martes, 14 de enero de 2014

Locos con piel de cordero


Esta entrada del blog va en la serie de las entradas-que-clasifican-a-los-humanos, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, claro. Intento explicar tipos humanos para poner sobre aviso a quien pueda circular por este espacio y así ahorrarle algún disgusto. El afán es puramente precientífico, clasificatorio, y cualquier psicólogo tiene mucho más que decir y sabe qué pastilla hay que tomarse para cada entrada, en todo caso... vamos al grano:

Quiero hablar aquí de personas encantadoras, maravillosas, cumplidoras y perfeccionistas que esconden, quizá sin ellos sospecharlo, un problema mental que en ocasiones les hace comportarse como verdaderas bestias irracionales, incapaces de frenar sus propios impulsos destructivos contra sus semejantes. Y no me refiero a los psicópatas de las películas, a los que cortan en trocitos a niñas inocentes. No, me refiero a personas que en un día pasan de ser los mejores amigos/trabajadores/esposos/discípulos y se convierten en la peor pesadilla de su amigo/jefe/esposo/maestro sin que quepa una explicación racional a tal cambio.  

Aparentemente, y para mucha gente, son cándidas almas pero a partir de un momento que no controlan se convierten en demonios-para-la-víctima. La pregunta, imposible de contestar es ¿cuál es su verdadera personalidad?, ¿cuál es su verdadera cara? La verdad es que no sé la respuesta, en todo caso estos odios selectivos solo se dan cuando les beneficia económica o laboralmente, nunca antes. Y eso haría pensar que su verdadera cara es la negativa pero ¡lo disimulan tan bien!

Imagino lo que debe costar a las personas que tienen que lograr una nulidad matrimonial o las que tienen que justificar un despido, porque hasta un momento dado son la bondad personificada: amables y ejemplares cara a la comunidad pero pueden convertirse en el mismo demonio, cuando nadie les ve, entonces ¿cómo explicar que esa persona tan buena es en realidad una persona vil? ¿cómo contárselo al juez? ¿Cómo explicar el cambio?

Por hacer un cuadro general positivo son personas ahorradoras, religiosas, con excelente expediente académico, que participan en actividades culturales variadas y que siempre tienen un plan. Son personas que a pesar de ser tan perfectos y perfeccionistas no viven con especial pasión ninguno de los grandes planes que tienen o comparten con los demás, pero sin embargo tienen un montón de amigos, puesto que contestan siempre los correos, se presentan siempre con una botella de vino bueno a las cenas, se acuerdan del cumpleaños, etc. Todo en su vida parece feliz y ordenado.

El cuadro negativo sería más o menos el siguiente: son poco inteligentes, no tienen casi en absoluto sentido del humor, nunca ríen ni lloran de verdad, solo preguntan por las instrucciones y nunca hablan de nada, no soportan la incertidumbre, el desorden o la indefinición. Carecen por completo de sentido estético o de capacidad creativa. Normalmente han tenido algún episodio conflictivo en su infancia, un trauma, que les ha llevado a desconfiar y a sentir presión ante las relaciones más normales. No confían en sus propias fuerzas y por ello están muy pendientes de fuerzas numinosas (amuletos, reliquias, etc.) o apoyos familiares.

Supongo que ya habrán identificado a alguna de estas personas y habrá descubierto que tras la apariencia de compromiso hay una incapacidad para la relación auténtica que es la una carga explosiva latente. 

Lo primero que hay que saber es que este tipo de reacciones se da cuando estas personas han sido sometidas a presión, tras una tesis es posible que la tomen contra el director o contra el jefe en un periodo de trabajo intenso; o cuando tienen presión en su casa pueden tomarla contra el compañero de trabajo que mejor se lleva, o contra el propio cónyuge si la presión es laboral. 

Pero la presión por sí sola no es capaz de hacer estallar la crisis, realmente es la presión además de el desorden normativo. Me explico. Las personas que sufren estos brotes psicópatológicos, son en exceso ordenadas y formales, que basan en el cumplimiento de los protocolos toda su conducta. En ocasiones se generan conflictos de normas, que se dan cuando una norma es imposible cumplirla, cuando se contrapone a otra (y no se pueden cumplir las dos) o cuando cumplirla supone un atentado contra algún compromiso previo. 

Al final de una tesis doctoral, por ejemplo, hay que saltarse alguna norma puesta previamente; o en la vida normal de las organizaciones no pueden darse siempre las cosas de acuerdo a protocolos. A veces entran en conflicto dos ámbitos normativos en el mismo momento (el familiar y el laboral, por ejemplo). Entonces la persona acostumbrada a cumplir todas las normas se desorienta y "salta", "revienta" o "estalla" siempre contra el que tiene más cerca. La variedad de respuestas es tan grande como la especie, pero van siempre de acuerdo a una simple cuestión: hacer daño al otro, colocarlo como blanco de los dardos, etc. 

