martes, 27 de enero de 2015

Transparencia


Seguimos con la serie de visión corporativa, recordemos que queremos "un entorno que fomente la excelenciael liderazgoel respeto por la personala transparenciala meritocracia, la objetividad, la responsabilidad, la innovación y el impacto en la sociedad"

Hoy, por orden de aparición hablamos de transparencia, que es la propiedad de algunos cuerpos que permite ver con claridad a través de ellos. Eso quiere decir que dentro de una organización transparente todo el mundo sabe lo que cobra el compañero, por ejemplo. Que cuando despiden a alguien o cuando toman una decisión que afecta a las personas, nadie se sorprende. La normalidad en la transparencia hace que las personas se impliquen de manera personal. Lo contrario, la opacidad, distancia. 

La transparencia, hablando de personas es una propiedad envidiable, ligada a la veracidad y a la valentía. Es transparente la persona que no tiene nada que ocultar, que se muestra como es y que dice las cosas como le parecen, a pesar de que eso traiga consecuencias negativas en muchos casos. 

Desde el punto de vista de las instituciones la transparencia es la que permite asumir la verdad sobre las cosas de una manera natural y sin complejos. La empresa transparente asume que las personas no son perfectas, que tienen sus errores y sus aciertos. Asume también que las empresas causan daño y a la vez hacen cosas buenas. Hacia fuera comunican los daños y los logros, hacia dentro se premian los aciertos y los errores se archivan. De esta manera las personas son capaces de hablar de sus faltas en público y los medios se toman en serio sus mensajes. 

En una empresa transparente no hay anónimos, hay cauces públicos de comunicación vertical. En una empresa transparente no hay miedo: ni miedo a denunciar algo ni miedo a ser denunciado haciendo las cosas bien. Los anónimos solo generan miedo e indefensión. Les pongo un ejemplo: 
En la empresa A todos los años realizan una encuesta en la que los clientes valoran a los vendedores. Año tras año se les pregunta lo mismo, para saber qué vendedor saca mejor nota etc. El vendedor que mejor nota saca es recompensado con un complemento en su nómina. Hasta ahí casi perfecto (porque no se mide la satisfacción del cliente con el producto, sino con el vendedor). Pero el cliente tiene la posibilidad de escribir en un apartado de observaciones lo que quiera. De hecho se pueden leer frases como esta: "me trató mal", "es un excelente vendedor", "no he visto patán mayor", "se insinuó", "me vendió cosas que no necesitaba" etc. Con esta pregunta la empresa está dando importancia al anónimo. Una persona descontenta puede sembrar las dudas sobre la valía o la adecuación de un vendedor determinado. Lo peor es que la empresa A se niega a dar las observaciones a los vendedores y solo sus jefes tienen acceso a eso. Aunque afirman que no lo toman en cuenta, muchos mandos intermedios de la empresa toma en serio las observaciones anónimas de los clientes a la hora de valorar, promocionar o despedir a sus vendedores

Como ven es claro ejemplo de falta de transparencia. Es lícito hacer encuestas, claro, que lo es, pero no es lícito favorecer anónimos. 


Cualquier información que ser tenga sobre una persona debe hacerse pública, o al menos debe conocerla el interesado. La transparencia no consiste en la muestra de los ingresos y gastos, sino en mostrar información relevante a los trabajadores y a su entorno. 

Consiste en que el trabajador está tranquilo sabiendo que no hay planes ocultos diseñados para despidos en masa, remodelaciones, o simplemente cambios estructurales. El trabajador de una empresa transparente descansa sabiendo que sus jefes, si estuviesen maquinando algo así se lo dirían primero. 


En otra empresa, llamémosla C, se da una situación similar: en cualquier momento los mandos intermedios pueden impedir que un trabajador ejerza sus funciones en esa planta sin tener que dar una explicación a nadie. Arbitrariamente los mandos, desprovistos de la más mínima ética profesional, deciden "este no", "este sí" y la dirección debe hacerles caso y mandarles a otra área o a la calle. Los trabajadores tienen que ver cómo son vetados de zonas de la empresa sin saber la razón y sin saber si mañana otro jefecillo le va a vetar y a lograr su despido. Esta situación es evidentemente contraria a la transparencia, porque oculta información clave a los trabajadores, información que afecta a su persona y a su futuro profesional. El error, en este caso está en quien permite estas normas tan obsoletas, tan fuera de lugar.  

Estas actitudes son contrarias a cualquier forma de liderazgo y su primera consecuencia es la pérdida progresiva de capital humano. Poco a poco los que pueden (que suelen ser los mejores) se van y son reemplazados por mediocres. 

La empresa transparente no tiene nada que temer. No tiene miedo a las reacciones adversas. No genera estos climas de miedo y crispación. Porque el miedo engendra miedo. Si se oculta la información de arriba a abajo, se ocultará también de abajo a arriba. Y cuando los canales naturales de información (los verticales) no funcionan surgen miles de canales horizontales con rumores verdaderos y falsos circulando en todas las direcciones. 

Esos canales del rumor, junto con las actitudes del disimulo, la ocultación, la apariencia, son propios de empresas ruinosas. 

El secreto, la ocultación, la confidencialidad es propio de tiempo de guerra, de luchas de clases, de separaciones. Acabada la guerra fría, no tienen sentido.

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