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lunes, 14 de octubre de 2013

Guardia civil: vuelven los bandoleros


La Guardia Civil, la benemérita, esa que tiene "el Honor es mi divisa" en su lema, la que ponía paz en los caminos, y nos defendía de cualquier amenaza, nacional o extranjera; la que en su himno dice eso de "viva el orden y la Ley"... sale cada mañana a los caminos y carreteras a atracar de mala manera a los ciudadanos. Ahora el "todo por la patria" suena de otro modo, suena a corrupción. En todo caso no suena a militar, suena a policía a las órdenes del político corrupto de turno.

Hace tiempo que es un tentáculo más de la corrupción española. Desde tiempos de Roldán son colaboradores necesarios del programa de esquilmado de la clase media, que a base de multas equilibra los presupuestos del Estado. Ya ha dejado de servir al ciudadano, de jugarse la vida por mantener el orden, por ayudar en cualquier circunstancia. Ahora son los recaudadores. Ya no salen a cuidar las carreteras, a ayudar en los accidentes, a controlar el tráfico o los caminos, o los mares: salen a recaudar. 

¡Mírenlos!, convertidos en funcionarios de Hacienda quienes estaban destinados a morir por España. Ahora salen y paran, a uno, a dos, a tres, a cuatro, ¡a la vez! La cuestión es "pillar" algo... y entonces, ya contentos, con la presa en la boca inician los "procedimientos". A este por la ITV, al otro por el cinturón, al otro porque le falta una luz, o porque no tiene chaleco. Les he visto en la entrada a la ITV parando a los coches que entraban para saber si la habían pasado; o en una rotonda con siete parados a la vez, y esto una pareja, poniendo multas a diestro y siniestro. Cada cinco minutos 500 euros ¿hay cuerpo más rentable? 

Y no lo hacen "por nuestra seguridad", como les gusta decir. Por nuestra seguridad deberían parar a quienes nos adelantan a 200 o a los que se cruzan tres carriles en zig zag, o a los que dan serias señales de estar haciendo algo mal. Pero no. La seguridad les importa un pimiento y sí el complemento de las multas. Porque si no tienen complemento no es creíble que una pareja pare a siete, o que sus órdenes diarias sean, en toda España parar aleatoriamente a los conductores. 

Deshonran a sus muertos, a nuestros muertos. Deshonran a quienes murieron por proteger a los españoles, de los bandoleros andaluces del XVIII o de los últimos criminales de ETA, pasando por los de África, los de las revoluciones del 34 y el 36, y los que murieron en manos del maquis, etc., etc.  Porque es cierto que a veces es necesario poner multas, pero las multas no son un fin, son un medio para proteger. La Guardia civil debería deslindarse del plan de Hacienda para lograr aumentar cada año un 15% la recaudación por multas de tráfico. Es maquiavélico y en todo caso inmoral.




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