.»
[Risas]
Y os digo que nosotros, en el orden espiritual, en el orden de la conciencia universal, datamos de cuando los pueblos latinos, de cuando Castilla, sobre todo, nos civilizó. Cuando yo pronunciaba aquel discurso recibí una carta de D. Joaquín Costa lamentándose de que el vascuence desapareciese siendo una cosa tan interesante para el estudio de las antigüedades ibéricas. Yo hube de contestarle: «Está muy bien; pero no por satisfacer a un patólogo voy a estar conservando la que creo que es una enfermedad.»
[Risas.- El señor Leizaola pide la palabra]
Y ahora hay una cosa. El aldeano, el verdadero aldeano, el que no está perturbado por nacionalismos de señorito resentido, no tiene interés en conservar el vascuence.
Se habla del anillo que en las escuelas iba pasando de un niño a otro hasta ir a parar a manos de uno que hablaba castellano, a quien se le castigaba; pero ¿es que acaso no puede llegar otro anillo? ¿Es que no he oído decir yo: «no enviéis a los niños a la escuela, que allí aprenden el castellano, y el castellano es el vehículo del liberalismo»? Eso lo he oído yo, como he oído decir: «¡gora Euzkadi ascatuta!» («Euzkadi» es una palabra bárbara; cuando yo era joven no existía; además conocí al que la inventó). «¡Gora Euzkadi ascatuta!» Es decir: ¡Viva Vasconia libre! Acaso si un día viene otro anillo habrá de gritar más bien: «¡gora Ezpaña ascatuta!» ¡Viva España libre! Y sabéis que España en vascuence significa labio; que viva el labio libre, pero que no nos impongan anillos de ninguna clase.
[Un señor Diputado: Muchas gracias, en nombre del pueblo vasco]
Pasemos a Galicia; tampoco hay aquí, en rigor, problema. Podrán decirme que no conozco Galicia y, acaso, ni Portugal, donde he pasado tantas temporadas; pero ya hemos oído que Castilla no conoce la periferia, y yo os digo que la periferia conoce mucho peor a Castilla; que hay pocos espíritus más comprensivos que el castellano.
[Muy bien]
Pasemos, como digo, a Galicia. Tampoco allí hay problema. No creo que en una verdadera investigación resultara semejante mayoría. No me convencen de no. Pero aquí se hablaba de la lengua universal, y el que hablaba sin duda recuerda lo que en la introducción a los Aíres da miña terra decía Curros Enríquez de la lengua universal:
«Cuando todas lenguas o fin topen
que marca a todo o providente dedo,
e c'os vellos idiomas estinguidos
un solo idioma universal formemos;
esa lengua pulida, idioma úneco,
mais qu'hoxe enriquecido e mais perfeuto,
resume d'as palabras mais sonoras
qu'aquela n'os deixaran como enherdo.
Ese idioma, compendio d'os idiomas,
com'onha serenata pracenteiro,
com'onha noite de luar docísimo
será -¿que outro sinon?- será o gallego

Fala de minha nai, fala armoñosa,
en qu'o rogo d'os tristes sub'o ceo
y en que decende a prácida esperanza,
os afogados e doloridos peitos.
Falta de meus abós, fala en q'os párias,
de trevos e polvo e de sudor cubertos,
piden a terra o grau d'a cor'a sangue
qu'ha de cebar a besta d'o laudemio...
Lengua enxebre, en q'as anemas d'os mortos
n'as negras noites de silencio e medo
encomendan os vivos as obrigas,
que, ¡mal pecados!, sin cuprir morreron.
Idioma en que garula nos paxaros,
en que falan os anxeles, os nenos,
en qu'as fontes solouzan e marmullan
Entr'os follosos albores os ventos»

Todo eso está bien; pero que me permita Curros y permitidme vosotros; me da pena verle siempre con ese tono de quejumbrosidad. Parias, azotada, escarnecida..., amarrada contra una roca..., clavado un puñal en el seno...
¿De dónde es así eso? ¿Es que se pueden tomar en serio burlas, a las veces cariñosas, de las gentes? No. Es como lo de la emigración. El mismo Curros, cuando habla de la emigración -lo sabe bien mi buen amigo Castelao-, dice, refiriéndose al gaitero:

«Tocaba..., e cando tocaba,
o vento que d'o roncón
pol-o canuto fungaba,
dixeran que se queixaba
d'a gallega emigración.

