lunes, 28 de mayo de 2018

Odoacro y Orestes (fin de la serie)

Rendición de Rómulo Augústulo a  Odoacro
Como veníamos diciendo en primavera de 472, se hizo pública la enemistad entre Antemio y Ricimero y éste se unió al bárbaro Genserico. Antemio fue vencido, destituido y su cabeza entregada a Ricimer, o Ricimero, el 12 de julio de 472.

Gundevaldo, sobrino de Ricimero, accede al puesto de magister millitum, desde el que se ejercía de facto la dirección del imperio. Tuvo que eliminar a tres de sus hermanos para ser rey de Burgundia y se olvidó del imperio, puso de Emperador a Glicerio (curso 473/474), pero se lo destituyeron rápidamente y se olvidó del imperio. 

El que se hizo con el poder, por última vez, fue Orestes, un personaje curioso, que luchó con Roma y contra ella, asesorando ni más ni menos que al propio Atila, el Huno. A la muerte de Atila, vuelve a Roma y va a poner orden desde las Galias hasta Dalmacia luchando con rebeliones locales a las órdenes del emperador Nepote, que se lo habían impuesto desde oriente. En Dalmacia adquiere tal popularidad que todos quieren nombrarle emperador, pero él no podía por no ser de la casta gobernante de siempre y nombra a su hijo Rómulo (curso 475/476), de 10 años, que sí tenía pedigrí por parte de madre, deponiendo al legítimo Nepote (curso 474/475) y siendo él regente.

Orestes es la única esperanza: llega con ayuda del ejército, de las principales familias romanas y de los bárbaros. Llega al poder sabiendo lidiar con grupos de poder, reyezuelos, generales que se habían hecho con el control de pequeñas zonas, prometiendo tierras, privilegios y riquezas a quien le apoyase. 

El final del imperio, especialmente en estos últimos cursos académicos tenía algo de patético y de enternecedor: unos actores intentando restaurar algo que ya había pasado a la historia, pero que por intereses, por costumbre, por necedad, se quería mantener vivo mirando al pasado"Todavía había soldados que creían en el imperio y en que algún emperador lograría devolverle su antigua gloria, para ellos el imperio seguía existiendo, -afirma  Kelly Devries- aunque ahora sabemos que nunca habrían logrado recuperarlo". Algunos pensaban que mientras hubiese un emperador, Roma tenía esperanza, como si las palabras pudiesen convertir en realidad lo que se deseaba. Roma era una forma de vida, una forma de civilización, no una forma de poder, por eso era impensable que Roma viviese sin un espíritu detrás que la justificase. 

La escena final del imperio fue el enfrentamiento entre Odoacro y Orestes, al rebelarse la guardia de Orestes, éste fue a apaciguarla y a devolverla a su causa, pero ellos habían pactado con Odoacro. No llegaron a un acuerdoy tuvieron que luchar. En en la batalla de Rávena (475) Orestes perdió la vida y su hijo fue depuesto de inmediato. 


Según Kelly Devries  (...) "Odoacro y Orestes eran los dos personajes más importantes del imperio occidental, el futuro de Roma dependía de ellos y deberían haber colaborado juntos, nunca se plantearon llegar a un acuerdo, eran demasiado ambiciosos y recurrieron a la guerra". 


Con esto termina una historia de pobredumbre, necedad, asesinatos, traiciones, persecuciones y degeneración que da paso a una nueva época de renacimiento de la cultura, la ética y la cordura: la edad media.




martes, 22 de mayo de 2018

El comentario de texto


Hacer un comentario de texto no consiste en seguir las pautas de la PAU y soltar un rollo largo de contexto, ideas principales, secundarias y esas cosas a las que someten a los estudiantes de Bachillerato. El comentario de texto estándar, creado en serie para aprobar un examen no sirve para nada, al menos no sirve para analizar el texto.

Un comentario de texto tiene un solo objetivo: dar cuenta del texto, es decir, comprender y saber expresar por qué ese texto que tienes delante es significativo, importante para la cultura occidental o universal (que casi es lo mismo), básico, prometedor, significativo, sugestivo, etc.

Un texto es un fragmento de una vida de un autor, de una obra, de un contexto histórico, de una tradición determinada y lo primero que hay que hacer, si fuese el caso, es explicar ese contexto, esa vida, esa obra o esa tradición. En ocasiones no importa nada el contexto y el texto vale por sí mismo: aunque fuese anónimo tendría valor por lo que dice y no por cuándo fue dicho. Por eso es artificioso y totalmente fuera de lugar plantear que lo primero que hay que hacer en un comentario de texto es soltar un tema de contextualización y hablar del autor y su biografía. No. Se trata de aclarar el texto, no de usarlo como pre-texto para demostrar la capacidad de memorizar y volcar contenidos a corto plazo.

