lunes, 15 de diciembre de 2014

El viejo



Si en la juventud no has hecho acopio,
¿cómo vas a encontrar en tu vejez?
Eclo. 25.3


Julián Marías hablaba de las edades de la vida con gran sabiduría en su Antropología Metafísica, que si bien no tenía nada de metafísica, sí tenía mucho de retrato fenomenológico de lo que es en realidad un ser humano. En este libro busca las características de etapa con gran acierto, aunque cuando llega a la vejez hablaba de ella en un tono un tanto negativo, aunque luego le reconoce valor:


"La estructura de la vida humana -dice Marías- tiene toda una vertiente en la cual, y sean cualesquiera los proyectos y las esperanzas, desembocamos inexorablemente en la necesidad de la resignación: la limitación, la enfermedad, la vejez, la ausencia, la muerte"
(Página 196 de la edición de Cervantes Virtual). 

Marías reconocía que la vejez es una etapa creadora, pero no por ser una etapa para hacer muchas cosas, como mucha gente cree, sino porque "transforma el sentido argumental de su vida" , el cuerpo no acompaña, pues en esta etapa "la naturaleza se halla ya perezosa y entorpecida", como decía Lorenzo Hervás... pero el espíritu no tiene por qué

Esto quiere decir que pocas fuerzas naturales pero muchas espirituales, con el peligro que eso entraña, porque una acción transforma, para bien o para mal, toda la vida. En la vejez podemos perder nuestra vida, estropearlo todo al final o morir como un imbécil habiendo hecho una vida aceptable a lo largo de los años. Es muy difícil ganar, pero es fácil perder, porque es una edad de crisis, de cambio, como la adolescencia.

Creo que es necesario aclarar que eso de ser viejo es estructural, va con lo que haces y vives más que con lo que piensas. Aunque te resignes a ser viejo, eres viejo, estás en esta etapa si estás jubilado y tus hijos ya se valen por si solos. Tengas la edad que tengas. También conviene aclarar que no existe eso del "espíritu joven" (por ele espíritu no pasa la edad) en una persona de cincuenta años. El que tiene eso que llaman "espíritu joven" puede ser un adulto inmaduro, o un sinvergüenza.

Las etapas de la vida, tal y como las describe Marías, no son cuestión sociológica. Se trata de metafísicacada etapa de la vida tiene su propia naturaleza, y esto lo justifica porque cada etapa de la vida tiene un mirar propio, único, distinto radicalmente al mirar de las demás. Y como el mirar propio y determinable es lo que hace al ser humano humano; dentro de la categoría general podemos hacer subcategorías entre los que miran similar. Por ello hay también una ética de cada etapa vital, es decir, una ,manera de comportarse propia de cada ciclo vital. 

La edad es pues una categoría necesaria para el ser humano, por decirlo así, todos estamos obligados a mirar de una manera universalmente compartida (aunque variable culturalmente) por los niños, los jóvenes, los maduros y los viejos. 


Pues bien, toda esta introducción es solo para decir que la vejez, como todas las edades, es una forma de ser no tiene nada de malo en sí, si se sabe llevar adecuadamente. Es verdad que termina con la muerte, sí, pero la muerte no es nada malo, al contrario, es algo necesario y deseable si se ha tenido una vida (y una vejez) adecuada. Puede ser insoportable la idea si se vive mal, pero en este caso también la vida es insufrible.

La vejez es la penúltima etapa de la vida, no la última, que es la agonía. Por lo tanto no es la etapa en la que solo tengamos que olvidarnos de todo y esperar la muerte. Es una etapa de realización personal hacia la completud de la vida argumental para alcanzar la muerte liberadora (una característica de la vida buena es que solo el interesado desea la muerte propia y los que le rodena no). 

La vejez, además, permite recapitular, recoger los frutos espirituales de la vida, disfrutar de los logros, etc. Es un estado donde si lo hemos hecho bien todo son alegrías, si no todo son angustias. 

Por último, la vejez no es etapa productiva: en lo material debe vivirse de las rentas del trabajo, y es propio de una vida buena procurárselo.

Por todo ello, como la vejez es etapa crucial para la felicidad, podemos enunciar cinco mandamientos de la vejez que convendría muy mucho que fuesen leídos por venerables ancianos:

1. No darás la lata al resto de los mortales. 
Debe saber permanecer en silencio, dejando hablar a quienes están en activo. Deben dar consejo, cuando se lo pidan, pero no imponer criterios. La vejez es una etapa para ser escuchado, NO para hacerse escuchar.