Dixeran que esmorecida
de door a Patria nosa,
azoutada, escarnecida,
chamaba, outra Nai chorosa,
os filliños d'a sus vida...

Y era verdá. ¡Mal pocada!
Contr'on peneda amarrada,
crabad'un puñas n'o seo,
n'aquella gaite lembrada
Galicia era un Prometeo.»

No; hay que levantar el ánimo de esas quejumbres, quejumbres además, que no son de aldeanos. Rosalía decía aquello de:
«Castellanos de Castilla,
tratade ben os gallegos;
cando van, van como rosas;
cando veñen, como negros.»

¿Es que les trataban mal? No. Eran ellos los que se trataban mal, para ahorrar los cuartos y luego gastarlos alegre y rumbosamente en su tierra, porque no hay nada más rumboso, ni menos avaro, ni más alegre, que un aldeano gallego. Todas esas morriñas de la gaita son cosas de los poetas.
[Risas]
Vuestra misma Rosalía de Castro, después de todo, cuando quiso encontrar la mujer universal, que era una alta mujer, toda una mujer, no la encontró en aquellas coplas gallegas; la encontró en sus poesías castellanas de Las orillas del Sar.
[Denegaciones en algunos señores diputados de la minoría gallega]
¿Y quiénes han enriquecido últimamente a la lengua castellana, tendiendo a que sea española? Porque hay que tener en cuenta que el castellano es una lengua hecha, y el español es una lengua que estamos haciendo. ¿Y quiénes han contribuido más que algunos escritores galleros -y no quiero nombrarlos nominativamente, estrictamente-, que han traído a la lengua española un acento y una nota nuevos?
Y ahora vengamos a Cataluña. Me parece que el problema es más vivo y habrá que estudiarlo en esta hora de compresión, de cordialidad y de veracidad. Yo conocí, traté, en vuestra tierra, a uno de los hombres que me ha dejado más profunda huella, a un cerebro cordial, a un corazón cerebral, aquel gran hombre que fue Juan Maragall. Oíd:
«Escolta, Espanya le veu d'un fill
que't parla en llengua no castellana,
parlo en la llengua que m'ha donat
la terra apra,
en questa llengua pocs t'han parlat;
en l'altra..., massa.

En esta Lengua pocos te han hablado, en la otra... demasiados.
Hon ets Espanya? No't veig enlloc,
no sents la meva ven atronadora?
No entensa aquesta llengua que't parla entre perills?
Has desaprés d'entendre an els teus fils?
Adeu, Espanya!»