Digamos que el autor, la vida y el contexto histórico son importantes solo si son importantes, y es por eso que lo primero que hay que hacer es leer el texto y comprenderlo perfectamente para saber si estas cosas importan. Este ejercicio (la lectura atenta) es muy importante en un tiempo en el que los textos se leen siempre rápidamente, transversalmente, sin comprender del todo.  La digitalización, el exceso de información y la aceleración de la vida hacen que este ejercicio de leer un texto comprendiéndolo plenamente sea más difícil hoy que hace unos pocos años, pero hay que hacerlo.

Así que la lo primero es leer pausada y atentamente, con un lápiz en la mano y con el propósito de comprender el texto y sus matices. Como técnica es adecuado subrayar, hacer círculos, dibujos, colocar flechas internas y externas: una lectura adecuada debe relacionar el texto tanto interna como externamente, esto quiere decir que para contextualizar correctamente un fragmento hay que leer la obra entera y algunas otras obras del autor, así como saber de su tiempo y su vida, por ejemplo, si yo leo en el Discurso del Método, de Descartes:

"El primero era nunca aceptar como verdadera ninguna cosa que no conociese con evidencia que lo era"

Tengo una primera palabra: “primero”, que hace referencia a una serie de pasos para alcanzar algo (el conocimiento verdadero), podría enumerar el resto, los cuatro siguientes, pero hay algo más importante: que no se dan una serie de pasos para algo si ese algo que queremos conseguir se puede lograr directamente, por lo que debemos entender que el conocimiento es un problema, que hay distintos tipos de conocimiento y que aquí Descartes se refiere a uno que no se alcanza de repente, sino de forma metódica.

Aquí sí está el contexto, Descartes –como sabéis- es el punto de inflexión hacia la filosofía moderna, y se encuentra con la necesidad de buscar luz entre los textos científicos de su época, que alejados de la realidad debatían sobre ideas y teorías que se habían despegado, más de lo necesario, de lo real y por lo tanto de la verdad como adecuación. Quizá la vida de Descartes sea interesante para comprender esta palabra, primero. Porque había viajado por el mundo y le había entrado un principio de enfermedad filosófica grave: el relativismo. Con este método pretendía curarse e inmunizar a la sociedad de su época.

Como veis, la palabra primero dice mucho más de lo que habíais imaginado…, puesta aquí indica eso, un método para alcanzar un conocimiento depurado, verdadero. Después tenemos otra idea: “no aceptar como verdadera” Significa que la costumbre, la vaguería intelectual, el miedo o los prejuicios, nos llevan a veces a aceptar por verdadero lo falso. Si uno lee el periódico se dará cuenta de que buena parte del mismo es una mentira disfrazada, muchos intereses ocultos y patentes están en un periódico, por lo que debemos leer sabiendo que lo que leemos es una visión de una realidad que no conocemos, debemos intentar buscar esa verdad que está detrás de la interpretación del periodista.

En el texto de Descartes se dice que es la evidencia lo que importa, es decir, que no podemos dar por buena una noticia, una teoría, una palabra que no sea evidente a nuestro entendimiento o a nuestros sentidos como principio del conocimiento.

Una vez leído y comprendido iremos ya a escribir el comentario:

1.      Presentación del texto: unas breves palabras del mismo en todo caso, centrado en tiempo y autor, unas breves palabras del autor. A veces si la época es importante o si el autor lo es mucho o es poco conocido sí se debe hacer una exposición del autor o de la época.
2.      Decir lo que dice el texto, es decir, intentar ser lo más objetivo posible, primero solo lo que dice. V.g. “Descartes enuncia la primera regla de su método que consiste en no dar por válido ningún conocimiento que no sea evidente”.
3.      Decir lo que no dice el texto, y aquí todas las posibles relaciones del texto, cada palabra, cada idea, está relacionada con otras ideas que conocemos o que nos sugieren. Aquí, en el texto de ejemplo hay que hablar de tipos de conocimiento, de la importancia de los sentidos, de la escolástica y el Renacimiento, de los viajes de Descartes, del concepto de verdad, de la filosofía y de todo lo que nos venga a la mente (o a una búsqueda en Internet (qué se le va a hacer).
4.      Concluir, sintetizar, y reivindicar el texto.  En este apartado demostramos que lo hemos comprendido, reducimos todo el conocimiento adquirido por la lectura en unas pocas líneas que aportan significado.
Este último apartado es lo que se llama crítica, que a veces se malinterpreta por algunos profesores-funcionarios como criticar, en el sentido de buscar los defectos a la vecina. No, a Descartes no se le critica. A veces incluso hay quien dice que en este apartado hay que poner la opinión que merece el texto al alumno. No. Ni criticar ni opinión personal. La opinión que un neófito tenga de Descartes, por ejemplo, es del todo irrelevante, no aporta conocimiento. La única opinión es la que relaciona el texto con otros textos del autor o con la tradición filosófica anterior y posterior. En este apartado lo que hay que destacar es qué relevancia tiene el texto para el mundo, qué importancia tiene, por qué está ahí.

Como veis es simple: un comentario es presentar un texto, decir lo que dice y lo que no dice y aportar una visión que aporte realmente conocimiento.