Las buenas herramientas, como las buenas estructuras, las
leyes, o las condiciones socioeconómicas ayudan a la buena calidad de la educación
pero en ningún caso son la clave de
la buena educación.
Un método de enseñanza basado en herramientas es un suicidio
educativo y medir la calidad de un colegio por el conocimiento del inglés o la informática, supone un
suicidio colectivo, que sólo puede generar una sociedad más dominadora,
menos humana y menos crítica.
"Acceso a la información"
La educación es comunicación
y la informática es una herramienta para el manejo de la información. Son cosas distintas, y esta distinción es el punto central del pensamiento que nos domina en pedagogía, del cual conocemos muy bien sus desastrosos efectos
en la sociedad.
La información (in-formare)
es “infringir formas”, letras sobre cera inicialmente, ahora sobre fotones en
pantallas, negro sobre blanco, imágenes pixeladas… es simplemente grabar algo que contiene elementos que hablan
de datos, datos que luego sirven para comunicar o para modificar el mundo. La
información se puede medir en bits, y se puede copiar y transmitir, puede compartirse
en una red interna, “colgarse” en Internet para uso público o para uso privado
en una “nube”.
La comunicación es -sin embargo- una cosa humana: comunicar
es verter(se) en el otro, entregarse, darse. Es transmitir lo que somos, con
nuestros valores y nuestra manera de estar en el mundo. No es mensurable, no es fácil
de explicar, no es homogénea, ni puede colgarse en ninguna nube, ni puede colocarse
sobre ella ningún logotipo en inglés. La comunicación tiene que ver con muchas
facetas humanas inmarcesibles: compartir, charlar, reír, jugar, trabajar,
pensar, sufrir, etc. Comunicar con los alumnos es ayudar a crecer, ayudar a descubrir, vigilar las caídas, acompañar y ponerles en comunicación con todo un mundo de sabiduría heredada.
La principal tarea de la educación es comunicar para llegar a
sacar lo mejor de la infancia. Por jugar un poco con las palabras, la educación
forma, no informa. El colegio no tiene la tarea de facilitar el acceso a la información a los chicos; ni tiene que informar
a los padres de la marcha de sus hijos, tiene que comunicar-se con ellos,
conocer-los, tratar-los, etc.
Por eso la educación es algo tan complicado y tan alejado
del Estado y de las grandes corporaciones empresariales que no saben ni tiene
que saber medir el amor que ponen los miembros de una comunidad en hacer su
trabajo y –sobre todo- en valorar el “producto” final esperado, es decir, el
joven que tras pasar por todo un sistema educativo puede desenvolverse con
soltura en espacios humanos.
La educación es comunicación y el inglés y la informática
son medios de acceso a la información.
Pero ese acceso a la información es necesario sólo cuando el alumno ya está
motivado, ya quiere aprender y esto raramente ocurre de forma natural.
"Aprender jugando"
Decía Aristóteles que “todos los hombres desean saber”. Los
pedagogos de biblioteca también descubren en el niño cualidades que a los padres
y a los maestros nos cuesta encontrar: la curiosidad natural, el espíritu pacífico
y colaborativo, la bondad innata…. Y parece que es querer poco a los niños no considerarles
angélicos por naturaleza.
Pero hay que distinguir entre lo que el niño es capaz de hacer que lo que el niño hace naturalmente. El niño es capaz de esa
curiosidad y bondad, es capaz de ser adulto, pero es la escuela la que debe favorecer
que emerjan esas cualidades (y no las cualidades las que hagan emerger a la
escuela).
Los niños sólo quieren saber lo inmediato, lo fácil, lo inútil.
Y si en la escuela nos dedicamos a observarles por si se les ocurre aprender algo
importante, perderemos el tiempo y haremos al niño menos capaz de aprender,
menos inteligente, más manipulable.
Al niño hay que forzarle. Eso de “aprender jugando” es una
buena cosa a ratos, como aquellos vídeos que vendían a los padres bajo el pufo
del “Efecto Mozart” y hacía que los padres pudiesen ver el partido sin
remordimientos, porque sus hijos estaban convirtiéndose en genios pegados a la Tele (esto fue en 1993... hagan cálculos).
El niño tiene que saber que hay un tiempo para todo, que hay
un momento en el que no debe hacer su voluntad y sí la de los profesores/padres,
porque hay motivos mejores que los suyos para dejar de jugar o ver la tele y
pasar a una actividad formativa; y esta actividad contra su voluntad, o sea, frustrante, es buena y debe incrementarse hasta lograr descubrir placer en la búsqueda de conocimiento cada día más elevado.
Asambleas
Una pedagogía basada en este error garrafal de que el niño aprende solo, convirtió las
clases en asambleas, donde los niños trabajan en grupos de seis para que
aprendan de los otros. Como el niño aprende en cualquier momento (por acumulación) se colocaron murales cubriendo todas
las paredes, de modo que pudiese aprender cosas mientras se distrae. Pero como
no podían ni poner una pizarra en cada mesa (cosa que lo permite fácilmente la
tecnología) ni contratar a profesores enanos que pudiesen sentarse con los
niños, las clases quedaron convertidas en un híbrido entre un aula colaborativo-marxista
y una jerárquica-fascista, con su pizarra, su tarima y la mesa del profesor con
su sillón y los cuadros del rey y del prohibido fumar o el crucifijo (dependiendo
si el colegio es de religión estatal o privada), por un lado, y, por otro, las
paredes llenas de proclamas, grafitis, y fotografías impactantes y las sillas
formando hexágonos que permiten la comunicación horizontal (eso sí “dinámicas”
y “modulares”).
Claro que con las clases que fomentan la comunicación
horizontal y el profesor convertido junto con el ordenador en un mero
transmisor de la información, la educación se convierte en un gran recreo donde
los niños aprenden a participar en los juegos de rol a los que luego, tras su
etapa de colegio, se incorporarán en la vida adulta.
Resultado
Así no importará qué tipo de personas hayamos educado (eso
dependerá, en último extremo de los padres) sino que importará que los nuevos
ciudadanos sepan comprender las órdenes en inglés y el manejo de sistemas informáticos desde donde
dominar el mundo sin hacerse preguntas.
Y este es el resultado de no aplicar la lógica y el sentido común. La educación es una tarea sencilla que exige su tiempo y su componente humano. La educación tiene por objeto lograr personas íntegras, responsables, valiosas, comprometidas, fiables... y eso no lo da ni la informática, ni el inglés ni las asambleas.
Consejo gratis para padres en busca de colegios de calidad:
1. Quien habla de inglés e informática como principal elemento de calidad lo que realmente quiere es formar televidentes.2. Si ve usted una clase llena de carteles y distracciones... si ve sillas y mesas en círculos, si ve que el profesor pone vídeos y películas... vaya al colegio más cercano.