Es cierto. Pero él, Maragall, el hombre qué decía esto, como si no fuera bastante lo demasiado que se le había hablado en la otra Lengua, en castellano, a España, él habló siempre, en su trabajo, en su labor periodística; habló siempre, digo, en un español, por cieno lleno de enjundia, de vigor, de fuerza, en un castellano digno, creo que superior al castellano, al español, de Jaime Balmes o de Francisco Pi y Margall. No. Hay una especie de coquetería. Yo oía aquí, el otro día, al señor Torres empezar excusándose de no tener costumbre de hablar en castellano, y luego, me sorprendió que en español no es que vestía, es que desnudaba perfectamente su espíritu, y es mucho más difícil desnudarlo que vestirlo en una Lengua.
[Risas]
He llegado -permitidme- a creer que no habláis el catalán mejor que el castellano. [Nuevas Risas] Aquí se nos habla siempre de uno de los mitos que ahora están más en vigor, y es el «hecho». Hay el hecho diferencial, el hecho tal, el hecho consumado.
[Risas]
El catalán, que tuvo una espléndida florescencia literaria hasta el siglo XV, enmudeció entonces como Lengua de cultura, y mudo permaneció los siglos del Renacimiento, de la Reforma y la Revolución. Volvió a renacer hará cosa de un siglo -ya diré lo que son estos aparentes renacimientos-; iba a quedar reducido a lo que se llamó el «parlá munisipal». Les había dolido una comparanza -que yo hice, primero en mi tierra, y, después, en Cataluña- entre el máuser y la espingarda, diciendo: yo la espingarda, con la cual se defendieran mis antepasados, la pondré en un sitio de honor, pero para defenderme lo haré con un máuser, que es como se defienden todos, incluso los moros [Risas]. Porque los moros no tenían espingardas, sino, quizá, mejor armamento que nosotros mismos.
Hoy, afortunadamente, está encargado de esta obra de renovación del catalán un hombre de una gran competencia y, sobre todo, de una exquisita probidad intelectual y de una honradez científica como las de Pompeyo Fabra. Pero aquí viene el punto grave, aquel a que se alude en la enmienda al decir: «no se podrá imponer a nadie».
Como no quiero amezquinar y achicar esto, que hoy no se debate, dejo, para cuando otros artículos se toquen, el hablar y el denunciar algunas cosas que pasan. Algunas las denunció Menéndez Pidal. No se puede negar que fueran ciertas.
Lo demás me parece bien. Hasta es necesario; el catalán tiene que defenderse y conviene que se defienda; conviene hasta al castellano. Por ejemplo, no hace mucho, la Generalidad, que en este caso actuaba, no de generalidad sino de particularidad [Risas] dirigió un escrito oficial en catalán al cónsul de España en una ciudad francesa, y el cónsul, vasco por cierto, lo devolvió. Además, está recibiendo constantemente obreros catalanes que se presentan diciendo: «no sabemos castellano», y él responde: «Pues yo no sé catalán; busquen un intérprete.» No es lo malo esto, es que lo saben, es que la mayoría de ellos miente, y éste no es nunca un medio de defenderse.
[Rumores en la minoría de Izquierda catalana.- Un señor diputado pronuncia palabras que no se perciben claramente.] Eso es exacto.