2. No empezarás guerras, ni encabezarás batallas por la defensa de nada. 
El mundo siempre cambia y el viejo debe saber que es ley de vida. Pasada la edad productiva debe retirarse, si le dejan, a descansar, escribir, viajar y pescar, sin pretender cambiar el mundo. A pesar de que su mundo sea atacado... ya NO debe luchar porque simplemente ya no es "su" mundo, sino el mundo de los herederos.

3. No mostrarás tus defectos en público, no te mostrarás demasiado.
El hombre  que escondía vicios y se cuidaba muy mucho de  esconder sus pecadillos, en la vejez no lo conseguirá. El lascivo será viejo verde, el avaricioso viejo avaro, etc. etc. No hay forma de escapar: la vejez es época para mostrarse poco o nada en público, para no tomar decisiones.

4. No pretenderás resarcirte. 
El viejo debe saber que el trabajo de toda una vida caerá sin dudarlo al pretender hacer lo que no hizo en su momento. Al que le hirieron el ego de joven y lo arrastró hasta la vejez será un ególatra que solo hablará de sí mismo; quien fue siempre maestro, pintor o escritor fracasado, en la vejez querrá tener homenajes. El que se sintió solo de joven irá dando la tabarra a todo humano a tiro. 

5. No querrás obtener lo que no tuviste de joven. 
Querrá el viejo que no vivió como Dios manda ser consejero, director, presidente, asesor, guía, maestro, mentor y obtener medallas y condecoraciones, querrá sin duda ser alabado y admirado. Pero no hará más que el ridículo. 



lunes, 1 de diciembre de 2014

El Mago




La Real Academia de la Lengua define mago de tres maneras:

Mago, ga(Del lat. magus, y este del gr. μάγος).

1. adj. Dicho de una persona: Versada en la magia o que la practica. U. t. c. s.

2. adj. Se dice de los tres reyes que fueron a adorar a Jesús recién nacido. U. t. c. s.
3. adj. En la religión zoroástrica, se dice del individuo de la clase sacerdotal. U. t. c. s.
4. m. Persona singularmente capacitada para el éxito en una actividad determinada. Es un mago de las finanzas


Tengo una duda que quiero que me resuelva alguno de mis 50.899 lectores, les cuento: 

El otro día paseando por la calle de Ópera había un mago en la primera de las acepciones del diccionario. No era ni un rey mago, ni un sacerdote hindú, ni -evidentemente- un mago de las finanzas porque estaba en la calle viviendo de la caridad/voluntad de los transeuntes, a falta de teatros. Tenía cierto acento hispano que no supe calibrar, quizá argentino. No sé. 

Resulta que el otro día me encuentro a ese mismo mago en el colegio de mis hijos y me cuenta que viene a realizar una actividad para los alumnos de quinto y sexto de primaria. He de decir que no le creí. Que pensé que se lo había inventado. Me extrañaba porque no veo qué pueden necesitar -educativamente hablando- los alumnos de sexto de primaria de un mago callejero. 

Poco después vi que a los interesados les habían pasado un recibo por cinco euros: cinco euros por alumno, por cuatrocientos alumnos da un total de 2000 euros, pongamos algún euro menos (porque al alumno que no paga se le saca de la actividad y se le deja o en el pasillo o viendo películas, cosa que a pesar de ser muy capitalista es muy poco educativa y poco caritativa, pero cada uno entiende la educación de una manera, como un negocio o como una labor a la sociedad).

Dos mil euros por una tarde... Y a mi me da que pensar: 

A. O el mago callejero cobra 2000 euros por una sesión de una hora
B. Hay un mago de las finanzas en el colegio de mis hijos. 

No quiero indagar.  Porque en ambos casos se me pone cara de tonto. Todos nos chupamos el dedo y miramos para otro lado 

[*] NB: Tras varios debates éticos en los que discutíamos, especialistas, cómo llamar a esta acción claramente inmoral, si malversación, robo, corrupción, apropiación indebida, etc. Se ha dicho que es una mera "financiación ilegal" del colegio. Parece ser ahora que el fin justifica los medios y que si el político o director de colegio roba para el partido o la institución es "financiación ilegal" pero si lo hace para sí mismo es corrupción. 

En todo caso silencio. Porque en las épocas de crisis llamar al ladrón ladrón es una grosería que en todo caso va contra quien denuncia, porque en épocas de crisis todo es tan relativo que si robar y mentir está mal o bien depende, en todo caso de quién mande. Así que silencio. No indaguemos.