Evidentemente hay una disonancia cognitiva importante: por un lado reconocen que la persona cercana les ha ayudado y no tiene la culpa, y por otro es el máximo enemigo, por lo que deben buscar una explicación, deben generar una realidad paralela una historia nueva. Los gestos de cariño de un matrimonio, por ejemplo, se interpretan ahora como prepotencia; las ayudas de la tesis se consideran una intromisión, la promoción como un intento de alejarle, etc. Cualquier cosa se reinterpreta hasta darle la forma adecuada, hasta romper la disonancia y convertir la realidad pasada en una realidad que es acorde con la presente. El enfermo realmente se cree la nueva realidad y se cree la interpretación nueva como se creía la otra. No hay posibilidad de presentar ninguna prueba, ninguna palabra. Cualquier cosa que se diga será usada para apoyar la nueva idea.

No intente hacerle ver, hacerle entrar en razón, no hay nada que hacer, puesto que la realidad ha cambiado ya no es la que fue y no se puede apelar a nada de nada. Por ejemplo, antes he dicho que uno de los rasgos distintivos es la religiosidad, pues bien, pese a que toda la religión católica se basa en el amor y está claro que no se puede ser religioso y odiar profundamente al otro, estas personas son capaces de hacer las dos cosas ¿por qué? Porque la religión, como la amistad y otras maneras de encuentro es tratado de manera superficial por este tipo de personas, y aunque son los primeros en recitar todas las oraciones, en cumplir todos los mandamientos y en guardar todas las fiestas, sin embargo sus formalismos rara vez salen de ahí y se convierten en algo más, viven la fe como si Dios se complaciese especialmente con ver a los hombres levantarse, arrodillarse y sentarse los domingos. 

Podríamos extrapolar este cuadro clínico al nacionalismo o a ideologías que centran su discurso en el ataque a quienes han convivido, ayudado y promocionado a un grupo... pero eso lo dejamos para otro sitio. 

En definitiva, solo es una aproximación a un cuadro psicopatológico habitual para dar un consejo gratis: que no hay nada que hacer, una vez detonada la crisis no hay manera de pararla, diga lo que uno diga todo no solo será imposible hacerle cambiar un poco su nueva forma de ver el mundo, sino que cualquier palabra la usará en tu contra, así que silencio y distancia.

jueves, 2 de enero de 2014

La educación está mejor sin filosofía



No he firmado los variados manifiestos que me han presentado para "salvar" la asignatura de Filosofía porque no creo que deba ser salvada. 

Cuando se defiende la asignatura en cuidados e ingeniosos artículos escritos por catedráticos e intelectuales alejados de las aulas reales, se utilizan conceptos como "espíritu crítico", "pensar por sí mismos", "herramientas del pensamiento", etc. y se habla de los grandes males que sufrirá una sociedad sin que sus miembros aprendan estas formas del pensamiento en la escuela, etc. , pues bien, desde hace ya muchos años la filosofía que se enseña ni genera ni puede generar estas habilidades. En sentido estricto no es filosofía; el único pensamiento crítico que se permite versa sobre la validez de la propia filosofía.

Para empezar, se ha planteado la Historia de la Filosofía como un espacio donde los distintos pensadores dan su parecer sobre algunas cuestiones... y todas son tratadas como válidas, con lo que el alumno saca la conclusión de que todo está permitido en filosofía. El método del debate se introduce siempre, generando la idea de que las opiniones de Descartes, Heidegger o Santo Tomás tienen la misma validez que las de un crío de quince años. Mientras en las clases de Ciencias Naturales, por ejemplo, se enseñan las teoría provisionales como si fuesen dogmas de fe. Se enseña, por ejemplo, lo incorrecto del pensamiento machista de Platón o de Schopenhauer, sin entrar de verdad en las doctrinas de los mismos.

Por otro lado se enseñan los filósofos de la historia por equipos enfrentados, como en el fútbol o la política: Aristóteles vs. Platón; San Agustín vs. Santo Tomás; Descartes vs. Hume, etc. impidiendo ver un pensamiento coherente y cada día más depurado a lo largo de los siglos. 

Se enseña además la historia de la filosofía como un camino hacia la destrucción de las nociones metafísicas, que comienza con lo mítico y termina en lo científico, cuando es realmente una depuración constante de las mismas.