[Un señor diputado: Eso es inexacto.- El señor Santaló: Sobre todo su señoría no tiene autoridad para investigar si miente o no un señor que se dirige a un cónsul.- Otro señor diputado pronuncia palabras que no se perciben claramente.- Rumores] ¿Es usted un obrero?
[Rumores.- Varios señores diputados pronuncian algunas palabras que no se perciben con claridad.- Continúan los rumores, que impiden oír al orador...] …que hablen en cristiano. Es verdad. Toda persecución a una lengua es un acto impío e impatriota.
[Un señor diputado: Y sobre todo cuando procede de un intelectual]
Ved esto si es incomprensión. Yo sé lo que en una libre lucha puede suceder. En artículos de la Constitución, al establecer la forma en que se ha de dar la enseñanza, trataremos de cómo el Estado español tendrá que tener allí quien obligue a saber castellano, y sé que si mañana hay una Universidad castellana, mejor española, con superioridad, siempre prevalecerá sobre la otra; es más, ellos mismos la buscarán. Os digo aún más, y es que cuando no se persiga su lengua, ellos empezarán a hablar y a querer conocer la otra.
[Varios señores diputados de la minoría de la Izquierda catalana pronuncian algunas palabras que no se entienden claramente.- Un señor diputado: Lo queremos ya.- Rumores]
Como sobre esto se ha de volver y veo que, en efecto, estoy hiriendo resentimientos...
[Rumores.- Un señor diputado: Sentimientos; no resentimientos]
Lo que yo no quiero es que llegue un momento en que una obcecación pueda llevaros al suicidio cultural. No lo creo, porque una vez en que aquí en un debate el ministro de la Gobernación hablaba del suicidio de una región yo interrumpí diciendo: «No hay derecho al suicidio». En efecto, cuando un semejante, cuando un hermano mío quiere suicidarse, yo tengo la obligación de impedírselo, incluso por la fuerza si es preciso, no tanto como poniendo en peligro su vida cuando voy a salvarle, pero sí incluso poniendo en peligro mi propia vida.
[Muy bien, muy bien]
Y tal vez haya quien sueñe también con la conquista lingüística de Valencia. Estaba yo en Valencia cuando se anunció que iba a llegar el señor Cambó y afirmé yo, y todos me dieron la razón, que allí, en aquella ciudad, le hubieran entendido mejor en castellano que si hablara en catalán, porque hay que ver lo que es hoy el valenciano en Valencia, que fue la patria del más grande poeta catalán, Ausias March, donde Ramón Muntaner escribió su maravillosa crónica, de donde salió Tirant lo Blanc.
El más grande poeta valenciano el siglo pasado, uno de los más grandes de España, fue Vicente Wenceslao Querol. Querol quiso escribir en lemosín, que era una cosa artificial y artificiosa y no era su lengua natal; el hombre en aquel lenguaje de juegos florales se dirigía a Valencia y le decía:
«Fill so de la joyosa vida qu'al sol s'escampa
tot temps de fresques roses bronat son mantell d'or,
fill so de la que gusitan com dos geganta cativa
d'un cap Peñagolosa, de l'altre cap Mongó,
de la que en l'aigua juga, de la que fon por bella
dues voltes desposada, ab lo Cid de Castella
y ab Jaume d'Aragó.»

