viernes, 19 de octubre de 2012

El arte de no hacer nada


Lleva mucho tiempo sorpendiéndome, la actitud ante la vida de quienes parecen todo el tiempo ocupados y no hacen realmente nada.

Ves que uno llega a un puesto determinado y te alegras, porque el anterior no solucionó las-cosas-que-todo-el-mundo-sabe-que-están-mal. Esperas pacientemente que vayan haciéndose las cosas, que se solucionen, porque en el fondo piensas que ha habido un cambio porque no se solucionaban las-cosas-que-todo-el-mundo-sabe-que-están-mal.

Esperas que rápidamente se ponga en marcha que los primeros meses tome alguna medida urgente, mientras se hacen los planes de reestructuración. Esperas que se modifique con su trabajo la realidad,  que está a su alcance solucionar.

Pasa el tiempo y no hace nada. Ya te acostumbras a ver al nuevo en el gargo... y nada de nada. Y después de unos años ya se cambia de puesto y se va a otro superior.

Y se me ocurre que quizá, solo quizá, en vez de estar trabajando por que las-cosas-que-todo-el-mundo-sabe-que-están-mal se solucionen ha estado trabajando por ése nuevo puesto que es el que de verdad ansiaba.

De hecho nada más llegar al nuevo puesto... mira para arriba.

martes, 16 de octubre de 2012

El problema del dolor (Texto de Lewis)


Cuando era ateo, no hace muchos años, si alguien me hubiese preguntado, ¿por qué no cree en Dios?, mi respuesta habría sido más o menos la siguiente:

"Observe el universo en que vivimos. Es en su mayor parte un espacio vacío, completamente oscuro e increíblemente frío. Los cuerpos que se mueven en él son tan pocos y pequeños en comparación con el espacio mismo que, aun si supiéramos que cada uno de ellos está repleto de creaturas perfectamente felices, sería difícil creer que la vida y la felicidad fueran algo más que un mero subproducto para el poder que creó el universo. Sin embargo, tal como se ve, los científicos creen probable que muy pocos soles, quizá ninguno a excepción del nuestro, tengan planetas; y, en nuestro sistema solar, es muy poco factible que exista vida en algún planeta que no sea la Tierra.

La Tierra ya existía millones de años antes que hubiese vida en ella, y puede existir millones más, una vez que ésta desaparezca. Y, ¿cómo es la vida mientras dura? Se da de un modo tal, que todas sus formas pueden vivir solamente mediante la depredación. En las formas inferiores este proceso sólo implica muerte; pero, en las formas superiores se manifiesta una cualidad diferente, llamada conciencia, que les permite llevarlo a efecto con dolor. Las creaturas producen dolor al nacer, viven causando dolor y, en su mayoría, mueren con dolor.

En la creatura más compleja de todas, el hombre, se manifiesta, aun, otra cualidad, que llamamos razón, que le permite prever su propio dolor —que es precedido por un agudo sufrimiento intelectual—, como también prever su propia muerte, aun cuando ansíe fervientemente seguir viviendo.

La razón también permite a los hombres, mediante un centenar de maquinaciones ingeniosas, infligir muchísimo más dolor del que sin ella podrían haberse causado unos a otros y a las creaturas irracionales. El hombre ha ejercido este poder al máximo; su historia es en gran parte un archivo de crímenes, guerras, enfermedades y terror, con suficientes dosis de felicidad como para producirle, mientras dura, un angustioso temor a perderla y, una vez que se ha perdido, la terrible desgracia de recordar. De vez en cuando, el hombre mejora su condición y aparece aquello que llamamos civilización. Sin embargo, todas las civilizaciones desaparecen e, incluso mientras duran, producen suficientes sufrimientos que le son propios y que, probablemente, exceden el alivio que pueda haber traído consigo a los sufrimientos normales del hombre. Que nuestra civilización haya hecho esto, no puede discutirse; que morirá al igual que todas las anteriores, es seguramente probable. ... (El Problema del dolor, CS Lewis)



   El Árbol de la vida

lunes, 15 de octubre de 2012

Twitter: un medio hablado y escrito

Twitter es un medio que transmite información muy variada e instantánea de uno a unos pocos.