Y -por último- se estudian al final y como colofón a los grandes enterradores de la filosofía: a Sartre, a Nietzsche, y al ingeniero Wittgenstein, todos convencidos de que ya no es necesario filosofar y todos con sus graves problemas de salud mental. Y así nos va.


Pero los que de verdad han acabado con la Filosofía en bachillerato son los profesores de filosofía que han decidido dejar de enseñar a cambio de trece monedas y un 10 en selectividad. Los mismos que ahora se manifiestan porque pierden, o pueden perder, su puesto y sus privilegios, son los que convirtieron la asignatura en una caricatura de la filosofía, reduciendo el temario hasta la más mínima expresión y recortando a los buenos autores en favor de los fáciles. Todo ello a cambio de lograr una buena nota en Selectividad, para que el mayor número de sus alumnos pudiesen hacer la carrera que habían decidido hacer.

Seguro que piensa que es muy legítimo que el profesor haga todo lo que esté en su mano para que los alumnos saquen la mejor nota en Selectividad. De ese modo el Centro, los padres y los alumnos se lo agradecerán y será considerado un buen profesor. Ese todo incluye sonsacarle a la Universidad las preguntas del examen, o "negociar" el contenido del examen de selectividad hasta convertirlo en una prueba memorística en la que no es necesario pensar en absoluto para lograr una buena nota. El buen profesor solo tiene que proporcionar unos buenos "contextos", que son unas diez líneas que se transcriben junto a cada autor; tiene que proporcionarle resueltos los "comentarios" que pueden entrar, y los "resúmenes" de las "teorías" de cada autor. De ese modo con estudiarse de memoria dieciocho folios uno tiene buena nota y no necesita dar clase.

He visto profesores de filosofía, profes y profas, desgañitarse delante de la Universidad para lograr que el examen sea más sencillo con el argumento de que si lo poníamos muy difícil en filosofía los alumnos cogerían Historia; profes y profas luchando por restarles estrés (sic) a los alumnos ante el examen, profesores dispuestos a no enseñarle a sus alumnos ni una palabra desde Aristóteles hasta Descartes porque las dos opciones de los doce autores que entraban garantizaban que estudiando solo seis el alumno podía hacer algo... 

Esta despreocupación por el aprender se da en un contexto adverso a todo conocimiento. En el ambiente de guerra sin cuartel donde dar diez minutos seguidos de clase es todo un lujo, y la capacidad de asimilar contenidos nuevos por parte de los alumnos es muy escasa, donde es imposible pensar. 

En los años anteriores al Bachillerato, cuando ven Ética o cuando "entran" en los problemas de la filosofía, solo estudian cuatro pinceladas en forma de debate. Porque la filosofía ya ha perdido su sentido de ser disciplina crítica y se ha convertido en una forma de ideologización donde el alumno aprende los argumentos a posteriori para justificar lo políticamente correcto. Y, por último, porque los profesores con tan poca motivación y apoyo por parte del Estado, si deciden seguir estudiando después de la oposición es porque de alguna manera lo pasan bien de ese modo, pero lo hacen contra corriente y sin poder aportar nada de lo aprendido a la dinámica de las clases, al menos de Bachillerato, porque todo lo que sea salirse del guión es perjudicial, en teoría, para los alumnos, que no podrán estudiar la carrera que querían por culpa del profesor de filosofía.

La filosofía no es para todos y por eso debe eliminarse del sistema educativo que está diseñado para que una gran parte de españoles vayan a hacer el vago a la Universidad. 

Debe ser sustituida  por una "Formación en el Espíritu Democrático", o "Ciudadanía Bien Entendida" donde el alumno no tenga que pensar nada de nada y solo deba aprenderse de memoria normas, usos y costumbres para vivir frente al televisor.


http://cultura.elpais.com/cultura/2013/09/27/actualidad/1380285562_264621.html

Aquí un ejemplo del efecto de la filosofía sobre el pueblo llano:



"[La filosofía] se plantea cosas que no se plantea nadie en ningún momento, porque no tenemos tiempo de plantearnos en la vida real, ¿no? porque a mi me parece más real la filosofía que andar por la calle,  me aburre la realidad, me, me, me, me resulta mediocre y triste, el estar todo el día dedicados a lo que sirve, a lo que merece la pena, los que no se dedican a ganarse el pan son los que tienen una mayor resntabilidad, recuerdo un reportaje muy interesante donde salían los de Show Park, los chavales de Show Park en el documental y tal, decian cómo en el colegio las daban de hostias y tal, los matones y tal del colegio y ahora ellos bailan sobre sus cadáveres, ¿no?, porqué: perdían se divertían, hacían el tonto, perdían el tiempo haciendo monigotes y gracias a esos monigotes han transformado el mundo"