Pero él, Querol, cuando tenía que sacar el alma de su Valencia no la sacaba en la Lengua de Jaime de Aragón, sino en la lengua castellana, en la del Cid de Castilla. Para convencerse no hay más que leer sin que se le empañen los ojos de lágrimas.
El valenciano corriente es el de los donosos sainetes de Eduardo Escalante, y algunas veces el de aquella regocijantes salacidades de Valldoví de Sueca, al pie de cuyo monumento no hace mucho me he recreado yo. Y también el de Teodoro Llorente cuando decía que la patria lemosina renace por todas partes, añadiendo aquello de...
«... y en membransa dels avis, en penyora
de la gloria passada y venidora,
en fe de germandat,
com penó, com estrella que nos guía
entre llaus de victoria y alegría,
alsem lo Rat-Penat.»

«Lo rat penat»; alcemos «lo rat penat», es decir, el ratón alado que, según la leyenda, se posó en el casco de Jaime el Conquistador y que corona los escudos de Valencia, de Cataluña y de Aragón; ratón alado que en Castilla se le llama murciélago o ratón ciego; en mi tierra vasca, «saguzarra», ratón viejo, y en Francia, ratón calvo; y esta cabecita calva, ciega y vieja, aunque de ratón alado, no es más que cabeza de ratón. Me diréis que es mejor ser cabeza de ratón que cola de león. No; cola de león, no; cabeza de león, sí, como la que dominó el Cid.
Cuando yo fui a mi pueblo, fui a predicarles el imperialismo; que se pusieran al frente de España; y es lo que vengo a predicar a cada una de las regiones: que nos conquisten; que nos conquistemos los unos a los otros; yo sé lo que de esta conquista mutua puede salir; puede y debe salir la España para todos.
Y ahora, permitidme un pequeño recuerdo. Al principio del Libro de los Hechos de los Apóstoles se cuenta la jornada de aquello que pudiéramos llamar las primeras Cortes Constituyentes de la primitiva Iglesia cristiana, el Pentecostés; cuando sopló como un eco el Espíritu vivo, vinieron lenguas de fuego sobre los apóstoles, se fundió todo el pueblo, hablaron en cristiano y cada uno oyó en su lengua y en su dialecto: sulamitas, persas, medos, frigios, árabes y egipcios. Y esto es lo que he querido hacer al traer aquí un eco de todas estas lenguas; porque yo, que subí a las montañas costeras de mi tierra a secar mis huesos, los del cuerpo y los del alma, y en tierra castellana fui a enseñar castellano a los hijos de Castilla, he dedicado largas vigilias durante largos años al estudio de las lenguas todas de la Patria, y no sólo las he estudiado, las he enseñado, fuera, naturalmente, del vascuence, porque todos mis discípulos han salido iniciados en el conocimiento del castellano, del galaico-portugués y del catalán. Y es que yo, a mi vez, paladeaba y me regodeaba en esas lenguas, y era para hacerme la mía propia, para rehacer el castellano haciéndolo español, para rehacerlo y recrearlo en el español recreándome en él. Y esto es lo que importa. El español, lo mismo me da que se le llame castellano, yo le llamo el español de España, como recordaba el señor Ovejero, el español de América y no sólo el español de América, sino español del extremo de Asia, que allí dejo marcadas sus huellas y con sangre de mártir el imperio de la lengua española, con sangre de Rizal, aquel hombre que en los tiempos de la Regencia de doña María Cristina de Habsburgo Lorena fue entregado a la milicia pretoriana y a la frailería mercenaria para que pagara la culpa de ser el padre de su patria y de ser un español libre.
[Aplausos]
Aquel hombre noble a quien aquella España trató de tal modo, con aquellos verdugos, al despedirse, se despidió en lengua española de sus hijos pidiendo ir allí donde la fe no mata, donde el que reina es Dios, en tanto mascullaban unos sus rezos y barbotaban otros sus órdenes, blasfemando todos ellos el nombre de Dios. Pues bien; aquí mi buen amigo Alomar se atiene a lo de castellano. El castellano es una obra de integración: ha venido elementos leoneses y han venido elementos aragoneses, y estamos haciendo el español, lo estamos haciendo todos los que hacemos lengua o los que hacemos poesía, lo está haciendo el señor Alomar, y el señor Alomar, que vive de la palabra, por la palabra y para la palabra, como yo, se preocupaba de esto, como se preocupaba de la palabra nación. Yo también, amigo Alomar, yo también en estos días de renacimiento he estado pensando en eso, y me ha venido la palabra precisa: España no es nación, es renación; renación de renacimiento y renación de renacer, allí donde se funden todas las diferencias, donde desaparece esa triste y pobre personalidad diferencial. Nadie con más tesón ha defendido la salvaje autonomía -toda autonomía, y no es reproche, es salvaje- de su propia personalidad diferencial que lo he hecho yo; yo, que he estado señero defendiendo, no queriendo rendirme, actuando tantas veces de jabalí, y cuántos de vosotros acaso habréis recibido alguna vez alguna colmillada mía. Pero así, no. Ni individuo, ni pueblo, ni lengua renacen sino muriendo; es la única manera de renacer: fundiéndose en otro. Y esto lo sé yo muy bien ahora que me viene este renacimiento, ahora que, transpuesto el puerto serrano que separa la solana de la umbría, me siento bajar poco a poco, al peso, no de años, de siglos de recuerdos de Historia, al final y merecido descanso al regazo de la tierra maternal de nuestra común España, de la renación española, a esperar, a esperar allí que en la hierba crezca sobre mi tañan ecos de una sola Lengua española que haya recogido, integrado, federado si queréis, todas las esencias íntimas, todos los jugos, todas las virtudes de esas Lenguas que hoy tan tristemente, tan pobremente nos diferencian. Y aquello sí que será gloria.
[Grandes aplausos]