E -----> RRRR
El emisor es un perfil, los receptores son los seguidores (followers, FW), pudiendo ampliarse el radio de acción de los FW propios a los FW de FW, por medio del retweet (RT, o envío del twitt de uno a tus seguidores) o a cualquier usuario que se lo encuentre por medio del Hashtag (palabra precedidad de # que sirve, precisamente, para ser encontrado un tema).

E -----> RRRR (RR[R--->(RR---->(RRRR)RRRR)]RRRRRRRRRR), etc.

Es decir, radio de acción íntimo (los seguidores suelen rondar los 50), pero ampliable hacia lo público (hay 800.000.000 de usuarios).

La confusión está aquí: en que es de uso privado pero de acceso público, y por ello genera a veces malas vibraciones en quienes no comprenden bien los nuevos usos de las tecnologías de la información y por lo tanto las usan como si fuesen las antiguas, pensando en lo privado y lo público con las categorías de antes.

Twitter es más medio de comunicación que red social, cada vez más la gente lo usa como medio de información sobre las noticias nacionales e internacionales, a la vez que se informa de los viajes de sus amigos o de qué ver en el cine esa semana. La mezcla de lo personal con lo social es la clave de Twitter, y de su éxito. Pero además de informarse Twitter genera ya una interpretación del mundo particular, por así decirlo votada por los usuarios, que favorecen lo ingenioso, escandaloso, novedoso por encima de los criterios de calidad de la información que supuestamente tienen los medios tradicionales.
Twitter sirve para todo. Para exponer estados de ánimo ("estoy muuuy cansada!!! me voy a la cama"); opiniones políticas ("Basta ya de corrupción!!! #tomalacalle"); anuncios ("¿alguien quier alquilar un pinganillo? 50 € hora. Enviarme MD pls"); noticias falsas (el tópico "Fidel Castro ha muerto") o simplemente para resaltar lo que se ha leído o visto, o una frase que se quiere escribir "al mundo".
Por dar argumentos a los demonizadores Twitter es usado para enviar noticias falsas, para difundir rumores, para atacar a personas de la vida real, para espiar a la competencia, etc. sin que esto signifique que en sí sea un mal medio, Twitter es como es, pero como nosotros somos como somos... 
La diferencia entre escribir "al mundo" o a "mi" mundo es un tanto sutil si tenemos en cuenta que Twitter lo utilizan 800 millones de personas que envían 65 millones de Twitts por día.

Por pura lógica 65 millones de frases cortas no pueden ser importantes ni relevantes para nada. Como la vida misma: los millones de mediocres pierden su tiempo charloteando de nada o mirando(se). Nada nuevo. Y para darle un toque académico pongamos estadísticas sobre lo que se pía:
·  Cháchara sin sentido – 40%
·  Conversaciones – 38%
·  Retweets (RT) o mensajes repetidos – 9%
·  Autopromoción – 6%
·  Mensajes basura (spam) – 4%
·  Noticias – 4%
La fuente es la consultora de análisis (de pago) Pear, y por lo tanto (por el pago) ignoro las tripas del estudio y la diferencia entre "cháchara sin sentido" y "conversaciones", sumando ambas podemos decir: banalidades: 78%. Y también discrepo con ese 4% para "noticias" (como si las "noticias" no pudiesen ser cháchara sin sentido, autopormoción o mensajes basura... se ve que los de Pear no leen prensa en España).

Realmente no es para escandalizarse o para abandonarlo por completo. El metro y los autobuses de Madrid acogen a 22 de millones de pasajeros diarios. Muchos pasan por el metro en silencio, oyendo lo que dicen otros, mirándose. Otros charlotean. Cháchara sin sentido, a veces se cuentan cosas importantes, pero poas veces. Pueden oir la conversación de al lado durante un rato, leen otras cosas, etc. Muy similar. Sólo se salva que lo que se dice vuela,  no se queda como en Twitter unos días en el aire.
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Lo peligroso de Twitter es que es lenguaje hablado pero escrito. Un medio volandero y limitado a un radio de acción casi nulo que puede ampiarse de forma artificial al poder ser impreso y elevado a audiencia máxima, traspasando las barreras propias.