Discurso de Unamuno en el Congreso sobre las lenguas hispánicas y a propósito de la oficialidad del castellano. Diario de Sesiones, 18 de septiembre de 1931

martes, 25 de mayo de 2010

Deberes del profesor venezolano

Estos son los derechos y deberes en Venezuela. Aquí, en España, somos más sutiles y nos presentan los deberes como derechos (vid. BORRADOR ESTATUTO DEL PERSONAL DOCENTE E INVESTIGADOR DE LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS ESPAÑOLAS MICINN, 2008-2010 (y ss.)

En la misma línea totalitaria de control al profesorado. Calidad, evaluación, exigencia, etc. se convierten en uniformidad, control, persecución.

No hay Universidad donde hay uniformidad

Artículo 6°: Son deberes del personal docente:
1. Observar una conducta ajustada a la ética profesional, a la moral, a las buenas costumbres y a los principios establecidos en la Constitución y leyes de la República.
2. Cumplir las actividades docentes conforme a los planes de estudios y desarrollar la totalidad de los objetivos, contenidos y actividades, establecidos en los programas oficiales, de acuerdo con las previsiones de las autoridades competentes, dentro del calendario escolar y de su horario de trabajo, conforme a las disposiciones legales vigentes.
3. Planificar el trabajo docente y rendir oportunamente la información que le sea requerida.
4. Cumplir con las disposiciones de carácter pedagógico, técnico, administrativo y jurídico que dicten las autoridades educativas.
5. Cumplir con las actividades de evaluación.
6. Cumplir con eficacia las exigencias técnicas relativas a los procesos de planeamiento, programación, dirección de las actividades de aprendizaje, evaluación y demás aspectos de la enseñanzaaprendizaje.
7. Asistir a todos los actos académicos y de trabajo en general para los cuales sea formalmente convocado dentro de su horario de trabajo.
8. Orientar y asesorar a la comunidad educativa en la cual ejerce sus actividades docentes.
9. Contribuir a la elevación del nivel ético, científico, humanístico, técnico y cultural de los miembros de la institución en la cual trabaja.
10. Integrar las juntas, comisiones o jurados de concursos, calificación de servicio de docentes y trabajos de ascenso, para los cuales fuera designado por las autoridades competentes.
11. Dispensar a los superiores jerárquicos, subordinados, alumnos, padres o representantes y demás miembros de la comunidad educativa, el respeto y trato afable, acordes con la investidura docente.
12. Velar por el buen uso y mantenimiento de los ambientes de trabajo y de materiales, y de los equipos utilizados en el cumplimiento de sus labores.
13. Coadyuvar eficazmente en el mantenimiento del orden institucional, la disciplina y el comportamiento de la comunidad educativa.
14. Promover todo tipo de acciones y campañas para la conservación de los recursos naturales y del ambiente.
15. Los demás que se establezcan en normas legales y reglamentarias.
Artículo 7°: Son derechos del personal docente:
1. Desempeñar funciones docentes con carácter de ordinario o interino.
2. Participar en los concursos de méritos para ingresar como docente ordinario.
3. Disfrutar de un ambiente de trabajo acorde con su función docente.
4. Estar informado acerca de todas las actividades educativas, científicas, sociales, culturales y deportivas, planificadas o en ejecución en el ámbito de su comunidad educativa.
5. Percibir puntualmente las remuneraciones correspondientes a los cargos que desempeñen, de acuerdo con el sistema de remuneración establecido.
6. Disfrutar de un sistema de previsión y asistencia social que garantice mejores condiciones de vida para él y sus familiares.
7. Participar efectivamente en la planificación, ejecución y evaluación de las actividades de la comunidad educativa.
8. Justificar las razones por las cuales no pudo asistir a sus labores. A tal efecto, si no pudiere solicitar el permiso respectivo con anticipación, deberá presentar el justificativo correspondiente dentro de los quince 15 días hábiles siguientes a la fecha de inasistencia.
9. Los demás que se establezcan en normas legales y reglamentarias.

lunes, 26 de abril de 2010

¿Qué leen nuestros profesores?

ONCEU
Publicado: 23-04-10

María Ruiz de Loizaga Martín | 3ºHYP

¿Has pensado alguna vez cuáles son los libros preferidos de los profesores de nuestra facultad? ¿Serán novelas, obras teatrales o poesías? ¿Clásicas o modernas? ¿Cuáles son las razones que les llevan a recomendar unos libros u otros? Éstas son las respuestas de algunos de ellos.

Ana Isabel Ballesteros, profesora de Literatura Española, afirma que los libros que más le gustan son: Los Cuentos de Chejov "por la expresión de la humanidad", En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, "por la exacta descripción de sentimientos", la narrativa de Henry James "por la humana concepción de la moral en los personajes, la moral no es algo filosófico sino algo vivido" y Retrato del artista adolescente de Joyce "por la belleza y sonoridad del inglés y porque está muy bien reflejado el proceso de formación de un artista finisecular".

Uno de los libros preferidos de María Rodríguez Velasco, profesora de Historia del Arte, es El elogio del horizonte de Chillida, "porque ayuda a entender la abstracción de la escultura contemporánea", asegura.

Para Ignacio Armada, profesor de Crítica Cinematográfica, su libro favorito es El marino que perdió la gracia del mar, de Yukio Mishima. "Me gusta porque es una combinación interesante entre hermosura y crueldad".

Algunos de los libros destacados por María Dolores Nieto, profesora de Literatura Española, son las novelas históricas de Fernández Álvarez y El Hereje de Miguel Delibes. "Éste es uno de los libros que uno no se puede perder", manifiesta.

Para Luis Fernando de Prada, viceconsiliario de la ACDP y director de pastoral, su libro preferido es La Biblia "porque contiene la sabiduría sobre las cuestiones fundamentales del hombre, del mundo y de Dios, que dan sentido a la vida."

Jose Luis Orella, profesor de Historia Contemporánea, recomienda la trilogía de Sienkiewicz (A sangre y fuego, El diluvio y El caballero polaco) y En tierra inhumana de Joseph Czapski "pues es un libro de memorias en que el protagonista es un artista que busca a sus compañeros, pero éstos murieron en Katyn. Es una descripción de la Unión Soviética por dentro".

Para Javier Borrego Gutiérrez, profesor de Filosofía Moral, sus tres libros favoritos son: Diálogos de Platón, Luces de bohemia de Valle-Inclán y "el preferido de verdad", El Principito de Saint-Exupéry.

Gabriel Galdón, profesor de Periodismo, y Amalia Pedrero, secretaria académica y profesora de Lengua Española, coinciden en su libro preferido: El Quijote de Miguel de Cervantes. Algunas de las razones que han llevado a la profesora a escoger ésta obra son "la atemporalidad en cuanto a los temas, el conocimiento del lenguaje, la variedad de estilos de la novela y... porque soy de Ciudad Real", afirma sonriente.

"El ver mucho y el leer mucho aviva los ingenios de los hombres". Ésta es una de las enseñanzas que nos dejó Miguel de Cervantes y con la que nos anima a enriquecernos como personas a través de los libros.

viernes, 16 de abril de 2010

¿Estás preparado para ser un líder?

Publicado: 07-04-10 en onCEU

Ana Lanuza | Prof. USP-CEU

Entrevistamos a Javier Borrego, profesor de Antropología y coordinador de la V edición del Programa Liderazgo de la Universidad CEU San Pablo, organizado por el Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala.

¿En qué consiste el Programa Liderazgo?

Es un programa a través del cual la Universidad CEU San Pablo forma a los mejores alumnos de los últimos cursos en una serie de habilidades propias de cualquier profesión. Mediante una serie de cursos y seminarios los asistentes se preparan para ser los líderes del futuro. El programa se desarrolla en el contexto del Título Propio en Liderazgo y Habilidades humanísticas, que pueden hacer todos los alumnos de la universidad.

¿A quiénes va dirigido?

Va dirigido a los mejores alumnos de segundo ciclo de todas las carreras y de forma excepcional a personas de fuera de la Universidad y antiguos alumnos.

¿Qué aporta este programa al universitario?

Aporta no sólo habilidades concretas, sino un contacto directo con el mundo empresarial. El alumno genera una experiencia profesional previa y esto permite que cuando llegue el momento de incorporarse a la empresa sea capaz de desenvolverse con más soltura. Es como un juego de rol en el que al alumno se comporta durante veinte horas como si estuviese trabajando en una empresa.

¿Por qué es importante hoy día ejercitar determinadas habilidades que refuercen la capacidad de liderazgo, como trabajar en equipo o hablar en público?

En realidad, adquirir este tipo de habilidades ha sido importante siempre. Pero es importante destacar que no todos los líderes son iguales. El Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala siempre se ha caracterizado por integrar en sus programas una visión humanista cristiana, que da como resultado líderes responsables que aportan la nota humana a la sociedad y a la empresa.

En el programa de este año hay un modulo dedicado a la inteligencia emocional ¿Hasta qué punto cree que es importante ser capaz de gestionar las propias emociones y sentimientos en determinadas situaciones?

Controlar el mundo de las emociones es básico para trabajar en equipo y sobre todo para liderar equipos. Este es uno de los cursos que han tenido más éxito porque curiosamente, en la sociedad en la que vivimos, en la que se le da mucha importancia a los sentimientos, la gente cada vez maneja peor su vida anímica. Un buen jefe debe controlar sus sentimientos, pero también conocer los de sus trabajadores.

¿Cree usted que participar en este Programa puede abrir puertas a la hora de conseguir el primer trabajo?

No sólo ayuda a conseguirlo sino también a mantenerlo, debido a la actitud que se enseña. Cuando los alumnos se enfrentan a su primera entrevista y a sus primeros días de trabajo, ya han tenido la experiencia de haber estado trabajando. El Programa Liderazgo pone en contacto la Universidad y el mundo laboral, y eso siempre ayuda al alumno.

¿Qué experiencia le ha quedado después de las últimas cuatro ediciones?

Lo que he aprendido es que los mejores alumnos interesan cada vez más, y es necesaria una estructura estable para la formación de selectos.

jueves, 4 de febrero de 2010

Cómo cargarse la enseñanza

Importante. Debe comenzarse por los niveles inferiores (1982-2010), una vez logrado aplíquese a la universidad (2010-2015).