Es como si pudiésemos escuchar las millones de conversaciones y filtrarlas por persona, por palabra, por pensamiento... y buscar al disidente o al enemigo para atacarle, o al correligionario para hacerle homenajes.
Lo dicho: bien usado es poco práctico, de poca acción. Mal usado es una bomba. Ojo, pues con lo que se pía.

martes, 9 de octubre de 2012

El idiota

ADVRTENCIA: Sólo un idiota puede darse por aludido ante este pensamiento pero, como sé que va a ocurrir por la propia naturaleza del idiotismo, quiero hacer constar que esta caricatura está hecha de recortes de varias personas que se han cruzado en mi camino, para mi desgracia, alumnos y no alumnos, en distintas instituciones educativs de todos los niveles académicos y que "cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia".

Se trata del idiota, una nueva especie no descrita hasta ahora. Se trata, por tener una aproximación general: aquél que es rematadamente tonto pero que -nadie sabe por qué- se cree que es un Einstein poco valorado por "el mundo" (el mundo se divide en el idiota y el resto).

El idiota no es el imbécil, el resistente anticultural que le da alergia todo lo que no sea fútbol. Ése fue descrito por el profesor Sánchez Tortosa en el libro El profesor en la trinchera. Tampoco es el idiota como un cojo, que necesita ayuda de los demás, como un infeliz, que describió Fernando Savater , que en su Ética para Amador describía con su tipología (los que no saben lo que quieren, ni les importa el averiguarlo; los que todo lo quieren, tan solo por ansia de poder; los que saben lo que quieren pero no ponen suficiente empeño en conseguirlo, no luchan por ello, los que siempre quieren lo que opina la mayoría, o justamente lo contrario, siempre están en contra de lo que opina la mayoría).

El idiota es moderno casi nace con la democracia (la sucesión de dos fenómenos en el tiempo no supone una relación causal), acaba de llegar como quien dice. De hecho la palabra se usaba para designar al que tenía, como decían los académicos muy poéticamente: "ayuno de toda instrucción" y viene a ser el que no sabe más que su lengua propia e inculta, es decir, el que no tiene latines. Pero llegó a ser entendido tal y como yo lo entiendo y describo, en 1970. Curiosamente con la primera Ley que empezó la caída empicada de la educación en España (la sucesión de dos fenómenos en el tiempo no supone una relación causal).


El idiota, considerado por la RAE como "persona engreída, sin fundamento para ello" es al que yo me refiero. Evidentemente no al que le faltan lenguas, ni al que padece idiocia, sino el que muestra un engreimiento, una soberbia y una evidente dependencia del grupo que se muestra por gestos chulescos y reacciones infantiles para llamar la atención constantemente.

Piensa el idiota que siempre tiene que ser el centro , y por eso lo pasa realmente mal cuando no tiene nada que decir o por el tono o la forma de la clase no puede decir nada. Entonces empieza a maquinar de qué manera intervenir hasta que logra hacerlo con una gracia, una opinión inmediata, una pregunta o una rotunda negación.

Lo que no está claro es si nace o se hace, es decir, si está el gen de la estupidez en algún lugar oculto del genoma o si uno va haciéndose poco a poco. Hay una teoría, por constatar, que afirma que si en un momento determinado de la infancia el chaval o la chavala reciben una amonestación instanténea de la conducta no verbal ni gestual (bofetada), la tontería se desvanece y crecen fuertes y sanos de espíritu. Pero nadie sabe el momento exacto.

El alumno idiota quiere ser el centro y asume que lo que dice el profesor está al mismo nivel o un poco por abajo de lo que él sabe. Está de vuelta de todo. Todo lo sabe, nada le puede ser enseñado.


Los idiotas dan cierta pena, es verdad, pero también alegrías, como cuando oyes:  "¡Es la primera vez que oigo una cosa así!" (en una clase); "usted pueden pensar eso, que es verdad, pero déjeme que yo piense lo contrario"; "no me va a convencer con argumentos", etc. Pues en su imaginario piensa que él lo sabe todo y el profesor, pobre, no es más que un pringadete que le pagan para entretenerle.

El anecdotario de alumnos idiotas a lo lago de mis años de docencia es enorme, desde aquél que quería que le eximiese de clase porque él ya sabía de la asignatura (y en ese mismo momento un examen superficial mostró no sólo lagunas, sino océanos de desconocimiento), hasta aquél otro que después de pasarse todo el semestre en primera fila fue con diez chuletas al examen (pero se lo sabía de memoria, era sólo para demostrarse a sí mismo que podía copiar "como todos").