1. La figura clave de la enseñanza es el profesor.
2. Deconstruyendo al profesor se deconstruye la enseñanza.
3. Se debe eliminar la carrera docente, buscando la igualdad entre los profesores (buenos y malos, recién llegados y experimentados, de los diferentes niveles educativos). Nadie debe ser más que nadie (cada uno menos que su compañero).
4. Sin carrera docente el profesor vive en un presente continuo y rutinario, estado ideal de idiotas, infantes y brutos.
5. Se debe eliminar la posibilidad de movimiento en el territorio nacional (para evitar que se junten los mejores en algún sitio: cfr. § 3, nadie es más que nadie), permitiendo en cambio la movilidad al extranjero (a modo de excursiones), siempre y cuando no superen los seis meses.
6. Se debe eliminar, en todos los niveles, la presunción de competencia científica o técnica, reconociendo en todo caso que el profesor no sabe nada. El Estado o, en su caso, las comunidades, los órganos directivos, etc. deben darle al profesor todo masticadito, legible y bien estructurado para que no tenga que pensar en nada.
7. El profesor no sabe ni tiene por qué saber pedagogía (ni cualquier otra cosa, Cfr. § 6). Las administraciones deben proveer al profesor de todo tipo de métodos didácticos con los que enseñar lo que quieran (§ 6).
8. El centro de la enseñanza debe recaer en el alumno: él es el que decide qué, cómo y cuándo estudiar; en todo caso el que propone es la Administración educativa, el profesor es un mero agente observador del proceso enseñanza-aprendizaje.
9. Se deben suprimir todos los signos externos o internos de autoridad y jerarquía en el aula: ni tarima, ni vestimenta, ni un trato especial al profesor. Deben ser abolidas prácticas obsoletas como el tratamiento de usted, el levantarse a su llegada o el modo en el que los alumnos permanecen en el aula. El profesor deberá hacer oídos sordos a insultos, palabras o gestos malsonantes, piercins, vestimentas, etc.
10. La organización de la clase debe ser circular, puesto que cada alumno es lo importante, nunca el profesor. Se organizarán grupos de trabajo, talleres y seminarios en los que el profesor sea un mero observador de la gran práctica de los alumnos.
11. Se desarrollarán y potenciarán todo tipo de métodos, enseñanzas, herramientas, etc. en las que el profesor pase a segundo plano o desaparezca físicamente del aula. Para ello son de especial interés las nuevas tecnologías aplicadas a la educación.
12. Se deben suprimir todos los castigos y premios impartidos por el profesor, son el Consejo Escolar y los Órganos de Gobierno quienes pueden hacerlo o no hacerlo. En general se eliminarán todo tipo de sanciones, excepto aquellas que se apliquen sobre los profesores.
13. Los dictámenes del profesor sobre la materia, el programa, la evaluación, los resultados de los alumnos o la actitud en clase de los mismos no tienen ningún valor. Sólo las decisiones consensuadas y tomadas por diferentes agentes son las que tienen valor. En caso de duda se aplicará el § 12.
14. El profesor debe impartir su clase teniendo en cuenta el proyecto curricular de centro (PCC), los proyectos curriculares de área (PCA), de etapa (PCE), de aula (PA) y las adaptaciones curriculares individuales (ACI). Todos estos documentos están consensuados y aprobados por personas que saben; siguiendo la norma del § 6 de este manual.
15. Los sindicatos deben atender sobre todo a la cuestión salarial, permitiéndose de vez en cuando una huelga para aumentar el salario igualitario para todos.
16. El profesor debe tener ocupado todo su tiempo en impartir clases. Cuando no fuese posible debe realizar informes para que sean juzgados por las personas competentes. En caso de que le sobre tiempo deberá acudir a cursos de formación, impartidos por sindicatos, en los que se explique exactamente qué es lo que tiene que pensar, hacer, decir y –sobre todo- qué no tienen que pensar, hacer o decir. Los cursos generarán certificados y éstos serán la base para futuras subidas salariales.
17. Al profesor le juzga y vigila el alumno, el personal no docente, el resto de profesores, los padres, el consejo escolar, la inspección educativa estatal y la administración educativa de cada comunidad autónoma. Todos velan por que el profesor no incumpla sus obligaciones (todo profesor es un vago en potencia).
18. El personal no docente guarda los edificios. No está para servir al profesor. El profesor carga con los folios, modifica el orden de las mesas, abre el aula, la cierra, limpia la pizarra, hace fotocopias, etc.

lunes, 4 de enero de 2010

2009

La descripción del 2009 no puede ser más acertada.

"2009 -un año desparramado, avieso y tristísimo-"

Álvaro Delgado-Gal, en la tercera de ABC el 30 de diciembre del desparramado, avieso y tristísimo 2009.